Notas con Alejandro Braile

Don Chicho chico

A Furibundo Tempo nunca le gustó viajar, pero Marcelo Fiore Quercetti insistió. “Pringles 1253, es una historia imperdible”, le escribió en una hoja de agenda que le dejó al profesor en el buffet del club San Martín.
Donde Avenida Córdoba se hace una horqueta con Estado de Israel y cierran un triángulo con Pringles está el Centro Cultural Matienzo. Quercetti lo estaba esperando al viejo profesor que llegó resoplando, había tomado el 166 y tuvo que caminar como 12 cuadras. Entraron al lugar y pidieron dos cafés y una ginebra.
- ¡Profesor! - dijo Marcelo con entusiasmo- En este lugar, cuando comenzaba el otoño de 1932, asesinaron a uno de los mafiosos más célebres del siglo XX, Don Chicho Chico. Lo hizo liquidar otro mafioso, capo en Rosario, lo apodaban Don Chicho Grande, lo curioso es que, a Francisco Marrone, que era como se llamaba realmente Chicho Chico, terminó enterrado en una quinta de Morón.
- Algo conozco del tema- apuró la ginebra y pidió otra- una noche en “El farolito”, después de una ronda chiva de codillo y varios vinos, Eduardo Teodoro Espíndola me contó la historia. “A Don Marcial Salomón había dos cosas que le gustaban mucho, hacer bandera de que tenía línea con la mafia y la otra, el escabio. Una noche en un boliche de la calle Udaondo se le escapó un secreto y contó que, en su quinta, la de los duraznos, estaba enterrado Don Chicho Chico”. Pasaron un par de años y en una tarde de insoportable calor del año ‘38, un grupo de policías y periodistas se amontonaban frente a una fosa, al pie de un duraznero. El Juez de instrucción escoltaba disimuladamente al tipo con esposas que murmuraba: ¡La "Maffia" non perdona Signori! ¡Fare adurmiscere!... (castiga con la muerte).
Furibundo Tempo miró a Marcelo con curiosidad…
- Y entonces…
- Lo que pasa es que cuando era muy pibe me contaban esta historia, y no le prestaba atención, o si, pero no me acuerdo. Me quedaron algunos retazos, algunos nombres… estoy preocupado, ya me olvidé un montón de cosas. Me gustaría reconstruir lo que pasó y para eso lo necesito a usted, es muy importante para mí.
- Veremos qué podemos hacer. - Lo dijo mientras se ponía el abrigo y se calzaba el sombrero, le había quedado en el tintero quien era la o el que contaba la historia, pero no preguntó.
Furibundo Tempo puso manos a la obra…
El hombre conocía los atajos que tiene la memoria y se encontró con algunos viejos, hizo un viaje a Rosario, leyó varios libros y miró varias veces la misma película.
El argelino, Alí Ver Amar de Sharpé, Francisco Marrone y Chicho Chico fueron las distintas maneras de nombrar a una misma persona, el tipo había caído en Rosario cuando empezaba la década infame, varios periodistas, escritores y parlanchines le adjudicaron un prontuario frondoso. Italia, dicen, fue su teatro de operaciones. Cuando la policía lo tenía en la mira el chabón se rajó, los escribas afirman que cuando llegó a Rosario traía en un bolsillo órdenes expresas de la mafia, radicada, como todos sabemos, en Sicilia. Como estas historias son incomprobables la imaginación de las plumas vernáculas dibujaron varios pasados en el viejo continente de “Chicho Chico”. La versión menos difundida fue, que era un cafiolo al que un día se le fue la mano con una piba y los hermanos se la juraron.
Furibundo Tempo navegó en la historia, se impregnó de añejos sentires, por las noches lo visitaban antiguos fantasmas que desde los misterios del pasado le contaban historias. Estuvo un tiempo en el tenebroso mundo de los muertos hasta que un día volvió y decidió contarle a Marcelo Fiore Quercetti su periplo. No lo citó en ningún lugar, ni le mandó un mensaje, ni lo llamó por teléfono. El viejo profesor despachó la carta certificada en el correo de la avenida Pedro Díaz.
Marcelo hacía varios años que no recibía una carta, cuando leyó el remitente la abrió rápido, se encontró con varias hojas de papel romaní, el texto estaba escrito a mano, con tinta azul documental y letra cursiva. El hombre fue hasta la cocina, puso la pava y preparó el mate, se acomodó en la cabecera de la mesa y comenzó a leer.
“Estimado Marcelo:

Antes que nada, le quiero agradecer, hacía mucho tiempo que la investigación histórica, a la que dediqué gran parte de mi vida, no me llevaba por esa senda donde el tiempo se derrite. La historia de Francisco Marrone, ha despertado la curiosidad de mucha gente, pasa que los condimentos que la componen son fascinantes, pero usted, eso ya lo sabe.
Hay una película argentina, “La maffia”, dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, protagonizada por Alfredo Alcón, José Slavin y Thelma Biral. La historia cinematográfica muestra porqué nuestra Rosario fue bautizada como la “Chicago argentina”, el rigor histórico está puesto ahí, las vidas de Chicho grande y Chicho chico fueron deformadas, tal vez para que el cuento mafioso tenga sentido. Este largometraje fue estrenado en Buenos Aires en marzo del ’72, no puedo dejar de mencionarle, que en ese mismo año se estrenó “El Padrino”, dirigida por Francis Ford Copola, protagonizada por Al Pacino, Marlon Brandon, Diane Keaton… Pero, todo esto, usted ya lo sabe.
Los periodistas de esa época y después los historiadores coinciden en que, el argelino, Alí Ver Amar de Sharpé, llegó a Rosario cuando empezaba la década infame, inmediatamente le mostró a Don Chicho sus credenciales y se especializó en el secuestro y la extorción. En poco tiempo reclamó su independencia gestando sus propios negocios y la comunidad lo bautizó “Don Chicho chico” teniendo que aclarar de ahí en más cuando alguien decía Don Chicho, si era el grande o el chico. Dicen que, a Francisco Marrone, el verdadero nombre de Don Chicho chico, el secuestro de un pibe de la capital, perteneciente a la crema burguesa, le salió muy mal. La muerte del muchacho provocó la reacción de las autoridades nacionales que salieron a buscar por todo el país a los asesinos. Chicho grande, para ese entonces, medio retirado ubicó al argelino y lo citó en su casa de Buenos Aires. Así se cierra la historia, con el asesinato de Chicho chico, con el entierro clandestino en una quinta de Morón. Pero, todo esto, estimado Marcelo, usted ya lo sabe.
Don Chicho grande tenía una hija, Ágata Galiffi, conoció a
“El argelino” cuando tenía 23 años. Dicen que ese fue el comienzo de un romance sin destino. Encuentros clandestinos, disimulos descuidados, caricias y besos al paso, generaron una relación que los llevó al umbral del amor. Cuando a Francisco Marrone lo buscaba toda la policía federal la última persona que lo vio fue Ágata. Los ojos verdes más hermosos que se hayan visto quedaron rojos de tanto llorar, él le dijo que se tenía que ir, que no sabía si la volvería a ver y que sin dudas ella era el amor de su vida. Juan Galiffi por algo había llegado a ser Chicho Grande y cuando conoció la causa de la pena de su hija reaccionó y lo hizo como lo hace la mafia, lo sentenció a muerte a “El argelino”, a “Francisco Marrone”, a “Chicho chico” y también a “Alí Ver Amar de Sharpé”. La ejecución fue materializada cuando lo cito en su casa de la calle Pringles 1253, cuando el otoño de 1932 asomaba. Pero, todo esto, estimado Marcelo, usted ya lo sabe.
Parece que la ejecución en la casa de Don chicho nunca ocurrió, Marrone fue golpeado, torturado, pero no lo mataron. Fue trasladado al oeste del gran Buenos Aires y el verdugo (Juan Rubino) no cumplió su función, pasaba que el hombre debía un gran favor. El entierro en la quinta de Don Marcial Salomón fue una puesta de escena, el muerto era un vagabundo. Es cierto, ese día, “Chicho el chico” murió para siempre. Algunos retazos de esta verdad aparecen en la película de Leopoldo Torre Nilsson. La verdadera historia comenzó 15 años después en Castelar. El 10 de marzo de 1957 el piloto César Raúl Piñón, del Grupo de Caza Interceptora, a poco de haber despegado de la Base Aérea de Morón, piloteando un Gloster Meteor, perdió altura y chocó en la esquina de Av. Libertador y Maison contra dos casas, ocurrió a las 11,30 horas de la mañana. Destruyó el primer piso de una de las viviendas, donde quedaron el fuselaje y un ala. El resto de la nave, en llamas y a gran velocidad, continuó tres cuadras más por la calle Maison, pasando por el costado de la plaza, y por la puerta de la Escuela Nº17, incendiando y destruyendo en este recorrido otras casas. Los restos se quedaron quietos y ardientes en la esquina de Maison y Dardo Rocha. El recorrido mortal había dejado 20 muertos y medio centenar de heridos. Un hombre muy mal herido quedó sentado en el suelo, contra la pared de una casa que había quedado sin techo. Eduardo Teodoro Espíndola vio el desastre de lejos, corrió y se acercó al tipo que respiraba con gran dificultad, el hombre en un susurro le pidió que le avise a la familia y le dictó una dirección. La mano hecha un puño estrujaba una vieja carta, cuando estiró el brazo para dársela a Espíndola se le escapó el último suspiro. Llegó a la dirección que le había dado un par de horas después, la mujer de unos cuarenta años lo atendió con desconfianza, cuando le entregó la carta y la anotició de lo ocurrido, ella lloró en silencio.
Tenían dos hijos, vivían en Villa Tesei y los dos trabajaban en Italar, la carta que estaba escrita en italiano se la llevó Espíndola para traducirla.
No es necesario contar el final, solo me queda agregar que Juan Galiffi fue deportado en el año ’35, le habían aplicado la ley de residencia, murió en Milán en un bombardeo aéreo inglés, contra el régimen de Benito Mussolini, del que Don Chicho decía ser amigo. Ágata Galiffi, el gran amor de los dos Chicho, murió en San Juan, el 6 de julio de 1985.
Dicen que son varios los nietos de “El argelino” que viven en el oeste del gran Buenos Aires, la carta, que nunca fue devuelta por Espíndola, la saben leer algunos italianos en reuniones clandestinas.
Amigazo, agradezco enormemente este viaje que con su curiosidad hizo posible. No puedo dejar de mencionar que en todo este periplo me ha surgido una profunda sospecha. Pero todo esto, estimado Don Marcelo Fiore Quercetti, usted ya lo sabe.
Enorme abrazo de un amigo.

Furibundo Tempo    

Ucronía de Ramón Carrillo

Antes de comenzar. ¿Sabés que es ucronía?
La ucronía (del griego, ουχρόνος) o historia alternativa (del inglés, alternate history) es un género literario que se caracteriza porque la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento histórico sucedió de forma diferente a como ocurrió en realidad (por ejemplo, los vencidos de determinada guerra serían los vencedores, o tal o cual rey continuó reinando durante mucho tiempo porque no murió fruto de las heridas recibidas). La ucronía especula sobre realidades alternativas ficticias, en las cuales los hechos se han desarrollado de diferente forma de como los conocemos. Esa línea histórica se desarrolla a partir de un evento histórico extensamente conocido, significativo o relevante, en el ámbito universal o regional. Ese momento o acontecimiento común que separa a la realidad histórica conocida de la realidad ucrónica se llama punto Jonbar o punto de divergencia.

Carrillo quiso un sistema nacional de salud único, y en las décadas posteriores a su paso por la sanidad argentina, no se dejó de desarrollar empresas con fines de lucro en el sector de salud. Por eso hoy esa cobertura presenta un sistema triple, con prestaciones ofrecidas por el Estado, gremios y empresas, en cuya interacción reciproca a menudo es el sistema estatal, público y gratuito, el que se resiente.
Carrillo fue un científico genial, un sanitarista descollante, el prócer de guardapolvo blanco al que le debemos un eterno agradecimiento, sin embargo, el legado más importante de este hombre fueron las ideas, principios y fundamentos que impulsaron y sostuvieron ese accionar. Este médico, sanitarista, funcionario y político nos recordaba en cualquier ocasión que: “Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al enfermo como una unidad biológica, psicológica y social, seremos simples zapateros remendones de la personalidad humana. Debemos pensar que el enfermo es un hombre que es también un padre de familia, un individuo que trabaja y que sufre; y que todas esas circunstancias influyen, a veces mucho más que una determinada cantidad de glucosa en la sangre. Así humanizaremos a la medicina.”
El médico, el doctor del pueblo agregaba: “En una sociedad no deben ni pueden existir clases sociales definidas por índices económicos. El hombre no es un ser económico. Lo económico hace en él a su necesidad, no a su dignidad. Todos los hombres tienen igual derecho a la vida y a la salud. De nada sirven las conquistas de la técnica médica si ésta no puede llegar al pueblo por los medios adecuados. La medicina moderna tiende a ocuparse de la salud y de los sanos y el objetivo principal es ya no curar al enfermo sino evitar estar enfermo. La medicina no solo debe curar enfermos sino enseñar al pueblo a vivir, a vivir en salud y tratar que la vida se prolongue y sea digna de ser vivida. A los fines de la salud pública, es más importante proporcionarle a la madre los medios para que, una vez que tenga al hijo, pueda defenderse de las contingencias posibles, o bien otorgar al padre los medios materiales para atender al nuevo hijo.”
Solo a modo de resumen, el Dr. Carrillo entre 1946 y 1954 le dejo a nuestro país 141 nuevos hospitales, 60 institutos de especialización, 50 centros Maternos-Infantiles, 16 escuelas técnicas, 23 laboratorios e instituciones de diagnóstico, 9 hogares-escuela, Centros Sanitarios y Centros de Salud en todas las provincias; “campañas integrales” contra las endemias, logrando la eliminación del paludismo, sífilis, tifus y tuberculosis entre otras. A esta cuantificación, desprolija e incompleta hay que agregarle lo que no se puede mensurar, eso que todavía el mundo moderno no puede comprender. La sinergia ha sido y es un instrumento del marketing, apropiado para estimular el trabajo en equipo, un globo de ensayo que le sirvió al neoliberalismo para descalificar el trabajo cooperativo, ese que se sincroniza con la voluntad popular. El egoísta cree en la suma de individualidades. Una de las grandes virtudes de Carrillo fue la de poner en marcha un enorme mecanismo que con el funcionamiento fue perfeccionando su prestación, todo fue producto de una voluntad política y un pueblo, que pudo entender que nadie se salva solo.
Los peronistas muchas veces nos perdemos en la niebla de la nostalgia, otras veces hacemos un ejercicio reflexivo y nos adentramos en el mundo de la ucronía. Es difícil pensar una Argentina sin el golpe del 55, sin la proscripción del peronismo, sin los desaparecidos, con la industria desarrollada. En ese mundo alternativo, ¿cómo sería hoy el sistema de salud?
El 26 de diciembre de 2018 comenzó a construirse lo que hoy es una referencia histórica de la salud en el país. Dos años y cuatro meses después se ponía en marcha el “Hospital Central Ramón Carrillo” en San Luís, los casi 9.000 millones de pesos es la mayor inversión que se hizo en la provincia para construir un coloso que no tiene precedentes en la República Argentina. Con 50.000 metros cuadrados cubiertos, el ❞𝐑𝐚𝐦𝐨́𝐧 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨❞ es un “hospital digital”. Recientemente, cumpliendo con los más altos estándares, el nosocomio puso en actividad un sistema de inteligencia artificial para optimizar las tareas en diferentes áreas.
Este modelo de herramienta permite optimizar la digitalización de cada uno de los sectores para obtener determinaciones que ayuden a un mejor desempeño. En el mismo predio, 40 departamentos repartidos en cuatro edificios, albergan a residentes y médicos del interior de la provincia y del país, que desarrollan su labor en el nosocomio. El hospital posee además la ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐟𝐚𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐫𝐨𝐛𝐨𝐭𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐥𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐟𝐚𝐫𝐦𝐚𝐜𝐞́𝐮𝐭𝐢𝐜𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐢𝐨́𝐧.
Se formaron más de 500 profesionales y se practicaron más de 125.000 atenciones ambulatorias, en las 35 especialidades que posee “el Carrillo”. 400 camas de las cuales 27 son de terapia intensiva, cada una con espacio exclusivo, dos de ellas están acondicionadas para el gran quemado y otras dos con aislamiento. 16 quirófanos…
Estos son algunos de los objetivos que se fueron cumpliendo, sólo el puntapié de la proyección jerárquica que prevé el centro asistencial de cara al futuro con el fin de centrarse en la innovación de excelencia en ingeniería sanitaria.
Tal es así, que, durante el mes de septiembre, el ❞𝐑𝐚𝐦𝐨́𝐧 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨❞ fue premiado en Toronto, Canadá, en el 𝐂𝐨𝐧𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐈𝐧𝐠𝐞𝐧𝐢𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐂𝐥𝐢́𝐧𝐢𝐜𝐚 tras ser la única institución médica de Latinoamérica que cumplió con una infraestructura de “excelencia en ingeniería sanitaria”.
Todos los días 1400 integrantes de distintas áreas y 380 médicos le dan vida al hospital que sentimos que es de todos, todavía está en desarrollo, el pico de mayor rendimiento será en algunos años, cuando la tecnología y los recursos humanos logren caminar juntos.
Lo dicho es solo una pequeña reseña de lo que realmente es este hospital escuela, lo más impresionante no es lo que tratamos de describir. El secreto de este coloso es para quien está hecho. Más de la mitad de las personas que fueron atendidas no tenían obra social o pertenecen al PROFE, a ninguno de ellos se le cobró un solo peso. Cerca del 20% de los atendidos pertenecen a PAMI, el 30% restante son prestaciones a obras sociales que tienen convenio con el Hospital Central Ramón Carrillo”. Solo unos pocos no pueden atenderse en el hospital, son los que tienen obra social que no tiene convenio, situación que solo depende de la obra social.
Es muy alentador encontrar en el Hall central a personas que tienen realidades totalmente diferentes, sin embargo, todas son tratadas igual, a todos se los cuidan de la misma manera.
Este cronista conoció este lugar por dolorosas razones y mientras esperaba noticias, que finalmente fueron tristísimas, un hombre mayor custodiado por su nieto se pegaba a un vidrio y no podía dejar de mirar el cerro teñido de verde, lo habían operado de cataratas y pensaba que jamás volvería a ver.
Hay una estatua en tamaño natural del Dr. Ramón Carrillo que custodia todo lo que pasa en el hospital, y uno no puede dejar de pensar que a pesar de todo lo que hicieron, algunas cosas pasan igual.  

“El secreto de la vida, sin lugar a dudas es la memoria”.

Furibundo Tempo inicia sus charlas en las sociedades de fomento y Centros de Jubilados con esta frase. El viejo profesor se refiere a la memoria como al baúl de cosas que tenemos guardadas, como ese mecanismo que está destinado a recuperar recuerdos. Es de vital importancia encontrar la practicidad de la memoria en nuestras vidas. Parece que nuestro ciclo biológico tiene un montón de relojes que despiertan funciones impresas en un mapa genético que viene desde una memoria ancestral.
“Cuando uno se interesa e investiga de que se trata todo esto de la memoria, se encuentra con un complejo entramado que supera ampliamente al uso que le estábamos dando hasta ahora. Resulta que los que nacimos hace rato, fanfarroneábamos recitando en orden las calles del barrio, teníamos memorizado por lo menos cien teléfonos, aun aquellos a los que le pusieron el cuatro adelante y agregábamos casi sobrando a que barrio o pueblo pertenecían las características. La familia numerosa no era un obstáculo para conocer los nombres completos y los días de los cumpleaños de todos los primos. Vecinos, almaceneros, milongueros, novios y novias fugaces surgían con natural urgencia, con nombre y apellido en cualquier conversación. Las formaciones completas de los equipos de primera división se recitaban sin errores, compadreando, con agregados de campeonatos obtenidos y delanteras implacables. Tiempos en donde sabíamos cuántos besos de amor habíamos dado. Esos tiempos, en que teníamos claro cuantas promesas habíamos cumplido y cuantas todavía debíamos.”
Lo cierto es, que esas habilidades a las que tanta importancia le adjudica Don Furibundo han caducado, algunas quedaron encerradas en un Smart fon, otras ya no tienen sentido, no tenemos vecinos, ni almaceneros, ni milongueros que podamos recordar. Los novios o novias de otros tiempos los olvidamos rápido, pasa que te bloquean.
Hemos romantizado la memoria y más de una vez confundimos la nostalgia que nos produce haber perdido nuestra juventud con vivencias de dudosa veracidad que rescatamos del pasado en las noches de navidad. Todos jugamos a la pelota, a las escondidas en las noches de verano y soñamos con la más linda. Bailamos, cantamos y lloramos con la negra Sosa, brindamos por un año nuevo y nos casamos para siempre. Regalamos la luna, una rosa y nos tatuamos en el alma unos ojos tristes. Todos los días recordamos una esquina, solo para no olvidarla, pasa que aquella esquina con la ochava y la ventana no existe más. La chomba Penguin, el Levis 505 y las Adidas vóley. La bicicleta, la vuelta manzana, el corzo, el baile en el club. Las herramientas del viejo, las masetas del patio, las fotos de la abuela.
Parece que han puesto en marcha una gran conspiración, los medios de comunicación le pagan a unos tipos y tipas para desprestigiar todos los recuerdos que tan prolijamente hemos enumerado. Esta gente que ha estudiado poco pero sabe mucho de televisión, todos los días se encargan de afirmar con un tono contundente, que ya no vale la pena andar recordando esas cosas, ¿para qué? Preguntan… y uno que no está preparado para contestar, se sienta en el viejo sillón y se pone a mirar el gran hermano.
Hace muchos años Furibundo Tempo advertía que esto iba a ocurrir:
“Primero atacarán la nostalgia, los escribanos certificarán que es una peligrosa enfermedad. Borrarán todos los símbolos, calles, clubes, casas donde fuimos felices. Las fotos dejaran de exhibirse en portarretratos, solo estará permitido ver imágenes fugases en brillantes pantallas. Así como un día se prohibió decir Perón, se penará con cárcel a aquel que proponga recordar. No habrá lugares donde compartir un momento con nuestros muertos. Nadie invitará a tomar un café, solo para conversar. Desaparecerán la ternura y los ramos de rosas. Los promotores del olvido gobernarán a un pueblo triste, sin memoria y sin futuro”

Studio 54
Julio Alberto Castro bailaba tangos, en el Club Tesei.

Studio 54
Julio Alberto Castro bailaba tangos, en el Club Tesei, los sábados… lo hacía con compañeras ocasionales hasta el año ’73 que fue cuando conoció a Ofelia, un junco con forma de mujer. Por dos años bailaron casi todos los días, disfrutaban tanto bailar que no se dieron cuenta cuando se habían enamorado. Quedaban solos en la pista, el espectáculo, eran ellos, que ni se enteraban de la enorme admiración que despertaban en las pibas y los pibes que no se perdían las miradas, los sutiles roces de las piernas, las manos enlazadas, los besos furtivos en medio de un compás.
Carlos Monzón defendería por 11ra vez el título mundial de los medianos ante Tony Licata, en el legendario Madison Square Garden de Nueva York. Tres meses antes de aquel 30 de junio de 1975, todavía no se sabe cómo, eligieron a Julio y a Ofelia para acompañar la comitiva del campeón que incluía cuatro músicos, la intención era que en la recepción del hotel sonaran algunos tangos y se bailara, para mostrar, de alguna manera, al mundo, nuestra música y danza más representativa. La noticia corrió rápido en el barrio, un par de muchachos que trabajaban en la C.I.D.E.C., una curtiembre que está en la Avenida Vergara y La Trinidad, le trajeron un par de cueros, esos que se exportan. Parte del material quedó en manos de Méndez, un histórico zapatero de Tesei, lo demás, Julio se lo llevó a Oscar López, un sastre que trabajaba en Morón, en un local de una galería, la idea era que le confeccionara un saco con solapas de muescas, las que se reconocen por su corte en “V”.
“El tango es una danza que requiere gran precisión en sus pasos, pero además es apasionada y enérgica, para no perder la elegancia el bailarín apela a una enorme seguridad que surge de sus pies. Los zapatos de tango se caracterizan por su confección manual, son una artesanía de alto vuelo. Además de su particular estética, los materiales nobles que se utilizan, el cuero y la suela, le dan atributos tales como ajuste, flexibilidad y respiración, que se traduce en un desplazamiento seguro del bailarín”. Méndez sabía que Julio conocía todo eso, pero a él le gustaba decirlo mientras le mostraba los zapatos negros que brillaban con la luz prestada de un velador.
Al saco se lo trajeron ensobrado en papel madera, era una maravilla, el cuero negro mate le daba un toque de enorme calidad, forrado en raso rojo. Un pespunte hecho a mano recorría a toda la prenda, lo habían realizado con un hilo gris claro, un par de años después Julio conoció el secreto que guardaba el discreto hilo gris.
Fueron tres presentaciones, en una de ellas un productor de Broadway les ofreció trabajo y se quedaron en Nueva York. Pasaron casi dos años y Julio quedó solo, enseñando tango en el sótano de un teatro. Ofelia se fue con el productor a Las Vegas. En mayo vale la pena caminar en la ciudad que es la capital del mundo, por eso Julio, pasaba cuando salía del teatro, por el Madison, en la 34 y 8, solo para saber si algún argentino estaría en ese escenario. Esa noche estaba empilchado con su ropa de trabajo, el pantalón de vestir gris, camisa negra, el pañuelo de cuello; Blanco, con nudo de malevo. El saco de cuero negro con costuras gris perlado y los zapatos profesionales para bailar tango. Al sombrero, un funche negro con cinta gris, lo llevaba en la mano. Caminó como veinte cuadras por la ocho, para el lado del Central Park. Cuando llegó a la 54 una multitud se empujaba en la vereda e invadía por mucho la calle. Julio se acomodó contra la pared, justo frente a la marquesina, en el medio la calle y esa multitud frenética, con muchos a punto de colapsar…
STUDIO 54 fue una discoteca bailable que abrió sus puertas el 26 de abril de 1977. Steve Rubell venía de Queens, fue la RR PP del modisto Valentino, Carmen D’Alesio, la que lo alentó a construir el mito nocturno más grande que tuvo Manhattan. Fue ella la que cursó más de cinco mil invitaciones, todas dirigidas a lo más selecto del mundo artístico y empresarial. La Primer noche, Sinatra, Woody Allen, Cher, entre muchísimos más, no pudieron entrar al local.
Ninguno de los que entraba necesitaba mostrar nada, el pasaporte era su cara, su fama, su dinero… Los plebeyos se apiñaban en la puerta, donde, rogaban para entrar. Steve Rubell salía todas las noches y elegía con su dedo índice a los afortunados que acompañarían a los que estaban adentro. El criterio de elección tenía que ver con la belleza, el vestuario… El lugar hizo de la admisión una herramienta de marketing, miles de personas pugnaban por ser marcadas por el dedo mágico. Esa noche el ojo entrenado de Steve Rubell no encontraba nada interesante, le trajeron una escalera pequeña y desde una altura prudencial recorrió nuevamente la multitud. La cortina de la entrada se corrió y dejó escapar un rayo de luz negra que cruzó la calzada y se depositó en una figura que se recortaba en la acera de enfrente, el hombre justo prendía un cigarrillo, la silueta emulaba un guapo del 900 y como si fuera poco la costura del saco mostraba su fluorescencia. Steve se había hecho visera con la mano y lo vio, “ese” dijo y se bajó de la escalera. Julio no entendía nada cuando los dos tipos grandotes lo agarraron de los brazos y lo llevaron adentro del boliche, la sorpresa no lo dejó ni resistirse. Un joven con un taparrabo y en español, con acento centroamericano le preguntó que hacía ahí, le explicó que él estaba afuera y…
Calvin Klein lo había visto desde lejos, una chaqueta que flotaba en la oscuridad con el detalle de un pañuelo a lo Gardel y le pidió a Rubell que se lo presente. Llegaron juntos con una copa en la mano, Julio los observó con desconfianza. “Baila tangos” le dijo el muchacho del taparrabo en inglés, Klein rozó con la punta de los dedos el cuero del saco…
- Esta chaqueta será más famosa que la que Levis le hizo a Albert Einstein.
Liza Minelli cantaba en público por primera vez “Nueva York, Nueva York”, que pertenecía a la banda musical de la película homónima donde había actuado junto a Robert de Niro con la dirección de Martín Scorsese y que acababan de filmar. Cuando llegaron los aplausos Steve Rubell se acercó a Liza y le dijo algo al oído. La mujer con el andar más conocido del planeta cruzó todo el salón y lo tomó de la mano a Julio, llevándolo al centro de la pista. Cuando empezó a sonar “Por una cabeza” levantó la vista y se encontró con los ojos del Cabaret más famoso del mundo.
Tuvo que bailar seis tangos más, los últimos dos con hombres, la medialuna con perfil de humano que aspiraba cocaína de una cuchara lo observaba desde una pared. El templo del alcohol, las drogas y el sexo contrató a Julio Alberto Castro al que llamaron JAC. Llego a tener uno de los vestuarios más famosos, chaquetas rosas, pantalones de cuero, zapatos importados directamente de Argentina, camisas que venían con descollantes nombres de la moda grabados en sus cajas. Había, en Studio 54, un rincón en el sótano, donde JAC enseñaba a bailar tango.
Una Jueza septuagenaria que se volvió loca y prácticamente vivía en Studio 54, Liz Taylor y su famoso cumpleaños, Bianca y Mick Jagger, Dalí, Pacino, Capote, Alí… son solo algunos de los ilustres concurrentes al lugar que desafió abiertamente los límites de la libertar. Dicen que en esos tiempos Nueva York estaba en el apogeo de su decadencia. El personal del establecimiento tenía prohibido hablar de lo que pasaba ahí dentro, conocedores de secretos verdaderos, una noche de febrero de 1980, esos protagonistas secundarios se fueron con el último sueldo. Quien les iba a creer que fueron junto a lo más selecto del mundo artístico, empresarial, político… los que abrieron las puertas de los ’80 con los excesos más deslumbrantes de todos los tiempos. La última copa la invito el protagonista de “Rambo”.
JAC se quedó unos años más en Nueva York y volvió a Argentina cuando la democracia asomaba. Compró una casita en Villa Tesei y trato de comunicarse muchas veces con Ofelia que había quedado viuda del productor, nunca contesto el teléfono, ni los mensajes, ni las cartas…
Julio, junto con una pequeña fortuna, trajo en su sangre la verdadera razón por la que cerró aquella sucursal del infierno. Murió solo, una tarde de los noventa en el Hospital Posadas, nadie lo quería tocar. No tenía a nadie, nada sabían de él. Algunos vecinos entraron a la casa e hicieron con la ropa de cama una fogata, iban revisando y lo que no les servía lo tiraban al fuego. Encontraron unos billetes que se repartieron con prolijidad, “quema los zapatos esos que están viejos, los sacos, las camisas también, todo eso no sirve para nada”, dijo un tipo mientras contaba unos dólares. 

Lo peor en mi barrio, es aspirar… a ser alguien.

La apertura económica que implantó la dictadura del 76 trajo en su vientre la muerte y la exhibición obscena de la desigualdad. Los ochenta se empezaban a asomar y en la Avenida Roca de Hurlingham los zumbidos de las flamantes motos japonesas acaparaban la atención de todas las pibas. HONDA, ZUZUKI, KAWASAKI… pasaron a ser referencias habituales para cualquier joven, la mención a las cilindradas despertaba exclamaciones diversas. Esta parte de la zona oeste del gran Buenos Aires tiene particularidades difíciles de empardar, la noche convocaba en el mismo lugar a las muchachadas de Williams Morris, Villa Tesei y el barrio de los ingleses. No está claro todavía, las versiones vienen de tipos que nunca fueron protagonistas, los verdaderos, los que escribieron estas crónicas invisibles están casi todos muertos. Lo cierto fue que de un día para otro los pibes de los arrabales empezaron a calzarse Levis 505, camisas Polaris, zapatillas PONY, chombas Penguin… y andaban en motos, motos poderosas. El coraje para conseguir todo eso lo vendían por gramo, envuelto en papel glasé metalizado.
Todo empezó un sábado, en la puerta de YUCATAN, un bowling que todavía existe y fue centro de la noche hurlinghense por mucho tiempo. Un flaco estaba con una morocha preciosa del barrio Luna, sentados en el pilar de la casa que estaba al lado del boliche, él aseguraba que eran novios. La KAWASAKI 750 frenó con ruido a nuevo, el tipo ni se sacó el casco y le hizo una seña a la morocha, ella, soltó la mano del muchacho y de un salto se subió a la moto. Dicen que hay canciones que te dejan sin respiración y si por un momento existe la posibilidad de pensar que esa canción es para vos, te enamoras perdidamente como con una adicción incurable. Con el viento que te pega en la cara, cuando alguien viaja en una moto, también, dicen, pasa lo mismo. El pibe que se había quedado solo en aquella vereda jamás pudo superar aquel abandono público.
Miles de motos se patentaban en Morón, la mayoría robadas, se las sometía a un cambio de números de motores y se le falsificaba los papeles, los escribanos hacían una fortuna legalizando esas operaciones, la cocaína era la moneda con la que se realizaban las operaciones. Así aparecieron miles de adictos, adictos a las motos, adictos a los Levis, a las Pony, a las pibas que querían beber el viento de las motos. La desigualdad, los sábados a la noche en Hurlingham, empezó a ser menos desigual, en muchos casos a punta de pistola.
En poco tiempo hubo un ejército de motociclistas dispuestos a todo, la gente que los vio nacer los desconocía. Es famoso el caso del barrio que quedó prácticamente desierto después de una redada, la policía buscaba cocaína y se encontró con más de 50 ciclomotores que tenían como destino alquilarlos en Pinamar. La cocaína caló hondo, jugadores de futbol dejaron su profesión para traficar, inocentes parejas cabezas de familia, abordaban aviones con destinos europeos transpirando a mares por un par de kilos. Ancianas que jamás entendieron de que se trataba, repartían paquetes con changos de feria. Vertiginosos progresos de algunos vecinos mostraban autos nuevos y de vez en cuando aparecían camiones, preparados como para ir a la luna. El barrio se llenó de gritos desesperados, motores acelerados, frenadas bruscas y algunas noches, sirenas lejanas.
Fue el empresario corso Ángelo Mariani, fabricante del “Vin Mariani” quien lo puso a la venta por primera vez en Burdeos en 1863. La bebida era una especie de vino mezclado con una infusión de hoja de coca, se popularizó en toda Europa, Ángelo tenía, además, habilidades publicitarias y en un abrir y cerrar de ojos el Vin Mariani se empezó a vender en Estados Unidos.
A finales de los ’70, el Dr. John Pemberton leyó por primera vez que pueblos milenarios de Perú y Bolivia masticaban una sustancia milagrosa que actuaba como: digestivo, estimulante, afrodisiaco, prolongador de vida… Pemberton era un boticario conocido en el país del norte y en 1884 creó su French Wine Coca entablando una frontal competencia con la bebida europea.
Pemberton tenía un interés personal por su invención, era adicto a la morfina, producto de una herida recibida cuando estaba alistado en el ejército. Estaba convencido de que su bebida podía morigerar los efectos adictivos de la morfina. En materia publicitaria John no se quedaba atrás: “la planta de coca no solo preserva la salud de aquellos que la consumen, sino que además prolonga la vida y permite desarrollar un gran esfuerzo físico y mental a sus consumidores”
La publicidad de la época tergiversaba la realidad como la actual, “French Win Cola es una cura radical para los desórdenes nerviosos, problemas digestivos y la impotencia”
Cuando al Dr. Pemberton le empezaba a ir bien, en el distrito de Atlanta, que era donde estaba radicado, se aprobó la ley seca. Eso fue el 1 de julio de 1886 y estuvo obligado a experimentar una nueva bebida sin alcohol, utilizando la base de las hojas de coca y nueces de cola utilizadas en su French Win Cola. El 28 de junio de 1887 John Pemberton recibía la patente de la marca y fórmula original de la Coca Cola. El hombre moría un año después a la edad de 57 años.
Coca Cola tuvo como proveedor de hojas de coca a Perú, por ese entonces el mayor productor. El mundo daba muestras de un enorme interés por la cocaína que el laboratorio alemán Merk comercializaba garantizado un fino refinamiento. El mismo Freud Sigmund experimentó con la sustancia, recomendó su uso y lo prescribió.
Coca Cola es el símbolo del capitalismo que sin ningún pudor exhibe en su nombre el epitome del mal, no es su efecto ni el peligro a la adicción ni sus componentes lo que nos debe preocupar. Coca Cola es un tatuaje que nos han hecho en la memoria. Fue un experimento en el que se basó el capitalismo, después vino Ford, Levis, Mac Donald, Apple, Motorola, Estándar Oil… esas son las verdaderas drogas.
Está a la vista que la cocaína es solo un vehículo para llegar a las verdaderas adicciones.

Posdata: Este trabajo está dedicado a todos los pibes de mi barrio que murieron presos o en enfrentamientos con la policía. A los que largaron y al poco tiempo los consumió el SIDA, a los que quedaron rengos de por vida por andar en motos que no sabían manejar. A las novias, que perdieron a sus novios antes de conocerlos.  

Mobirise

La peste y Daniel Defoe, la muerte y Furibundo Tempo.

“...la infección se conservó en seres aparentemente sanos y fue transmitida a otros con los que los primeros mantuvieron relaciones, sin que ni uno ni otros lo advirtieran.
Grande fue el enloquecimiento que causó esta revelación. Y la gente, cuando se convenció de que la infección se propagaba de tan sorprendente manera por personas que parecían sanas, comenzó a volverse miedosa y a asustarse de todos cuantos se le acercaran. Un día, en una ceremonia pública –ya no recuerdo si era o no domingo- en la iglesia de Aldgate, el coro se hallaba colmado de fieles y una asistente creyó de pronto sentir el olor de la enfermedad. De inmediato se figuró que la peste estaba en su banco; le susurró su idea o su sospecha a su vecina, se levantó y se fue. La sugestión se posesionó de la segunda persona, y en seguida de la tercera, y muy luego de todo el mundo. Y todos se levantaron y salieron del templo. Los bancos iban quedando vacíos. Nadie sabía que había ocurrido ni por qué...”

“Diario del año de la peste”, la obra de Daniel Defoe publicada en 1722 tiene una aroma inconfundible que uno asocia a Don Gabriel García Márquez, sin buscar demasiado, enseguida asoma un guión escrito por Gabo para adaptar la obra a una película de ciencia ficción. Si no fuera por el detalle temporal es difícil pensar que Daniel desconocía el cuento de Don Gabriel “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” cuando escribió el párrafo que encabeza esta nota.
El diario parece que lo escribió el tío de Daniel, Henry Foe, pasaba que en 1664 él todavía era un pibe y unos cuantos años después noveló el horror de la peste. Este artesano de los detalles también escribió Robison Crusoe y después de 298 años apelamos a su mirada para explicar lo que nos pasa hoy. Es patético confirmar que siempre fuimos los mismos miserables. Foe o Defoe, que era como le gustaba llamarse, se encargó de describir prolijamente todas las calamidades de la peste, hacer alguna referencia a estos aspectos de la epidemia es redundante, con el riesgo de caer en una ridícula caricatura de lo hecho por el maestro.
Furibundo Tempo en su libro “Recuerdos mal estibados” nos invita a viajar en una extraña máquina del tiempo y nos lleva a Londres: “El año 1665 fue para Inglaterra un antes y un después, sus habitantes sufrieron uno de los desastres humanitarios más grande de su historia, sus enemigos lo adjudicaron a un “castigo divino”. La “gran peste” había llegado y arraso con la quinta parte de la población. El 2 y 3 de septiembre de 1666, nueve meses después que la peste había aflojado, otro desastre, el gran incendio de Londres.”
La particularidad del historiador barrial es que no solo cuenta los hechos de aquellas jornadas de terror derivadas de semejante desastre. El hombre relata una historia tangencial, impropia para un historiador, dado, que salvo algunos testimonios de dudosa procedencia, no hay ninguna prueba que acredite su punto de vista:
“Si quieren saber cómo moría la gente en Londres, consecuencia de la gran epidemia de peste en 1664/5, lean a Daniel Defoe, pero la verdadera historia, la trascendente, la que vale la pena, la que delata nuestras miserias es la historia de cómo trataron a sus muertos”, decía el viejo profesor sobre la peste de Londres.
“El miedo al contagio llevó a los asustados pobladores a encerrarse en sus viviendas por tiempo indeterminado, la cúpula monárquica con el Rey de Inglaterra e Irlanda a la cabeza y los que tenían casas de campo se rajaron de la gran capital. Miles de almas vagaban por las desiertas calles, nadie podía verlos ni tocarlos, pero estaban ahí. Buscaban a su gente y cuando encontraban a alguien conocido le hablaban, se dejaban ver, se metían en sus sueños reclamando memoria. Sin embargo nadie daba cuentas de los fantasmas de Londres, los vivos estaban tan ocupados en sobrevivir, que nadie pensaba en los muertos. Fueron ellos los que le dijeron entre sueños a unos doctores como se transportaba la enfermedad”
Este asombroso episodio Daniel Defoe lo cuenta como un detalle, sin embargo deja un mensaje para la posteridad:
“...los que se quedaron o debieron quedarse en la ciudad tienen la obligación de permanecer en donde están y no andar de un sitio a otro para volver, al cabo, al punto de partida, porque lo que esa gente transporta en su ropa es la peste, el azote, la calamidad.
De ahí que se nos ordenara matar perros y gatos y cuanto animal doméstico pudiera andar de casa en casa, de calle en calle, llevando en su piel o en su pelambre los efluvios de la enfermedad. Apenas comenzó la epidemia, el Lord Mayor y los Magistrados decretaron que, por opinión de los médicos, todos los perros y los gatos debían ser inmediatamente sacrificados; un oficial vigilaría el cumplimiento de la orden.
Si hay que dar fe a los informes, el número de animales destruidos fue increíble. Llegó a hablarse de 40.000 perros y de 200.000 gatos, pues pocas eran las casas que no tuviesen un par de ellos, y a veces cinco o seis. También se hicieron todas las tentativas posibles para desembarazarse de ratas y ratones, sobre todo este último, y con tramperas y venenos se destruyó un número prodigioso.
A menudo he pensado de qué modo, en los comienzos del azote, todo el mundo se encontraba desprevenido y cómo el desorden que siguió, y que habría de cobrarse tantas víctimas, provino, en parte, del hecho de no haber tomado a tiempo las medidas necesarias, tanto en el caso de la administración pública como en el de los particulares. Que las nuevas generaciones reflexionen; les servirá de advertencia y garantía, porque de haberse adoptado las medidas necesarias, y contando con la ayuda de la Providencia, muchas de las víctimas de aquel desastre habrían podido salvarse. He de insistir en este punto...”
Como dice Tempo, y también la historia, un año después de la peste llegó el gran incendio. Cuando la plaga amainó quedó la devastación, el panorama era desolador, en un recodo del Támesis habían improvisado una fosa común donde apilaron decenas de miles de cadáveres que fueron arrojados con premura por los enterradores. El miedo al contagio y la velocidad con la que se deshacían de los cuerpos se la describió con un “harry up” que pasado el tiempo derivo en Hurlingham. Pero veamos que dice Furibundo sobre el descontento de los fantasmas: “Como todo el mundo sabe, el espíritu de los muertos deambula en los lugares donde vivió una vida carnal, su existencia depende de la memoria de quienes lo conocieron, cada recuerdo es una inyección de existencia para los fantasmas. Su desaparición es gradual, a tal punto es así que recién cuando ya nadie lo recuerda el espíritu deja de existir. Pero el mundo de las tinieblas no tenía previsto que todo un pueblo pudiera sufrir una desmemoria colectiva en tan corto tiempo. Aquí lo curioso. Ante la indiferencia de los vivos, los fantasmas, esperando algún recuerdo, se establecieron en ese recodo del Támesis y desde ahí libraron una porfiada batalla contra el olvido. Fueron ellos los que aconsejaron a sus seres queridos, en fugases apariciones, el uso de tapabocas para evitar las micro gotas que desprendían los enfermos cuando hablaban, también recomendaban no tocar tejidos infectados y ya habían alertado a los doctores sobre los transportadores de la peste. Es más, hay algunos testimonios que los indica como los probables responsables del gran incendio. Muchos años después se comprobó que las recomendaciones de los fantasmas de Londres estaban celestialmente acertadas. Las precisas indicaciones, como todos sabemos, no fueron acatadas. La desesperanza invadió la voluntad de los fantasmas de Londres y ya no hablaron más con nadie. Fue así que los intelectuales de esa época se hicieron dueños de la palabra y responsabilizaron de todas las calamidades a los pobres”
“...La gente buscaba estar en compañía, y era sorprendente verla ir en multitud a las iglesias. Ya nadie se preocupaba por quien se sentaba al lado ni por alguna emanación desagradable ni por el estado de su vecino. Todos se consideraban cadáveres y acudían a los templos sin la menor inquietud y se sentaban juntos, como si su vida no tuviera valor alguno en comparación con el deber con que debían cumplir allí...”

Daniel Defoe deja muy claro en este diario del año de la peste, publicado en 1722, que los pobres son incorregibles:
“Imposible hacer nada en la cabeza de los pobres. Continuaron dando libre curso a la habitual impetuosidad de su temperamento, lanzando gritos y lamentos si ya habían sido afectados, pero alocadamente despreocupados, temerarios y obstinados mientras se sentían bien. Cuando encontraban algún trabajo, se arrojaban de cabeza en la tarea que fuese, la más peligrosa, la más susceptible de infectarlos. Si se les advertía, contestaban: <> Y así por el estilo. O bien: <<¡Y qué! ¿Qué debo hacer? No puedo morirme de hambre. Tanto da morir de peste como de privaciones. No tengo trabajo. ¿Qué puedo hacer? Tomar esto o mendigar.>> Y se trataba de enterrar muertos, de atender enfermos o de vigilar casas infectadas, ¡ocupaciones terriblemente arriesgadas! Su historia era siempre idéntica. La necesidad alegaba ampliamente en su favor, es cierto, y ninguna otra excusa podía ser mejor. Pero hablaban igual cuando las necesidades cambiaban.”
La mirada del historiador de barrio pone especial atención en estas almas en pena que deambularon dos siglos por la niebla de Londres, a medida que transcurría el tiempo los fantasmas eran una seria molestia para los pobladores, la exigencia de memoria no tenía sentido, ya nadie los conocía. Los caballos atados a los carruajes estaban permanentemente inquietos y más de una vez se desbocaban y emprendían peligrosas galopes por las calles atestadas de gente. Los perros aullaban y ladraban toda la noche. Las macetas caían de los balcones sin que nadie las toque, algunos miserables tuvieron inexplicables accidentes...
Parece que la desaparición de los fantasmas se debió a una combinación de la naturaleza y una decisión del Rey, así lo cuenta Furibundo: “El pasto había crecido de una manera desmesurada en aquel terreno donde habían sepultado a casi treinta mil londinenses, varias filas de árboles en todo el perímetro custodiaban desde gran altura el trabajo que hacía la naturaleza en el predio. El Rey un día ordenó hacer un parque y lo que había sido un cementerio se transformó en el Hurlingham Park, en 1874 nació en ese lugar uno de los clubes más exclusivos del mundo, el Hurlingham Club. Los fantasmas desaparecieron de un día para otro. Es evidente para este escriba que los parques hacen desaparecer a los espíritus que reclaman memoria.”
Si hay algo que aprendimos, es que las casualidades no existen. Repasando las páginas del libro de Don Furibundo es inevitable pensar en nuestro pago, que también tiene un Hurlingham Club, que lleva el mismo nombre que el de Londres. El nudo que divide a Hurlingham, Morón y Tres de Febrero es una zona geográfica que congrega a la Primera Brigada Aérea de Palomar, el Colegio Militar y la mayor guarnición militar del País, Campo de Mayo.
Las almas en pena, son como cinco mil, que todavía recorren toda la zona oeste reclamando memoria, esas almas pertenecen a los muertos de Campo de Mayo, esos que ejecutaron en los centros de detención del predio militar. Hurlingham, como todos sabemos, está poblada de fantasmas, que reclaman, exigen: memoria, verdad y justicia. Se les adjudica, además, casi todos los males que acontecieron en la zona, la caída de un árbol sobre los bustos de Roca e Isabel la Católica en la Plaza, es tal vez el más relevante. Este cronista ha consultado al viejo historiador sobre la similitud de lo acontecido en Londres hace una pila de años con lo que ocurre en nuestro pago. El encuentro se produjo en “El farolito”, un viejo bar de Tesei ya desaparecido. “Es lo mismo”, dijo Furibundo mientras pedía una ginebra, “Está pasando lo mismo, en Londres empezaron los fantasmas a hacer lio porque nadie los recordaba, en los primeros tiempos los que conocían a los muertos estaban encerrados y con mucho miedo a morir, no podían pensar en otra cosa, pasado el tiempo no los conocía nadie, nadie los recordaba, el olvido y un parque finalmente ganaron una larga batalla. La verdadera historia en estas calamidades es la de los muertos, ante un mínimo riesgo te apartan de tu ser querido y por miedo, cobardía o precaución no nos despedimos de ellos, y los dejamos a la deriva. Sin ir muy lejos en Buenos Aires la fiebre amarilla hizo un desastre. Dicen que los soldados que volvieron de la guerra donde se masacró a Paraguay trajeron con ellos a la enfermedad, una desgracia que tenía más que ver con un castigo celestial que con una fatalidad. A lo largo de lo que hoy es la avenida Corrientes pusieron una vía en tiempo record, y un tren, al que llamaron de la muerte, llevaba hasta la Chacarita a los fallecidos donde se los enterró. Curiosamente, ese lugar donde descansan esos seres anónimos, en su mayoría pobres, porque los ricos se habían rajado de la ciudad, hoy es un parque.”
Un camión que venía por Vergara dobló sin aviso, el 163 que volaba por Pedro Díaz se le hizo tarde para frenar y encaró la vereda, vidrio de por medio el paragolpes del colectivo quedó a menos de 20 centímetros de nosotros, inmediatamente pensé que algo superior nos había salvado, la frenada fue realmente milagrosa. Mientras el Mozo probaba si podía abrir la puerta con el bondi en la vereda, Furibundo le toco el hombro y le hizo seña para que le trajera otra ginebra. “El peligro es ese, creer que todo es promovido por los fantasmas. Mire muchacho, algunos llegaron a decir que los fantasmas personificaban a Luca y andaban tomando cerveza y ginebra con la gente, vio que casi todos en Hurlingham han tomado cerveza con Luca, pensándolo bien, eso puede ser... Pero decir que fueron los saboteadores de las bombas del puente de la Márquez es temerario, por lo menos, hay que tener en cuenta que llovió mucho, cinco metros de agua bajo el puente no se ve todos los días. Los políticos abusan, decir que son nuestros pobres fantasmas los que queman las lámparas del alumbrado público, o los que rompen las calles... peor aún, culparlos de poner esos carteles de “prohibido pescar” en los baches cuando llueve o decir que son ellos los que provocan desperfectos en los aviones de Flybondi es deslindar responsabilidades de una manera escandalosa. Son... almas en pena, eso son. Ya nadie los conoce, ya nadie los extraña y ellos seguirán reclamando memoria.”
Se ha desatado una pandemia y nuevamente los ricos se rajaron a lugares seguros, los que ponen el pecho son los mismos de siempre y nos sentimos más solos que nunca, nos han dejado abandonados. Estamos buscando alguna solución definitiva al COVID 19, seguramente la vamos a encontrar, mientras tanto tratamos de cuidar a nuestros seres queridos: Lávate las manos, mantén una prudente distancia, usa tapa boca. Un día de estos un científico se despertará con la cura en la cabeza, contará que fue como una revelación. Qué: ¿como no lo vio antes?
Necesitamos a Daniel Defoe y a Don Furibundo Tempo para que puedan, juntos, explicar nuestra etérea existencia. Cuántica, dirán aquellos que necesitan del rigor científico para abrir los ojos. Casualidad dirán los escépticos. ¡Milagro! Dirán los creyentes.
Nosotros seguiremos deambulando por los barrios donde nos vieron crecer y envejecer. Estaremos esperando, necesitamos despedirnos. Será un día de estos, en el que nos veamos por última vez. El abrazo será casi virtual, apretado, interminable... Después buscaremos un parque y cerraremos los ojos para siempre.  

Relojes que mienten

La zona oeste del cono urbano bonaerense fue y es un territorio inhóspito para homologar hazañas, pasa que sus habitantes hacen gala de una endemoniada memoria que destroza cualquier intento de superar a los antepasados. Esa conducta inquisidora está presente en cada esquina de Williams Morris, ni hablar de Villa Tesei, la cosa afloja en las inmediaciones de la estación de Hurlingham, donde, salvo en el bar San Martín, se permiten concesiones innecesarias.
Furibundo Tempo en su libro “Recuerdos mal estibados” da a conocer una negación histórica a una homologación que de haber sido concedida hubiese sido una vergüenza. El viejo historiador relata la desventura de Ricardo Ponzelli, un Playboy que cayó en Buenos Aires en el año 1910, el hombre llegó con su aeroplano y la idea era poner un aparato de esa característica en el aire por primera vez en Sudamérica. No pudo ser, tanto en el Huringham Club como en el polígono de Campo de Mayo, el intrépido piloto solo logró un severo revolcón. A pesar de la insistencia del cronista del diario “El progreso” que afirmaba que el aparato había despegado “como diez metros”, el mismísimo Jorge Newbery, Presidente del Aeroclub Argentino, negó terminantemente la homologación del vuelo. El acervo popular guarda muy celosamente algunos relatos que superan ampliamente los límites regionales del oeste bonaerense, la enfática negación al record mundial de los 100 metros llanos de Usaint Bolt es una muestra, 9,58 segundos, dicen un par de ancianos en el centro cultural Leopoldo Marechal y esbozan una sonrisa. Pasa que cuando cuentan lo que para ellos es el record mundial de un tipo corriendo una cuadra parece no tener contra. El Negro Hormiga, del boliche “La estrella” a la calle Pilcomayo le ganó a los perdigones de la escopeta del 12 de Risotti, ¡eso es correr!, dicen afirmando con la cabeza y los labios apretados.
El colmo lo protagonizó un natural de Bragado que desde pibe habitaba Villa Tesei, conocedor como pocos de la raza equina afirmaba haber tenido un caballo, el más veloz que haya existido en los 1600 metros. “Fue en la primavera del 1973, “Agarrate” corrió solo y clavó minuto 28 segundos, el encargado de tomar el tiempo, cuando vio la marca, dijo que el cronómetro andaba mal. Desde ese día no lo pude anotar nunca más. Las comisiones de carreras de Palermo, San Isidro y La Plata, adjudicaban que habíamos hecho trampa”
La anécdota no resiste el menor análisis, sin embargo logró despertar la curiosidad de Furibundo Tempo. Efectivamente, no existía ningún registro de la corrida del caballo y tampoco hay documento alguno que avale las negativas a correr al ejemplar.
“El 25 de febrero de 1995 se corrió el Clásico Horacio Bustillo, Ritón con Horacio Karamanos en su montura recorrió los 1600 metros en 1 minuto 31 segundos, record mundial en pista de césped”, así fue homologada la hazaña de Ritón por la Comisión de carreras del hipódromo de San Isidro.
Que un caballo recorra la milla en 91 segundos con 57 kg en el lomo, significa que debe recorrer en promedio 17,58 mts por segundo. Lo del paisano de Bragado era una locura dado que según él su caballo en idénticas condiciones por cada segundo recorría 18,18 mts. Estamos hablando de una diferencia de 52,74 mts a favor de “Agarrate”.
Furibundo Tempo siempre tuvo una debilidad con la tentación que propone el turf y siempre le quedo clavada la espina de aquella controversia de boliche. El primero de mayo de 2002, por lo bajo un amigo le pasó un dato, “Hoy en Córdoba, precisamente en General Cabrera, debutó un crack, se llama Candy Ride, largó parado y ganó al trote en los 500”. El Profesor esperó pacientemente y el 9 de agosto de 2002 el potrillo que venía de Córdoba debutó en Palermo en la séptima carrera, recorrió los 1200 mts en 1 minuto 09 segundos 31 centésimas y ganó por una cuadra, con Glades en la cruz, pagó magros 2,15 por cada peso, parece que el dato se había “viralizado”. No pudo correr la Polla de Potrillos por un cuadro de tos, lo que obligó a anotarlo en una brava de verdad, el Gran Premio San Isidro (G1), el 12 de octubre en los 1600 metros. Les ganó por escándalo a los mejores de la distancia, varios cuerpos que fueron 10 en un tiempo de 1 minuto 32 segundos 16 centésimas. La tercera y última carrera que corrió Candy Ride en Argentina, también en el césped de San Isidro, fue el Gran Premio Grupo 1 Joaquín S. de Anchorena,( 12da carrera), el 14 de diciembre de 2002, la competencia más importante del calendario turfístico en los 1600 metros. Furibundo Tempo estaba ese día en el Hipódromo y vio el mejor espectáculo que puede dar un caballo, tomó la punta y cruzó el disco cuando el cronómetro marcó 1 minuto 31 segundos 01 centésima. Tempo con los boletos en la mano gritaba: “Es lo mejor que se ha visto”, un señor mayor le tocó el hombro y le recordó: “Aquí mismo hubo uno en el 95 que echó 1 minuto 31, un tal Ritón”. Y si... el Profesor se acordaba.
Furibundo Tempo era de Villa Tesei y estaba seguro que nadie podía correr más que Candy Ride, salvo “Agarrate”, aquel caballo del paisano de Bragado. Finalmente llegó el 22 de febrero de 2010 y el Haras Río Claro subió la carrera de Ritón cuando batió el record mundial. Después de mirarla varias veces el profesor le redactó una carta a la Oficina de Carreras del Hipódromo de San Isidro, con copia al Jefe de Prensa Don Pablo Carrizo. La comunicación epistolar sucedió el 15 de mayo de 2020.

Raro Record

A la Oficina de Carreras del Hipódromo de San Isidro:

Estimados, ante todo me presento como un modesto escriba de barrio, pero, fundamentalmente un aficionado al turf, que, como casi todos los de mi generación, heredamos el metejón de nuestros viejos. De vez en cuando, barajando algunos recuerdos, orejeamos algunas fotos y se tejen las historias. Hace algunos días me propuse escribir sobre un caballo y pretendí que fuera el mejor, entre un ramillete de glorias apareció Candy Ride. Lo vi volando por el césped el 12 de octubre de 2002, 1 minuto 32 segundos 16 centésimas para recorrer la milla de San Isidro, sin embargo lo mejor vendría el 14 de diciembre de ese mismo año en el Anchorena, se notó desde que largaron 22’’ 46 centésimas para los 400 mts, 45’’ 75 los 800, 1’ 07’’ 78 los 1200 y cuando cruzó el disco clavó un inolvidable 1’ 31’’ 01 centésima. No habrá ninguno igual dijimos a coro en la popular. “Hay uno que tiene 1’ 31’’, es el que tiene el record mundial, Ritón, 25 de febrero del ’95, en el Bustillo” nos sacudió un memorioso. La verdad nunca creí que pudiera haber uno mejor que Candy Ride y de puro desconfiado encontré la carrera de Ritón. https://www.youtube.com/watch?v=MgDLpYyPEiw
El reloj digital marca que la carrera se largó a las 6 : 27 : 53 PM, lo reproduzco igual que en la pantalla. No hay parciales, es decir, no podemos desmenuzar la carrera en segmentos, el cronómetro no los registró, pero si tomó el tiempo total, en la parte inferior derecha de la imagen se ve claramente que cuando Ritón cruza el disco se congela en 1’ 31’’. La gráfica resalta que es tiempo record. Dos situaciones, la primera es que el cronómetro empieza a marcar al rato de que largaron, la segunda es que la carrera terminó a las 6 : 29 : 27 PM. El tiempo del reloj de arriba, con su limitación de marcar como mínimo los segundos transcurridos, indican un lapidario 1’ 34’’. ¿Qué hacer con esto?, me pregunté, con el agravante de que Ritón indudablemente era un crack, a las pruebas me remito: El 6 de mayo del ’95 ganó el Cásico Capital GII, (https://www.youtube.com/watch?v=xswhtb-Gkq0), en 1’ 33’’ 2/5, luego se impuso con gran estilo en el Clásico 9 de julio GI, (08-07- 1995)
( https://www.youtube.com/watch?v=yNGz1aVarto) en 1’ 32’’ 08 centésimas. El 23 de septiembre gana el Clásico Ecuador en 1’ 32’’ 20 centésimas. El 21 de octubre en el Clásico San Isidro, https://www.youtube.com/watch?v=NHHwWcAo420, gana por demolición y queda a 17 centésimas de su record mundial. El moño fue el Anchorena donde Ritón demostró porque tenía que quedar en la historia, (https://www.youtube.com/watch?v=WgDuIrosEww), fiel a su costumbre se vino de un viaje y voló nuevamente en el espacio privilegiado del minuto treinta y uno, 1´31´68. Sin embargo, es menester ponerlos en conocimiento que en los tres últimos Clásicos los cronómetros difieren notablemente con el reloj que marca la hora oficial.
Clásico Ecuador 1’ 32’’ 20 Largaron 18 : 48 : 29, llegó al disco 18 : 50 : 04, tiempo 1’ 35’’
Gran Premio S. Isidro 1’ 31’’ 17 Largaron 18 : 46 : 10, llegó al disco 18 : 47 : 44, tiempo 1’ 34’’
Gran Premio Anchorena 1’ 31’’ 68 Largaron 15 : 40 : 29, llegó al disco 15 : 42 : 03, tiempo 1’ 34’’
Con todo respeto les vuelco mis observaciones, espero su experta mirada para poder comprender estas situaciones. Para finalizar, mi Crack tampoco salió indemne, Candy Ride cuando ganó el Gran Premio Anchorena el 10 de diciembre de 2002 se le abrió el partidor a las 06 : 48 : 35 y después de una notable faena cruzó el disco a las 06 : 50 : 09, 1’ 34’’.
Tal vez esta nota forme parte de alguna crónica burrera, sin embargo es fundamental conocer su punto de vista de estos raros comportamientos de los relojes.
Agradezco su especial atención y les mando un gran abrazo.
Furibundo Tempo

Hace 25 años que ese record está vigente. Hasta el momento la carta no tuvo respuesta, ni siquiera un vamos a ver. Ese record mundial ha sido una verdad perecedera, a partir de esta publicación el record del extraordinario RITÓN será mentira porque los responsables de homologarlo ya están enterados de que ya sabemos que no hay caballo que corra 1:31 en el césped y deben tener la grandeza de corregir la plana. Para finalizar Furibundo deja otra perla, LOCOMOTIVO, con la monta del inmenso uruguayo Pablo Gustavo Falero, el 17 de mayo de 1997 batió el record de los 1000 metros, también en el césped de San Isidro y marco en el cronómetro oficial 53 segundos 07 centésimas. La carrera se largó, según el reloj digital que aparece en pantalla, como todos los otros casos, a las 15: 24: 52 y el ganador cruzó el disco a las 15: 25: 48, siendo generosos el caballo corrió los 1000 en 55 y algo. https://www.youtube.com/watch?v=VX4S5jdAHG0
En una de las últimas charlas que tuvo este cronista con Furibundo Tempo, mate de por medio y haciendo memoria me confesó, que el mejor caballo que él vio correr fue “AGARRATE” que voló en los 1600, “un minuto 28 en el pasto, un escándalo”, “el dueño-continuó- nació en Bragado pero pasó casi toda su vida en Villa Tesei. 

Desventura de los viejos.

Por Alejandro Braile

Pensar que solo nuestro lugar es el que cambia, es como pensar que los otros solamente son los que envejecen. El espejo en estos casos te aplica una dosis criminal de realidad y enseguida te ubica en el reumático lugar que te corresponde. Cuando la vida te manda a la tribuna y te pone en el incómodo lugar de espectador a uno no le queda otra que observar. Después de insistir varios años en contar como erael barrio te convierte en el insufrible e infumable viejo que no la corta con la nostalgia. Entonces los ancianos nos ponemos locos y especialmente mientras nos afeitamos, mirándonos a los ojos, apuntándonos con el índice, advertimos: “A mí no me van a ningunear”.
Un tipo que ha vivido más de 50 años en el mismo lugar es un “pen drive” bilógico, tiene almacenado casi todo lo que pasó. Sabe tantas cosas, ha vivido y presenciado tantas situaciones, que es casi imposible no intervenir cuando un joven se enfrenta a vivencias análogas a las que el tipo conoce, entonces con tono pausado, le cuenta al joven en cuestión su experiencia, rematando su exposición con un “te lo digo por tu bien”. Lo cierto es que hay cosas que se han desvalorizado de manera dramática, los nombres de las calles por ejemplo, un conocimiento totalmente innecesario a partir del gps, es bueno recordar que anteriormente se vio seriamente amenazado por la guía Filcar. Pero el viejo no se resigna y a modo de recitado nombra, en el cumpleaños de su sobrino, las calles que cruzan a Pedro Díaz, de Vergara hasta Félix Frías. Por muchos años las caras mostraban algunos gestos y asentimientos que rozaban el asombro, ahora nadie valora ese conocimiento, la prueba irrefutable es la indiferencia, solo un pibe de unos 14 años le muestra la pantalla del “celu” y le dice: “Te equivocaste en un par, algunas cambiaron de nombre”.
El otro día, en lo que hoy es el Centro Cultural Leopoldo Marechal, en Tesei, por si hace falta aclararlo, unos pibes estaban jugando a la pelota. La globa, caprichosa, se me acercó como moviendo la cola, la levanté y me encaminé a entregarla en la mano. Como todo el mundo sabe una número 5 jamás hay que tirarla con la mano, eso delata lo que sabe uno de fobal. Con la pelota bajo el brazo me acerqué a los pibes, sin entregar el útil y a modo de extorsión para que me escuchen les dije: “Yo también jugaba al futbol acá, de aquel lado- les señalé la Pedro Diaz- había un arco y el otro estaba por acá, el escenario no existía”, “Nosotros jugábamos al futbol de verdad, no como ahora…“ Y les señalé los arcos marcados con mochilas. “Esto era el Cine ISA, mamita querida, por acá pasaron los hermanos Verón, Gimnasia Esgrima de la Plata. Maciel, Deportivo Italiano… ¡Juan Kopriva!”. Uno de los pibes gritó algo y todos salieron corriendo, me quedé con la pelota en la mano. Despacio me acerqué, habían hecho un semicírculo alrededor de un pibe que sostenía un teléfono, lo que alcancé a escuchar fue: “…acá les manda un abrazo Fausto…”, cuando entregué la pelota no me pude contener y pregunté quién era: “NehuenPérez”, me dijo el muchacho inflando el pecho, “el 2 de la selección sub 23, junto con Fausto Vera salieron campeones, son del barrio, de William Morris, somos amigos.”
El otro día anduve por Bragado, no había gente joven, fuimos con mi suegro. Las calles están limpias y en las veredas hay bancos, yo sé para qué sirven porque en Junín pasó lo mismo. La gente se metió en las casas y esos bancos que se pusieron para tomar mate en la vereda y vigilar los pibes que jugaban en la calle son una muestra ridícula, a las casas, primero le sacaron los jardines, después las llenaron de rejas, paredones y cámaras de seguridad. La verdad hay cambios que no podemos explicar y a mí personalmente me da bronca, nos quedamos sin eso que antes tenían los viejos: “Estudia, te lo digo por tu bien, no seas como nosotros”, te daban consejos y uno escuchaba, no como ahora que te dicen:” ¡Está bien!, después lo busco en google”
Lo mejor que hay es que uno se pueda poner de ejemplo, de pibe debo reconocer que venía mal barajado, pero un día escuché a Don Edmundo Rivero y las cosas cambiaron.

Te lo digo por tu bien (1956 Música y letra Oscar Valles)

Vos sos el campeón de la cuajada, la leche pasteurizada y del agua mineral.
Y cuando ya estás bien embalado, te metes a un continuado, y la farra rematas.
Mirando dibujos animados, sos feliz morfando helados y pastillas de ananá.
Y en colectivo o en tren, yendo o viniendo, te la pasas leyendo, revistas de tarzan.
Sangre de pato, avívate frate mío, te vas a morir de frio, si no aprendes a escabiar.
Despertate, anda un poco a las carreras, y a la farra milonguera, a bailarte un buen gotan.
Sacudite, la tierrita de la solapa, buscate una mina papa y venite pal trocen.
Bien empilchado, con un faso entre los labios, haceme caso, otario, te lo digo por tu bien.
Vos nunca sentiste el gustazo, de ir a ver unos tortazos en el ring del luna park.
Y si en boca o en river no has estado y nunca fuiste al paddock a ver un nacional.
Decime si sos un poco piola, para que tenés la sabiola, si no es para saber.
Que la ruleta no queda en la salada y que el doce no es clavada jugando al pase inglés.
Si hasta la mina se te va a morir de hastío, avívate frate mío, te lo digo por tu bien.

Mobirise

Nontufe Relmu.

Por Alejandro Braile

Ya hemos contado en estas páginas algunas de las correrías del “Loco Lancha”, sin embargo nos hemos quedado, a modo de epilogo, con la aventura que transformó en mito a este personaje. Como ya sabemos la fama de Aldo Palermo superó ampliamente los límites de su pueblo primero y luego el de la Provincia de Buenos Aires. El hombre conoció como nadie los secretos de la tierra, del laboreo, de la siembra, de la cosecha y parece que también de la lluvia. Fue Don Furibundo Tempo el que reveló en su libro “Recuerdo mal estibados” la historia del mago de la lluvia, el Ingeniero Juan Baigorri Aguilar, ahí nos cuenta que este hombre supo inventar una máquina de hacer llover. En el año 1974 Baigorri dejó este mundo, pero una extraña caja de madera quedó en el altillo de una casa de la calle Ramón Falcón en Villa Luro, parece que después de una demolición y un increíble itinerario, la caja apareció en un galpón donde el protagonista de esta historia guardaba sus cosas. Cuentan algunos testigos que volcó la tapa y encendió el artefacto que estaba en el interior de la caja, nunca se vio nada igual, una tormenta adentro de un galpón. No hay manera de entender el mito del Loco Lancha sin asociarlo a esta mágica caja de madera que hacía llover. Lo cierto era que donde aparecía el hombre con sus maquinas, el surco se ofrecía con su máxima fertilidad y cuando la sequía asomaba, como en un cuento, el milagro de la lluvia calmaba la sed de la tierra seca.
Los límites de la Pampa húmeda son difusos, mucho más en estos tiempos donde la tecnología es determinante para correr las fronteras de la fertilidad de la tierra, la cuestión fue, que en uno de esos campos donde jamás se intentó plantar nada, un tipo que estaba condenado a ser un cuidador, decidió desafiar a su destino, pero para eso necesitó al “Loco Lancha”.
La herencia ha sido un motivo de disputa eterno, nadie parece quedarse contento con lo que le toca y cualquier cosa parece lícita cuando se trata de lo que han dejado los viejos. El entuerto se originó entre dos hermanos en los años 20 del siglo pasado. La cuestión terminó cuando un Escribano puso la escritura de 17.000 hectáreas en un sobre y se la mandó por correo a un hombre que vivía en Londres, su primo recibió el favor de cuidar el casco de la estancia. Imagínese una franja de campo de 170 cuadras de largo por 70 de ancho, casi no cabe en la cabeza. El tipo que ya se consideraba un súbdito de la corona no era ningún gil, consultó con Geólogos, Ingenieros Agrónomos... los informes no resistían el primer análisis, hacía seis años que no llovía. Parecía un castigo divino, las nubes esquivaban caprichosamente el lugar, por eso cuando recibió la carta de su primo que le proponía sembrar el lote por diez años por el pago de los impuestos y unos pesos por año, no pudo sentir más que un profundo desprecio por la ignorancia y con satisfacción redactó un poder, no ya por diez años sino por veinte, con opción a compra.
Algún otro día recorreremos los acontecimientos que hicieron de ese campo árido, uno de los mejores, con más rinde de casi toda la Pampa y fundamentalmente relatar uno de los ejemplos más claros de la justicia poética.
Cuando el Loco Lancha buscaba el lugar ideal para poner a funcionar su máquina de hacer llover a bordo de un estrafalario tractor, en el rincón más lejano del campo se encontró con una toldería. El puñado de habitantes jamás habían salido de allí, nadie sabe cómo se comunicó el Loco con los viejos Mapuches, lo cierto es que desde ese día el pequeño pueblo se integro al resto del mundo.
Furibundo Tempo sabía contar esta historia pero desde el otro lado:
“Lo vimos llegar con el milagro de la lluvia, en una extraña nave y como único equipaje, una valija de madera. Fue el que nos hizo sentir la libertad, el que nos alentó a cortar los alambres, esos que nos habían dicho que jamás debíamos cruzar. Fue el que trajo la lluvia, fue el que trajo la vida, nos habló de extraños lugares y de plantas mágicas. Se fue con el arco iris... nosotros, a nuestro salvador lo llamamos Notulfe Relmu.”
La historia navega en la memoria de algún pueblo originario, muchas veces, después de que nuestro Furibundo Tempo despliega este relato entre gestos, palabras y ginebras, los ocasionales testigos le dicen a quien los quiera escuchar que estuvieron con Notulfe Relmu, que en criollo es nada más ni nada menos que un balsero del arco iris.

Un Club con historia, y sin cancha, pero que lleva mucha gente.

Por Alejandro Braile

Furibundo Tempo en sus “apuntes de barrio”, describe la evolución de las organizaciones barriales dedicadas a fomentar el deporte. En el caso de nuestro distrito, arranca desde que era “cuartel cuarto”, como todos sabemos pertenecía a Morón y luego, recién en 1995 pasó a ser partido de Hurlingham. La referencia histórica más importante para los cronistas es, sin lugar a dudas, el Hurlingham Club, un club que nació como una Sociedad Anónima con una aspiración dirigida casi exclusivamente a que sus miembros pertenecieran, aun de manera remota, a la influencia de la corona Británica. Furibundo Tempo ni lo nombra a este club en sus apuntes, el infatigable historiador refiere su trabajo a los clubes y sociedades de fomento de los arrabales, a esas organizaciones que nacieron en reuniones nocturnas de tipos que venían de largas jornadas de trabajo. Construcciones colectivas que tenían como objetivo reunir al barrio, a veces con la excusa de un partido de fútbol, otras, de milongas que congregaban multitudes. No vamos a nombrar a ninguno de ellos, sería injusto, seguramente nos quedarían en el tintero muchas instituciones que ya quedaron empapadas de olvido. La intención es rescatar el esfuerzo de esas familias que los fines de semana construían esos lugares de encuentro. Los que tienen memoria saben perfectamente de lo que estamos hablando.
Don Tempo comienza su testimonio con un ejemplo curioso, la historia del “Campito” en Villa Insuperable, una canchita de futbol situada en la cruce de las calles Colón y Salguero. El predio, una esquina olvidada por el dueño, congregaba a decenas de pibes del barrio, alguien organizó a los pibes por edad y con el nombre de Campito empezaron a competir en los campeonatos de la zona, parece que el semillero era bueno y lograron una inusitada seguidilla de campeonatos. La repercusión fue tan grande que los chicos se acercaban a participar en cantidades que superaban ampliamente la matrícula de todas las categorías, lo que originó el “Campito 2”. Los sábados a partir de las 13 hs. el barrio se transformaba, la calle Salguero de Colón a Cafulcurá se clausuraba. Largas parrillas eran instaladas en las veredas y el barrio se juntaba en una cuadra, la costumbre trascendió al fútbol y en navidad y fin de año el barrio también festejaba, con bailongo incluido. Un día a principio de los 80 unos tipos plantaron un alambre tejido en toda la esquina, levantaron un enorme galpón y colgaron un cartel, “Taller mecánico...” Los pibes desconcertados, con la pelota bajo el brazo se fueron perdiendo en el interior de sus casas, nunca más se cortó la calle Salguero. Algunos viejos memoriosos todavía recuerdan el brindis de cientos de copas y los bailes en la calle.
Hurlingham fue muy castigado en lo referente a costumbres populares, le extirparon hasta la geografía de un pueblo, No tiene una plaza central con la Municipalidad, la Iglesia y la Escuela en su perímetro, se quedó sin el club protagonista en el futbol de ascenso, se quedó sin identidad. Los clubes y organizaciones barriales pierden poco a poco su protagonismo, los pulpos del futbol argentino alargan sus tentáculos e instalan predios en nuestro distrito encandilando a las promesas del futbol local.
Los clubes que fueron fundados en otros tiempos con grandes ambiciones, con la participación de familias enteras, se fueron apartando de aquellos sueños colectivos. Las causas son múltiples, sin embargo todavía tenemos esperanzas.
Unos pibes que jugaban a la pelota en la calle, bajo la atenta mirada de sus mayores, despertaron la iniciativa de algunos padres que organizaron y gestionaron la participación de esos chicos en los campeonatos zonales. La particularidad fue que no tenían lugar donde jugar lo cual no fue impedimento para que el “Barrio Cartero Futbol Club” empezara a funcionar. No tenían sede, no tenían cancha, jugaban de local en lugares prestados pero los sábados el club fantasma aparecía y traía un equipo y familias que llegaban con una evidente alegría de estar juntos... Después pasó lo que nos pasa a todos, la vida dicen... Cuenta uno de los protagonistas de esos tiempos que las anécdotas fueron infaltables en ruedas de amigos y en familia, goles, jugadas, asados, bailes, payadas y amores.
Parece que hace unos años se juntaron, redes sociales por medio, esos pibes del ayer que vivieron todo eso. Entre el vermut y el asado se dieron cuenta, “hay que reflotar el club” dijo Guillermo.
El Barrio Cartero Fútbol Club sigue sin cancha y sin sede, la categoría Serie dorada, Pre Seniors, Veteranos y Super Seniors tienen un protagonismo descollante en el fútbol zonal. El Club fantasma sigue asombrando a propios y extraños, la convocatoria supera ampliamente los límites de la cancha, cantores, escribanos y cocineros se sumaron al grupo de indisimulable procedencia popular. Dicen que nadie debería perderse presenciar la entrada de los distintos equipos, que tiene en sus integrantes a muchachos que van de los 40 a 70 y pico de años, la tribuna local, siempre prestada, brama de alegría, donde, esposas, hijos y nietos aplauden hasta que las manos se ponen coloradas.
Al revés de lo que le pasó al “Campito” de Villa Insuperable, el Barrio Cartero Futbol Club tiene un destino porque lograron darse cuenta que la pelota siempre fue una hermosa excusa. Lo que extrañaban estos pibes veteranos era estar juntos y siempre desde la alegría le metieron una diagonal a la felicidad, el único adversario que les hace fuerza es el almanaque, por ahora le siguen tirando sombreros y rabonas al destino. Dicen que el optimismo de estos tipos no tiene límites, ya se pusieron a trabajar en un baile en la calle, prestada, como corresponde para ellos, piensan cortar Vergara para fin de año, desde Gaona hasta el camino de Buen Aire.

LA SOLIDARIDAD Y LOS VALORES DE LOS CLUBES DE BARRIO.
El domingo, 18 de agosto, integrantes de la comisión y jugadores del club Barrio Cartero realizaron la instalación de gas y la colocación de nuevas estufas en distintos espacios del #CASIH, un trabajo muy importante que se ofrecieron a hacer en forma gratuita.

El Loco Lancha.

Por Alejandro Braile

Hay tipos que nacen con eso, una mirada diferente. Los periodistas deportivos se han encargado de bastardear esta cualidad humana, ser diferente, resulta que cualquier gil que se anima con una rabona ahora es diferente, es más, ellos mismos como contadores de cosas que hacen los demás se autoproclaman diferentes, “hacemos las cosas diferentes” te dice un chabón con media sonrisa clavada en la ironía, embutido en unos pantalones incalificables. Furibundo Tempo tenía mucho cuidado cuando se refería a alguien como diferente, fue en una charla en la Sociedad Rural de San Andrés de Giles donde habló del verdadero transformador del campo argentino, Don Aldo Palermo. Los chacareros que habían venido de casi toda la Provincia de Buenos Aires se miraban entre ellos pero ninguno se animó a preguntar quién era es tal Aldo Palermo. Viene a cuento porque el inicio de aquella disertación se refería a los diferentes: “Las cosas menos pensadas a veces guardan el secreto de la genialidad, la simpleza de lo posible son diagonales reflexivas que revelan incógnitas invisibles a tipos que después nos las traducen a nosotros, la gente común.” Los integrantes de la Comisión Directiva empezaron a mirar al organizador que había propuesto una participación académica...
“Una tarde en la laguna del pueblo, una morocha que lo tenía enlazado le propuso un desafío, si me llevás a dar una vuelta en lancha seré tu novia, Aldo entró al taller con la Siambretta y cuentan que salió con la primera moto de agua que se vió en esos pagos, desde ese día se lo conoció en todos lados como el Loco Lancha” Varios de los concurrentes levantaron la mano como queriendo hacer notar que lo conocía, otros desde un leve asentimiento con su cabeza parecían meterse en algunos recuerdos lejanos, a alguien se le ocurrió aplaudir y Furibundo tempo tuvo que tomarse unos minutos para reanudar su charla.
En los '70 las cosechadoras, sembradoras y grandes herramientas para laborar la tierra quedaron antiguas, el Loco Lancha que había heredado unos pesos empezó a comprar esos fierros viejos. Cuentan algunos testigos que trabajaron con él, que desarmó totalmente las máquinas que había comprado y construyó tres monstruos de metal que solo él sabía cómo funcionaban y para que servían esas cosas inmensas.
En la década del '70 la superficie destinada a cereales y oleaginosas era de casi 19 millones de hectáreas, el 43% estaba destinado a trigo, maíz y soja. En esos tiempos el rinde por hectárea promedio del maíz era de 2709 kg. El trigo era de 1537 kg. Y la soja de 1724 kg por hectárea.
El Loco Lancha salió con sus máquinas del galpón con solo dos clientes, que, en rigor a la verdad, a esos campos los chacareros los tenían casi abandonados. El Loco ofrecía un 10% más de rinde por hectárea. Pasados los años la leyenda creció, alimentada quizá por el periplo itinerante del Loco Lancha.
Recién después del año 2000 se pudieron comprobar algunas hazañas, solo igualadas por el paquete tecnológico actual que requiere de sofisticadas computadoras a bordo de las máquinas y guía por satélite. Dicen que el Loco Lancha inventó la tercera cosecha en dos años y luego inventó la doble cosecha. Siembra directa, fertilizantes, pulverización, químicos mata hierba son palabras asociadas cuando se habla del Loco Lancha.
“Jamás volvieron al galpón aquellas máquinas que partieron en la década del 70, alguien dijo en un boliche de Bragado que todavía funcionan.” Furibundo Tempo metió la clásica pausa que se tomaba para disfrutar el trago de ginebra y vió en el auditorio mucha curiosidad.
“Como ustedes saben, de las 19 millones de hectáreas destinadas a cereales y oleaginosas en los '70 se paso a 34 millones en la actualidad, pasaron casi 50 años, el rendimiento del trigo en la zona núcleo en promedio es de más de 6.000 kg por hectárea, el maíz que en los '70 era la estrella con 2709 kg por hectárea pasó a 6517 kg en promedio por hectárea, la soja que rendía 1724 kg pasó a 2618 kg en promedio por hectárea, en pocas palabras nos fue maravilloso, mejor dicho, les fue maravilloso. En esa bonanza, dicen que el Loco Lancha tuvo mucho que ver, de lo único que renegaba y lo decía a quien lo quisiera escuchar, con mucha amargura, de los puestos de trabajo que se perderían en este camino tecnológico, de cada diez trabajadores van a quedar cuatro, decía, sin embargo la producción se va a triplicar”. “El hombre que trabaja en el campo todavía no sabe lo que pasó, a veces me encuentro con algún paisano y me cuenta: Hoy en día, el tractorista va sentado arriba, él no maneja, no hace nada, porque tiene un equipo satelital que se maneja solo... El tractor va para allá y él va mirando para atrás a la sembradora... ”
Furibundo Tempo se despidió y solo algunos lo saludaron, a los chacareros no le gusta que le cuenten las costillas, mucho menos que hablen del costado ese que tenía el Loco Lancha que más de una vez parecía uno de los otros. Además el hombre de campo es desconfiado y desagradecido por naturaleza, él hizo el sol, él hizo la lluvia, él hizo los caminos, el hizo este país, por lo tanto él también hizo las máquinas del Loco Lancha y al final de cuentas no tiene que agradecer nada. Se avecinan días de camionetas y rutas, de boinas y hectáreas, se avecinan días de definir quien se hace cargo de pagar la joda esa de no pagar retenciones. 

Es una máquina del tiempo Profesor, se llama memoria.

Por Alejandro Braile

El Profesor Gutiérrez enseñaba historia, el alumnado nocturno era distraído, sin embargo había logrado despertar en ellos un inusual interés por la materia. La muchachada que asistía cansada, casi en su mayoría después de una agotadora jornada de trabajo, cumplía con las severas demandas del “gordo Gutiérrez”. Pero la traición del cuerpo llega en cualquier momento y el Profe se enfermó.
El suplente llegó una noche, diez minutos tarde...
- Natalio Ruíz, el hombrecito del sombrerito gris – dijo a media voz el ingenioso del grupo.
Cuando las risas se hicieron un silencio incomodo, el hombre que en nada se parecía a ese prudente personaje de la canción de Sui Generis, se acomodó en el escritorio. Preguntó algunos nombres y luego pidió una carpeta completa. La hojeó sin detenerse demasiado en alguna página, cerró la carpeta y la devolvió.
-Veo que Gutiérrez está haciendo un buen trabajo, por lo que sé, no estaremos mucho tiempo juntos, el Profesor Gutiérrez estará pronto nuevamente con ustedes, por ese motivo no voy a seguir con el programa que seguramente el profe lo tiene organizado.
Les propongo que aprovechemos el tiempo que estaremos juntos con alguna actividad que nos involucre a todos. Mi nombre es Furibundo Tempo.
Don Furibundo, que antes de llegar a la escuela había pasado por el buffet del club Independiente de Hurlingham, empezaba a sentir el calor del café y las tres ginebras. Siempre que sentía esa sensación se ponía verborrágico y se le disparaba la imaginación.
-No tenemos tiempo para conocernos, conocernos de verdad. Por eso se impone una modalidad diferente para saber quién es quién. Hay una manera de conocer a una persona y también a un pueblo. Es a través de sus sueños. Ojo, no estoy hablando de los sueños que tenemos cuando dormimos, hablo de los otros, esos que surgen cuando estamos agobiados y queremos que todo fuera diferente. Corten un papelito, nombre, apellido, escriban un sueño y lo ponen en el escritorio.
Cuando sonó el timbre treinta papelitos se amontonaban al lado del sombrero gris. Furibundo los guardó en el bolsillo del sobretodo, saludó y se fue. En la segunda clase el Profesor llegó temprano, la muchachada se acomodó despacio. Furibundo puso sobre el escritorio todos los sueños...
-He leído con mucha atención todos los sueños, los de ustedes, estos que están acá,- apoyó la mano en los papelitos-, antes de hablar de ellos quiero referirme a lo que significa soñar. Cuando les hice la propuesta no puse ninguna restricción, ni una sola condición. Soñar, queridos muchachos, es algo serio. Ustedes tenían la oportunidad de soñar en grande, que significa: Soñar cosas imposibles... un sueño nunca debe ser posible, pasa que si lo es, deja de ser un sueño, es otra cosa, pero no es un sueño. Dicho esto vamos a lo que nos convoca, no voy a delatar a los dueños de cada sueño pero, un televisor no es un sueño. Conocer un actor tampoco, -esto lo dijo mirando de reojo a una chica de la primera fila-, bueno, casi todos tienen esas aspiraciones: autos, viajes, aptitudes artísticas, ropa, zapatillas, jugar en primera... Sin embargo hay uno que me parece que vale la pena y a pesar de lo que dije antes, tal vez queriéndolo cumplir aprendemos algunas cosas. El sueño dice así: “Yo sueño con viajar en una máquina del tiempo”. Como todos sabemos, no podemos viajar al futuro, sencillamente porque todavía no ocurrió. El futuro se está gestando, se está haciendo, con el pasado y con el presente, de acuerdo como transitamos el pasado y el presente será el futuro, es decir, cada decisión que tomamos modifica el futuro. Por lo tanto solo podemos viajar al pasado. Hay una nave muy compleja, sofisticada, que el hombre sabe que existe y sin embargo todavía no puede saber cómo funciona. Esa nave se llama “memoria”, tiene la particularidad de llevarte a cualquier parte de tu vida y te muestra los recuerdos, esas millones de fotos que son en definitiva nuestra vida. Pero supongamos que nuestra nave anda mal, que tiene desperfectos, ocasionados tal vez por el olvido y no recordamos nada... Bueno eso tiene solución, preguntemos, usemos la memoria de los demás y hagamos ese viaje por el tiempo. Les propongo viajar muchos años atrás, les propongo viajar en una nave de memoria colectiva donde podamos subir todos y ver cómo era la gente de ese tiempo, como se hizo este barrio, como se hizo esta ciudad. Para eso tenemos que saber quiénes son nuestros padres, quienes son nuestros abuelos y también los padres de nuestros abuelos. Hoy cuando lleguen a su casa pregúntenle a sus padres “¿Cómo se conocieron?”, “¿Cómo se divertían?”, “¿Cuál fue tu primer trabajo?”, y si están los abuelos también le preguntamos, “¿Cómo era el barrio?”, “¿De dónde viniste?”. Tomen nota de todo y si tienen fotos viejas también son muy útiles, nos vemos en la próxima.
Furibundo Tempo fue profesor de historia de tercero quinta de la Escuela Esteban Echeverría turno noche por cinco semanas. Cuando el Profesor Gutiérrez entró al salón después de una lenta recuperación, se sorprendió de ver las paredes tapizadas de afiches, uno de cada alumno, figuraba su nombre, fotos de los padres, de los abuelos, de una casa, fábricas, campitos... En la pared del fondo, un mapa y en él treinta puntos. Un mapamundi mostraba líneas que unían a un imaginario Hurlingham con países de Europa y Asia, pero la mayoría provenían de países limítrofes y ciudades del interior de la Argentina.
Este escriba de historias sub urbanas nunca les preguntó a sus padres como se conocieron, ni pidió detalles de donde venían, ni se ocupó profundamente de la historia de su pueblo. Cuando me llegó esta historia ya era demasiado tarde, sin embargo a veces sueño que estoy en aquel salón cuando el “Gordo Gutiérrez” preguntó: ¿Qué es todo esto? y uno de los pibes se paró y le dijo:
-Es una máquina del tiempo Profesor, se llama memoria...

El Héroe.

Por Alejandro Braile

El boliche “La Loba” estaba en el barrio de los olvidados, bien en la periferia; Si el barrio estaba en los arrabales de la ciudad, el boliche estaba en los arrabales del barrio. La caprichosa traza de calles había dejado un triangulo que rápidamente algún funcionario municipal lo transformó en una plazoleta. Cuando los yuyos y los cardos parecían destinados a ocupar el lugar eternamente, una cuadrilla limpió el lugar e instalaron un pedestal, sobre la base de mármol amuraron una loba, debajo de ella dos niños dorados que con sus manos trataban de apretar las mamas del animal. Desde ese día, lejano, el boliche que estaba justo frente al monumento no necesitó jamás en su ochava un cartel con el nombre.
Fue Furibundo Tempo el que contó la historia fundacional de Roma en ese lugar, donde nadie se había atrevido a decir en voz alta algo más que un “quiero retruco”. Juntar cuarenta tipos un sábado a la tarde en un boliche, de movida es difícil. Ahora, que los cuarenta, en el más profundo silencio dediquen toda su atención, a un personaje, que desgranando un episodio fundamental de la historia universal los interpele y los desafíe a hacer una nueva Roma, fue todo un hallazgo. El viejo historiador hizo notar los miles de años que tardó esa imagen en llegar hasta esa esquina, “que lejos está Roma de este barrio”, reflexionó. Desde ese día el talento y la inspiración tuvieron un lugar privilegiado, primero en el boliche, después en el barrio, que, como no podía ser de otra manera se llamó “La nueva Roma”.
Nadie se acordaba de cuando el Turco Lorenzo había construido el boliche y la cancha de paleta, lo cierto era que los domingos el lugar reventaba de gente, algunos venían de ganarle a la noche anterior a puro codillo, truco, taba y ginebra. A la sombra de la cancha de paleta había crecido Julio Cesar que de pibito corrió detrás de las pelotitas negras, cuando se escapaban por arriba de los altos muros e intentaban esconderse en los yuyales y después, cuando empezó a pegarles con cualquier cosa. A los 14 años el pibe fue cosa seria con una paleta en la mano, sin embargo, ese muchacho encontraría su verdadera vocación una tarde, cuando “El Profesor” habló de un tal Picasso y de lo que fue capaz de hacer con un pincel. “Que un tipo con siete pinceladas pueda retratar el horror del que es capaz el hombre, es mucho más que una habilidad, es mostrarle al mundo que todavía tenemos alguna esperanza”. Fue Furibundo Tempo el que lo llevó a un profesor de dibujo y también el que le compró todos los elementos que se necesitan para pintar, nobleza obliga, dicen que la pequeña fortuna que gastó fue producto de una apuesta de un partido muy chivo que supo ganar el pibe.
El talento del muchacho floreció y se manifestó de diversas maneras, hizo carteles publicitarios, retratos de chicas que cumplieron quince años, el frente del almacén “Pereira”. Dos obras son celosamente guardadas en la memoria popular, una es “La ventana”, un mural que reproduce una escena de despedida, (una muchacha que se va rodeada de mariposas y el pibe de la mirada triste parado con una ventana abierta a su espalda). La otra es una obra que los críticos todavía mantienen en una áspera discusión, unos niegan terminantemente su existencia, mientras que otros reconocen una efímera existencia, de no más de un segundo y medio. La obra es en realidad una reproducción literaria que documenta los testimonios de más de treinta personas, todas testigos directos del evento. “Cuando le preguntaron de quien estaba enamorado, el muchacho se paró en una silla y levantó los brazos, justo a la altura donde se había estacionado el humo de los cigarrillos, sus manos se movieron armoniosamente, fue como si acariciara el humo, de pronto apareció un rostro inconfundible en el aire, duró poco, lo suficiente para reconocer a “La Turca”, la imagen desapareció cuando el artista dejo salir un inevitable suspiro de amor”. El párrafo, segmento fundamental del alegato de Furibundo Tempo ante la Academia de Arte, fue tomado por los eruditos como un florido relato. La prensa incrédula, esa que jamás acreditó merito alguno a la cultura popular, calificó al hecho como una verdadera “venta de humo”, inaugurando en nuestro país una filosofía de vida.
Julio Cesar Sarlanga pintaba y jugaba a la paleta, a los 18 en la cancha del turco Lorenzo no había quien le gane, cuando revocaron el boliche pidió permiso y en la pared del fondo pintó una cancha, esa que estaba afuera, repleta de gente... “la pelota parece ovalada, esa deformidad tal vez delata un defecto del artista... el pelotaris en el aire, en pleno movimiento, la paleta en un ángulo imposible, el brazo cortando viento sobre las gorras de vasco, la muñeca casi quebrada indicando un destino y la mirada acompaña una sonrisa de tambor y tanto”, escribió el cronista del diario local cuando le dijeron que en esa cancha se jugaría el partido del siglo.
El natural de “La nueva Roma” dominaba dos talentos de manera descollante pero no tenía definido con cuál de ellos quería convivir, la noche anterior al partido, vino tinto de por medio, le confesó al Profesor que su vida era pintar... “pasa que siempre estuve como escondido en una habitación oscura, despacito descubrí que había una puerta, que se empezó a abrir a paletazo limpio, afuera, pude ver por la hendija de la puerta entreabierta, que hay mucha luz, luz del cielo y parece ser que es un cielo de otro lado, sin embargo hoy me doy cuenta que esa puerta no la abrió una paleta, la abrió un pincel. Me voy esta noche don Furibundo”.
Oscar Messina llegó temprano, se acomodó en una mesa lejana, era imposible ignorarlo, la leyenda entraba con él. El manco de “Teodolina” fue el mejor de todos los tiempos, retobado, recitador, analfabeto. Suspendido por 99 años por la Federación, pasó que discutió un fallo de un juez a los tiros. Daba ventaja si la veía fácil y ganaba igual, había volteado al invicto de Colón, el Cabezón Papaolo, un imbatible en su pago. Le ganó a los campeones mundiales, en encuentros que rozaban la clandestinidad, por plata, a él no le gustaba jugar al pedo.
Solo Furibundo Tempo sabía que el partido no se jugaría y acariciando el vaso de ginebra esperaba el momento oportuno para hablar con Oscar Messina. El Manco tomaba whisky, cuando buscó el fondo del vaso vio en el fondo el mural, se levantó despacio y se acercó a la pintura, “¿Quién hizo esto?” preguntó... “Sarlanga, Julio Cesar, el pibe que juega contra Ud. hoy”, le contestó el bolichero. El Manco no sabía nada de pintura, pero era el que más sabía de paleta, frontón y pelotas nerviosas. Pasó la mano por la mancha ovalada y trató de imitar el quiebre de muñeca. Estiró el brazo y se le escapó una sonrisa, cosa que casi nunca ocurría. Cuando volvió a su mesa no pudo dejar de mirar aquella pintura.
- Patrón, hoy no hay partido, Oscar Messina se va a su casa que ya hace rato no ve a su familia, además el Manco de Teodelina está un poco cansado.
Tomó sus cosas y con lento tranco cruzo el boliche, antes de que saliera Furibundo Tempo lo alcanzó y en voz baja le preguntó: “¿Que vio en la pintura maestro?”, “Imaginación Don... no se le puede ganar al que sonríe cuando imagina semejante cosa”, subió al auto que lo estaba esperando y se fue.
El mejor partido de pelota vasca de la historia no se jugó jamás, sin embargo hay tipos que juran haberlo visto.
Los que tuvimos la enorme fortuna de crecer en el barrio “La nueva Roma” quedamos impregnados de inspiraciones inexplicables, este cronista en una rocambolesca travesía un día llegó a la plaza mayor de Bruselas, las galerías de arte se asoman discretamente detrás de las solidas columnas. Juro que lo vi a más de 50 metros, con una vieja vidriera de por medio, el pibe estaba ahí, en una tela, con una remera que se me antojó gastada y aunque no pude definir el color, me pareció azul. En una habitación oscura, empujando una puerta que se abría venciendo al encierro, al otro lado la luz, cegadora, cálida, pura... en su mano hay un pincel, o no, tal vez puede ser una paleta, en esa parte del cuadro hay como humo y el humo tiene cara de mujer. A esa obra me la había contado una noche Don Furibundo Tempo. Se llama “El héroe”, ver la temblorosa firma cerca del marco me hizo sentir que Roma siempre estuvo en mi barrio.

Patio mio.

Por Alejandro Braile

Furibundo Tempo, siempre que salía una conversación sobre geografías lejanas descriptas generalmente por cuñados que mostraban chapas y fotos de viajeros consue-tudinarios, se acodaba en el mostrador y contaba la historia de un tipo.
Hacía una pila de años que no visitaba el patio, su patio... La verdad no había tenido tiempo, el trabajo, los viajes, las cenas con amigos, el teléfono, los conciertos, las películas, las series, la computadora, el aire acondicionado, el dólar...
Volver al patio fue toda una revelación, solo registraba la parra. Descuidada desde que murió el abuelo. Había pasado mucho tiempo, sin embargo, la desnudez a la que la sometía el otoño semejaba a un gran nido, un nido para un tipo que entraba en el ocaso de su vida.
Las juntas de los ladrillos estaban erosionadas, profundas, la enredadera había tejido su lenta invasión en esas grietas. El malvón estaba también recostado en la pared, la roja flor asomaba orgullosa entre el pálido verde y la degradada terracota.
El tipo pensó, ¿donde lo vi?
Lo cierto es que no lo había visto nunca, lo había escuchado: “Malevo que en la esquina mal herido, desangra entre ladrillos un malvón...”
El tipo pensaba, “...el corazón sencillo, lastimado...”
No sabía pero también lo había escuchado.
El tipo recordaba una foto con tonos sepia, junto a un buzón.
No, no era una foto: “Tal vez con tu dolor arrinconado, te vio en la calle vieja el paredón y estas en esa esquina del pasado al lado de la ochava y del buzón.”
El patio que sí tenía memoria, lo zamarreaba al tipo desde un tango. Pero él no escuchaba tango, lo que no sabe, como dice un amigo, que: “cuando el almanaque agrede, el tango te está esperando”.
Me gustaría escribir que al tipo lo rescatan fantasmas del pasado que todavía permanecen en el patio, que viejos amores lo consuelan, que el olvido borrará rápida-mente sus miserias.
Claro que me gustaría contar que un eclipse lo transformo en alguien solidario y que junto a una muela de juicio le extirparon el odio. Me gustaría soñar junto con el tipo en una vejez tranquila, con hijos que lo quieren y una ex que lo visita. Sería fantástico hablar de lo bien que le va en el taller. Me gustaría decir que todavía hay esperanza. Pero no, nadie viene a socorrerlo, está solo, cerró el taller y no sabe qué hacer ni a donde ir.
Sin embargo confío en el tango, en su poesía, en su nostalgia, en el temblor sentimental que produce, confío en Gardel, Rivero, Goyeneche, Troilo, Piazzola...
Confío en el patio, en su íntimo paisaje, en la potencia de esa pequeña geografía. Un patio no es lo que se ve, es lo que nos hace sentir. Confío porque el tipo está tomando mates bajo la parra, protegido por un nido gigante y todos sabemos lo que producen los nidos.
Fragmentos del tango “Patio mío”, música Aníbal Troilo, letra Cátulo Castillo.
Alejandro Braile
05/04/2019.

Tenía la esperanza de todo viejo, que lo escuchen.

Por Alejandro Braile

La mitad de la vida Furibundo Tempo la dedicó a aprender y la otra mitad a contar lo que había aprendido. Tenía la esperanza de todo viejo, que lo escuchen, supo usar la historia como excusa, la ginebra como estimulante y los principios y códigos de barrio para lograr su propósito. Se metía en el pasado y asombraba a los académicos, sin embargo donde más brillaba era en la historia reciente, esa que todavía está caliente, la que todavía anida en la memoria de los ancianos.
Chico Novarro no lo sabía pero la inspiración empezaba a hacer su trabajo y le tiraba las primeras estrofas de “un sábado más”, corría el año 1967 y el Club Atlético Villa Tesei cumplía 20 años. El mundo estaba en otra cosa, Cassius Clay se rehusaba a cumplir con el servicio militar, Pink Floyd y Bee Gees lanzaban su primer álbum, Violeta Parra nos dejaba para siempre, Oliverio Girondo dejaba huérfana a la poesía y asesinaban en Bolivia al Ché. Mientras tanto en Buenos Aires los Gatos empezaban a sonar con “La balsa” y las librerías de la Avenida Corrientes acomodaban en un rincón de la vidriera “Cien años de soledad” de un tal Gabriel García Márquez. Pero el Club Tesei cumplía 20 años y era otro mundo, mucho más lejano que los 20 kilómetros que lo separaban de las luces del centro, con héroes propios, esos que nacen en los barrios de mate cocido y kerosene. Futbolistas geniales, basquetbolistas implacables, bochadores quirúrgicos, milongueros que borraban la tristeza... Todos desfilarían en una noche que estaba edificada desde el recuerdo, pero faltaba uno, el más grande, el que supo, a puro talento, despertar desmedidas ilusiones en todo el oeste. El “Gancho Higuera”, el mejor boxeador de todos los tiempos, aseguran todavía algunos que lo vieron. Ocho combates como profesional, siete ganadas antes del límite y una por abandono, la cual motivó un gran debate en el ámbito boxístico. Higuera militaba la categoría welter junior (63.500 Kg), no se conoció actividad alguna en el amateurismo y debutó el sábado 17 de abril de 1965, en una pelea de semifondo, en el Club Atlético Villa Tesei. Ese día ganó por knock out en el segundo round, la particularidad del combate fue un eximio desplazamiento lateral del púgil, que al mismo tiempo lanzó su mano izquierda dibujando un signo de interrogación, poniendo fin al movimiento, como si fuera un punto, ahí donde terminan las costillas, en la zona blanda de su oponente se descargó una invisible potencia. El joven quedó inmóvil cuando recibió el golpe, trató de caminar pero su pierna derecha no le respondió, cayó y quedó hecho un ovillo. La cuenta superó largamente los 10 del aut y fue asistido para llegar al rincón. El título de una breve nota del periódico local lo bautizó para siempre y trató, además, de describir el episodio, “Tan efectivo, como afortunado el gancho de Higuera”. Sin embargo nada decía de la extraordinaria impresión que había causado el púgil a los casi trescientos espectadores. La segunda y tercera pelea las protagonizó como atracción estelar, “El gancho Higuera” había cortado mil quinientos y dos mil boletos respectivamente en esas noches y no defraudó, las dos terminaron en el tercer round, con la misma receta. La cuarta y quinta pelea se definieron por knock out en el cuarto asalto, el guante izquierdo dibujó un signo de interrogación en el aire e impactó, el oponente inmóvil y el efecto retardado. Ambos púgiles figuraban en el ranking nacional, las entradas se había agotado una semana antes de cada acontecimiento, “el gancho Higuera” era toda una personalidad en el oeste bonaerense. La sexta terminó en el tercero y llegó la séptima, la única que ganó por abandono. Con el estadio a reventar y alentando a Higuera a que lance su golpe mágico la multitud esperaba el desenlace, en el quinto round el puño izquierdo dibujó... faltaban treinta segundos para el fin del asalto. El oponente pareció no sentir el golpe y sonó la campana. En el rincón se empezaron a ver movimientos nerviosos, el boxeador mostraba una inusual rigidez en su pierna derecha, pasó el minuto y no se pudo parar y voló la toalla. El efecto del golpe llego un poco más tarde, pero llegó, eso fue knock out, sin embargo el juez dictaminó abandono en el sexto. La octava pelea abría una importante oportunidad internacional, Higuera ganó con su sello en el tercero. Jamás se supo que pasó, lo cierto fue que nunca más piso un ring, tampoco se lo vio más por las calles del barrio. Dicen que anduvo por Brasil y en Río de Janeiro conoció a una sueca y se fue a Europa. La noche de los primeros 20 años del Club Tesei dejó cientos de recuerdos flotando en el salón y una medalla, la más importante, colgada en el atril. Una historia trunca, sin embargo la potencia del recuerdo ha sido inigualable, los que presenciaron alguno de los ocho combates del Gancho Higuera repiten sin descanso, “fue lo más grande que vi”, y es verdad, todo lo otro, lo de los grandes campeones se lo habían contado.
Todavía en las esquinas del barrio hay muchachos que juegan a boxear, simulan golpes, uno de ellos levanta el puño izquierdo y dibuja en el aire un signo de interrogación...

La historia que nunca publicó Furibundo Tempo fue la del Gancho Higuera, alguna vez le dijo a este cronista que mantuvo reserva para no armar bardo, y me entregó una carpeta. Diez compromisos con forma de contrato y una reseña de una carilla, todo escrito a mano y en letra cursiva. Doce páginas escritas en letra cursiva, donde de la foja 2 a la 11 constaba el compromiso de participar en un espectáculo boxístico de ocho púgiles profesionales, un boxeador amateur y un promotor. El documento estaba titulado como “Unión transitoria de voluntades”, de sub título: Show de boxeo.
Lo que habían creado era sin más una cooperativa clandestina donde los firmantes se comprometieron a realizar peleas arregladas, donde siempre ganaba el mismo de una manera espectacular, eso sí, aclaraban que no se trataba de una competencia deportiva, solo usarían las reglas del boxeo profesional pero se trataba de un show, un espectáculo.
La primera reflexión de este cronista desemboco en la estafa, sin embargo cuando el viejo historiador me contó, entendí que a veces necesitamos esas sutiles modificaciones de la verdad.
“Me vinieron a ver y me contaron la idea, la compararon con “Titanes en el ring”, que tiene de malo, me dijeron, o acaso no podemos tener un campeón. Uno de acá, se imagina... y lo imaginé, y me gustó. Higuera reunía todas las condiciones, era el más extraordinario actor que he visto, copiaba todos los movimientos a la perfección y además le inventaron un golpe, eso sí, no había que pegarle porque se sacaba los guantes y se iba. Lo del efecto retardado del gancho al hígado fue una genialidad, en la pelea que ganó por abandono la cosa se había complicado, paso que el otro boxeador no sintió, ni vio el golpe, y tuvo que hacer la actuación sentado en el rincón. Lo pesado fue aguantar la presión en las últimas peleas, el ruido había llegado al Luna Park y vinieron a ver al nuevo fenómeno del oeste, se lo querían llevar a toda costa, ahí la cooperativa decidió que no iba más. No fue un engaño, la gente era feliz de verdad, todos estaban contentos de que en su barrio viviera el mejor y que en todas las esquinas se hablara de la pelea del sábado. Siempre lo mejor es lo que viene de afuera. Tantas veces nos vendieron gato por liebre, esta vez fue liebre por gato. Quien le saca a esa generación al Gancho Higuera, nadie, porque van a seguir diciendo que al mejor boxeador del mundo lo vieron aquí, en el club Tesei.”

Ilusionistas.

Por Alejandro Braile

Un domingo a la tarde le golpearon la puerta al Cholo Cristini, uno de los tres pibes le dijo:
-Maestro, se le está incendiando el auto.
Efectivamente, el Peugeot 404 que hasta ese momento andaba en el aire escupía fuego por todos lados.
Los pibes y los vecinos se portaron de primera, acarrearon agua con hoyas, baldes, jarras, hasta sifones usaron. Del auto quedó poco. Algunos días después el Cholo quiso sacar unos pesos de un tarro donde guardaba sus ahorros, el que tenía pintado prolijamente “azúcar impalpable”, pero no encontró nada. Cuando le contó a su cuñado lo que había pasado quedó confundido:
- Un distractor, el auto fue un distractor... lo prendieron fuego y después en la urgencia para apagarlo se metieron en tu casa para buscar agua o lo que sea. La cosa es que parece que sabían donde tenías la guita y te afanaron. Es lo que hacen los ilusionistas.
Lo cierto es que el Cholo sigue pensando que debe haber puesto la plata en otro lado y no se acuerda. Tiene dos poderosas razones para pensar así, una es que no anden diciendo por ahí que es un gil y la otra, la más importante, que el cuñado tenga razón.
El ilusionismo es un arte que crea una atmosfera donde siempre estamos desprevenidos, estos artistas elaboran adminículos complejos para presentar sus espectáculos, detrás de cada acción hay una demostración que revela un gran conocimiento de muchas disciplinas, pero de lo que más conocen es de los sentidos y la conducta humana. Lo que vulgarmente llamamos magia, es en realidad (valga la paradoja), aferrarnos a la posibilidad de que la ilusión rompa la barrera de lo imposible. Lo extraordinario que produce el ilusionista es un hecho que sabemos que no puede ser pero ocurre. Es evidente que existe un engaño, el tipo no pudo desaparecer y mucho menos aparecer a cuarenta metros de donde estaba casi en el mismo instante. No puede leer mi mente, no puede volar ni levitar, ¡vamos!, no puede hacer desaparecer una locomotora. Sin embargo he visto volar al tipo, además adivinó la carta que pensé y la locomotora no estaba más en el escenario. Afortunadamente todo eso pasó en el ámbito del espectáculo, me han engañado, no sé cómo, pero me he entretenido y esa mentira escénica ha tenido en mí una consecuencia nimia, solo me ha quedado la picante sensación de la curiosidad.
El ilusionista, el mago, para llamarlo vulgarmente, me ha dejado pensando y no precisamente en sus trucos. Si ese hombre con su parafernalia escénica pudo meterme en una realidad ficticia, ¿por qué a ese momento lo viví como real? No puedo dejar de pensar que existen otros ilusionistas, que no despliegan su arte adivinando cartas, cortando mujeres con enormes sierras... Acaso el músico no es un ilusionista, un actor o actriz no son ilusionistas, los que hacen una película, los escritores... pero escrutemos a los artistas, sabemos que ellos tienen ese don de meternos en una realidad casi divina, donde la actuación es una mentira aceptada cuya finalidad es la emoción para mostrarnos algunas cosas en las que jamás reparamos. Pensar a Gardel solamente como un cantor, aun como el más grande, es una grave simplificación. Para varias generaciones el hombre de la sonrisa eterna fue un sueño ineludible, querían ser como él. Otro Carlos hizo un pacto con el diablo para contarnos como es la grasa de las capitales que no se bancan más y el Indio que supo generar una tribu sub urbana a la que hizo danzar mil veces con esa risa de mandíbulas duras en esas noches de cristal que se hicieron añicos con los ojos ciegos bien abiertos. Y el otro, el de Fiorito, ese que con una pelota nos mostró lo que es ser felices. Ilusionistas, de los buenos, de los nuestros.
La vida está plagada de ilusionistas; que te digan que si te portas bien vas al paraíso no pasaría de ser un chiste festejado por los paganos, lo preocupante es que hay gente que lo cree y lo divulga, sin duda es producto del trabajo de un ilusionista. Que te digan por la tele que si usas determinado desodorante las mujeres caerán rendidas por tus encantos es casi un insulto a la inteligencia, lo notable es que venden millones de desodorantes, el publicista en realidad es un ilusionista. Ni hablar cuando creímos que el sabor del encuentro era tomar una cerveza. Los que te venden que la revolución es la salida, pero que nunca lo vas a ver, es lo mismo que lo del paraíso y uno siente que son los mismos ilusionistas.
Alguna vez Furibundo Tempo fue animador en un corzo, entre los artistas que desfilaron por el escenario había un mago, la presentación fue un verdadero manifiesto:
“En esta tarima en pocos minutos actuará un mago, mejor dicho un ilusionista, veremos cosas que no pueden ser verdad.
El hombre vive de eso, sin embargo, si lo pensamos bien nos va a dejar una enseñanza que jamás debemos olvidar.
Nos va a engañar, nos va a sorprender, nos va a asombrar, pero no nos va a lastimar.
Nos va a entretener.
Hay otros ilusionistas, que no se presentan en lugares como estos, que inventan una realidad y que jamás dicen “esto es un truco”, usan este extraño arte para empobrecernos, para hundirnos en la miseria, para fomentar el odio.
No sabemos que son ilusionistas, pero están por ahí, disfrazados de comuni-cadores, de abogados, de políticos, de empresarios, de escribanos...
Con ustedes El mágico de Tesei.”
Anécdota aparte; Esa tarde el “Mágico” pidió una voluntaria, un grandote con mandíbula prominente haciéndose el gracioso señaló a su novia y una hermosa morocha subió a la tarima, después de un pase genial del ilusionista la muchacha desapareció. Dos meses buscaron a la piba, la tranquilidad llegó cuando los padres recibieron una llamada de Perú y la señorita le hizo saber a los viejos que estaba de gira con el Mágico. El novio quedó desconcertado, no cree que la piba lo haya abandonado, para él su novia desapareció de verdad y todo eso de Perú es un cuento del Mágico que jamás admitiría que el truco se le fue de las manos.

“No estaba de parranda, estaba preso”

Por Alejandro Braile

El desconcierto en el río de la Plata es indisimulable, las tapas de los diarios de esta mañana, solo abonaron la confusión general. Página 12 tituló: “No estaba de parranda, estaba preso”. Clarín, por su parte, decía en su portada: “Cisneros, un nuevo gobierno”, La Nación, también dio su particular punto de vista: “Fernando VII se tomó un año sabático.”
Lo cierto es que el 13 de Mayo pasado, las noticias de la caída de Andalucía llegaron a Buenos Aires y a Montevideo a bordo de embarcaciones británicas.
“Después de la derrota del ejército español en las Navas de Tolosa el 20 de enero del corriente año, Andalucía cayó en poder de Napoleón, y su hermano José entró a Sevilla el 1º de febrero. Toda la casa real está prisionera en Francia. Con excepción de Cádiz y la isla de León, defendidas por el duque de Albuquerque con apoyo británico, todo el territorio español queda bajo dominio francés.
La Junta Suprema se auto-disolvió, presionada por el general Wellesley y el embajador británico Frere, pero en acuerdo con la Junta de Cádiz creó el Consejo de Regencia, que infructuo-samente pretende gobernar España y sus colonias en nombre del rey Fernando VII. El derrumbe del régimen español ya es total e inocultable, desafiado por los mismos monopolistas españoles y sin base popular. Esta, por supuesto, es una situación que viene gestándose desde la deposición de Fernando VII, y que se extiende mucho más allá del Río de la Plata.”
Telesur, desde su agencia de noticias latinoamericana advierte que, como dijo la Bersuit, “Se viene el estallido”: La agencia latinoamericana pasea a los televidentes por los acontecimientos en Chile en 1808 y el alto Perú en 1809, donde el orden colonial quedó duramente cuestionado. “Es cierto, ambas revueltas fueron sofocadas por los virreyes de Buenos Aires y Lima, (dice el cronista señalando al Cabildo), pero estos precedentes solo presagian un colapso total del poder español en el Río de La Plata.
Las editoriales radiales de los periodistas Jorge Lanata, Alfredo Leuco e hijo, Marcelo Longobardi y Nelson Castro, advierten sobre la peligrosa posibilidad de parecernos a Venezuela, dado que en esas lejanas tierras un tal Bolívar está haciendo febriles gestiones para repatriar a Francisco de Miranda desde Inglaterra, a los efectos de otorgarle el poder público, nombrarlo Generalísimo, y llevar adelante una gesta independentista de proporciones continental.
En horas de la tarde del 15 de Mayo, en conferencia de prensa, que solo admitió preguntas de TN, Clarín e Intratables, Cisneros expresó públicamente su pesimismo sobre el futuro de España.
En uno de sus habituales almuerzos la Diva Mirtha Legrand, recuperada de una intervención quirúrgica por una obstrucción intestinal, desmintió enfáticamente a una publicación francesa: “Quiero dejar en claro, jamás apoyé a Cisneros”, visiblemente molesta agregó, “Terminen con eso, por favor, que me molesta muchísimo”.
El día 21 mayo amaneció con cielo encapotado, una multitud conducida por French y Beruti reclamó Cabildo Abierto, exigiendo la representación del pueblo en las decisiones. Es así como en todos los documentos aparece el "pueblo" apoyando la revolución. Se trata de los "manolos" y "chisperos", un nuevo grupo social que emergió con la revolución y cuya movilización marcará la historia de nuestro país. Sin embargo en la columna editorial del diario La Nación, su periodista estrella, rotula a los cabecillas como subversivos, que pertenecen a una flamante agrupación que se hace llamar “La gloriosa JP”, colectivo desconocido hasta hoy.
Es imposible soslayar la prolija nota del cronista de Página 12 que transcribimos a continuación:
“El 22 de mayo se reunieron más de doscientos ciudadanos en el Cabildo. El obispo de Buenos Aires, Benito Lué, expresó la tesis del bando peninsular de que no debía producirse cambio alguno, pues mientras existieran autoridades españolas, cualesquiera que ellas fueran, éstas debían gobernar las colonias americanas. Dicha tesis fue rebatida por el abogado criollo Juan J. Castelli, quien se basó en el hecho técnico de que América no dependía de España sino del monarca. Frente a su ausencia y a la ocupación de España por los franceses, sólo cabía reasumir la soberanía popular y nombrar un gobierno representativo.
El fiscal de la Audiencia, el respetado jurista Manuel Genaro de Villota, dijo aceptar la tesis de Castelli, pero sostuvo que la soberanía popular no podía ser ejercida por una sola provincia o municipio, y antes de tomar decisiones se debía consultar con las demás jurisdicciones del virreinato. A la postura de Villota respondió Juan José Paso, el abogado patriota de mayor prestigio, arguyendo que Buenos Aires era la "hermana mayor" de las provincias, y que ante la urgencia debía asumir la gestión de sus negocios, sin perjuicio de consultar con las demás posteriormente. La Asamblea aclamó el discurso de Paso, que se convirtió en el héroe de la jornada. Hubo consenso en la ilegitimidad de los títulos del virrey. Muchos peninsulares, incluido el general Pascual Ruiz Huidobro y los conservadores canónigos, votaron por la cesación del virrey y la elección de un nuevo gobierno.”
Ya todos sabemos cómo terminó este episodio de nuestra historia, pero recién varios años después este pueblo decidió romper los lazos con los organismos internacionales que lo sumieron en la miseria. No podemos soslayar el epilogo de aquel 25 de mayo:
Al grito de viva la patria el “pueblo se abrazaba”, un grupo que fue tildado como los inadaptados de siempre no paraban de saltar y cantar a voz en cuello “Viva Perón Carajo”.

La Feria del Libro.

Por Alejandro Braile

La feria del libro ha congregado a millones de curiosos y en proporción a pocos lectores en la historia de esta convocatoria. Los antecedentes hay que buscarlos en el siglo XV, cuando los mercaderes se dieron cuenta que el libro podía ser una mercancía de consumo popular, las primeras fueron: La de Lyon, Francia, (Feria de Lyon); Feria de Medina del Campo, España; Feria de Frankfurt, Alemania; Feria de Leipzig, Alemania. Buenos Aires lanzó su primera feria en 1975. El libro ha sido un envase del conocimiento y los poderosos han resguardado en sitios inexpugnables el divino tesoro del saber. Las bibliotecas fueron proliferando a medida que el conocimiento se popularizaba, es decir, cuando el saber que contenían esos libros ya estaba aplicado. El poder estaba impreso, la filosofía, la ciencia, el progreso se expresaba en letras de molde. Recién después de 1900 la lectura paso a ser un ejercicio masivo.
En Hurlingham se remontan a la vieja escuela 10 como protagonista de la primera feria del libro, antes había comercios de libros y revistas usados donde se practicaba el canje, especialmente en Morón, cabecera del partido por ese entonces.
El libro siempre fue una preocupación para Furibundo Tempo, el viejo historiador acaparaba cientos de ejemplares de los clásicos que después repartía, el gran esfuerzo no le daba resultado. La gente, la que él quería que lean esos libros no podía, no sabían leer. El hombre, lejos de desalentarse, emprendió una de las cruzadas más conmovedora de la historia de nuestro partido. No dejó club social, sociedad de fomento, sociedad de socorros mutuos, centro de jubilados sin visitar. Furibundo Tempo, cuando esos lugares estaban concurridos, con voz alta y clara, contaba un libro. Memorable fue la noche del bufet del Defensores cuando contó “El jugador”, Fiódor Dostoievski lo hubiese aplaudido. Todos los parroquianos conocieron a Alekséi Ivánovich. Otra noche inolvidable fue la del club San Matín, la búsqueda de Balthasar Claës conmovió a los presentes al punto de desatar una polémica por la conducta del personaje. Todos se fueron pensando en la búsqueda de lo absoluto y en Honoré Balzac. Las consecuencias de aquellas noches se vieron al tiempo, a esos enamorados, atormentados por un amor no correspondido, decididos a perder la vida, si esto fuese pedido por su amada, se los llamaba Alekséi, los otros, los obsesionados por búsquedas que rayan lo imposible, a como dé lugar, aun a riesgo del derrumbe personal, se los calificaba Balthasar. La imagen de un obrero con una pala ancha en alto contra un molino ubicado en una quinta del barrio inglés, le es atribuida a la obra de Furibundo, no quedaron dudas cuando se supo que el hombre decía mirando el cielo “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”. Ese Quijote no era de La Mancha, era delegado de la UOCRA y vivía en Tesei.
Fueron cientos los personajes que cobraron vida en el territorio que hoy pertenece al partido de Hurlingham, hay por lo menos cuatro personas que se llaman Adam, por la novela de Marechal. Dos Aureliano caminan por las calles de Williams Morris, juran que cuando pibes el padre los llevó a conocer el hielo cerca del casco histórico de Hurlingham, viven solos, llevan ya 75 años de soledad. Un jardinero de una casona cerca de la estación, militó en política y le fue bien, en la puerta de su despacho de concejal la placa anunciaba a un tal Chauncey Gardiner. Pocos sabían que se trataba del personaje de la novela “Desde el Jardín”de Jerzy Kosinski. Gregorio Samsa solía acomodar su silla de ruedas cerca del monumento a la madre, en la plaza y contaba a quien quisiera escuchar su triste historia de haber sido una cucaracha. El Martín Fierro recitado de memoria en las cuadras de las panaderías es atribuido también a la iniciativa de Don Furibundo Tempo, la cosa se remontaba a una clase magistral dictada en el gremio de panaderos y afines.
El libro parece ser un elemento corroído por el tiempo, la gente ha cambiado su manera de acceder al conocimiento e inclusive de entretenerse, ahora hay pantallas que cuentan, que muestran. Lo que se porta es un celular inteligente, el libro es una antigüedad. Casi todos saben leer, sin embargo las páginas siguen encerradas en la oscuridad del libro cerrado, una feria de un artículo destinado a un estante parece ser un esfuerzo sin destino, tal vez debemos cambiar el formato de estos ambiciosos eventos.
Cuando le preguntaron al viejo historiador: ¿qué era eso de contar libros?, Furibundo, con la infaltable copa de ginebra en la mano contestó:
“Cuando empecé con eso la gente no sabía leer y ese detalle los alejaba de maravillosas aventuras, se sentires supremos, de saberes indiscutibles. Alguien tenía que hacer algo y empecé a contar los libros. Fue una experiencia maravillosa, muchos aprendieron a leer solo para meterse en el mundo de los libros, muchos otros siguieron en el analfabetismo, sin embargo sabían quiénes eran José Hernandez, Marechal, Kosinski, Dostoievski, Tolstoi, Garcia Marquez, Borges... Parece poco conocer una obra desde un resumen del argumento, de una sucinta descripción del protagonista, de una pequeña mención al autor, parece poco, pero que alguien que está condenado a no leer jamás un libro tenga acceso a estas sagradas escrituras me parece un paso gigante. Aunque parezca paradójico la gran mayoría que sabe leer se está perdiendo ese maravilloso mundo que sigue encerrado en oscuras y tristes bibliotecas.”

Fombona vuelve

Por Alejandro Braile

Rufino Blanco Fombona nació en Caracas, y después de 70 años murió en Buenos Aires, pocos sabían en las lejanas tierras del sur quien era ese tipo. El empedrado porteño recibió su último suspiro y dicen que alguna vez en un boliche de la Boca, alguien cantó una milonga que describía su pluma de poeta y su alma de incansable guerrero. El hombre que siempre volvía a su Caracas natal, perseguido por su postura política, exiliado eterno por su reclamo, murió pensando que su Latinoamérica tenía un destino.
Su niñez transcurrió en los prestigiosos colegios Santa María y San Agustín de Caracas donde recibió sus estudios elementales, graduándose de bachiller a los 15 años. Ingresó a la Universidad Central de Venezuela para estudiar Derecho y Filosofía. Sin embargo nunca terminó estos estudios. La academia Militar lo recibe como cadete (1891), a los 17 años. “La casa de los sueños azules”, no lo convence y al año siguiente participa en la revolución Legalista (marzo – octubre 1892), liderada por Joaquín Crespo (1841-1898); esta revolución, de las tantas producidas en Venezuela, con siete meses de duración, fue una de las más sangrientas del siglo XIX, el motivo residió en que el presidente Raimundo Andueza Palacio (1846-1900), intentó reelegirse, él como muchos, olvidaron que “Venezuela es como un cuero seco”, por algún lado se levanta. A partir de ese hecho histórico, Rufino Blanco Fombona, comienza una vida agitada y productiva intelec-tualmente, nutrida, sin dudas, por los viajes a los Estados Unidos, Europa y varios países latino-americanos.
Fombona es autor de una fecunda y monumental obra intelectual, sus trabajos fueron traducidos a varios idiomas, su literatura brillo en francés, inglés, italiano, alemán y ruso. Lo curioso es que para la mayoría de los venezolanos es un desconocido. Solo trascendió un pintoresco anecdotario plagado de duelos y aventuras galantes. La tragedia contribuyo a la mirada tangencial de la vida de Rufino Blanco, cuando tenía 43 años (1917), su joven esposa con la que se había casado un año antes, descubre una relación amorosa, estable y ya antigua de su esposo. La mujer no pudo soportar la corrosión espiritual de la infidelidad y se suicidó. Diez años antes, Fombona había escrito “El hombre de hierro”, que abordaba justamente el tema de la infidelidad. El personaje central de esta novela, entre otras cosas era sometido a la humillación producto del engaño de su esposa, la que, ante el encandilamiento de la belleza y una vida monótona juega su destino en una aventura.
La verdadera historia de esta obra es la relación de la burguesía caraqueña con la vieja Venezuela.
La generación modernista explota junto al genio de Fombona y desde las páginas de las inigualables publicaciones “El cojo ilustrado” y “Cosmopolis” universaliza los paisajes de Venezuela y su gente, todo esto cuando el siglo XIX se moría. Muy cerca de ahí, en Nicaragua, otro modernista descascaraba al mundo, un tal Rubén Darío.
Sin embargo no es la pluma de Rufino Blanco la que nos convoca. El hombre incursiono con profundo compromiso la realidad política de su entrañable Venezuela.
Fue Cónsul, Gobernador, Diputado, lo metieron preso, lo subieron a un barco y lo mandaron a Europa, pero este hombre tenía la costumbre de volver y lo hace justo a tiempo para participar del derro-camiento de la dictadura de Cipriano Castro.
Con muchos recaudos contempló la inauguración de la dictadura del General Juan Vicente Gómez que gobernó hasta su muerte. El nuevo dictador le ofrece un cargo diplomático en el exterior. Con la sospecha de que lo querían alejar del país, Rufino Blanco rechaza el cargo. Su vida política toma impulso desde el llano, y en 1909 llega a ser Secretario de la Cámara de Diputados, y el primer gesto político en el cargo determina su destino. Eleva una carta de protesta al general Gómez, cuestionando severamente la presencia de barcos de guerra estadounidenses frente a la costa venezolana, mientras se desarrollaba el golpe de estado que lo llevaría al poder. Consideró Fombona, que era inadmisible omitir la violación a la soberanía nacional en la que había incurrido el imperio americano. Además dejo en claro que la maniobra fue solicitada por Gómez. Lo encarcelan, en “la Rotunda”, y unos meses después es embarcado rumbo a Europa, corría el año 1910.
¡Fombona vuelve!, no se escuchará hasta 27 años después, un largo exilio que no será impedimento para seguir formando parte de la vida política de su País. Cuatro años en París, y los demás en Madrid lo vieron generar una formidable oposición al régimen de Gómez, cada acción del dictador era analizada y cuestionada del otro lado del océano, con un artículo periodístico, un ensayo, una novela o un cuento.
El hombre abogará por la unidad y la solidaridad de los pueblos hispano-americanos, para él, igual que Bolívar, la patria es América, pero la América de habla hispánica, porqué hay más lazos de unión que de desencuentros. Mantuvo durante toda su vida una lucha sin cuartel contra todos los imperialismos que amenazaban a los pueblos latinoamericanos; en una defensa a ultranza de la cultura, y en particular de la literatura autóctona, que reflejaba raíces, realidades y miserias incontrastables. Con la cobertura del pensamiento político de Simón Bolívar, supo poner en evidencia, el accionar imperialista de Estados Unidos y alertar sobre el enorme peligro que significaba para su pueblo.
Venezuela pasa por uno de los momentos más oscuros de su historia, el cuero seco vuelve a levantarse, otra vez los oligarcas reclaman... en algún lugar de la sabana se empieza a escuchar que “Fombona vuelve”.

La cultura del dólar.

Por Alejandro Braile

“No hace falta aclarar de que se trata, el Dólar es una moneda universal, para algunos representa la eficiencia económica de Estados Unidos, para otros simboliza el imperialismo americano. El trigésimo séptimo presidente de este País, Richard Nixon, le dijo al mundo: “La fortaleza de la moneda de un país depende de la fortaleza de su economía”. Para algunos, esta frase es una síntesis de EEUU, para otros es una advertencia del peligro que encierra una moneda sin respaldo. Transitar la historia del Dólar es descubrir intrincados senderos, donde, patriotas, mártires, ciudadanos honestos, asesinos, estafadores y vulgares ladrones, se mezclaron y por las buenas y muchas veces por las malas, llegaron a ser la primera potencia mundial. El enorme poder que ejerce el gigante del norte, lo explica su moneda, el Dólar.
La historia de la economía de Estados Unidos, es la historia del dólar. En este recorrido no se puede soslayar el protagonismo del Banco Central de Inglaterra, la dinastía Rothschild, Napoleón Bonaparte y la puja por el dominio del Banco Central de Estados Unidos, primero, y la Reserva Federal después.”
Unas treinta personas escuchaban atentamente a Furibundo Tempo, el “Profesor” estaba sentado en la raíz del viejo ombú, con la mirada perdida en la catedral de Morón. A último momento la Universidad le había negado el espacio para disertar, como única explicación le hicieron saber que “la orden viene de arriba”. Los noventa avanzaban a todo tren y los argentinos agotaban pasajes para pasear en el exterior. Un peso un dólar y toda la fantasía de pertenecer a un mundo que exige pautas diferentes, renunciar a tu idioma, a tu moneda, a tu cultura, a tu geografía, en definitiva, renunciar a lo que eres. Tempo la tenía clara:
“Nosotros tenemos un concepto de la cultura que solo se circunscribe a la producción artística, jamás reparamos que nuestra conducta siempre responde a mandatos culturales, la mayoría de ellos nos han sido implantados. El eufemismo “cultura es todo” nos hizo mucho mal, nadie se toma el trabajo de explicar porque cultura es todo. El egoísmo, el sálvese quien pueda, son productos culturales encapsulados en esta nueva forma de vivir llamada neoliberalismo.”
Aquella tarde el Profesor ofreció una clase magistral de cómo nos afecta el dólar, de cómo la moneda del norte se convirtió en un arma formidable y como lograron de que un papel pintado de verde fuera la referencia ineludible para tazar todo, hasta el precio de los traidores. Pasado el tiempo nos damos cuenta de lo acertado que estaba el hombre, la cultura tiñe todos los quehaceres de la vida, algunos nos educan, nos emocionan, nos previenen, otros nos embrutecen, nos hacen actuar contra nosotros mismos, la cultura del dólar es una de ellas, un verdadero atentado contra tu lugar, tus sueños; Los próceres dirían, contra la Patria.
“El estado es el único instrumento eficiente para aplicar la justicia social, por eso es atacado desde adentro y desde afuera, la idea siempre fue desmembrarlo, achicarlo. Los poderosos, esos que se adueñaron del patrimonio de este País, siempre con procedimientos bestiales, se han querido defender con disparatados argumentos, nunca han mostrado su inconfesable conducta que nos hundió en el abismos de la miseria y el horror. La moneda nacional es tan importante como el territorio, es la herramienta fundamental para llevar adelante cualquier iniciativa con intención de redistribución. Defender la moneda nacional es nada más ni nada menos que defender la soberanía. Se habla de dolarizar, de lo que realmente se está hablando es de entregar nuestra independencia económica, es como entregar a los poderes foráneos un pedazo grande de nuestro territorio. Si esto ocurre, nuestro destino estará marcado, la pobreza y la miseria no dejarán lugar a las utopías y será normal que quien nace pobre debe morir pobre. El dólar esconde en su pasado una historia de prepotencia y muerte, la verdadera historia del dólar es la historia del dolor.”
Pasaron más de 20 años y todavía retumba en la plaza de Morón la palabra de Furibundo Tempo, otra vez las pizarras con la cotización, otra vez el riesgo País, otra vez el salario miserable, otra vez el hambre... otra vez.

¿Por qué persiguen a Milagro?

Por Alejandro Braile

No tiene que ver con causas judiciales ni dinero, ni con la particular inquina del nefasto Gobernador Morales. La verdadera razón es la construcción de viviendas sociales. Que el 5 % de la población más desprotegida de Jujuy haya tenido acceso a una vivienda es imperdonable. Nunca, en ningún lugar del País, Gobernadores, Intendentes, han podido mostrar la obra de la Túpac Amaru, jamás. Lo interesante es que no se trata de voluntad política ni de dinero, se trata del mercado. La idea es que las casas se compran y quien no tiene dinero no tiene casa, “el mercado” construye un modo de vida bajo esta premisa. Milagro Sala rompió con eso, como si fuera poco, lo hizo sin tener conocimiento académico, desde afuera de la hegemonía de las constructoras. Hacer 8500 viviendas para los nadies es un verdadero terremoto para el negocio inmobiliario, para los créditos bancarios, para los mercaderes de la intemperie.
Detenerse a analizar el comportamiento del poder judicial jujeño o en el accionar del poder ejecutivo de esa provincia es llegar a conclusiones que ya conocemos. Lo peor de esa comunidad lo está gobernando, Morales ha sido siempre un miserable, en su participación con la alianza del 2000 y después como Senador, todos los que acompañan al contador son de la misma calaña, los jueces, los fiscales, la policía provincial, son todos una vergüenza. Sin embargo son solo peones de una gran partida que se juega en Jujuy, son distractores del tema que no se está discutiendo. El verdadero juicio que está afrontando Milagro Salas es porque ha puesto en duda la santidad de la propiedad privada, la intervención del estado desde cooperativas para la construcción de casas para los más humildes rompe con una lógica que el mercado considera intocable.
El mercado en lugares como Jujuy no es invisible, tiene nombre y apellido, son la suma de los empleados públicos, la dirigencia política, la cúpula eclesiástica, los altos mandos policiales, la dirección de la comunidad educativa, los responsables de impartir justicia, los escribanos, los que manejan el mercado inmobiliario, los comerciantes... que desde la complicidad o el silencio actúan en defensa propia para conservar privilegios que les otorga el sistema a costa de las calamidades que viven los que están hundidos en la miseria.
Una vivienda para una familia es un paso gigante, agua potable, cloacas, baño y cocina con agua caliente, habitación para los niños... si a eso le agregamos: lugares de esparcimiento, salas de primeros auxilios, hospitales cercanos, escuelas primarias y secundarias, profesorados y cooperativas de trabajo, la dimensión de futuro es tan grande que se parece mucho a una revolución. Cuando aparecen estos fenómenos colectivos el mercado se asusta, una comunidad organizada a partir de la solidaridad es una amenaza latente porque a corto plazo los hijos de esa experiencia estarán en condiciones de discutir y ocupar puestos públicos, serán, además, los futuros políticos, la futura justicia, la futura educación. Milagro Sala y otros compañeros fueron condenados porque a Morales le tiraron huevos, tres años le dieron, ella ni si quiera estaba en el lugar. Ahora 13 años más, por asociación ilícita... la verdad es una huevada discutir esos fallos, la mujer está enfrentando otra condena, la del mercado, la del capitalismo, que pone como brazo ejecutor a los peores exponentes de la condición humana.
Pobre Milagros, son tantos los que declaman al capitalismo como el enemigo universal y tan pocos los que se solidarizan con esta mujer. Calamidades está sufriendo, ella y un grupo de cooperativistas. Uno prefiere pensar que no se ha comprendido bien lo que pasa en Jujuy, que no se entiende quien está llevando adelante este escarmiento.
Presa política, presa por cambiarle la vida a los nadies... ¡¡¡No!!! Está presa porque su obra es una alternativa justa a la basura que está impo-niendo el neoliberalismo y Milagros puede ser cualquiera que tenga aspiraciones de cambiar esta realidad.

Nota a Eugenio Raúl Zaffaroni
“Al chabón hay que convencerlo que lo  
tomaron por gil”

Por Alejandro Braile

Agradecemos a Alejandro Braile Director de la Revista Digital El Nido del Cuco por ofrecernos esta nota para ser publicada en nuestro formato de papel.

El paro de subtes me llevó a tomar un colectivo que me dejó en cualquier lado, no pude evitar pensar en el conflicto, “por fin los metieron en cana”, dijo un tipo en un quiosco de diarios refiriéndose a los delegados y me dejó descorazonado, sin ganas. Hace algunas noches los muchachos de la revista me dijeron, “hace falta una entrevista, alguien que tenga alguna respuesta al desastre que estamos viviendo”. En Gavilán y Gaona decidí tomar algo, me acomodé en una mesa y el aroma del ambiente me llevó a pedir un café.
Me detuve en un ocasional vecino, el hombre rodeaba el pocillo con sus manos, lo reconocí, Eugenio Raúl Zaffaroni.
Poco a poco el aroma a café empezó a cambiar por el perfume del malvón, la cosa tiene que ver con otro tiempo, una galería, un niño, un tablero de ajedrez y un hombre que enseñaba. Berretines, puede ser, lo cierto es que el perfume a malvón me inspira a confiar, es como una rara asociación entre el aroma y mi intuición. Lo contrario me pasa con el jazmín, y sospecho que tiene que ver con la entrada sin permiso a un jardín, donde la pelota caprichosamente se había alojado en un arbusto de flores blancas, la patrona soltó los perros. Lo saludé con el cuaderno en la mano, le pedí disculpas por lo inoportuno que podía llegar a ser y le expliqué lo de la revista, el Dr., que olía a malvón me señaló la silla. Sin preámbulo le empecé a contar lo que me estaba pasando, cuando era pibe, dije a modo de confesión, los hijos de las maestras concurrían a la escuela pública, los pibes nunca tenían de maestra a su madre, sin embargo el hijo de la maestra tenía ciertas contemplaciones, a misma travesura distinta vara, a los demás mortales nos tocaba un destino incierto, convocatoria a nuestros padres, suspensiones... el hijo de la maestra recibía un “voy a hablar con tu madre”. La cuestión se nos ocurría injusta, como todo el mundo sabe, los niños tienen en la maestra su primer amor, nunca sabemos cuándo nos desamoramos, pero creo, que esas pequeñas injusticias pulverizaron el amor y la confianza. Después crecimos y se nos apareció una nueva maestra, “la justicia”, es evidente que esta maestra de los adultos tiene hijos que son tratados de manera diferente, los habitantes de las cárceles, por abrumadora mayoría son pobres. ¿Los grandes males de Argentina se solucionan encarcelando pobres?
-No, pero en todo el mundo funciona así, no hay cárceles llenas de ricos. Esto no es porque los pobres delinquen más, sino porque son más brutos, para decirlo claro, no saben fundar un banco, organizar una offshore, no están entrenados para volverse ministros de Macri y a la vez accionistas de las empresas o transnacionales que benefician, es decir, hay lo que un criminólogo norteamericano clásico, conservador se podría decir, hace como cincuenta años llamo la “formación diferencial”, o sea, que en una villa no se aprenden esas cosas.
Por eso, el pobre que quiere delinquir comete acciones más torpes y que, más claramente, más manifiestamente, son reconocidas por las víctimas. Vos te das cuenta de que un primitivo te rompió el vidrio del autito para sacarte la mochila que llevás al lado, pero tal vez no te diste cuenta tan rápido de que endeudando al país te iban a dejar tu guita en el corralito o en el corralón, mientras “legalmente” un montón de vivos cobraban comisiones astronómicas para tramitar esos contratos de préstamo.
No hay nada que hacerle: cuando alguien se larga al delito, pobre o rico, sólo lo puede hacer conforme a su “knowhow” y, el que sólo sabe –o cree que sabe- cómo robar un banco, no sabe cómo fundarlo y fundirlo. Y el que cree que sabe cómo robarlo, en el fondo es un “chabón”, por cierto.
-Pero el problema es que el poder de los que tienen el “knowhow” de los grandes delincuentes, necesita de los “chabones”, porque cuantos más “chabones” haya, más se legitima ante los ojos de la población victimizada por esos actos evidentes, para montar un aparato represivo que, como siempre, sirve para controlarnos a todos para que banquemos los efectos de los delitos de los más poderosos.
El ciudadano de a pie, posiblemente el pacífico viejito que está en esa otra mesa, esté de acuerdo en esa represión al estilo Patricia, porque no se da cuenta que es funcional para los que le reducen su jubilación y no les dan los medicamentos que necesita. Por eso es que las cárceles se llenan de “chabones”, porque los reproducen.
-No tengo dudas ni nadie puede tenerlas, que los hijos de puta que matan, violan o hacen otras cosas parecidas deben ir a la cárcel, no existe otra solución en el mundo, los crímenes graves no podés hacer otra cosa que responderlos con prisión. Esa regla no la viola ningún país del mundo. Pero con los “chabones” de delincuencia de gravedad media y menor hay que tener cuidado, porque la cárcel los reproduce, los “fabrica”, el que entra porque “afanó”, sale sin decir “yo robé”, sino diciendo “yo soy ladrón”, y allí está la reproducción, que es funcional para los que tienen el poder real, es decir, para los que cometen los delitos económicos masivos, que hace unos años un famoso penalista alemán los llamó “delitos económico-políticos, porque joden masivamente a toda la población de uno o más países, como la estafa sideral del 2008, encubierta piadosamente bajo el nombre de “crisis”.
L.H.D.H.- ¿Habría que hacer otra cosa con esos “chabones”?
Sí, obviamente, no se trata de acariciarlos, sino de evitar la reproducción de “chabones”. Fijate que hay países que tienen muy alto índice de prisionización, como Rusia o Estados Unidos, y junto a ellos, pasando su frontera apenas, hay otros que tienen los más bajos del mundo, como Canadá o Finlandia. ¿Los canadienses o los fineses están locos acaso, sus asesinos y violadores andan por la calle alegremente? No, de ninguna manera, sólo que operan de modo diferente sobre esa faja de gravedad media y menor, no reproducen “chabones”.
Al “chabón” hay que convencerlo que lo toman por gil, que no es el piola de la película, sino el boludo que pone la cara al instrumento de control social de los chorros en serio y en grande, de los que manejan otro “knowhow” del que él no tiene la menor idea, en un mundo que ni se imagina.
Por otra parte, te advierto que la prisionización aumenta o disminuye no por lo que diga el código penal, porque no son las penas más altas lo que necesariamente aumenta el número de presos. Sacátelo de la cabeza: el número de presos aumenta por el código procesal, porque la mayoría de los presos de América Latina no están condenados, sino sólo en prisión preventiva, que es una pena anticipada cuya legitimación es algo así como el cuadrado del círculo para mis colegas procesalistas.
Los jueces no quieren excarcelar, porque tienen miedo al linchamiento mediático, no sea que suelten a alguien que se mandó un hurto y cuando llega a la casa mate al vecino. No son sólo los políticos quienes tienen miedo a los medios audiovisuales monopólicos al servicio de los poderes reales en la Argentina, los jueces también y con más razón todavía, porque son más indefensos. No son muchos los que se bancan que les repitan el cuento de que un auto estacionado es una cosa perdida, cuando lo que dije fue que un auto robado está perdido para el dueño, lo que a cualquiera le parece evidente, menos a aquel maestro de los tristes ventrílocuos actuales, de triste memoria, que se llamó Neustadt, o que un delito sexual sin luz es menos grave, cuando nunca lo dije yo, sino un colega en otro voto, pero difundido por alguien que apenas zafó acusado de vender “bonos de honestidad”, o de que quiero largar a todos los presos, inventado por algún juez “duro” que terminó preso por coimero. Hay que tener la piel gruesa para bancar esas cosas, estar muy seguro de uno mismo, y eso no se le puede exigir a todos. Se explica el miedo, no es para menos, la mayoría son funcionarios que están muy solos, muy indefensos y que, además, no saben cómo manejarse con los medios, cuando lo hacen hablan en “dialecto”, dan pena. Por supuesto, no me estoy refiriendo a conductas más o menos patológicas, sino a la generalidad de los jueces.
La hora de Hurlingham.- Uno, que toma trenes, anda colgado de los colectivos y no puede dejar de pensar que probablemente a fin de mes no va a poder pagar la luz, tiene muy pocas certezas, por no decir ninguna, casi todos los diarios, casi todas las radios, casi todos los canales de tv, mienten sin pudor, inventan noticias, muchas veces en complicidad con la justicia. Se puede hacer algo o los de este lado estamos condenados a jugar con el arquero desmayado.
-La construcción de la realidad por los medios es muy fuerte porque siempre vivimos una realidad que nos construyen los medios. Ni vos ni yo sabemos lo que sucede en Siria, y tal vez tampoco lo que pasa ahora en Caballito, nos enteramos por los medios. El gobierno actual sabe muy bien esto, por eso está tratando de cerrar todos los agujeros por los que se puede debilitar la fuerte construcción de realidad del monopolio mediático que lo sostiene, obvian las anécdotas, el caso más claro es el de Víctor Hugo Morales, por no hablar de los dueños de un canal presos, “preventivos”, claro.
Pero la dictadura tenía un control mediático mucho más fuerte, porque ni siquiera la tecnología permitía el acceso del común de las personas a medios extranjeros. Sin embargo, un día se quedaron sin dólares y, para distraer la atención y achacarle la culpa a alguna otra cosa, hicieron el mortífero papelón de Malvinas, causaron muertes con esa insensatez y tuvieron que irse, sin el apoyo siquiera de quienes los habían sostenido desde el poder mundial del momento. En definitiva, no se fueron porque hicieron desaparecer a 30.000 personas, eso se difundió después, se fueron porque quebraron financieramente.
“La única verdad es la realidad”, dijo el General, y tenía razón, porque cada proceso político tiene una realidad, y un proceso que se basa en endeudamiento, en hipotecar el país, también tiene su realidad, que aflora cuando se acaba el crédito, cuando nadie le presta más. Si tienen que mendigar al FMI es porque no tienen otra fuente de crédito. Y aún así. ¿Te acordás lo que pasó en 2001? El FMI les largó unos dólares y el capital “golondrina” los compró rápidamente y se los llevó. Esta es la realidad, la única verdad. Se viene, inevitablemente. Allí no sólo se despierta el arquero sino también el “referee” y saltan todas las tarjetas rojas y las nulidades de las jugadas. Esperemos únicamente que no se les ocurra otra maniobra demencial final, otra “guerra”, otro estado de sitio como el de Mathov o cualquier otro disparate letal por el estilo.
L.H.D.H..- La investigación administrativa “Papel Prensa la Verdad”, realizada por la Secretaría de Comercio Interior, Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Presidencia de la Nación, fue presentada en agosto de 2010. Después de leer las 218 páginas del documento, resulta inexplicable que los actuales dueños de Papel Prensa no estén presos. Sin embargo no es eso lo más impresionante, la Sra. Lidia Papaleo de Graiver en televisión abierta narró en qué situación se encontraba cuando se la obligó a firmar bajo amenaza de muerte para ella y su hija. Que pasó Dr. ¿Cómo es posible que estos tipos zafen después de haber perpetrado semejante barbaridad?
-Hay muchas cosas por aclarar en el futuro, no sólo tan lejanas, sino recientes. Fijate que hay miles de denuncias contra funcionarios que, por cierto, no avanzan en la justicia, pero que se guardan, tampoco se cierran. Son bombas de tiempo, no lo dudo. Hay un sector de la justicia, especialmente federal, que parece dispuesto a responder a todos los deseos del actual oficialismo, pero es reducido, pensá que en el país hay como 4.000 jueces. El oficialismo no repara en medios para presionar a los pocos presionables y lo consigue. Hay otros dentro de esa minoría que quizá tienen expectativas de ascenso, como los hubo durante la dictadura, sin darse cuenta algunos de que están truncando sus propias posibilidades. Pero te insisto, es una minoría que no representa a la totalidad, lo que no parece ser muy explicable, porque si la mayoría no es así, cómo puede suceder que esa minoría se imponga.
-La explicación es que el judicial no se mueve por mayoría y minoría, sino que es una estructura verticalizada que, desde la pobre Constitución que tenemos, que es un desastre, está programada en forma que si alguien controla la manija arruina todo.
No hay en el mundo democrático, ningún país que tenga constitucionalmente programado su Poder Judicial en la forma insólita y absurda en que lo tenemos nosotros. En un futuro amanecer de la democracia y de las fuerzas populares en la Argentina, tendremos que pensar urgentemente en el Estado y promover una discusión política, un nuevo proyecto de Estado y, por ende, una nueva Constitución, porque la que tenemos no sirve para este momento del mundo.
L.H.D.H.- El caso Milagro Sala tiene opiniones divididas, muchos creemos que es una presa política y la cuestión tiene que ver con una acciónejemplificadora para todos aquellos que pretendan sostener que desde lo popular hay otra manera de construir, y los otros, los que la condenan por su origen, por su color de piel, por su militancia y sostienen que es corrupta sin prueba alguna. No hay Gobernador, Intendente, Senador o Diputado que pueda exhibir la obra que llevo adelante la agrupación que dirigía Milagro Sala, casi 8.000 viviendas populares con su entorno a un costo que difiere de manera notable con los precios del mercado. ¿Es eso lo que se está juzgando?
-Sí, no me cabe la más mínima duda. Milagro sufre una discriminación múltiple: mujer, morena, india, pobre y, además dirigente comunitaria que muestra cómo se pueden organizar los pobres y hacer cosas, es demasiado para el “medio pelo” de su sociedad, ampliamente representado por su gobernador y toda su familia de funcionarios y sus dos diputados convertidos de urgencia en jueces superiores. Si las instituciones funcionasen, es obvio que la provincia de Jujuy debería ser intervenida, por no garantizar el sistema republicano, pero no funcionan.
Vuelvo a lo anterior: tenemos un Estado mal programado, frente a los colonizadores y sus nuevos virreyes somos institucionalmente vulnerables, nuestra democracia se debilita, nuestro estado de derecho hace agua por todos lados, nuestra soberanía puede ser entregada por la voluntad de un único funcionario, se hipoteca la Nación y se degrada la calidad de vida de los habitantes impunemente. Milagro y todos nuestros presos políticos son víctimas de esta falla fundamental.
L.H.D.H.- Hay guaridas fiscales para el dinero y también hay guaridas para guardar los papeles que documentan esas operaciones, parece una afirmación temeraria, sin embargo no puedo dejar de pensar en el incendio de Iron Mountain donde murieron diez servidores públicos. Se ha comprobado que el siniestro fue intencional. Los que desconocemos los vericuetos procesales de la justicia nos preguntamos: ¿Cómo puede ser que los responsables no estén presos?, Como puede ser Dr.
-Fallas institucionales básicas, una Constitución, o sea, un proyecto de Estado del siglo XIX remendado de apuro en 1994 no funciona y permite, en primer lugar que haya monopolio mediático y, por ende, que un gobierno como el actual llegue al poder, pero además, que quien llega al poder extorsione a los gobernadores con no mandarles dinero, que a través de eso consiga que los legisladores voten lo que quiere y que le presten acuerdo a los jueces que quiere, que por sí y ante sí pueda endeudar al país como nunca antes en la historia, que encarcelen al candidato a vicepresidente, al ex–vicepresidente, a varios ex-ministros, a uno le impidan tratarse su enfermedad, a Milagro y sus compañeros, que los muestren ante millones de espectadores en pijama y descalzos, que los disfracen con chalecos y cascos y los exhiban en la picota. Podría seguir. ¿Qué más podemos pretender para convencernos de que tenemos un Estado mal programado? ¿Hay muchos Estados tan indefensos frente a poderes mundiales tan fuertes como es el totalitarismo financiero que está cundiendo con el falso nombre de “neoliberalismo”?
L.HDH.: El Juez Thomas Griesa, de Nueva York hizo una extravagante interpretación de la cláusula paripassu para beneficiar a los fondos buitres que estaban en litigio con Argentina. Fue como una señal, desde ahí pasaron cosas que parecían inadmisibles en la región, un Juez encarceló un ex Presidente porque sentía que había delinquido en Brasil, en Argentina la prisión preventiva es usada solo con opositores, también de una manera extravagante. ¿El poder judicial tiene anticuerpos para combatir estos brotes?, ¿El cambio que necesita el Poder Judicial trasciende sus filas y se debe involucrar en propuestas políticas?
-El problema lo debe resolver la política, no los jueces. Los jueces no van a decidir acerca de la estructura constitucional del judicial ni les corresponde y allí está la clave del problema. Necesitamos una nueva Constitución, con un Tribunal Constitucional en serio, como los modelos de casi toda Europa y de algunos países latinoamericanos, necesitamos una casación nacional que unifique los criterios interpretativos, todo eso lo tiene que hacer la política, ni siquiera los juristas, que deben ser llamados para “embotellar bien” estas decisiones de la política. Tenemos que ser un país en serio y no un caos, como el que genera la actual estructura judicial.
¿Acaso sirve de algo nuestro control de constitucionalidad? Para nada: la ley inconstitucional sigue vigente, sólo la ley no se aplica al caso concreto, cada juez sigue opinando lo que quiere al respecto y la misma Corte puede cambiar de criterio cuando le da la gana. Mirá el espejo de lo sucedido con la ley de medios. Además, hay cinco personas en la Argentina, habilitadas para revisar las sentencias de todo el país en cualquier materia, cuando se les da la gana, como si fuesen los sabios omniscientes jurídicos y, además, sin que los habilite a eso la Constitución ni nadie, sólo por creación de la propia Corte compuesta por jueces que se murieron hace décadas. Por si esto fuese poco, tenemos códigos únicos con 25 posibles interpretaciones diferentes, de modo que de un lado de un puente su sujeto puede ser un delincuente y del otro lado recibir un premio, todo por la misma conducta y bajo la misma ley. ¿Todo esto no es un caos? ¿Este es el país serio que debe garantizar seguridad? Seguridad es previsibilidad de lo que los jueces decidan. ¿En este caos alguien puede predecir algo? Fijate que las respuestas de los abogados en la Argentina siempre son del tipo de “lo vamos a intentar”, “vamos a hacer todo lo posible”, “ceo que nos va a ir bien”, etc. ¿Por qué? Porque ningún abogado está seguro de lo que le responderán los jueces y, a medida que más vinculada con los intereses de los poderes fácticos está la cuestión, menos seguro está.
L.H.D.H.- Se están asumiendo compromisos que tienen el perfil de incumplibles. La deuda contraída en estos más de dos años parece ser un karma para varias generaciones, como si fuera poco aparece el FMI. Es habitual apelar a la esperanza, desoyendo el significado que tiene la palabra la cuál remite casi a un milagro, donde dejamos en manos ajenas nuestro destino. Cuando hay previsibilidad de lo que viene, solo es espera. ¿La justicia tiene algo que decir cuando un gobierno hipoteca el País, o es un hecho político donde hay que esperar a ver qué pasa?
-Ya te dije lo que sucede y por qué sucede. Un día habrá que investigar esa conducta como eventuales hechos de administración fraudulenta en concurso real conforme al inciso 7º del artículo 173 del código penal. Si alguien que administra los bienes de un incapaz y los hipoteca abusivamente es procesado y penado, creo que lo mismo sucederá cuando lo hace alguien que administra el patrimonio de todos los millones de argentinos. Igual no se prescribe, porque como la comisión es en cadena, cada nuevo hecho interrumpe la prescripción del anterior.
La hora de Hurlingham.- Los hombres y mujeres de este País; Deben esperar un cambio, deben apelar a la esperanza, o deben entender que son los artífices de su propio destino.
No soy quién para dar consejos ni indicaciones, pero te puedo decir que los pueblos nunca se quedan quietos, que la víctima de cualquier estafa reacciona con mucha bronca y que, lamentablemente, debemos reconocer, en especial en esta ciudad, que es fácil recrear el “medio pelo”. Quizá en toda sociedad las clases hegemónicas necesitan inventar una clase de “parias” para hacer que todos los demás se sientan superiores a alguien, pero eso aquí se nota mucho más o, por lo menos, lo siento así por estar inmerso en este medio.
Aquí, en particular en esta ciudad, es muy fácil hacerle pensar a alguien esas estupideces.No es una caricatura: “No tengo nada que ver con esos negros, son brutos, sucios y delincuentes, vagos que no quieren trabajar, chicas que se embarazan para cobrar, bestias que levantan el piso de parquet para hacer asado, y todavía pretenden sacarnos lo que tenemos los que lo ganamos con nuestro trabajo y esfuerzo individual, para dárselo a esos inmundos, concupiscentes, inmorales, que venga quien venga, pero a estos populistas que los favorecen hay que meterlos presos”. Lo único que puedo decirte es que, en la medida en que tengamos muchos o muchas que sigan pensando así, vamos a tener muchos problemas como Nación.
Agradecí largamente al Dr. Y me fui por Gaona a contramano, doble en la esquina y dos cuarentonas vestidas con equipo de gimnasia se aferraron al celular cuando pasé. En la calle Boyacá no rueda la luna, ni te sale a saludar la gente linda. Me quedé pensando en la espera y la esperanza, fue en ese momento cuando sentí un aroma familiar. Me puse medio melón en la cabeza, bajé el cierre de la campera para que se vean las rayas de la camisa pintadas en mi piel, apreté con el brazo el cuaderno y empecé a cantar un tango desafiando al fuerte olor a jazmín.

La guerra psicológica

Por Alejandro Braile

Nadie nos avisó, ni los diarios, ni la radio, ni la televisión…
La cuarta guerra mundial ya comenzó, sin embargo, ni Usted ni nosotros nos hemos enterado, si tampoco sabíamos que había ocurrido la tercera.
Lo cierto es que empezó la cuarta, mientras el sistema nos tiene entretenido con concursos de baile por televisión, mientras consumimos más de lo que podemos pagar, mientras descansamos, gozamos de nuestra familia, y nos volvemos viejos esperando tiempos mejores.
Los submarinos atómicos, los porta-aviones, los tanques, los bombarderos no tripulados y los ejércitos profesionales son solo un reaseguro del arma principal que están usando, un arma que apunta a la cabeza, pero que no la destruye con un proyectil, sino que se mete en el cerebro de la población objetivo y manipula su voluntad; esta acción que sostiene a la “Guerra de cuarta generación”, se la conoce como “Guerra Psicológica”.
“...la guerra psicológica es crear, en el o los adversarios, un clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota. Y viceversa, crear en el medio propio un clima neutralizador de esos sentimientos. El clima de la rabia, con todos sus matices. En una palabra: un clima de derrota y otro de victoria, de donde tenemos los dos aspectos de la guerra psicológica: el ofensivo y el defensivo, que por la parte contraria debilita al adversario y por la propia lo exalta.”
El Dr. Ramón Carrillo, genial científico, sanitarista y primer Ministro de Salud de la Nación, hace 68 años se expresaba de esta manera ante los jefes y Oficiales de la Escuela de Altos Estudios. Este hombre que por ese entonces estaba revolucionando el sistema de salud, tenía además tiempo para contar lo que iba a pasar, con una mirada que perforaba el tiempo.
De eso se trata este libro, de la clarividencia de un prócer desconocido, de un tipo que nos quiso avisar lo que venía. Todo lo que dijo en aquellas clases magistrales fue aplicado, lamentablemente en contra de los que quería alertar del uso de semejante arma. Este libro también es un tributo a este personaje de nuestra historia, con la humilde intención de rescatarlo del olvido y la ignominia a la que fue sometido.
Como en un inmenso puzle las piezas opacas de nuestra historia reciente se dejan ver desde el razonamiento de Ramón Carrillo. Lo que pasó y que nos cuesta tanto comprender, tiene una respuesta contundente en “La guerra psicológica”.
Todo encaja a la perfección. La declaración de guerra a los sectores populares de nuestro pueblo se desató de manera silenciosa y violenta, la asociación de fuerzas armadas, poder fáctico y medios de comunicación, necesitaban eliminar cualquier resistencia para desarrollar un plan sistemático donde el objetivo era (sigue siendo), conquistar la voluntad del pueblo trabajador y modificar su cultura, sus costumbres, sus aspiraciones.
Carrillo, sin saber, les dio el arma, después de leerlo, todo cobra sentido, ya no es incomprensible que aquel trabajador que por primera vez tuvo acceso a conquistas sociales, impensadas para la época, votara en contra de los que las propiciaron, es más, no solo votar en contra, también, desde un inconfundible estado de odio, propiciar y alentar la destitución, la proscrip-ción, el encarcelamiento sin juicio previo y el asesinato si “fuera necesario”
Estamos todos bajo la lupa inquisidora de los que históricamente han saqueado al País de todas las formas posibles. Todo ha sido válido para llevar adelante sus propósitos, golpes de estado, vacia-mientos de empresas, especulación, transferencia de deudas al estado, evasión, trabajo esclavo, y cuando lo creyeron necesario un genocidio. Esas son armas arcaicas. En estos días solo tienen que asesinar a unos pocos, a los que antes asesinaban de a miles hoy les ganaron el cerebro y ya no luchan por nada, todo lo que dice el patrón está bien, guerra psicológica le dicen. Una gran batalla se ha perdido, tal vez, esa clase dirigente perseguida encuentre una resistencia política a los males que azotan al País. Es probable que la respuesta a semejante ofensiva se pueda encontrar en el mismo científico que hizo ese mapa que describía el futuro, que tuvimos en las manos y no supimos ver.
Hicimos este libro para los que pocas veces se detienen a leer, para los que viven atrapados por el sacrificio, para los que pelean solos y no saben contra quien.
Agradecemos el apoyo del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor que asumió un compromiso admirable, recuperar del olvido a uno de los nuestros, al que nos cuidó de verdad, al que nos enseñó que: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios como causa de enfermedad, son unas pobres causas.”

Osvaldo Vergara Bertiche – Alejandro Braile
Prólogo, Jorge Rachid 

Pero, Furibundo destapó la olla

Por Alejandro Braile

Por los años '50, Furibundo Tempo ya era un hombre grande, su aspecto había perdido compostura y encajaba con el ambiente de humo de cigarrillos, aliento de alcohol y el fuerte olor a acaroina tirada a lo guaso en los rincones de la cantina del club. Despreciado por los de su generación, amado por los jóvenes y respetado por los catedráticos de otros lares. Lo eligieron por su discreción, el hombre no se metía con nadie, estaba en una franca decadencia y no presentaba ningún peligro para la eterna Comisión Directiva. Le ofrecieron la presidencia de la Junta Electoral y Tempo aceptó. Las elecciones en el club eran un trámite, siempre ganaban los mismos y el puesto tenía aroma a intrascendente. La cuestión tenía que ver con que esta vez había aparecido una lista opositora, una muchachada entusiasta que creía tener el derecho de participar en la vida social del club, militantes partidarios, delegados de fábricas, todos trabajadores que habían aprendido que la única manera de construir un futuro dependía de un sacrificio colectivo y solidario. Nada de otro mundo, es cierto, las propuestas contenían un perfume popular, algunos socios fruncían la nariz cuando los pibes pregonaban que iban a ceder el salón de fiestas a las familias que no podían pagar, fundamentalmente a los casorios y cumpleaños de 15 de las pibas. Tabla rasa, un club para igualar, Justicia social, decían con el índice apuntando al cielo. Los primeros aplausos de la “campaña” se escucharon en la cancha de bochas, cuando el flaco Alfajía se refirió a los carnavales: “No puede ser que en este barrio haya dos corsos, uno en el club, para algunos que pueden pagar una entrada y condenar a sus jóvenes al patético aburrimiento de trajes acartonados, y el otro, el de la calle, el de las mascaritas, el de la murga, el que reparte sueños detrás de un disfraz, el que nos dice que al menos por una noche se puede ser feliz. Somos ambiciosos, si nos acompañan con su voto, en los próximos carnavales este club saldrá a la calle o la calle traerá su alegría al club, de lo que estamos seguros es que nunca más seremos dos partes del mismo barrio.”
El día de la elección, el club presentó una sospechosa pereza. Las mesas de votación se abrieron cerca de las dos de la tarde. Los overoles, algunos engrasados, se mezclaban con los trajes confeccionados en las sastrerías de Morón. A eso de las cinco, la actividad era frenética, mucha gente queriendo votar; la Comisión Directiva, reunida en el bufet.
El cierre del comicio estaba pactado a las 21 hs, sin embargo una hora antes fueron cerradas las mesas y las urnas se trasladaron a la oficina de presidencia. El delegado de la lista opositora protestó airadamente, dado que el integrante de la junta electoral de su lista llegaría después de la hora pactada para el cierre de la elección.
Furibundo Tempo fue invitado a controlar el escrutinio, le ubicaron una silla lejana al escritorio y le indicaron que tomara asiento. Cerraron la puerta con llave y el Presidente ensayó una breve introducción...: “No nos podemos olvidar que nosotros hemos fundado este Club, que fuimos nosotros, los que hace más de diez años, estamos día a día aquí, al servicio de la comunidad, hagamos lo que tengamos que hacer para que este lugar siga siendo lo que fue hasta hoy.” Furibundo estaba hojeando uno de los padrones, legendarios nombres aparecían en la lista de socios, casi todos alguna vez habían tomado una ginebra con él. Carlos Arzuaga, su compadre, lo había dejado hacía dos años. Cuando los recuerdos lo llevaban por el túnel de la nostalgia, vio, no sin asombro, que el vasco había votado.
Furibundo fue testigo de un escandaloso fraude, cambio de boletas, impugnaciones delirantes... Como se dijo antes, hicieron votar a los muertos. Ante cada acción surgía una excusa, “el club es nuestro”, “anda a saber lo que van hacer estos negros”, “no tienen idea lo que es administrar una institución como esta”
Los resultados fueron transcriptos en una planilla que le entregaron a Don Furibundo Tempo, el Presidente con voz engolada le comunicó: “Hemos ganado, como autoridad del comicio tiene Ud. el privilegio de hacerle conocer a la masa societaria los resultados de la votación.”
Cuando la puerta se abrió, la impaciencia de los socios que estaban esperando los resultados se hizo sentir, el viejo historiador sub urbano dobló el papel justo al medio y lo mostró, se abrochó el saco y atravesó el salón que ya estaba colmado, el micrófono lo esperaba con su intimo milagro de que pudieran escucharlo sin gritar.
Quiero agradecer la confianza que me ha dispensado, esta, mi querida institución. Será quizás, la última responsabilidad que asuma en este lugar al que le debo la amistad de algunos tipos que hicieron respetable a este barrio. Como Presidente de la Junta Electoral tengo el honor de trasmitirles los resultados de la elección de autoridades. Sin embargo, es mi deber contarles como he vivido este proceso. Lo que inmediatamente me viene a la cabeza es la primera ley electoral de la Provincia de Buenos Aires, sancionada en 1821, en el Gobierno de Martín Rodríguez, que tenía como Ministro a Bernardino Rivadavia. Llega urgente también a mi memoria, la carta que Sarmiento le envió a su amigo de apellido Oro con motivo de las elecciones de aquel lejano 1857.
Hizo una pausa, los que estaban en el escenario con él se miraban y levantaban sus cejas, ninguno de todos los presentes tenía una cercana idea a lo que Don Tempo se estaba refiriendo. Esta Ley, mencionada por Furibundo, establecía el sufragio universal masculino y voluntario para todos los hombres libres de la provincia y limitaba exclusivamente la posibilidad de ser electo para cualquier cargo a los propietarios. A pesar de su amplitud esta ley tuvo en la práctica un alcance limitado porque la mayoría de la población de la campaña ni siquiera se enteraba de que se desarrollaban los comicios. Así en las primeras elecciones efectuadas con esta ley, sobre una población de 60.000 personas, sólo trescientas emitieron su voto.
Con respecto a la carta de Sarmiento, quedó en evidencia, que los “Doctores”, Docentes, Maestras, Contadores, el Escribano y el Boticario presentes, no tenían la más remota idea sobre la referencia, cuando escucharon el nombre del “Padre del Aula”, todos asintieron con un leve movimiento de cabeza, desconocían como las gastaba el Maestro inmortal cuando de disputa de poder se trataba: “Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que, empleados hábilmente han dado este resultado admirable e inesperado. Establecimos en varios puntos depósitos de armas y encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el terror que sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29 triunfamos sin oposición”.
Furibundo semblanteo el auditorio y notó el desconcierto y decidió ir a fondo, sin claves, sin enigmas...
A partir de 1853, la “Historia Oficial” nos ha contado, que se sucedieron gobiernos con “Presidencias Históricas”, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, y los que vinieron después, hasta 1916. Viene a cuento... y es hora de conocer la verdad, es hora de revisar la historia, al solo efecto de no vivir las mismas calamidades. Pasó que estos tipos llegaron al poder haciendo valer la libretas de los muertos, -Furibundo miro de reojo a los integrantes de la Comisión Directiva que se movían incómodos-, compraban votos, quemaban urnas y falsificaban padrones. Esas elecciones eran ilegítimas de origen, porque todos los presidentes de aquel período llegaron al gobierno gracias al más crudo fraude electoral. Así demostraba la clase dominante su desprecio por la democracia real y su concepción de que eran los únicos con derecho a gobernar un país al que consideraban una propiedad privada, como una extensión de sus estancias. Todas estas prácticas que marginaban a los sectores mayoritarios de la población de la vida política eran la perfecta contraparte del sistema de exclusión económica derivado del modelo agro-exportador en el que el poder y la riqueza generados por la mayoría eran apropiados por la minoría gobernante. En el '30, la década infame, y otra vez la burra al trigo... Y viene a cuento porque no aprendimos nada, porque acá, en un bonsái de la política nacional hemos caído en los mismos vicios, en la misma infamia.
Para ese entonces el Presidente del club se había abalanzado sobre el micrófono, el escenario se llenó de gente, una herradura de camisas de trabajo hacían de guardia imperial alrededor de Furibundo Tempo, que con las dos manos en alto rompía el papel con los resultados. Al menos tres integrantes de la comisión directiva fueron calzados de cross y emprendieron una rápida retirada. La formidable batalla campal duró poco. Al Escribano le costó un pre-infarto, la firma temblorosa en el acta con los resultados de la votación a mano alzada, documenta la tensión del momento. El festejo de la nueva Comisión Directiva mostro su faceta incorregible, vino, choripan y baile hasta la madrugada.
Fue la última participación de Furibundo Tempo en el Club, no se lo vio más. Dicen que en septiembre del '55, cuando vio a todos los muchachos en fila con las manos en la cabeza, rodeados por la policía, mientras los tipos de traje volvían a ingresar al deportivo, el hombre llorisqueó de bronca y se cuestionó lo que había hecho aquella noche, sin embargo, siempre supo que nunca existieron dos opciones.

Declaración del Foro por una Nueva Constitución 

Por Alejandro Braile

Puede parecer extemporánea la idea de convocar a un amplio debate público para una nueva Constitución Nacional. Son, en efecto, momentos muy graves en los que se despliega una muy dura amenaza sobre la calidad de vida de nuestro pueblo, nuestras instituciones y la soberanía nacional. 
Sin embargo, creemos llegado el momento de abrir ese debate. Para que en la próxima etapa política no se discuta solamente un plan coyuntural de gobierno para superar los costos de este retroceso sino también un programa de transformación nacional en un sentido democrático, patriótico y de justicia social, con un régimen jurídico que sea su firme sostén y garantía de estabilidad. 
A este efecto ponemos en su conocimiento la formación del Foro por una Nueva Constitución y el texto a partir del cual nos proponemos convocar un amplio arco de sectores políticos, organizaciones sindicales, territoriales, universitarias, científico-técnicas, culturales y sociales en general para que de la amplia participación popular surja el proyecto definitivo de nueva Constitución.
Firman el documento
Eduardo Barcesat, Alejandro Braile, Jorge Cholvis, Marisa Duarte, Horacio Ghilini, Ricardo Fernández Durán,Raúl Gustavo Ferreyra, Mempo Giardinelli, Alejandro Guillaume, Ana Jaramillo, Julio Maier, José Massoni, Edgardo Mocca, Leopoldo Moreau, Omar Plaini, Jorge Rachid, Carlos Vilas, Hugo Yasky y Raúl Zaffaroni.

Por una Nueva Constitución
Este texto tiene dos objetivos: comunicar una iniciativa que apunta a comprender los problemas de la Nación e invitar a la ciudadanía a encontrar juntos las soluciones convocando a una gran participación que culmine en una Asamblea Popular Constituyente.
Presentación
La “nueva y gloriosa nación” que profetizan los versos de nuestra canción patria está enredada hoy en las cadenas del poder financiero transnacional, que construyó un mundo en el cual el 1% de la humanidad acapara la mitad de la riqueza que se produce en todo el planeta y en nuestro país se ha convertido en dueño –por sí o asociada con la oligarquía y grandes capitalistas argentinos- de nuestras tierras, de sus productos,de su comercialización, y de los servicios esenciales para la sociedad.
Son horas difíciles las que vivimos los argentinos y argentinas, horas de avances contra las condiciones de vida de las grandes mayorías, de caída del salario real, de creciente desocupación y destrucción de conquistas laborales y sociales. Los ingresos de trabajadores en actividad y jubilados se convierten en variables de ajuste de una economía diseñada para concentrar la riqueza y el poder. El escandaloso proceso de endeudamiento coloca a nuestro país en condiciones de extrema vulnerabilidad como nación soberana. Y la soberanía es la condición necesaria de toda justicia, del respeto a la dignidad de cada una de las personas que habitamos este suelo: un pueblo al que sus dominadores le absorben el producto de sus riquezas y su trabajo, donde el sistema institucional vigente está impedido de distribuirlos con justicia entre los habitantes.
Al servicio de este nuevo plan de colonización de nuestro país –que forma parte de una ofensiva general en nuestra región- se viene desplegando un sistemático atropello institucional. En nuestro país se reprime salvajemente la protesta social, al punto de la reaparición de la prisión arbitraria para quienes participan en ella y hasta la muerte de manifestantes a manos de fuerzas de seguridad estatales, se inventa enemigos internos y se alienta la violencia policial desligada de cualquier norma vigente y de cualquier control legal,se pervierte el servicio de justicia hasta convertirlo en instrumento de la persecución política a los opositores,se intenta nombrar jueces del máximo tribunal por decreto,se utiliza a los decretos de necesidad y urgencia para anular leyes que asignaban derechos y restringían monopolios de la comunicación pública,se emplea la extorsión como forma de ataque a sindicatos, partidos políticos y organizaciones que rechazan el rumbo político adoptado. En la Argentina existe nuevamente la nefasta práctica de la prisión por causas políticas.
Desde 1983 nuestro país no había vivido una situación de esta gravedad. Y está claro que el compromiso con la legalidad y con el respeto a la voluntad soberana del pueblo no puede ser discutido. Es un patrimonio ético y político de nuestro pueblo. Por eso es muy razonable que el centro de la discusión de hoy sea cómo poner fin a este ominoso capítulo político por medio del voto. Sin embargo, un resultado electoral que refleje el rechazo mayoritario a las políticas del gobierno de Macri no es suficiente. La experiencia de estos días nos está mostrando la fragilidad de los cambios que puedan ponerse en marcha después de un resultado electoral favorable a políticas de soberanía, justicia y libertad. A tal punto ello es así que importantes conquistas democráticas y populares fueron anuladas jurídicamente o de hecho en un corto período de tiempo. No sólo fueron anuladas las promovidas en los doce años anteriores a este gobierno, sino muchas de las que se fueron acumulando en la etapa inmediatamente posterior a la reconquista de la democracia. No se trata de una fragilidad circunstancial sino que está facilitada por la constitución real de nuestro sistema político. Es cierto que el actual gobierno suele violar de modo expreso y cínico nuestra Constitución. Pero también es cierto que lo hace sobre la base de una interpretación maliciosa de sus disposiciones que resulta habilitada por una evidente debilidad del texto constitucional vigente.
Nuestra Constitución atrasa. El lugar eminente que en su texto ocupa el derecho de propiedad, por ejemplo, está atrasado históricamente respecto de los avances producidos mundialmente en la materia. Hasta la doctrina social de la iglesia católica que arranca a fines del siglo XIX es más avanzada que nuestra carta magna en la materia. Y eso no es el resultado exclusivo de una inacción constitucional. Por lo contrario, la Constitución aprobada en 1949 reconoce la propiedad privada sobre la base de su función social, además de consagrar una serie de derechos que cuestionan su intocable jerarquía. Esa constitución no cayó en desuso. Fue anulada. Y no lo fue por el procedimiento que especifica el artículo 30 para su reforma, sino por un puro y simple acto de violencia política como el perpetrado en 1955 contra un gobierno elegido por la voluntad mayoritaria del pueblo. La reforma constitucional de 1994 amplió una serie de derechos ciudadanos, pero el espíritu general del texto vigente sigue hablando el lenguaje de mediados del siglo XIX en un mundo absolutamente distinto. Un mundo en el que el capitalismo de “libre competencia” –que nunca existió en plenitud- ha sido barrido por una maquinaria ínfima en su número y poderosa en su acción sostenida sobre las formas más parasitarias y corruptas de la acumulación financiera. Lo experimentamos en carne propia los argentinos y las argentinas cuando la histórica reestructuración de nuestra deuda,realizada en 2005 y 2010, después del default provocado por la anterior etapa neoliberal, fue atacada por los buitres de las finanzas globales.
La urgente reversión del rumbo nacional solamente es concebible sobre la base de la construcción de una nueva institucionalidad, de un nuevo Estado, apoyado sobre nuevas bases conceptuales acordes al país que tenemos y al mundo en el que vivimos. Para retomar el llamado del preámbulo inicial a “promover el bienestar general” hay que construir un Estado nuevo, regido por una nueva Constitución. Ello no es tarea excluyente de juristas ni de especialistas. La conformación de una nueva institucionalidad solamente puede ser exitosa si es el fruto de una amplia movilización y de un efectivo compromiso popular en su elaboración. No se trata de una simple reforma, sino de una nueva constitución. Los hombres y mujeres que entregamos este documento a la consideración pública creemos en un conjunto de prioridades conceptuales que deberían ser consideradas en este movimiento hacia una nueva constitución.
Se trata de construir una trinchera de ideas para confrontar con quienes impulsan políticas para someter a los pueblos, de un espacio para forjar el pensamiento y la acción necesarios para un proyecto nacional, popular y democrático, en el marco de la Patria Grande.
Proponemos la apertura de un proceso de movilización popular que desemboque en una propuesta que recoja los aportes de las organizaciones sociales de nuestro pueblo: los municipios, sindicatos, universidades, movimientos sociales, partidos políticos, organizaciones barriales, los centros de investigación estudiantiles, la pequeña y mediana empresa, las organizaciones de mujeres, de jóvenes, de jubilados, los medios de comunicación, particularmente los que no son manejados por el control remoto de las grandes corporaciones.
Los supuestos básicos:
Argentina no debe aceptar limitaciones en el ejercicio de su soberanía, ni transferir la decisión nacional en la confección y ejecución de sus programas económicos y sociales.
La Nación Argentina no admite forma alguna de colonialismo o neocolonialismo, ni sometimiento a dictados o directivas de órganos o entidades supranacionales que puedan afectar su soberanía y el derecho de autodeterminación de los pueblos.
La propiedad de los medios de producción tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Es imperioso regular, garantizar y registrar la propiedad colectiva o comunitaria de nuestros pueblos originarios, ya reconocida por nuestra actual Constitución nacional, y de las cooperativas.
Los recursos y riquezas naturales del territorio argentino y del mar territorial de nuestro país son titularidad exclusiva del pueblo de la Nación Argentina.
La soberanía de Malvinas será una cuestión prioritaria en materia de política exterior.
El régimen económico de la República se fundamenta en principios de justicia social, para garantizar el goce efectivo de los derechos.Toda actividad económica debe contribuir al fortalecimiento de la soberanía económica del país y tener como principal objetivo el bienestar social.
El objetivo principal de la política económica es orientar o dirigir la actividad económica en función del desarrollo con inclusión, soberanía nacional y justicia social.
Una política económica inspirada en estos principios implica la democratización del acceso a los recursos materiales y los servicios necesarios para la plena realización de la persona humana de acuerdo al desarrollo de las fuerzas de producción y al avance de la conciencia de justicia social. Incluye, como uno de sus aspectos centrales, alcanzar y garantizar la seguridad alimentaria.
La defensa del trabajo digno, de calidad y justamente remunerado será condición central para todos/as los/as trabajadores/as. De la misma manera, la protección de la previsión social bajo una concepción solidaria para preservar a los mayores yeliminar la posibilidad de que sus ingresos sean fuente de especulación financiera.
La Ciencia y la Tecnología son herramientas a impulsar desde el Estado, como objetivo estratégico en la demanda de I+D, conforme al desarrollo industrial y de servicios tecnológicos que debe sostener nuestro país como política de estado del siglo XXI.
La política social garantizará la protección social con carácter universal, en materia de seguridad, asistencia, salud, educación, vivienda, y condiciones laborales. El derecho a la salud será eje de la construcción de políticas sanitarias, incorporará la regulación, control y distribución de medicamentos como bien social, el manejo soberano de las patentes farmacéuticas, el fortalecimiento de los sistemas solidarios de salud por sobre el lucro que impone el mercado.
La educación será un derecho al alcance de todas las familias a lo largo de toda la vida y para todos/as los/as ciudadanos/as que habitan el suelo argentino.
Las empresas extranjeras radicadas en la Argentina están sujetas a las leyes de la República. No se podrán celebrar tratados o instrumentos internacionales en los que el Estado Nacional ceda jurisdicción soberana a instancias de arbitraje internacional o jueces extranjeros, en controversias contractuales o de índole comercial, entre el Estado y personas naturales o jurídicas privadas. Se exceptúan los tratados e instrumentos internacionales que establezcan la solución de controversias entre Estados y ciudadanos de Latinoamérica y el Caribe, por instancias arbitrales regionales o por órganos jurisdiccionales de designación por los países signatarios.Es imprescindible recuperar la soberanía legislativa que se encuentra encorsetada por los denominados Tratados de Promoción y Protección de las Inversiones (TPPI), y los acuerdos bilaterales que llevaron a aceptar las decisiones del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), con los conocidos resultados negativos para el bienestar social y el desarrollo nacional.
Es imprescindible investigar y auditar la ilegal e ilegítima deuda que se impuso al pueblo argentino con el diseño y renegociación de la deuda externa.

Serán funciones del Estado:
Organizar un sistema de planificación estratégica democrática del desarrollo nacional basado en la industria que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía.

* Regular la actividad económica y la fijación de los precios, prohibiendo la existencia de monopolios, nacionales o extranjeros, que pretendan el control y la exclusividad en la producción y comercialización de bienes y servicios. Impulsar la actividad empresarial a fin de promover la economía, la prestación de servicios y alcanzar el desarrollo. Asimismo, se podrá constituir empresas públicas / cooperativas / autogestionadas para la gestión de sectores estratégicos, la prestación de servicios públicos y el desarrollo de otras actividades económicas. En definitiva, fomentar otras formas de propiedad que conduzcan al pluralismo económico y regulen el accionar del sector privado en función del interés general y dentro de éste último, fomentar la organización de estructuras asociativas de micro, pequeñas y medianas empresas con apoyo diferenciado del Estado. Promover formas colectivas, asociativas y cooperativas de producción y consumo.

* Fiscalizar la distribución y la utilización delatierra e intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad. Procurar a cada comunidad o a cada familia que trabaja en la pequeña producción agropecuaria pueda convertirse en propietario de la tierra que habita y/o cultiva.

* La preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la vida humana tienen prioridad por sobre cualquier derecho individual que pudiera contradecirla.

* Establecer un sistema tributario que tienda a la justa distribución de las cargas públicas, atendiendo al principio de progresividad, a la protección de la economía nacional y la elevación del nivel de vida de la población.

* Promover las inversiones orientadas con criterios de diversificación productiva, innovación tecnológica y generación de equilibrios regionales y sectoriales.La inversión extranjera estará sujeta a un estricto respeto al marco jurídico y de las normativas nacionales en cuanto a los derechos, y se orientará según las necesidades y prioridades definidas por la Nación, así como en los diversos planes de desarrollo de las Provincias.

* El endeudamiento público debe responder a una planificación que estipule las condiciones y el destino de los préstamos tomados en el exterior (tanto por el Estado como por el sector privado).

* Promover y garantizar el irrestricto respeto al ejercicio de los derechos culturales, sociales, políticos y económicos sobre la base de su integralidad, así como generar las condiciones sustantivas y procedimentales para el respeto a los derechos de tercera y cuarta generación.

Los fines últimos

* La integración política, social, económica, financiera, cultural y tecnológica, la defensa de la integridad territorial y la paz en el continente Latinoamericano y del Caribe será objetivo estratégico del Estado.

* La transformación del poder judicial y su democratización, orientada a garantizar la vigencia y aplicación de los derechos que consagra la Constitución. Creación de un tribunal que supere el régimen de la incertidumbre sobre la constitucionalidad de las leyes que crea y favorece la duración indefinida de situaciones injustas. El fin de todo privilegio de los integrantes del poder judicial.

* Establecimiento de un régimen institucional que promueva la vigencia de una democracia participativa y la responsabilidad de los funcionarios ante el pueblo y sus organizaciones. Un régimen que permita la estabilidad política y cuyo funcionamiento sea el más eficaz para asegurar los fines fijados por la nueva Constitución.

* El combate a la corrupción y el castigo a quienes como funcionarios o como agentes privados se apropien ilegítimamente de los recursos públicos, será la vía para hacer efectivo el principio de que las políticas públicas que afecten la soberanía nacional y el ejercicio de los derechos básicos de los habitantes del suelo argentino constituyen la forma más grave de la corrupción.

A modo de inicio
Proponemos estas bases esenciales para pensar y concretar un nuevo estado y una nueva sociedad acorde a la realidad del siglo XXI. Llamamos a participar en la definicióndel procedimiento y la metodología para lograrlo.
Impulsamos una nueva Constitución emancipadora para la Argentina que contribuya a la justicia social y termine con la marginación y la pobreza. Para ello será indispensable la unidad, organización y acción de todos los sectores nacionales y populares.

Fecha: 7 de mayo de 2018.
Firmas: Eduardo Barcesat, Alejandro Braile, Jorge Cholvis, Marisa Duarte, Horacio Ghilini, Ricardo Fernández Durán, Raúl Gustavo Ferreyra, Mempo Giardinelli, Alejandro Guillaume, Ana Jaramillo, Julio Maier, José Massoni, Edgardo Mocca, Leopoldo Moreau, Omar Plaini, Jorge Rachid, Carlos Vilas, Hugo Yasky y Raúl Zaffaroni 

“Técnicamente se llama
corrida bancaria”

Por Alejandro Braile

En el año 1957 se cursó una solicitud al Banco Central de la República Argentina para la apertura de un Banco en Hurlingham, sin embargo no es la historia de esta institución lo que nos convoca a escribir estas líneas. Unas semanas antes de la presentación a la entidad rectora de los establecimientos bancarios, los flamantes integrantes de un futuro directorio se reunieron a los efectos de pergeñar un plan para seducir a inversores. La idea fue transparentar a los convocados la operatoria que tiene un banco para ganar dinero, como todo el mundo sabe el negocio bancario es oscuro por naturaleza, desprovisto de humanidad, con actividades inconfesables. La tarea de presentar el negocio como una contribución lucrativa pero necesaria para la comunidad debe contar con la complicidad de los inversores, pero el caso era que los convocados habían conseguido pequeñas fortunas trabajando. La idea se le ocurrió a un famoso boticario de la zona: “Preparemos una presentación impactante, evitemos el tema de préstamos, intereses y todo eso que requiere explicaciones técnicas, contemos la historia de los bancos”. “¡Claro!, apuntemos a eso, al prestigio que proporciona tener un banco.” Gritó excitado el futuro presidente de la entidad. “Necesitamos un historiador”. Dijo el Escribano. La única mujer, sentada en una de las cabeceras de la mesa, fumaba, y entre los fantasmas del cigarrillo susurró: “Conozco un historiador, se llama Furibundo Tempo.”
Agosto ya había recordado a San Martín y las invitaciones estaban todas repartidas, el domingo después del feriado, en la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos a las 10 de la mañana, en el salón principal era la cita.
Amaneció con lluvia, Furibundo llegó temprano, con frío. El lugar estaba desierto. El bufet del “Cosmo”, que funcionaba pegado al salón principal, era una cita obligada para los parroquianos los domingos a la mañana, la mayoría trabajadores, “el proletariado en carne viva”, pensó el historiador suburbano mientras se acomodaba en una de las mesas vacías. Cuando vino el patrón pidió un café... un café y una ginebra. A las diez menos cuarto el Profesor ya no sentía frío, pagó el café, las tres ginebras y enfiló para el salón. Afuera se había desatado un vendaval, las casi treinta personas que habían llegado con sus impecables Perramos y abrigos de piel, estaban acomodándose en las sillas que estaban dispuestas en semicírculo frente al escenario. Fue en ese momento que una pequeña gotera se convirtió en un chorro de agua y dos placas de yeso del cielorraso se desprendieron y cayeron ruidosamente cerca de la gente. El futuro Presidente del Banco de Hurlingham actuó rápido, tranquilizó a los presentes y pidió que lo esperen cinco minutos. Inmediatamente habló con el encargado del bufet y le puso unos billetes en la mano. El hombre hizo correr a los parroquianos a las mesas cercanas al mostrador y dejó libre la mitad de las sillas. La comitiva inversora se acomodó sin saludar, dando la espalda a los que jugaban al mus, al truco, tute cabrero o simplemente charlaban. El futuro Presidente levanto las manos y pidió silencio, hizo una introducción con bienvenida al futuro banco de los presentes y pormenorizó los beneficios que desparrama la iniciativa en la comunidad. Por último apeló a la historia, a la historia de los bancos, “pero para eso hemos convocado a un historiador, para que nos brinde una clase magistral, como solo él sabe hacerlo. Gracias por venir Profesor.”
Furibundo Tempo alisó el saco y se incorporó lentamente sintiendo el peso de las miradas, se desplazó entre las mesas y levantando la mano derecha con voz clara y fuerte dijo: “¡La bolsa o la vida!” y metió una pausa, “la frase ha sobrevivido hasta nuestros días, viene de lejos... más de mil años. Pasaba que en esos tiempos la gente llevaba las riquezas encima, en una bolsa. Las viviendas eran precarias y carecían de seguridad, razón por la cual, preferían transportar consigo lo que estaba considerado como dinero, monedas de oro y plata, muchas de ellas cortadas en mitades o en cuartos para poder hacer compras e intercambiar por bienes equivalentes”. Se acercó al mostrador y pidió una ginebra en voz baja. “El oro es un metal escaso, que mantiene sus propiedades en el tiempo, no se oxida, es antimagnético, brilla y tiene un color inalterable. La forma que hubo en todos los tiempos de tener este metal fue, es y será, por herencia, extrayéndolo de una mina, a cambio de un bien o robándolo. En el siglo X la actividad minera comenzaba a tener volumen y el oro extraído se llevaba a fundiciones donde se lo moldeaba y lo convertían en lingotes. Estos establecimientos eran los más seguros de todas las ciudades, la razón es fácil de deducir. Con los años la actividad de “The Goldsmiths” cambió, estos lugares, verdaderas fortalezas, empezaron a recibir el oro de la gente para que lo tengan en un lugar seguro, por el servicio se cobraba una comisión. Los propietarios de los establecimientos extendían un recibo por la guarda. Pasado el tiempo, estos señores que almacenaban, se dieron cuenta que casi nadie retiraba el oro y que si los dueños tenían que comprar algo lo hacían directamente con los recibos. El dinero de papel empezaba a circular. Entonces se le ocurrió una idea genial, “Que pasa si emitimos un recibo igual al que le damos a nuestros clientes y compramos un castillo, está la posibilidad de que el receptor del recibo venga y reclame el oro... Se lo damos y listo, total tenemos un montón de oro, la única manera de descubrir que le compramos el castillo con un papel es que vengan todos los que tienen oro guardado y lo reclamen al mismo tiempo, pero como nos tienen confianza eso jamás va a ocurrir.”
Me pregunto, dijo Furibundo apurando el último trago de la ginebra, ¿qué diferencia hay entre los que decían, la bolsa o la vida y estos que compraban ciudades con papeles pintados? Esta es una idea que la entiende una de cada mil personas, y sigue vigente. Mi obligación y responsabilidades que la gente entienda estas cosas. Pero apliquémosla a aquí, en estos tiempos, digamos que el bolichero, con todo respeto patrón, le guarda plata a la muchachada que viene todos los días, por la misma causa de hace mil años, porque no tiene donde guardarla. Entonces quien recibe la plata la presta con intereses, si viene uno, dos o tres a pedir su dinero no pasa nada, pero si vienen todos el patrón no podrá responder al requerimiento, técnicamente a esta situación se la llama “corrida bancaria”.
El hombre que estaba detrás del mostrador empezó a lavar vasos con movimientos que delataban un indisimulable nerviosismo.
A las doce llegó la policía, varios parroquianos habían acorralado al bolichero en la cocina. En el otro extremo del salón unas diez personas hacían cola para firmar papeles, indiferentes a los gritos y la llegada de la autoridad. Cuando el Comisario preguntó que estaba pasando, un señor con boina de vasco, que estaba tomando un vino acodado en el mostrador le dijo: “Técnicamente se llama corrida bancaria”

Musa mostró
el oro y europa fue por todo. 

Por Alejandro Braile

“Mansa Musa fue un Rey de Reyes, eso indica su nombre. Fue en el siglo XII en que este Emperador del imperio Malí emprendió una de las peregrinaciones más impresionantes de la historia del hombre. 60.000 personas recorrieron 6.500 kilómetros, la particularidad de la caravana residía en que 80 camellos cargaban 136 kilos de oro cada uno. El hombre más rico de historia llegó al Cairo e hizo temblar el sistema financiero de la época, la abundancia de oro desató una espiral inflacionaria que el mismo Mansa Musa subsanó solicitando prestamos a los financistas. Mansa Musa Quería llegar a la Meca, cosa que logró cuando corría el año 1324, este africano, musulmán, no sabía, no podía sospechar, que ese mandato religioso condenaría a su pueblo a la miseria y a la disolución de uno de los imperios más rico de todos los tiempos. El oro del imperio de Malí despertó el interés de las potencias europeas, que inmediatamente lo marcaron como un objetivo a conquistar. Ya para el siglo XIX Francia había tomado el control total e incorporó a Malí al Sudán francés, recién en 1959 junto con Senegal consiguió su independencia y paso a ser “République du Malí” (República de Malí). Hoy con casi 14 millones de habitantes, esta república forma parte del grupo de países más pobres del mundo, la mitad de su población vive con menos de 1,25 dólares por día. Los malienses han conocido la esclavitud y la desesperanza que siembra la colonización. La miseria solo los empuja a pensar en emigrar, funda-mentalmente a Francia, País con el que comparten idioma. El lugar que tiene la sociedad francesa para ellos también es miserable, toda tarea que consideran humillante es asignada a los originarios del continente negro. Sin embargo algún día estas personas conseguirán su independencia definitiva, será una independencia rara, que no va a estar emparentada con el territorio, ni con lo económico, será una independencia con el sacrificio puesto en la descendencia, con herramientas novedosas, educación y sueños prestados del opresor. El francés quedará licuado junto a la sangre que supo derramar en el saqueo colonizador.”
Las palabras de Furibundo Tempo todavía rebotan en el salón de actos de la Escuela 20. Nunca lo sabrá, pero el día ha llegado. La selección de Francia jugará una final de la copa mundial de fútbol con la mitad del equipo teñido de sangre negra, esa que cruzó el Mediterráneo. Estos muchachos que juegan a la pelota solo son la punta del iceberg, miles de los hijos que levantaron la basura del País Franco estudiaron y hoy son científicos, miles de los hijos de los que construyeron París hoy son profesores, ingenieros, arquitectos... Solo unos pocos se dedican a jugar al fútbol.
La mano de obra esclava cambió la economía del mundo, el sacrificio de millones de negros africanos posibilitó el brillo del primer mundo. Lo que no sabían, en este caso los franceses, es que se estaba gestando una revolución sin tiempo. África juega su primera final, en las tribunas hay gente que besa su camiseta y canta la Marsellesa, todavía no se dieron cuenta de que el azul inmaculado ha tomado una nueva policromía. Los jugadores en el centro del campo de juego levantan los brazos, la multitud ignora que no es para saludar, esos muchachos solo están mostrando que los grilletes han desaparecido. 

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