Un espacio de arte propuesto por Andrea Doglia
Margaret Watts Hughes se obsesionó con la forma de la voz humana. Megan Watts Hughes (1842-1907), más conocida como Margaret, fue una apasionada cantante e inventora galesa. Antes de la llegada de las grabaciones en cilindros de cera y discos de pizarra el estudio de la voz humana se limitaba a las rigurosas pericias de los expertos. Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX se decidió a investigar un campo en el que fue pionera: la visualización del sonido. Margaret creó un instrumento similar a un saxofón el cual llamó “eidófono”, con este dispositivo se podría visualizar la voz humana. El sonido creaba patrones geométricos en la arena, pero ella decidió perfeccionar la técnica para poder registrar visualmente una nota vocalizada. Los diferentes patrones visuales a través de la vibración que causaba la voz humana aplicada sobre una membrana -la cual podía contener pintura, líquidos o algunos polvos arenosos- daban forma a figuras geométricas las cuales llamó “figuras de voz” o “sonidos visibles”. Entre 1891 y 1904 Margaret llevó a cabo incontables demostraciones públicas, divulgó artículos y un libro sobre su invención. “Margaret cantaba ante el eidófono compuesto sencillamente de un tubo, de un receptor y de una membrana flexible cubierta de polvo de licopodio (una clase de plantas) y las vibraciones del aire causadas por el sonido, dibujaban sobre el polvo figuras geométricas extraordinariamente bien definidas y frecuentemente muy bellas. Una serie de proyecciones luminosas de fotografías de varias de ellas, produjo admiración y entusiasmo entre la concurrencia: los copos de nieve, el polen de las flores, estrellas, espirales, ruedas de formas variadas y extrañas, y combinaciones originalísimas se sucedían alternativamente a la vista del asombrado espectador”.
Con gran genio y esfuerzo Margaret encontró, con los años, una manera de registrar estas formas creadas por la voz humana como si de dibujos se tratara. Ella quería que este registro fuera plasmado de forma física y permanentemente. “Refiere la señora Hughes que un día cantó cierta nota que produjo la figura exacta de una margarita. Trató muchas veces después de reproducirla, sin poderlo conseguir, y actualmente conoce la inflexión exacta, y la reproduce modificándola a su gusto, mediante variaciones de inflexión, que aumentan las filas de pétalos, o introduce en ellos preciosos dibujos…”. El eidófono causó sensación en su tiempo y convirtió a Margaret en una de las primeras mujeres en presentar una invención en la Royal Society de Londres, en 1887. Además tuvo repercusión en muchas otras instituciones científicas y asociaciones musicales. Margaret había descubierto accidentalmente el principio sobre el que funcionaba su invención en 1885 y se volvió una experta en formar estos patrones con su voz. Sus obras visuales, realizadas cantando y hablando, tanto llamaron la atención en esa época que quedó en la historia como la mujer que podía dibujar cantando.
Desde Lisboa, Portugal, surge el proyecto “Lata 65”. Lxs adultxs mayores también rompen los moldes. Se apropian de aquello que parecía pertenecer solo a las juventudes rebeldes y lo convierten en un modo de mantenerse activos y en comunidad. La queja suele instalarse en boca de las nuevas generaciones cuando los adultos van copando espacios que les pertenecen, como si dichos espacios no pudieran ser compartidos. Supongo que parte del proceso de adolecer tiene que ver con generar lugares propios y distintos a los de sus familias como una forma de reafirmar su independencia. Llegar a la tercera edad también tiene que ver con adolecer. Y digo todo esto como un supuesto porque no tengo el gusto de pertenecer a ninguna de los 2 grupos etarios de los que hoy les estoy hablando. Este artículo habla de arte callejero, pero deja de lado la edad para abrirle este colorido mundo a lxs adultxs. De eso se trata LATA 65. Personas mayores de portugal se organizaron convocados por arquitecta lusitana Lara Seixo Rodrigues para llenar las paredes de su capital con graffitis diseñados y pintados por ellxs mismxs. Alzando el vuelo de Lisboa, pretende avecinarse con este grupo artístico por muchos otros pueblos y ciudades del país. Pretenden así convocar a todxs lxs personas mayores al mundo del graffiti. Al comienzo lxs participantes reciben nociones de cómo usar los aerosoles con sus correspondientes medidas de seguridad, realizan bocetos y esténciles. Esta capacitación dura habitualmente dos días y reúne a pequeños grupos en estos encuentros tanto teóricos como prácticos. Financiado casi exclusivamente por Wool y la asociación sin ánimo de lucro Mistaker Maker con el fin de poner color a los muros grises de sus ciudades. El primer taller de esta índole se realizó en Lisboa en noviembre de 2012. Desde entonces, la experiencia se repitió cientos de veces introduciendo a las personas mayores en la escena del arte urbano. La idea surgió en un café, hablando precisamente con una persona mayor que fue parte de un festival de arte urbano organizado por la propia arquitecta. Durante la charla, ambas coincidieron en la falta de oportunidades y plataformas de expresión artística para las personas de la tercera edad. LATA 65 es un reflejo de algunos conceptos básicos que a veces olvidamos, el arte nos une y genera vínculos con nuestra comunidad. El arte no sabe de edades ni de vergüenza. Y específicamente el arte urbano tiene el poder de democratizar el acceso al arte. La solidaridad debe ser intergeneracional, despertando a lxs jóvenes y motivando a lxs personas mayores. Todas las generaciones son activas. Hasta que la juventud ya no sea una edad, sino una forma de generar arte, jovial, en cualquiera de sus expresiones. Una actividad que genera solidaridad, empatía, cohesión y bienestar. Estas prácticas tienen cada día más sentido, demostrando el arte urbano tiene el poder de fomentar, promover y valorar el acceso justo y democrático al arte.
Recientemente falleció Sara Facio, la fotógrafa argentina, editora y gestora destacada por la ejecución de retratos. El pasado 18 de junio de 2024 la noticia fui confirmada por la fundación Maria Elena Walsh, la cual dirigía. Graduada junto a la fotógrafa Alicia D'Amico en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953, en 1955 recibió una beca del Gobierno de Francia y residió en París un año, estudiando artes visuales. En 1957 comenzó a practicar fotografía en el estudio del padre de D'Amico, luego continuó su aprendizaje junto a Annemarie Heinrich, una fotógrafa alemana con nacionalidad argentina, especializada en retratos y desnudos. Esta se destacó por fotografiar a las estrellas del cine argentino durante los años 1940. En los años 60 se instaló en Buenos Aires donde plasmó su arte en retratos, publicidades y reportajes para diarios y revistas de Buenos Aires, Europa y Estados Unidos. Ocupó cargos directivos en la Federación Argentina de Fotografía. Trabajó para Clarín, La Nación, y las revistas Autoclub y Vigencia. Escribió artículos para los diarios La Prensa, Tiempo Argentino y La Opinión de Buenos Aires, y las revistas Fotomundo de Argentina; Camera, de Suiza; y Photovisión, de España entre otras. En 1973 fundó junto a María Cristina Orive «La Azotea», su editorial fotográfica. En 1979 creo junto a otros colegas (Alicia D'Amico, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, Annemarie Heinrich, María Cristina Orive y Juan Travnik) el Consejo Argentino de Fotografía, cuya misión es la difusión y estudio de la fotografía nacional y el intercambio con lo más sobresaliente de la producción mundial. Fue la fundadora de la fotogalería del Teatro General San Martín en 1985, el primer espacio dedicado a la disciplina, donde presentó más de 160 exposiciones con sus catálogos. En 1998, en el Museo Nacional de Bellas Artes, conformó la primera colección fotográfica de Patrimonio Nacional, para la cual donó 50 obras de su colección personal.
Cuando cumplió 90 años, donó todos sus libros de fotografía a la biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes. En 1992, recibió el Premio Konex de Platino como la mejor fotógrafa argentina de la década. Su fructífera carrera le valió el título de Artista otorgado por la Fédération Internationale de l'Art Photographique (de Suiza). En 2011 fue nombrada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Retrató a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Alejandra Pizarnik y María Elena Walsh, quien fue su pareja desde el año 1978 hasta su fallecimiento en 2011. Sara y María Elena se conocieron mucho antes de que empezara su historia de amor. María Elena Walsh habló sobre su vínculo en su libro autobiográfico Fantasmas en el parque. Allí Sara es un personaje cotidiano. “Es mi gran amor, ese amor que no se desgasta, sino que se transforma en perfecta compañía.” Adiós a Sara Facio.
Los cánones sociales de belleza de cada época tienen su reflejo en el arte. La sociedad va construyendo sus valores socioculturales, normas, principios y creencias compartidas de manera pasiva y desde muy temprana edad. Estas suelen enseñarse dentro del núcleo familiar, y en cada hogar hay una ventana perversa y encantadora de nuestra humanidad, la tv. Este mes volvió a la televisión argentina un programa que históricamente ha humillado y castigado a la gente gorda en pos de conseguir una supuesta salud física. Y si bien el arte tiende a poner en evidencia los problemas sanitarios de mundo en el que transcurre, la salud nunca debe ser un show morboso donde los televidentes lejos de preocuparse por la salud de los participantes, se centran en el peso y muestran sus cuerpos como si fueran un error que se calcula en kilos.
En el arte paleolítico la obesidad era símbolo de bienestar y fecundidad, como en la Venus de Willendorf, que fue descubierta en Austria. Georges Vigarello, historiador del tratamiento del cuerpo, afirma que en la Edad Media la gordura se consideraba un signo positivo, en medio de la escasez, solo los más ricos podían darse el lujo de estar obesos. En 1680, durante el reinado de Carlos II, la pequeña Eugenia Martínez Vallejo, llamada “la Monstrua”, entró en la corte para servir como un simple objeto de burla. La niña que provenía de una familia noble, fue retratada por Juan Carreño de Miranda, discípulo de Velázquez. En un cuadro aparece vestida y sujetando una manzana en cada mano, signo de su “voraz apetito”. En la otra posa desnuda, adornada con racimos de uvas. Sí, con solo 6 años fue retratada desnuda. La gordura y su relación con el mandato social también fue plasmada en otras culturas como es el caso del artista Mu Boyan y su trabajo “Fatty Series” a través de las esculturas hiperrealistas. El pintor y escultor colombiano Fernando Botero, quien falleció el año pasado a los 91 años, fue sumamente reconocido por sus figuras voluminosas. Botero decía que “la idea general de la belleza considera que las mujeres deben ser delgadas, pero entonces llega un artista que produce una dilatación de la forma y dicen que 'pinta mujeres gordas'” reveló. “Mi estilo proviene de la convicción de que la voluptuosidad de la forma es motivo de gozo. Y el arte debe dar placer”.
El arte siempre desafiante y ambivalente presenta dos posturas que acunan la cultura de miles de corporalidades diversas que crecen más cerca de la tele que del arte. Y que, al fin y al cabo, merecen tener acceso a la salud como cualquier persona y que quien decida bajar o subir de peso, mejorar su analíticos o cambiar su corporalidad, pueda hacerlo en un ámbito amoroso y desde el cuidado y no desde el castigo y la ridiculización. Aunque ya la tendencia en cánones de belleza no es la gordura y comenzó a aparecer mayor representación de las diversidades corporales no olvides que la industria de la dieta gana más con tus inseguridades que con tu salud.
Henriette Theodora Markovitch, más conocida como Dora Maar, nació en París el 22 de noviembre de 1907. Fue una excelente fotógrafa surrealista cuyas obras experimentales y oscuras nos maravillan. Esta gran artista plástica, pintora, fotógrafa y escultora francesa es recordada por haber sido retratada cuantiosas veces por su pareja, Pablo Picasso y por documentar el proceso de creación del Guernica. Eclipsada por la violencia, hoy nos seguimos cuestionando si pasó a la historia por sí misma o como la musa y espectadora de Picasso. Dora vivió en Argentina desde los tres hasta los veintitrés años. Su padre, Joseph Markovitch, era un arquitecto croata que hizo distintos proyectos en Europa y Sudamérica. Cuando Dora Maar conoció a Pablo Picasso en 1935, él era ya un artista reconocido, pero ella también era famosa por su trabajo fotográfico. Su familia se opuso fervientemente a su relación con Picasso. Su madre discutía por esto con Dora por teléfono cuando de pronto quedó en silencio: había fallecido. Fue durante la ocupación de Francia por los nazis y era de noche, después del toque de queda. A la mañana siguiente, Dora la halló muerta con el teléfono en una mano.
Dora comenzó su carrera en los años 50´. Estudió en la Academie Lothe donde conoció a Henri Cartier-Bresson. Continuó con sus estudios en L'École de Photographie de la Ville de Paris. Su formación como artista creció bajo la guía de sus mentores. Entre los más destacados se encuentra Man Ray, Brassaï y Sougez. Gracias al apoyo de su padre logró tener un estudio propio donde creó sus famosos foto collages. Jugaba con imágenes vanguardistas y experimentales. Le gustaba usar ropas de siglos anteriores, aspecto que aparece reflejado en sus collages. Destaca también su trabajo como actriz en la película Les gens de voyage de Jaques Feyder y su activismo a favor de los derechos humanos. El trabajo comercial de Dora Maar apareció en las grandes revistas francesas de la época. A pesar de esto Picasso satirizaba la actividad artística de Dora. Para poder revelar sus fotografías ella daba clases a Pierre Kéfer; a cambio él le dejaba usar su taller. Algunas fotografías llevan la marca Kéfer-Dora a pesar de que las últimas están hechas únicamente por ella. Dora se sentía atraída por la muerte y experimentaba con los objetos desproporcionados como un recurso que desestabilizaba nuestra realidad. Reflejo de sus tormentos, sufría violencia psicológica y física por parte de Picasso. Fue psicoanalizada por Jacques Lacan y posteriormente, ingresó en el hospital de Sainte-Anne. Le aplicaron electroshock y fue Paul Éluard quien dijo a Picasso que la sacara de allí. Paul Éluard, que era el mejor amigo de Dora, acusó al famoso pintor de maltratarla. Cautiva de su dolor, finalmente se encerró en su estudio durante mucho tiempo para investigar lo más profundo de su propio ser. Dora era una persona callada, orgullosa, muy inteligente y sagaz. Poseedora de una compleja personalidad. Murió en 1997.
Un bloque de viviendas sociales fue rociado con pintura verde hace una semana en Londres. En su esquina inferior izquierda aparece la silueta de una persona sosteniendo una manguera a presión. La obra interactúa con el espacio, funciona como el frondoso fondo de un árbol de cerezo podado brutalmente. Se trata de un nuevo mural de Banksy que apareció este domingo 17 de marzo en el norte de la ciudad. Banksy es el seudónimo de un artista británico. Hay varias teorías sobre su verdadera identidad, pero hay que respetar su deseo de permanecer anónimo. Nos vamos a enfocar entonces en su carrera artística y cómo se vio implicado en más de una polémica.
A finales de los años 80 comenzó a trabajar con graffitis, estarcidos y stencil. Su técnica de estarcido es similar a la de Blek le Rat y a la de los miembros de la banda de anarco-punk Crass (ambos ejemplos se merecen su propia publicación). Banksy reconoció la influencia de Blek le Rat, diciendo: "Cada vez que creo que he pintado algo ligeramente original, me doy cuenta de que Blek le Rat lo hizo mejor, solo que un año antes". Sus obras están colmadas de sarcasmo y crítica social. En su gran mayoría piezas punzantes sobre política y moralidad y se han hecho populares al punto que pagan cientos de miles de euros por ellas. Es el caso del famoso graffiti de Banksy con la imagen de una niña y un globo en forma de corazón, que se autodestruyó tras ser vendido en una subasta, y luego fue revendido por 21 millones de euros. Claro que la mayoría de su obra se puede apreciar gratis en las calles.
Este nuevo trabajo del artista fue casi venerado por los residentes de la zona, pero tras una oleada de fama, para el miércoles por la mañana había sido vandalizado. Imágenes compartidas en redes sociales mostraron dos rastros de pintura blanca esparcidos sobre el verde. Lo que me lleva a cuestionar: las personas que aplauden la labor de Banksy, ¿lo hacen por el valor de la obra en sí o por ser fruto de uno de los artistas más famosos del mundo? El mural será protegido luego del ataque, vallas, vigilancia por cámara y las visitas de oficiales comunitarios para manejar a los espectadores y ayudar a proteger la obra de arte. El graffiti tiene valor como herramienta comunicativa de visibilización social. ¿Por qué se debe proteger una obra de arte de otra obra de arte? El incentivo que suelen dar las autoridades al arte urbano contrasta con la demonización del graffiti. ¿Uno reditúa a la ciudad y el otro incita a través desde su contemplación a fomentar más hechos vandálicos? La realidad es que ambos son un acto comunicativo extraordinario, comparten la crítica a los discursos hegemónicos, la injusticia, el avasallamiento, las desigualdades sociales, etc. En concreto, el graffiti desafía la “utilización del espacio público” y la libertad de expresión. Esa es la esencia del arte velado, la necesidad de expresar las demandas del pueblo contra los poderes hegemónicos.
Recientemente se pagó más de un millón de dólares por una obra de arte invisible. Si, leíste bien. Resulta que, en 1958 Yves Klein, un pionero francés en el movimiento del arte conceptual, sorprendió al mundo del arte al revelar lo que parece ser la esencia más pura e intangible del arte, la idea misma. "The void" fue una exposición revolucionaria donde el propio espacio vacío se convirtió en arte. Klein conmueve con su obra basada en conceptos afectados por la filosofía zen, que él mismo describe como “le Vide” / "the Void" (el vacío). El "le vide" de Klein es una especie de nirvana "mudo", posee pocas influencias de las palabras. Esta zona neutral construida por el espectador apunta a prestar atención sólo a sus propias sensibilidades como oposición de la "representación". Klein glorificó este concepto a una obra de arte y vendió su “arte invisible” en forma de recibo, un concepto que puede ser leído como una manera de retar nuestras nociones sobre el valor y comercialización del arte.
Este modelo de arte conceptual data de mediados del siglo XX, vela con la filosofía de convertir lo material y tangible en un concepto o una idea. La historia del arte lo reconoce como una forma de arte plenamente establecida y desarrollada. Uno de los grandes pioneros del arte conceptual fue el artista Marcel Duchamp, con sus “readymades”, que eran objetos ordinarios que el artista seleccionó, modificó y nombró obras de arte. Duchamp sostenía que, con elegir el objeto, reposicionarlo, titularlo y firmarlo, este se convertía en obra, como pasó con su famosa La Fuente de 1917. El arte conceptual busca guiarnos a través de la exploración creativa y la percepción la obra de Klein no es solo un manifiesto artístico sino también una declaración sobre el valor y la percepción este tipo de arte. La manera en que entendemos la creación artística y su impacto fue desafiado por artistas como Klein, quien retó las normas establecidas y abrió un nuevo camino en la historia del arte. Muchxs otrxs, por el contrario, plantean que vender una obra inmaterial, es decir que no existe, es propio de un charlatán y no de un artista. Fredy Alzate, artista plástico, magíster y docente de la Universidad de Antioquia indica la posibilidad de que los escenarios de visibilidad viral actuales generan un valor propio del pensamiento de la sociedad del espectáculo, donde cualquier cosa –como el vacío– es susceptible de ser comercializado. ¿Este tipo de obras puede entonces compararse a los NFT digitales que también pueden venderse y comprarse, aunque solo existen de forma virtual? Entre 1959 y 1962 Klein comercializó una serie de recibos que comprobaban la pertenencia de un arte invisible, sus zonas de sensibilidad. Algunos consideran al artista un visionario que nos lleva a preguntarnos sobre qué define el valor de una obra de arte. ¿Es el material con el que está hecho? ¿El artista que lo creó? ¿La historia del concepto detrás de ella?
El arte tiene implicaciones que van más allá de la lógica, sus alcances a nivel cognitivo son inimaginables. Arthur Efland en el libro Arte y Cognición (2004) describe cuatro capacidades cognitivas propias del pensamiento del arte: flexibilidad cognitiva, integración del conocimiento, imaginación y argumento estético. Pero si le preguntamos a cualquier persona qué sienten por el arte visual, la respuesta suele ser “asombro y/o sorpresa”, lo que implica conmoverse. Este vínculo es real, ya que nace y crece desde nuestro cerebro un proceso para recibir, recordar, comprender, organizar y usar la información recogida por los sentidos. Nuestro entendimiento, inteligencia y razón se ponen en marcha debido al reencuentro con los recuerdos y la memoria. Algunos estudios vinculan la práctica artística con el desarrollo de una mayor plasticidad cerebral, esto implica un gran beneficio psicológico. Por eso el arte se emplea como complemento terapéutico.
Cuando miramos una obra de arte nuestro cerebro se comporta igual que cuando miramos a una persona que nos gusta. No importa si te gusta o no el arte, acá no se ponen en juego las subjetividades. El cerebro comienza a buscar formas reconocibles, a identificar algo “tuyo” en lo que observa. La sola voluntad de mirar estimula la capacidad de recordar, entonces se activa la memoria: olores, caminos, canciones y partes de tu historia quieren vincularse con el arte. El apreciar una obra de arte nos mueve el cerebro hasta su recoveco más profundo. El espectador aprecia la obra y se aprecia a sí mismx.
El término apreciación se refiere a todas las actividades de aproximación. El arte te acerca a tu propio ser. Las obras de arte configuran la interpretación, el análisis, el disfrute y toda manera de experiencia estética. Algo parecido pasa cuando miras a una persona que amas. Tu cerebro busca instintivamente encontrarte dentro de la obra simbólica o físicamente, y con lo que busca se produce lo que se llama la cognición encarnada. La cognición encarnada es un movimiento de pensamiento que se desarrolló en oposición al cognitivismo tradicional. Cree que la mente no debe ser concebida como una computadora, sino que debe ser entendida en el contexto del cuerpo y su interacción con el entorno. La cognición es la facultad que permite procesar la información a partir de la percepción y de la experiencia. Pero, en este proceso, resultan de suma importancia el contexto, el estímulo y factores como el aprendizaje, el razonamiento, la atención, la memoria y el procesamiento del lenguaje. El color, líneas, puntos y planos o los trazos que lx artistx plasma en cuadros, el ritmo de una canción, el espacio y las formas arquitectónicas reflejan la sensibilidad del autor. Las artes, como toda expresión no verbal, ayudan al desarrollo personal y emocional de las personas, no sólo del autor. El espectador pone en juego todo su ser al contemplar una obra de arte.
El arte es democrático cuando la comunidad puede garantizar a cada individuo la posibilidad del acceso a él, sea como productor o como receptor. Dentro de una cultura democrática el arte apela a las representaciones de una sociedad que reclama el reconocimiento de los pluralismos, las diferencias y el ejercicio pleno e igualitario de opinar aplicando la tolerancia y respeto. Para que el arte sea democrático debe existir el arte público, aquel que se sitúa en el espacio colectivo. Cada ciudad puede ser entendida como un telar donde los espacios públicos son la urdiembre que funciona como activadores sociales, desencadenando o reactivando nuestra vida social y el encuentro con el otro, y la trama es el recorrido que hacemos por estos espacios. Cada vez escasean más estos lugares de encuentro ya que hay miles de ciudades que adoptan un diseño poco amigable, allí el espacio que debería unirnos como comunidad se vuelve hostil y sus intervenciones están diseñadas para propiciar la expulsión. Algunas de formas más sutiles como los bancos con apoyabrazos metálicos que no permiten recostarse, otras más violentas como figuras punzantes debajo de las autopistas que impiden refugiarse. Todo esto nos desalienta a habitar esos espacios que son nuestros. El arte presente en estos espacios urbanos debe fomentar actividades de sociabilización y reivindicar lo público: cada feria de artesanos, peña en la plaza, o carnaval es un espacio democrático que nos invita a la comunión. Esculturas, murales, fuentes y paseos que estimulan a las infancias a interactuar con los objetos y hechos artísticos. El arte para ser democrático no necesita ser proselitista como muchos creen, sino que necesita ser capaz de generar una experiencia estética que está fuera de los museos, cotidiana y comunicativa, capaz de llegar a las zonas más desfavorecidas para proponer algún tipo de modificación de la realidad en la que se desarrolla.
En estos espacios públicos se brinda gran parte de la educación artística, fomentando el crecimiento en la comunicación, lo cual es indispensable para una cultura democrática. El arte es un vehículo de interacción, comunicación y expresión de sentimientos y pensamientos tanto individuales como colectivos. No solo constituye parte de un pensamiento pedagógico. Sustantivamente el arte debe aportar valores vinculados a la educación, concientizar y promover un reconocimiento del otro, fomentando que se garanticen una vida digna para todos y todas. La práctica no siempre es democrática, ni en su creación ni en su acogimiento. El mundo representado en el arte “no democrático” nunca puede ser la expresión del sentimiento colectivo; es el supuesto progreso bajo normas estrictas, deshumanizante, privilegiando los símbolos “morales”, la expulsión y segregación de determinados grupos sociales del espacio público. La democracia debe ser una obra de arte en permanente creación, con una ciudadanía activa y participativa que se preocupa y se ocupa de lo público.
Rosa Bonheur, fue una destacada artista francesa del siglo XIX. Nació en Burdeos el 16 de marzo de 1822. La artista rompió con las barreras sociales para convertirse en una de las figuras virtuosas más aclamadas de Francia. Bonheur fue particularmente revolucionaria al tratarse de una mujer que desafió los roles de género y cuya visión feminista daría forma a toda su carrera. Desde joven, desarrolló su talento artístico bajo la tutela de su padre. Su familia formaba parte de un grupo político cristiano y socialista que promovía la igualdad de género y profetizaba la llegada de una mesías mujer. Esta influencia marcó la vida y obra de Bonheur, quien atribuía a estas doctrinas su ambición y defensa de la independencia femenina. De niña tuvo dificultades de aprendizaje, pero su madre encontró en su pasión por los animales una forma de estimular su enseñanza. Esto permitió que Bonheur desarrollara su talento para el dibujo y reafirmara su predilección por los animales, el tema primordial de su obra. En 1828, la familia se trasladó a París, donde el padre de Bonheur fundó una escuela de dibujo para mujeres. Allí su padre apoyó esta fascinación, la alentó a trabajar a partir de esculturas realistas, estudiar a los grandes artistas y anatomía veterinaria. “Me convertí en una pintora de animales porque me encantaba moverme entre los animales”, dijo. “Estudiaba a un animal y lo dibujaba en la posición que tomaba, y cuando cambiaba a otra posición lo volvía a dibujar”. Su dedicación y talento le valieron reconocimiento y medallas en exposiciones artísticas, como la Exposición de Rouen. Tras el fallecimiento de su padre en 1849, Bonheur asumió el liderazgo de la escuela de dibujo. Su trabajo se hizo conocido internacionalmente con la obra "Feria de caballos", exhibida en el Salón de 1853. Bonheur era abiertamente lesbiana y vivió dos relaciones amorosas significativas. Primero, con Nathalie Micas, con quien se conoció en la adolescencia y convivió hasta su muerte en 1889. Luego, con Anna Elizabeth Klumpke, una pintora estadounidense, con quien compartió diez años hasta su propio fallecimiento. Papar poder realizar sus bocetos en lugares dominados por hombres, como ferias de ganado, Rosa obtuvo un permiso especial de la policía para vestir pantalones, ya que el travestismo era ilegal en esa época. Cada seis meses, renovaba este permiso alegando motivos de salud.
En 1859, Bonheur se estableció en By, en el municipio de Thomery, donde instaló su taller. Participó en exposiciones universales tanto en París como en Londres, y sus obras fueron muy apreciadas. En 1899, Rosa falleció en su château de By y fue enterrada en el cementerio del Père Lachaise junto a sus dos compañeras de vida, Nathalie Micas y Anna Elizabeth Klumpke.
En la actualidad, Rosa Bonheur es celebrada como una pionera por la comunidad LGBT y encaja en la categoría de género no binario o genderqueer.
Claudia Alarcón, una artista Wichí, se convirtió en la primera artista de su pueblo en recibir un premio en el Salón Nacional de las Artes Visuales en Argentina. Este reconocimiento es el cierre de una etapa llena de trabajo, exposiciones y reconocimientos para la artista. En una entrevista con Andrea Fernández, amiga, también artista, curadora y compañera en el colectivo de mujeres tejedoras Thañí, Claudia habló sobre la importancia de la identidad originaria y cómo se apoya en la memoria de sus ancestros para dialogar con otras culturas y visiones del mundo a través del arte. Su obra fue realizada en fibra de chaguar y punto antiguo. Los chaguares son un grupo de plantas herbáceas con hojas suculentas y espinosas que habitan partes semiáridas del Chaco y que son distintivas de la cultura Wichí. Esta cultura le concede gran importancia a su recolección, procesamiento, hilado, tintura y tejido (acciones que habitualmente se asocian a las mujeres de la comunidad). La identidad de la obra de esta artista se apoya en la memoria de sus ancestros y ancestras para ir dialogando con otras culturas y otras visiones del mundo, y del arte como puente para esa conversación y la importancia de la divulgación del arte originario, así como la validación del mismo. Este tipo de reconocimientos suelen ser apañados por la colonización y occidentalización, pero en la actualidad los pueblos originarios están en proceso de reconfigurar la validación de su arte y cultura, deconstruyendo y resignificando los mismos. La importancia de este reconocimiento tiene que ver con la reivindicación de las identidades políticas indígenas en las ciudades y en los territorios. Claudia Alarcón y la curadora Andrea Fernández, destacan la importancia de visibilizar a las mujeres originarias y la necesidad de cambios en las instituciones culturales para ser más inclusivas. La artista reflexiona sobre la importancia de mantener un diálogo entre lo ancestral y lo contemporáneo en su trabajo. La obra se llama “De lo ancestral a lo futuro”, y en ella la artista “propone también esa mezcla que está experimentando, imaginarse cosas nuevas, no tanto imágenes nuevas, sino que vaya a otros lugares nuevos”, que “se muestre diferente”.
Además, aborda el machismo y la importancia del apoyo de su marido y otros hombres en su comunidad. La alegría y el orgullo por su arte son claves en su trabajo y en la lucha contra las prácticas racistas y discriminatorias.
El Salón Nacional de las Artes Visuales es una institución antigua en Argentina, desde hace 110 años se lleva a cabo el Palais de Glace o Palacio Nacional de las Artes, del Ministerio de Cultura de la Nación y es fundamental para la historia del arte en el país. Este año, la directora del Salón, Feda Baeza, ha propuesto cambios para que el Salón sea más inclusivo y representativo de la diversidad cultural del país. Esto incluye la participación de mujeres, personas trans y un enfoque que incluya artistas de diferentes regiones de Argentina.
El deterioro ambiental es una realidad que nos agobia día a día, y no hay un solo ámbito que no sea responsable y a la vez amenazado por esta terrible problemática. Los daños sufridos en el factor ecológico también abarcan el mundillo del arte. Frente a esta situación crítica nació el ARTE AMBIENTAL como una forma de relacionar el medio ambiente con medios de subsistencia artísticos sustentables en la sociedad. Ya lo planteaba Antonio Gaudí, un arquitecto increíble, precursor de la sostenibilidad y la biomímesis: “la naturaleza es mi maestra”. No lo afirmó de modo romántico sino en un sentido profundo, como fuente de inspiración de tecnologías innovadoras, para realizar sus diseños con modelos de sistemas, procesos y elementos que imitan o se inspiran en la naturaleza, conviviendo en armonía con ella. De este modo lograba integrar el respeto por el medio ambiente con la creación de sus obras arquitectónicas.
El arte ambiental surge como movimiento artístico a finales de los años 60. En sus inicios se correspondió sobre todo con la escultura como una crítica hacia las formas escultóricas y prácticas tradicionales. En la actualidad abarca otros medios artísticos. El arte ambiental o eco arte está en la constante búsqueda de concientizar a la sociedad a través de las expresiones creativas. La fotografía, la pintura, el teatro, la escultura, dibujos, grabados, literatura, paisajes, -entre otras disciplinas- se utilizan con el fin de fomentar y lograr la preservación de lo natural. Esto incluye obras realizadas con materiales de desecho, reciclados o integrados con el ambiente. También este término se utiliza como específicamente para referirse a una obra de arte de grandes dimensiones que utiliza el entorno natural pero con respeto al medio ambiente. Dentro de un contexto formal, político, histórico o social el arte ambiental debe diferenciar claramente artistas que dañan el medio ambiente de aquellos no. Por ejemplo, Robert Smithson Spiral Jetty (1969) implicó un daño permanente al paisaje en el que trabajó. Más allá de su mérito estético el arte se convirtió en otra forma de contaminación. El escultor búlgaro Christo, reconocido por sus instalaciones basadas en envolver con telas los exteriores de edificios emblemáticos, puentes y espacios al aire libre, fue acusado de ser ecológicamente irresponsable y afectar al medio ambiente de manera negativa, especialmente a la fauna local. Lo cual implica que las buenas intenciones no son suficientes, lxs artistas contemporáneos deben replantearse no sólo el mensaje que desean dar con su arte sino también la responsabilidad en el uso de los materiales seguros en su relación con el ambiente. El Arte Ambiental florecerá cuando lxs artistas se comprometan a realizar acciones que reviertan las consecuencias de la mano del hombre. Hay quienes aseguran que el arte es lo que nos diferencia de los animales, pero ellos no destruyen su entorno. Este es el próximo desafío para el arte de hoy en día.
Los vínculos amistosos, cuando son saludables y afectivos, nos impulsan a ver la realidad de una manera distinta, no más positiva, sino menos solitaria convirtiéndonos en seres más generosxs y agradecidxs. La amistad se alimenta del afecto y las risas, necesitamos a alguien que aprecie nuestro humor, o al menos, que comparta los mismos traumas. Con debilidades e inseguridades, el aprecio y apoyo de lxs demás nos impulsa en los momentos difíciles. Y esto es lo que les pasó a las dos artistas magistrales que se encontraron en París gracias a amigos en común. Su gran amistad les permitió fusionarse intelectual y artísticamente, LEONOR FINI Y LEONORA CARRINGTON.
La gran artista argentina y la pintora surrealista mexicana cultivaron un aprecio mutuo que intervino y enalteció la obra de ambas. Fini fue pintora, diseñadora de vestuario, escenógrafa, directora de arte para el cine. Vivió el amor libre y se resistió a ser tratada como musa por los surrealistas, de personalidad deslumbrante y excéntrica. Nació en Argentina, Buenos Aires el 30 de agosto de 1907. Tras el divorcio de sus padres se muda a Trieste donde vive con un tío materno. De niña la vestían de varón ya que temían que el padre se la llevara. De joven sufrió una enfermedad que la obligó a cubrirse los ojos por dos meses, lo cual le permitió desarrollar una imaginación visual potente que alimentó sus cuadros por el resto de su vida. Leonora Carrington nació el 6 de abril de 1917 en Clayton Green, una aristocrática mansión del pueblo de Chorley, en Lancashire. Con apenas tres años su familia se traslada a un castillo neogótico rodeado de inmensos jardines. A los 9 años fue ingresada en el Convento del Santo Sepulcro donde fue expulsada por resistirse a cumplir con las pautas educativas de la alta sociedad donde las mujeres eran preparadas para el matrimonio. Prefería leer insaciablemente y debatir sobre diversos temas. Previamente a la ocupación nazi de Francia, Carrington, colaboró con Freier Künstlerbund, movimiento clandestino de intelectuales antifascistas. Ambas fueron rebeldes ante las normas preestablecidas y afrontaron su propia premisa artística, entendían a la pintura como un proceso alquímico y tenían gran cariño por los gatos. Compartían el gusto por la cocina entendida como una forma de magia. Amaban jugar bromas, una vez tiñieron tapioca con tinta de calamar y lo sirvieron como 'caviar'. Fini pintó a Carrington en “La habitación negra” como una guerrera vistiendo una armadura. Ellas se inspiraron entre sí. Las coincidencias en la vida de lxs artistxs son usuales, se influyen mutuamente y estas influencias son determinantes a la hora de desarrollar sus obras. A finales de los 60's Fini pintó “la dama oval” inspirada en los cuentos de Carrington (1939). El valor de las obras de ambas se debe mucho a su exploración de la feminidad, figuras enigmáticas que desdibujan los límites entre los sexos, exploran la vida interior y la libertad sexual del amor libre.
Vivian Dorothy Maier falleció sin saber que se convertiría en una referente de la fotografía. Vivian nació en Nueva York en 1926. Pasó gran parte de su niñez en Francia. Hacia 1930 su padre abandonó la familia y junto a su madre convivió una temporada con Jeanne J. Bertrand, fotógrafa surrealista, de quien pudo obtener su interés vocacional por la fotografía. En 1949, aún en Francia, se inició en la fotografía con una cámara Kodak Brownie. En 1952 compró una Rolleiflex con su primer sueldo de niñera, ubicada ya en Nueva York. Para 1956 se mudó a Chicago donde pasó la mayor parte de su vida. Vivía en el hogar de las familias que la empleaban y cargaba la cámara cuando salía a pasear los fines de semana.
Tras 40 años dejó más de 100.000 negativos y muy pocas de estas imágenes llegaron a ser reveladas ya que la artista no contaba con el dinero suficiente. Cuando los pupilos que cuidaba crecían, se quedaba sin trabajo y al no tener una residencia fija debía buscar un espacio de almacenamiento para sus negativos. Ya jubilada y sin recursos se vio en el impedimento de mantener la bodega y lo perdió todo. El trabajo de una vida fue vendido un par de años antes de su muerte. En 2007 un joven de 29 años, John Maloof, investigaba junto al escritor Daniel Pogorzelski para crear una historia ilustrada del vecindario de Portage Park en Chicago para un libro de la serie “Images of America”. Por menos de $400 dólares compraron una parte significativa de la colección fotográfica de Vivian Maier. Fue entonces cuando comenzaron a surgir las maravillosas imágenes, retratos cargados de una prodigiosa potencia, las delicias cotidianas de la vida urbana. Maloof quiso contactar a la fotógrafa, pero falleció antes de poder ser localizada. En noviembre de 2008, la ya mayor Vivian Maier se cayó en una calle cubierta el hielo y se golpeó la cabeza. Fue llevada al hospital y en cuando recuperó la conciencia se negó a hablar de lo sucedido y exigió que la dieran de alta. En los próximos meses comenzó a negarse a comer y fue perdiendo lucidez. En enero de 2009 fue internada en un hogar de ancianos donde su salud siguió desmejorando. Murió el 21 de abril 2009.
Su historia parece de ficción porque hoy su obra es reconocida internacionalmente. Obra que ni ella misma llegó a reconocer por falta de recursos. Pero relatos como estos son mucho más frecuentes de lo que pensamos en el mundo del arte. Así fue la vida de Vivian Maier, una fotógrafa sublime que sola y sin recursos recorrió las calles de Chicago, N.Y., Egipto, Bangkok, Tailandia, Taiwán, Vietnam, Francia, Italia e Indonesia. Simplemente sacaba fotos y apenas revelaba algunas. Seguramente ella soñó alguna vez con que sus fotografías fueran exhibidas en los museos más importantes del mundo. Esa mujer reservada, observadora incansable de los demás, pero también de sí misma, como queda patente por la cantidad de autorretratos que se hizo, «ahonda su secreto en lugar de disiparlo” tal cual afirma Antonio Muñoz Molina.
La IA comenzó a ser popular en la creación de imágenes y sin duda tiene un gran potencial. ¿La IA es para los artistas una amenaza o una herramienta? La realidad es que la IA funciona analizando miles de datos y algoritmos de aprendizaje profundo, creando “obras” en cuestión de segundos, componiendo con precisión. Pero, ¿puede sustituir al arte?
Muchas veces al aparecer un nuevo dispositivo capaz de generar imágenes se plantearon disyuntivas similares. Así pasó con la cámara fotográfica. Cuando la fotografía se popularizó, miles auguraron la muerte de la pintura. Hubo quien argumentó que la fotografía era incapaz de retratar con la genialidad que sólo puede hacerlo un gran artista. Pero el mundo del arte es mucho más grande que eso, sabiendo que su misión de imitar la realidad quedaba obsoleta se reinventó buscando nuevas formas de interpretarla. Muchos artífices se apoderaron de la fotografía para mejorar su obra como Picasso, Monet (tuvo hasta cuatro cámaras), Moholy-Nagy, o Degas (que experimentó con una de las primeras cámaras portátiles de Kodak). De hecho, fue el impresionismo que tuvo una gran intromisión en la fotografía porque permitía captar las luces fugaces de la naturaleza caprichosa y hacer estático el cotidiano de la gente. La fotografía de la época no podía igualar a la pintura de los impresionistas que utilizaba recursos pictóricos como el color o la expresividad de la pincelada. La nueva técnica fue evolucionando y la fidelidad de la imagen se consideró insatisfecha, por lo que lxs fotógrafxs comenzaron a inspirarse en el arte pictórico, adentrándose en el mundo del arte con sus juegos de luces y sombras, desmarañando la personalidad del fotografiado en un retrato y siguiéndole el juego a la poesía.
Volvamos entonces a la IA. Como ya estipulamos anteriormente la Inteligencia artificial no es capaz de crear sino que utiliza datos de miles de imágenes creadas por artistas para generar una nueva imagen, sin darle reconocimiento alguno a quien generó originalmente la imagen. Y este es uno de los grandes males de la época actual. Millones de usuarixs de las redes sociales generan contenido cada segundo de cada día de manera gratuita para las plataformas que ganan dinero con la difusión de las mismas. ¿Podrían lxs usuarixs difundir este contenido sin el espacio que les brindan las redes sociales? Raquel-IA, Ekphrastic Art fue creada con fines médicos. Hoy es la primera “artista virtual” mexicana y única en Latinoamérica, generada con Inteligencia Artificial que nos permite introducir un texto y a partir de este generar una imagen. Pero estas no son obras de arte por más reconocimiento que tenga en subastas, exposiciones ya que el arte por definición es una creación humana. El debate con respecto a las imágenes creadas por IA solo podrá ser resuelto con el tiempo. Podremos redefinir el arte o considerarla una nueva herramienta creativa.
El otoño es mucho más que una de las cuatro estaciones. Sí, comienza con el equinoccio que se caracteriza porque tiene la misma cantidad de horas de luz y de oscuridad, ya que el sol está alineado con el centro de la Tierra y termina con el solsticio de invierno. Su nombre proviene del latín «autumnus» (aumentar) la plenitud del año. Esta estación tan maravillosa tiñe las calles de ocre, rojo y amarillo y ha servido de inspiración en el arte a lo largo de los siglos. El Arte se nutre de la naturaleza desarrollando su mundo interno. el canal de expresión se vuelve espejo de este mundo que abraza y abriga o golpea y lastima.
Antonio Vivaldi, compositor del Barroco italiano, incluyó el concierto "El otoño" en su ciclo Las cuatro estaciones. Nos regaló una de las piezas más ilustrativas de la música. Compuestos alrededor del año 1721 es su obra más conocida. Inusual para la época, Vivaldi publicó los conciertos con poemas que describían lo que quería representar en relación a cada una de las estaciones, proporcionando así una de las piezas musicales precursoras de lo que después se conformaría como música programática o descriptiva: la música como elemento narrativo, como si de una fábula se tratara.
El otoño es asociado habitualmente con la nostalgia, sobre todo en la poesía. Federico García Lorca escribió en su «Libro de poemas» Ritmo de otoño (publicado en 1921). En esta obra el escritor habla sobre el otoño como si se tratara de sí mismo, la madurez y el inexorable paso del tiempo que relata el poeta simboliza su propio crecimiento. El ritmo natural que está en todo también le ha llegado. Pero no es esta la única visión del otoño, las ramas calvas y endebles anticipan el frío y los aromas de las comidas calientes que emanan las calles nos hacen creer que la satisfacción nos espera en cada esquina. La exuberante abundancia que nos regala esta estación llena el aire de alegorías en colores rojizos y ocres. Al menos así lo creyó Otoño de Pierre Le Gros el Viejo (1629-1714), llamado así para distinguirlo de su hijo. Creó una estatua de mármol titulada "Otoño". A este escultor francés se atribuyó en gran medida a la decoración del palacio y los jardines de Versalles.
Otoño (1573), de Giuseppe Arcimboldo en su pintura “L'Autunno”, es un Óleo (76 x 64 cm.) que muestra un hombre de perfil con el rostro formado por varios alimentos de estación. Obra enigmática en pleno siglo XVI. Esta ingeniosa pintura de doble imagen extraordinaria, muy en sintonía con la atmósfera para-científica de esos años, donde el humor cobraba protagonismo en el arte. Podemos seguir enumerando incontables obras y así descubriendo innumerables significados. Pero el otoño ofrece mucho, regalándonos espectáculos similares a cualquier obra de arte donde cada hoja bailando con el viento se convierte en pincelada y los pájaros que migran elevan notas musicales en su vuelo. El otoño entero es una obra de arte.
La última dictadura cívico militar intentó moldear un arte nacional que represente los modelos de valores que se querían implementar. Los y las artistas tuvieron que ingeniárselas para dejar testimonio a través de su obra sobre los horrores que se estaban viviendo. Una de las artistas que destacó en su labor fue Diana Dowek. Las obras de Dowek en esos tiempos retratan sobre todo paisajes y bodegones. Estos paisajes cargados de simbolismo, disfrazados en su aparente inocencia nos invitan a dejar de lado los conceptos idealizados de las temáticas artísticas impuestas para la época. La naturaleza se va tornando de manera cruel en un retrato nacional, invitando al espectador a la reflexión y dejando emerger los conflictos sociales que sellaron la historia Argentina. Artistas como Dowek pusieron en jaque la postura social del arte impuesta por el gobierno de facto. Su arte no sólo muestra la tremenda situación nacional durante la última dictadura militar, sino que también te obliga a dejar de lado el conformismo y sumisión, plantea al artista como activista frente a una situación social que era tapada o disimulada como una mera posición estética por muchos y muchas que no se animaban a hacerle frente a la historia.
Personalmente siempre hago referencia a la importancia del arte y como su rol principal es interpelar a su propio tiempo. La violencia y la censura explícitas ingresaron de manera sutil a estos paisajes de la mano de nuestra artista. Las series “Los alambrados” o “Los retrovisores” apuntan al escape de los cuerpos ausentes más allá del espacio de la representación. Las estrategias de representación figurativa de un modo casi cinematográfico apelan a la idea de la persecución y registran la violencia del gobierno de facto y como esta penetra en los objetos que habitan la cotidianeidad. Alambrados, espejos, ausencias, espacios vacíos, todo estaba ahí. La decisión de darle un lugar a la memoria visual es una manera de reparación. Hoy en día recuperar esas escenas potencia el compromiso social con la defensa de los derechos humanos. Desde la denuncia Dowek muestra la pintura como lugar de resistencia y lucha. "Sigo en el campo de batalla con la pintura" declaro ella misma. “Quien mira por el espejo retrovisor atisba un pasado inmediato: es historia y acechanza del presente a un mismo tiempo. Y si aquello que se visualiza es ofrecido en la forma de una amenaza siniestra –un cuerpo yaciente en la ruta, un automóvil en persecución–, el sentido que la escena construye invita a una reflexión dolorosa y urgente que admite una doble lectura. Porque algo sucede en las obras de Dowek, algo que impugna la carga ominosa de sus visiones, en tanto sugieren siempre una resolución esperanzada del conflicto social del que, con crudeza realista, se hacen cargo.” (Andrés Duprat. Director Museo Nacional de Bellas Artes)
María Cenobia Izquierdo Gutiérrez fue una pintora mexicana. Nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 30 de octubre de 1902. María se casó con un militar siendo muy joven. Con dos pequeños hijos se separó de su marido y se mudó a la ciudad de México en una época en que era muy osado para una mujer divorciada el vivir sola y ser pintora. Izquierdo ha sido una pintora aclamada y con una prolífera carrera en un ámbito artístico y social que no ofrecía muchas oportunidades a las mujeres.
Perteneció a la corriente surrealista y expresionista. Su obra -desarrollada en el contexto del arte posrevolucionario- estuvo habitada de paisajes, naturaleza, tradiciones mexicanas y autorretratos, manifestando sus ideales feministas. Sus obras de vanguardia están íntimamente relacionadas con la mexicanidad. Las primeras, que comprenden el período de 1927 a 1930, muestran su entorno más inmediato. Pero Izquierdo desistió de mostrar escenas anecdóticas y de representar la figura del hombre común tal como se muestra en el mural “Epopeya del pueblo mexicano” donde el muralista Diego Rivera, en 1929, pintó en el Palacio Nacional de la capital mexicana un mural de 270 metros "con una libertad de la que pocos artistas de la época gozaban (...) desplegó su propia visión de la historia, con uno de los principios que regían entonces en el muralismo en edificios públicos". En lugar de esto, Izquierdo utilizó colores brillantes y fuertes, que forman atmósferas sombrías en tonalidades terrosas.
En 1936, cuando el poeta Antonin Artaud visitó México reseñó “Incuestionablemente María Izquierdo está en comunicación con las verdaderas fuerzas del alma india”. Izquierdo realizó pinturas en las que representó múltiples maternidades y retratos. Ya en la década de los cuarenta su arte encarna mujeres sometidas, arrodilladas, desnudas y atadas a columnas en espacios metafísicos y atemporales, rodeados de astros. Estas mujeres son representadas con una gestualidad dolorosa y su desesperación se refleja bravía en cada pincelada. Distinguiéndose de la representación de la mujer en el arte del México posrevolucionario, donde las femineidades se asocian con la maternidad y el cuidado, son musa o madre, maestra y patria, la artista representó el silencio, el dolor y la melancolía que tiene mucha más coincidencia con la realidad que vivieron las mujeres y que muchas siguen transitando hasta hoy en día en una sociedad hetero-patriarcal. Izquierdo fue la primera pintora mexicana que expuso sus obras en el extranjero, en 1930. La primera exposición tuvo lugar en la Art Center Gallery de la ciudad de Nueva York. En 1948, sufrió una hemiplejía que le dejó la mitad derecha del cuerpo paralizado, la artista aprendiendo a usar el brazo izquierdo y continuar así su prolífica obra. Falleció siete años después en la ciudad de México, el 3 de diciembre de 1955. La frase que caracterizó su obra y su vida: "Es delito ser mujer y tener talento".
María Cenobia Izquierdo Gutiérrez fue una pintora mexicana. Nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 30 de octubre de 1902. María se casó con un militar siendo muy joven. Con dos pequeños hijos se separó de su marido y se mudó a la ciudad de México en una época en que era muy osado para una mujer divorciada el vivir sola y ser pintora. Izquierdo ha sido una pintora aclamada y con una prolífera carrera en un ámbito artístico y social que no ofrecía muchas oportunidades a las mujeres.
Perteneció a la corriente surrealista y expresionista. Su obra -desarrollada en el contexto del arte posrevolucionario- estuvo habitada de paisajes, naturaleza, tradiciones mexicanas y autorretratos, manifestando sus ideales feministas. Sus obras de vanguardia están íntimamente relacionadas con la mexicanidad. Las primeras, que comprenden el período de 1927 a 1930, muestran su entorno más inmediato. Pero Izquierdo desistió de mostrar escenas anecdóticas y de representar la figura del hombre común tal como se muestra en el mural “Epopeya del pueblo mexicano” donde el muralista Diego Rivera, en 1929, pintó en el Palacio Nacional de la capital mexicana un mural de 270 metros "con una libertad de la que pocos artistas de la época gozaban (...) desplegó su propia visión de la historia, con uno de los principios que regían entonces en el muralismo en edificios públicos". En lugar de esto, Izquierdo utilizó colores brillantes y fuertes, que forman atmósferas sombrías en tonalidades terrosas.
En 1936, cuando el poeta Antonin Artaud visitó México reseñó “Incuestionablemente María Izquierdo está en comunicación con las verdaderas fuerzas del alma india”. Izquierdo realizó pinturas en las que representó múltiples maternidades y retratos. Ya en la década de los cuarenta su arte encarna mujeres sometidas, arrodilladas, desnudas y atadas a columnas en espacios metafísicos y atemporales, rodeados de astros. Estas mujeres son representadas con una gestualidad dolorosa y su desesperación se refleja bravía en cada pincelada. Distinguiéndose de la representación de la mujer en el arte del México posrevolucionario, donde las femineidades se asocian con la maternidad y el cuidado, son musa o madre, maestra y patria, la artista representó el silencio, el dolor y la melancolía que tiene mucha más coincidencia con la realidad que vivieron las mujeres y que muchas siguen transitando hasta hoy en día en una sociedad hetero-patriarcal. Izquierdo fue la primera pintora mexicana que expuso sus obras en el extranjero, en 1930. La primera exposición tuvo lugar en la Art Center Gallery de la ciudad de Nueva York. En 1948, sufrió una hemiplejía que le dejó la mitad derecha del cuerpo paralizado, la artista aprendiendo a usar el brazo izquierdo y continuar así su prolífica obra. Falleció siete años después en la ciudad de México, el 3 de diciembre de 1955. La frase que caracterizó su obra y su vida: "Es delito ser mujer y tener talento".
El 8 de diciembre de 1886 nace en Guanajuato el pintor y muralista Diego Rivera, uno de los artistas más representativos de la cultura mejicana y artista reconocidos internacionalmente. Llegó al mundo junto a su gemelo, Carlos María, que murió al año y medio de vida. Rivera sufrió raquitismo en su niñez y su complexión física era muy débil, cosa que sorprende a muchos ya que llegó a ser un hombre alto y robusto, colosal como sus murales. De estilo pictórico realista, cubista y muralista, famoso por plasmar obras de alto contenido político y social en edificios públicos, su arte estaba orientado hacía lo masivo y popular, por eso muchas de sus murales fueron realizadas en edificios públicos. Solía abordar temas vinculados a la historia de México, las luchas sociales y al mundo prehispánico.
Junto a José Orozco y David Alfaro Siqueiros fue uno de los impulsores y máximos exponentes del muralismo en los años siguientes a la Revolución Mexicana. Su estilo estaba influenciado por las vanguardias europeas, los renacentistas italianos y el arte popular mexicano. Rivera desarrolló, a lo largo de su vida, una formación política e intelectual evidentemente encausada por el comunismo. La lucidez artística de Diego Rivera llegó entre los años 1923 y 1928 cuando pintó los frescos de la Secretaría de Educación Pública, en Ciudad de México, y en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo. Rivera quería reflejar la vida cotidiana de su pueblo, que fue representado en sus trabajos y en sus celebraciones. En 1926 Diego Rivera pasó a formar parte de la sociedad ocultista estadounidense AMORC (Antigua Orden Mística Rosa Crucis). Ese mismo año fundó, en Ciudad de México, una logia de esta entidad. En la “Gran Logia Quetzalcóatl” pintó una obra donde retrató una antigua divinidad azteca, la serpiente emplumada. Diego creía que desde esta organización se podían expandir las ideas comunistas a Estados Unidos. Se casó cuatro veces, era ultra celoso y maltrataba a sus mujeres y a sus amantes. Estuvo casado con Frida Kahlo, quien padeció el vínculo con este profundamente. Su tormentosa relación con Frida implicaba engaños, violencias y humillaciones. A tal punto que no terminaba un vínculo sin haber comenzado otro, coexistiendo así en el infierno que significaba estar junto a Diego. El artista tenía rasgos sádicos ya que demostraba una total falta de empatía por el sufrimiento que generaba. Sus permanentes infidelidades no impedían sus celos rabiosos y controladores sobre sus parejas. Tanto es así que hoy en día es más conocido por sus vínculos que por su obra.
En 1951, Diego Rivera es diagnosticado con cáncer en los genitales. La noticia es recibida por el pintor como el cumplimiento de una fatídica visión. Ante sus ojos, la víspera de los 70 años era la señal para preparar su propia muerte. Diego había relatado con cierto detalle en sus memorias que a los 70 años moriría. Falleció finalmente en 1957.
Cada diciembre la imagen de la virgen copa pesebres, estampas y mensajes virtuales acompañada de bendiciones. Cada 8 de diciembre se celebra el Día de la Inmaculada Concepción de María. Esta festividad se celebró por primera vez en 1644 en España y se declaró como día festivo en 1854 por el Papa Pío IX. En esta fecha se acostumbra a armar el árbol de Navidad, ya que se cree que así cada hogar recibirá la bendición de la Virgen.
La Virgen María es considerada como madre espiritual del mundo. Todxs conocemos la historia de la Madre de Jesús, a pesar de que los evangelios sólo aportan algunos datos. Desde el punto de vista de la fe cristiana el papel principal de la Virgen María es el de ser la escogida por Dios para convertirse en la madre de Jesús. Pero cada historia merece ser deconstruída. Más allá de la virginidad, la falta de pecado y la maternidad divina, es importante ver esta figura en su humanidad. María siempre fue símbolo del deber y el rol asignado a la mujer. Ella es la Santa madre, sumisa, silenciosa, obediente e incondicional. Y esto se reflejó en las distintas formas de representación en el arte. Los íconos primigenios que representan a la Virgen están asociados a la tradición de San Lucas como pintor de la Virgen, y son atribuidos al santo pintor. El más antiguo denominado “la que enseña el camino", un díptico traído de Tierra Santa a Constantinopla por la emperatriz Elia Eudocia.
A finales de la Edad Media apareció una nueva representación de la Virgen María, enviada desde el cielo por Dios, con la mirada dirigida hacia la tierra, las manos unidas sobre el pecho y aplastando con sus pies la serpiente representativa del pecado original. Vemos su figura con culpa y frustración porque nunca se llega a tal santidad y este es el modo en el cual se paga nuestra espiritualidad. Diego Velázquez pintó una pareja de cuadros en los que aparece la Inmaculada Concepción representada bajo los cánones de Francisco Pacheco, la visión de la Mujer vestida de sol. Sus otros símbolos han sido popularizados por el santuario italiano de Loreto. Las Letanías Lauretanas son una recopilación de metáforas extraídas del Cantar de los Cantares y del Antiguo Testamento. Ésta fue aprobada por Sixto V en 1587 donde compara a la Virgen con los astros, el espejo sin mancha, una puerta del cielo… A partir de las visiones de Santa Beatriz, Pacheco estableció los rasgos físicos de la Virgen. En el S.XVII el esplendor artístico plasmó dicha imagen de la mano de artistas como Velázquez, Francisco Herrera, Sánchez Cotán, El Greco, Zurbarán, Ribera, Valdés Leal, Murillo, etc., quienes contribuyeron a la difusión del cristianismo y la devoción dogmática.
Hoy en día surgen nuevas representaciones feministas sembrado nuevas otra forma de ver a esta mujer, no menospreciando su figura, sino para encontrar en la fé un espacio de libertad y encuentro desde el humanismo y no como agencia moral para dominar nuestra voluntad.
El 14/11/1840 nació en París el pintor Claude Monet, uno de los máximos referentes del impresionismo. Por lo que me resultó propicio hablar un poco sobre el origen del movimiento impresionista y como este es el eje fundamental de lo que conocemos como arte. El Impresionismo fue un movimiento pictórico que nació en París, Francia, durante la segunda mitad del siglo XIX. Los pintores asociados a este movimiento buscaban experimentar nuevas técnicas para la representación de la luz a través del uso del color, alejándose así a las técnicas tradicionales academicistas. La palabra Impresionismo fue usada por primera vez de forma despectiva por Louis Leroy ante el cuadro Impresión, sol naciente de Claude Monet, y refiriéndose a esta y otras obras expuestas en el salón de artistas independientes de París entre el 15 de abril y el 15 de mayo de 1874 por Camille Pissarro, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne, Alfred Sisley, Berthe Morisot; a quienes acusaba de no poseer formación académica como artistas ya que sus obras eran simples impresiones hechas con pequeños trazos sobre el lienzo. Pero el estilo impresionista fue mucho más que eso, fue el producto, la consecuencia y el testigo de un proceso social.
Tras la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas y las luchas de la clase trabajadora en contra de las condiciones laborales impuestas por Revolución Industrial, las ideas socialistas y positivistas vencían por sobre la visión tradicional y conservadora. Las nuevas corrientes de pensamiento consideraban que el conocimiento genuino partía de observaciones reales, perceptibles y verificables de la realidad. Entonces todo conocimiento es válido si es producido por la experiencia de los fenómenos naturales y de sus propiedades y relaciones. El estilo académico de las artes se encontraba ahora en crisis. En Francia se había puesto en boga el estilo realista gracias a las influencias socialistas. Sin embargo, este no representaba una ruptura radical con lo académico ya que aún conservaba la técnica. Para los impresionistas –por el contrario- su estilo representó el rebelarse contra toda cultura opresiva y decadente que había dominado el discurso pictórico desde el Renacimiento. Iniciaron así una nueva etapa que dejo de lado el dibujo para darle protagonismo al color. En el impresionismo se dio una ruptura con las temáticas del neoclasicismo, romanticismo, y el realismo social. Los pintores impresionistas no se interesaron por retratar grandes personajes de la escena política, ni temas cimentados en la religión o en la mitología grecolatina. Mucho menos lo exótico o los sentimientos de los artistas a la manera romántica. El impresionismo se preocupó de modelar la luz y el instante, sin integrar las formas de lo que la proyectaba. Es decir, sin identidad, solo el momento de luz, más allá de lo que subyacen bajo esta. Y este fue el impulso para el progreso del arte y el nacimiento de las vanguardias.
Mayo de 1972, domingo de Pentecostés, un hombre arremetió 15 martillazos a la escultura de Miguel Ángel, La Piedad, provocándole daños graves. Laszlo Todt, de origen húngaro, dañó gravemente la obra haciendo que la Virgen perdiera su párpado izquierdo, parte de la nariz y varios dedos de su mano izquierda. Se tardó más de un año en restaurar la obra y volvió a ser exhibida bajo estrictas normas de seguridad. Los atentados hacia las obras de arte no son novedad. La Gioconda de Leonardo da Vinci le debe su fama a la gran cantidad de intentos de robo y ataques que ha enfrentado a lo largo de su historia. Fue robada en 1911. En 1956 sufrió dos ataques: uno con ácido, y el otro cometido por un pintor que le lanzó una piedra dañando ligeramente el óleo. En 1974 una mujer intentó dañarla con un espray rojo cuando se encontraba expuesta en el Museo Nacional de Tokio. Así terminó cada vez más protegida, al punto que ir a apreciarla hoy en día es casi una odisea.
Corrían los 60 y los periódicos británicos anunciaban que Charles Wrightsman, un magnate del petróleo, había adquirido por 140.000 libras el retrato de El Duque de Wellington del español Francisco de Goya. El Gobierno decidió financiar con fondos públicos su compra para retenerla en suelo británico. La obra fue robada por Kempton Bunton, un jubilado de 57 años que pidió a cambio del cuadro una recompensa de 140.000 libras destinadas a crear un fondo que ayudase a costear a los jubilados el impuesto que había que pagar para ver la televisión. Recientemente el millonario Martin Mobarak quemó una obra de Frida Kahlo valorada en 10 millones de dólares para convertirla en 10 mil reproducciones digitales “originales” que venderan como certificados digitales o NFT. El dibujo es una de las piezas del diario de la artista mexicana. ¿No era acaso más sencillo y valorable vender la obra y donar el dinero?
Parece que atacar obras de arte se ha convertido en una práctica de protesta habitual. El último atentado ocurrió en la National Gallery de Londres donde dos jóvenes ecologistas lanzaron dos latas de sopa de tomate al “Los girasoles” de Vincent Van Gogh. Favorablemente el cuadro tenía un cristal protector. Ambos formaban parte de la asociación “Just Stop Oil” que llevaba semanas movilizándose por el cuidado del medio ambiente. La Primera Ministra de Reino Unido Liz Truss anunció pocos días antes del ataque la idea de aventurarse por la energía nuclear y permitir el fracking, técnica que tiene muchos opositores ya que podría contaminar el agua y generar terremotos.
Podemos seguir relatando historias de cómo el arte fue víctima de las protestas sociales. La destrucción deliberada de un monumento artístico constituye un delito, pero ¿es lo mismo la protesta social que el vandalismo? ¿Es lo mismo romper un patrullero fabricado en masa y herramienta de opresión al pueblo que reclama justicia, que destruir una obra de arte? ¿Cuál es la relación entre reclamar una causa justa y la destrucción de un cuadro?
Prima proviene de (primer) y vera de (verdor): el primer verdor, la primera llama verde del año, el brote, la planta hija, la primera voz, el primer llamado. El tema de la primavera ha sido tomado por infinidad de artistas a lo largo de la historia del arte, la obra más representativa de esta estación es “Alegoría de la Primavera” o simplemente “La Primavera”, un cuadro realizado por el pintor Sandro Botticelli, una de las obras maestras del artista renacentista italiano.
El florecimiento cultural de Europa del siglo XV acabó con el frío del medioevo y llegó la trasformación del fondo y la forma, en el renacimiento la semilla germinó en Italia y extendió sus raíces por toda Europa. La ciencia y las artes generaron nuevos estudios sobre las perspectivas, la naturaleza, la arquitectura y la anatomía. Y así nació este nuevo ideal de belleza virginal. Botticelli pintó La primavera alrededor del año 1480. Se cree que fue encargada por Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, un primo de la familia gobernante de Florencia como regalo para su reciente esposa. En esta época, las obras de arte normalmente se encargaban para las iglesias y los edificios civiles. Sin embargo, “La Primavera” fue creada para la finca privada de Di Pierfrancesco, la Villa di Castello. Los Médici fueron una poderosa familia del Renacimiento, en Florencia, entre cuyos miembros se destacaron cuatro Papas, dos reinas, numerosos dirigentes, y miembros de las casas que sobresalieron por ser mecenas, patrocinando artistas y científicos.
En un sombrío bosque plagado naranjos y flores Botticelli inicia con Céfiro, el viento apacible que dobla los árboles, e intenta secuestrar a la ninfa Cloris eternamente joven (la diosa de los jardines) embarazándola. Céfiro le entregó el imperio de las flores y juntos tuvieron dos hijas. Ella fue la madre de la primavera y de Carpo, la diosa de las frutas. De este acto renace transformada en Flora, una mujer con un hermoso vestido de flores esparciendo en el suelo pimpollos. Esta transformación también se sugiere con el hilo de flores que comienza a salir de la boca de Cloris. Las figuras idealizadas y estilizadas que anuncian el estilo elegante del siglo XVI se destacan por la claridad de su piel y sus ropas transparentes, donde la luz parece emanar de los cuerpos. La obra está ligada al ideal de eterna juventud y la belleza, las cualidades de esta estación fértil que renueva la vida y despierta después del sueño invernal. La pintura cargada de simbolismos enamora por su majestuosidad, sus figuras de tamaño natural, la atención en los detalles y una composición simétrica. Es la Diosa del amor, la fertilidad y la belleza, justo el centro de la obra, la que nos atrae. Detrás hay un mirlo, planta sagrada para ella, a la derecha árboles de laureles doblados por el viento, la fuerza creadora. Las flores y los frutos atareados entre vapores de telas nos seducen coronadas por la armonía del color y las formas.
Las diferentes formas de representación en el arte nacen con el fin de satisfacer necesidades comunicativas. El arte tiene una clara función social que involucra el relato histórico, la imposición de creencias religiosas, la institución del poder y las estructuras sociales. En el siglo XIX la aparición del cine aportó un nuevo mundo de posibilidades a las artes que tomaron de sí para apropiarse de este invento: las artes plásticas con el dibujo, pintura, escultura y arquitectura, la música con las bandas sonoras, la literatura con los guiones, etc. La mano del artista necesitó rápidamente dejar atrás a la fotografía y valerse de estos nuevos recursos y así nacieron los dibujos animados. Desde ese entonces se utilizó este medio como una forma más de implantar ideas en la sociedad.
La doctora Paula Caldo, investigadora del CONICET, analiza ilustraciones de Sarah Kay. Como bien explica Ana Paradiso (Las marcas del mundo feliz de Sarah Kay), en 1979, en plena dictadura militar, aparecen estas ilustraciones que dejaron huella en las femineidades. El objetivo era suavizar a las niñas, orientar la mirada, modelar sensibilidades. La doctora Paula Caldo, quien trabaja en la unidad en red Investigaciones Socio-históricas Regionales (ISHIR CONICET-UNR) dice: “en tiempos de censura, donde no había libertad de expresión, hacen su aparición cantidad de productos para nenas y adolescentes con ilustraciones donde las niñas jugaban en contextos austeros y difusos, donde tenían que trabajar (limpiar, coser, cocinar, lavar, servir al otro) pero ante esa adversidad lo más importante era que afloraba el amor, la amistad y la felicidad”. “La imagen tiene un modo de registrar o de impactar que no es del orden de la palabra, por más que se le agregue un epígrafe” señala Paula Caldo, y explica que el triunfo de la industria fue suavizar la mirada, buscar un aparecer de mujer tranquila, más que lo que explícitamente los dibujos estaban mostrando. “Yo no sé si salimos a cuidar a los otros, pero Sarah Kay era dibujo y llevaba a copiar. Todas hemos terminado dibujando a los Sarah Kay, copiando esos trazos y suavizándonos al copiar, casi como un ritual performativo” aseguró la investigadora.
Este es solo uno de los miles de ejemplos de cómo la industria ha moldeado en nuestra forma de ver el mundo. La gran compañía del ratoncito fue la primera en hacer un corto animado con sonido sincronizado y ese fue solo el comienzo. El impacto de esta industria es innegable. Está comprobado que influyó en nuestra forma de vincularnos, de percibir la belleza y la fealdad, la bondad y la maldad, la polarización de la política, los ideales y hasta la forma de percibir nuestra propia sensibilidad. La masividad que abarcan las grandes empresas le otorgan un poder descomunal en la sociedad. Por eso es tan importante darle lugar a las voces disidentes, independientes, a quienes dejan abierta la puerta para otra mirada, otra forma de valorar e interpretar el mundo.
Fue el 17 de julio de 1932 que nació en Mendoza Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino. Dibujante argentino, padre y creador de uno de los personajes de historietas más reconocido a nivel mundial, Mafalda. Mafalda se concibió como parte de una campaña publicitaria que no llegó a promocionarse de una línea de electrodomésticos llamados Mansfield. La agencia Agens Publicidad le pidió al ilustrador una historieta que tuviera similitudes con 'Blondie y Peanuts', donde los nombres de sus personajes comenzaran con la letra M. A pesar de que el proyecto publicitario no salió a la luz, Quino buscó la manera de publicarlas para no tirar su trabajo de meses. Fue el 29 de septiembre de 1964, en el semanario Primera Plana, y a los seis meses se mudó a el diario El Mundo. A partir de 1968 se publicó en la revista Siete Días hasta junio de 1973. Mafalda y sus amigos le dieron a Quino fama a nivel mundial. El 9 de marzo 1965, con el paso de las tiras cómicas al periódico El Mundo, Mafalda cruza las fronteras nacionales para conquistar América del Sur y luego Europa. Su editor Jorge Álvarez acompaña a Quino en la publicación del primer libro de Mafalda que recopila las tiras en orden de publicación, formato que se repetirá en los siguientes libros. El mismo es lanzado justo para Navidad y en dos días se agota su tirada de 5000 ejemplares.
Mafalda es la nena de pelo abultado y gran perspicacia que está en constante contradicción con los adultos y lo que este sistema capitalista y patriarcal nos ofrece. Y así se reveló a nuestros ojos infantiles como una persona divertida, empática, curiosa y crítica, preocupada por el mundo. Junto con sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Libertad, Miguelito y Guille, se convirtieron en el perfecto retrato urbano de una infancia hoy lejana pero auténtica. Las infancias no están inmersas en un mundo edulcorado, sino en un mundo real. En una sociedad que trataba a lxs niñes como seres ajenos a la realidad, Mafalda nos enseñó a ser seres críticos a través del humor sin perder la ternura. A que no nos sean indiferentes las relaciones de poder, el machismo y la violencia, sin dejar de lado las rayuelas y las risas. Tal vez eso es lo que encantó tanto a grandes como a niñxs. Pero, si bien Mafaldita no fue creada para un público infantil, fue una voz disonante con la cual me sentí mucho más identificada que entre muñecas y princesas. Y creo que fue guía de millares que, en las décadas siguientes, no dejamos de adorar y admirar a tan entrañable personaje y a su brillante creador. Quino siguió con su trabajo por fuera de Mafalda siempre con excelencia en el humor gráfico, recibiendo numerosos premios. Falleció el 30 de septiembre de 2020. Él mismo admitió que, hasta el último de sus días, no fue totalmente consciente de su legado, pero probablemente eso sea parte de la humildad que nunca deben de perder los seres geniales.
Gracias a las máscaras los seres humanos pudieron materializar la fantasía, un simple elemento que podían representar a quienes quisiesen. La palabra máscara viene del latín mascus y masca que significa fantasma y del árabe maskharah que significa bufón. Las máscaras representan un rostro humano, de animal o meramente imaginario, con la que podemos cubrirnos la cara para no ser reconocidxs, tomar el aspecto de otrx o dar rienda suelta a ese otro ser que practica su otredad en escena, ya sea de modo artístico, performático o ritual. Una máscara es todo aquello que, externamente, define rasgos o característicos que permite al otrx identificarlo con facilidad.
Su aparición se gesta en la más lejana antigüedad, entre los egipcios, griegos y romanos. Los griegos las usaban en las fiestas dionisiacas; los demás en representaciones escénicas. Entre los griegos y romanos las máscaras eran una tipo de casco que cubría la cabeza en su totalidad. Tenía los rasgos del personaje, pelo, orejas y barba. Los griegos fueron los primeros en utilizarlas en los teatros con el mero fin de que los actores pudieran parecerse físicamente al personaje que representaban. En la América precolombina las máscaras de lxs chamanes ocupaban un fin ritual. En las poblaciones andinas por lo general representaban a diablos, dioses, o como mecanismo de comunicación con el más allá. En África las usaban para conectar con sus ancestros, para “convertirse” en animales o traspasar la muralla hacia el pasado o el futuro. Las máscaras africanas también tenían una conexión directa con lo sobrenatural. Es así como los animales, mitos y ancestros cobran vida en las tallas de la madera o en el canto de la arcilla, lo hacen desde el deseo de recuperar su identidad. Fue recién en el siglo XIX que las máscaras toman protagonismo en la pintura, vinculado a lo festivo, al carnaval y a los disfraces. Los pintores españoles encontraban en los bailes de máscaras un tema eficiente para crear obras atrayentes para la alta sociedad. A principios del siglo XX, las máscaras comienzan a estar asociadas con la muerte y lo grotesco de la cultura tradicional no europea. Rasgos simplificados, planos y ojos de cuencas vacías despersonalizan su representación. Pasan a ser un elemento transformador de la representación en el arte moderno.
La realidad es que las máscaras, hoy en día, parecen tener una connotación negativa asumiendo que, quien cubre su rostro, lo hace para esconder su verdadero ser. Se habla de desenmascarar al otrx argumentando que queremos saber quién es, sin cambios ni transformación. Sin pensar en el fondo que llevar máscaras también es atrevernos al juego y que esta puede revelar quién soy, pero también cómo es el contexto social en el que jugamos a ser temerarixs o temidxs, agresivxs o amigables, éticxs o deshonestxs.
¿Hay una única manera de nombrar todo tipo de expresión de carácter creativo? Los seres humanos tenemos la posibilidad de representar nuestra percepción acerca de nuestro mundo interno como del mundo que nos rodea. Para esto poseemos los recursos lingüísticos, plásticos y sonoros que dan forma a nuestra cultura. La definición de arte se fue ampliando a lo largo del tiempo y sumando técnicas y recursos para la representación. El avance de las nuevas tecnologías es fundamental para el desarrollo de nuevas formas de arte. Pero me parece importante recalcar que el arte no es tecnología. La tecnología permite nuevos tipos de arte, pero es el artista quien lo hace. Conforme va avanzando nuestras formas de producir arte, no todxs están de acuerdo con qué es y qué no es arte.
Por un lado, nos encontramos con una expresión popular que suele confundir el arte con cualquier cosa que se desarrolla con habilidad. Y no es así, el arte no es una jugada futbolística o una comida deliciosamente preparada. E incluso no se tiene en cuenta en muchas ocasiones que el sentido con el cuál desplegamos pintura sobre un lienzo, modelamos una escultura o escribimos un relato no siempre son netamente una creación artística. Suelo usar este simple ejemplo: si yo pinto un cuadro con la única intención de que combine con un sillón, ya pierde su condición de obra de arte y pasa a ser diseño. ¿A qué me refiero con esto? Un diseño es el resultado de un proceso de creación cuyo objetivo es encontrar una solución eficaz a una problemática determinada, pero de manera práctica y estética. Y el arte no obedece a estos preceptos, no es de buen gusto, no tiene la obligación de ser bello, puede darse el lujo de ser disruptivo. El “Buen gusto” se muestra de acuerdo con lo “aceptable”, el arte desafía constantemente este concepto.
En otras ocasiones se confunde el arte con la artesanía, un artesano reproduce y comercializa una y otra vez lo mismo; aquello que se considera arte son obras únicas e irrepetibles. El arte tiene una finalidad estética, pero también comunicativa como componente esencial de la cultura, reflejando en su concepto la transmisión de ideas inherentes de una sociedad a lo largo de la historia. La valoración sobre una obra de arte es –en principio- subjetiva, pero el argumentar su valor teniendo en cuenta su contexto o evolución de manera informativa y comparativa, aportando datos empíricos y contrastables hace a su buen entendimiento. Pese a esto, el arte no es elitismo. Si bien al comienzo de la historia el arte tuvo una función ritual, mágica religiosa (arte paleolítico), esta cambió y seguirá cambiando montada en el péndulo gigante de la psiquis colectiva que va del teocentrismo al geocentrismo como si esto significara una “evolución” del ser humano. Lo fundamental para que la sociedad no deje de hacer arte no es el seguir adquiriendo formas de representación, sino que estas se adecuen a dejar plasmado de un modo estético su función social.
La comida ha cambiado su forma de representación, pero no ha variado tanto el sentido de la misma. Desde las pinturas rupestres la alimentación es representada continuamente en las artes de todas las épocas, y a través del arte se puede testimoniar la historia de la gastronomía. La comida en las expresiones artísticas va más allá de ser el tema de una obra, ya que forma parte implícita del mensaje, su significado, el estilo, la materia o incluso el soporte. El alimento es, fue y seguramente siga siendo una representación del deseo de estatus. Hoy en día vemos entre los contactos de redes sociales cientos de fotos de alimentos como la evidencia de un estilo de vida mostrado a través de la comida. La ambición puede abarcar todas las representaciones de los alimentos y así palabras como suculento, delicioso, deseable, elegible, van empaquetadas en la representación gráfica de la vida social.
En las cuevas el chamán realizaba un ritual que representaba la expresión de deseo y la concreción de la magia al mismo tiempo. Los emperadores romanos utilizaban en sus decoraciones murales con los dones alimentarios que el anfitrión ponía a disposición de sus huéspedes. Los mosaicos dispuestos debajo de la mesa, representando restos de comida, eran una forma de decir que lo que se caía al suelo era para el mundo de los muertos. Con la caída del Imperio romano de Occidente el arte clásico de extracción naturalista fue sustituido por la cultura estética de las poblaciones germanas. A partir de entonces se inició el abandono progresivo del uso de la iconografía alimentaria, excepto en algunos casos como en los misales, en los capiteles o en los ciclos de los meses, etc. Las representaciones medievales de la Última Cena eran una forma de recordar la comunión de Cristo con sus apóstoles. Los apuntes de cocina de Leonardo da Vinci van explicando las costumbres y organización social de su época. Las naturalezas muertas del Barroco representan el mensaje del paso del tiempo y los ciclos de la vida desde el nacimiento hasta la muerte. Y podemos seguir recolectando ejemplos hasta tiempos más cercanos como el hábito de consumo de la cultura de masas, el marketing, el packaging y el fast food protagonizando obras de arte en la posmodernidad. El Eat Art, nombrado así por, Daniel Spoerri, se dio como una forma de expresión artística a partir del alimento (happenings en torno a la comida) y el uso de esta como material para producir arte.
La realidad es que la comida en las representaciones gráficas tiene que ver más con el deseo que con la necesidad del mismo para la supervivencia. En 2016 un grupo de investigadores realizó un estudio para determinar la frecuencia con la que ciertos alimentos aparecen en las pinturas y si estos reflejan nuestra forma de comer. Un análisis de 140 pinturas muestra que la representación de la comida es una manifestación más de nuestra naturaleza aspiracional que testimonio de una realidad.
Juana Gómez Ramírez hace artesanías inspirada en los jaguares, y gracias a su habilidad se consagró como una de las grandes maestras mexicanas. Sus piezas se han exhibido en Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica, España y Australia, y en 2013 fue reconocida por el Fondo Cultural Banamex como una de las grandes artesanas del país. Su obra forma parte del libro Grandes Maestros del Arte Popular Iberoamérica, editado por la Fundación Cultural Banamex.
Ramírez es una de las artesanas más talentosas de Amatenango del Valle, Chiapas. La artesana tzeltal habita en un pueblo que se encuentra a mitad de camino entre San Cristóbal de las Casas y Comitán, famoso por la destreza de sus alfareras que transforman el barro en ollas, vasijas, macetas y figuras de animales, muchos de ellos ajenos a este lugar. En Amatenango el conocimiento del manejo del barro se trasmite de generación en generación. Esta es una tarea casi exclusiva de las mujeres. La exactitud que requieren los detalles demanda días completos de trabajo, mientras que el tamaño de sus piezas varía entre un metro a solo diez centímetros. A Juana, su madre Feliciana Ramírez Gómez le enseñó desde los 6 años el oficio de la alfarería. Su potente imaginación no le permitió quedarse quieta y a los doce año ya modeló su primer jaguar. “Este hermoso animal es un Dios en la cultura maya. Para nuestros antepasados el jaguar blanco representaba al día y el negro a la noche. Era el que los cuidaba. Por eso los hago y siento su energía cada que trabajo sus formas entre mis manos. Nunca he visto un jaguar vivo, solo en mi imaginación o en los libros. Por eso todas mis piezas son diferentes”.
Sobre la hechura de sus jaguares surrealistas cuenta: “Las piernas y cuerpos de barro están huecos, por lo tanto, son muy frágiles. Se pueden ver los agujeros en sus piernas y estómagos, por donde entra el fuego. Ponerlos al fuego por dentro y por fuera los hace muy secos y robustos, aunque son de barro, y no se debe abusar del material”. Para crear una figura se debe amasar el barro con arena y agua, proceso que dura unas ocho horas. Se comienza a esculpir la figura las patas, continuando con el cuerpo hasta llegar a la cabeza. Después se hace el bruñido con piedra de río y lija, y se pinta combinando tintes naturales y pintura vinílica. El delineado de la figura es a mano alzada, sin la ayuda de un molde. Su habilidad y maestría se conjugan con la imaginación que hace mucho obnubiló a la pequeña alfarera, dando vida a los felinos. Este animal representa una deidad y aparece en toda clase de objetos, en donde Juana añade rostros y personalidad a los felinos combinados con flores. A diferencia de cuando era niña y tenía que acompañar a su madre cargando las piezas cerámicas para venderlas, ahora recibe en su casa a los compradores que acuden de todas partes. El romper con la tradición con la fuerza de poderosas jaguares vale la pena.
Antonio Seguí fue un reconocido pintor, dibujante y grabadista argentino que vivía en París desde 1963. Su casa parisina se fue transformando desde aquel año en un lugar de colisión primorosa y refugio para amigos, artistas y escritores argentinos, un resguardo en medio del exilio durante la dictadura. Pasó la mayor parte de su vida en Francia, aunque la Argentina seguía siendo una inspiración para sus imágenes, tanto en la pintura, como en los grabados y esculturas. Falleció a los 88 años en el Hospital Alemán de Buenos Aires, donde no pudo superar una operación de cadera el pasado 26 de febrero.
Famoso por sus pinturas de hombres con sombreros y un mundo ficticio caracterizado por el humor, el grotesco y la sencillez. Compuso serigrafías, fotograbado, litografías, aguafuertes, aguatintas, carbolitografías, linograbados y carborundums. La obra de este artista exalta su poética al menos en dos sentidos: desde la poesía gráfica que genera en sus relatos pictóricos y desde la impecable técnica visual que exhibe la organización del espacio y las reglas de composición. Las escenas urbanas, con los característicos y autorreferenciales hombrecillos de sombrero, junto a otros personajes, autos, edificios, animales y demás figuras se yuxtaponen junto con otros elementos urbanos. Poco a poco, su figuración fue mutando hasta caer en lo absurdo dando lugar a un expresionismo donde prevalece la ironía. El absurdo construye un lugar para el humor y deja de lado la tan usada temática de la angustia existencial, la migración y el desarraigo. Debido a esto su perspectiva es mucho más satírica que la de sus colegas y su colorida obra da un giro inesperado con respecto de sus contemporáneos mediante el elemento paródico. Al mismo tiempo su arte tiene un carácter reflexivo sobre el mundo contemporáneo. En la obra de Seguí se dicta como escenario el prototipo de la urbe como una gran máquina moderna y símbolo de la sociedad de masas. El artista construyó un espacio marcado por el horror al vacío, un mundo donde el encierro y la soledad entre multitudes se suma un conjunto de repeticiones infinitas, en continúo movimientos de múltiples sincronías, marchando al tránsito que marcan el pulso de la ciudad.
A lo largo de su extensa y reconocida trayectoria se destacó por el uso de técnicas específicas en sus procesos creativos. Los “carborundums”, por ejemplo, se realizan con un adhesivo de carbón en polvo y silicio, lo que se traduce en trazos gruesos. Su obra se permite hablar sobre la cultura, la idiosincrasia de la clase media, la industria y el comercio, de la masculinidad, de la sociedad en sí. Sus símbolos son casi obstinados: trajes y chaquetas, corbatas, zapatos, cigarros y sombreros. Estos sombreros que a veces hacen de refugio y otras de trampolín. La frase dicha por el artista que nos vale como título es un manifiesto de su constante búsqueda de superación y su espíritu incansable que ni la muerte pudo robarle.
La pile que nos alivia en pleno verano o nos entretiene durante las vacaciones nació en los años 70 y generó un fuerte impacto en el mercado piletero. Antes las piletas se hacían con lona de algodón. La llegada del material vinílico marcaría un antes y un después en cuanto a calidad y limpieza. La palabra Pelopincho tiene muchos significantes: Pelopincho es verano, infancia, patio, juegos y alegría. El nombre de este producto surge como un homenaje a “Pelopincho y Cachirula”. Una serie de cómic creada por el historietista uruguayo Geoffrey Edward Foladori (Fola). Narra las aventuras y trifulcas de 2 niñxs, el ingenioso y premioso Pelopincho, y la arrebatada Cachirula, pero volvamos al objeto que nos atañe. Algunxs tendrán la suerte de meter una reposera dentro de su pelopincho para tomar mate, otrxs se dan un violento chapuzón cuando llegan incendiadxs del trabajo y lxs más afortunadxs juegan por horas en patios, veredas y terrazas. La pileta en casa era para la clase alta. La clase media que tenían el privilegio del jardín solían optar por un tanque australiano. Y quiénes no podían acceder a eso, jugábamos al carnaval o pasábamos las tardes a manguerazos. Pero llegó la lona vinílica y cambió todo.
El artista Marcos López instaló una foto que pretende identificar al ser argentino: la Pelopincho en la terraza, un pedazo de carne en la parrilla, un vinito, un chapuzón. Cuando le preguntan a López qué quiso decir, él responde: "La felicidad de la clase media es la más estereotipable y predecible de las felicidades".
En 2019 el piletazo que convocaron las organizaciones sociales reclamando la libertad de la dirigente de la Túpac Amaru, Milagro Sala, volvió a tener la Pelopincho como protagonista en pleno centro de la ciudad. Los manifestantes contaban que las piletas estaban ahí para mostrar el símbolo de movilidad social y acceso de los pobres a este bien de lujo.
En ambos casos tenemos un mismo objeto industrializado. Pero este objeto es el elemento central de una performance. Una disciplina artística creada a través de acciones. Básicamente se centra en el suceso y no en el objeto. Este tipo de arte se declara contra el objeto artístico tradicional y se proclama a sí mismo como un movimiento artístico sociológico. Siendo un arte simple y sin pretensiones, sin necesidad de dominar técnicas específicas ni realizar innumerables ensayos y sin anhelar ningún valor comercial. Este arte netamente conceptual hace una referencia directa, inmediata y urgente a la realidad cotidiana, e invierte la propuesta de Duchamp, que introdujo lo cotidiano en el arte.
El objeto Pelopincho nos representa, pero según para quién, de manera diferente. Como parte de nuestra idiosincrasia este producto argentino lleva el rumbo de nuestros veranos desde el agobio hacía la diversión. Siempre pensé en el verano como algo que disfrutan quiénes tienen medios económicos, un privilegio que esta empresa achicó para el bienestar físico y emocional de todo un país.
José Guadalupe Posada Aguilar nació en Aguascalientes, 2 de febrero de 1852. Este grabadista, ilustrador y caricaturista mexicano es célebre gracias a su obra de crítica socio-política y sus ilustraciones de “calacas”, entre ellas La Catrina. Las calaveras de Posada son asociadas con el Día de Muertos, ya que interpretó las actitudes sociales del pueblo mexicano, representando una visión que no temía a la muerte sino a la angustia de la vida, porque en ella el hombre es presa fácil de acechos y desconsuelos. Esta imagen surge como amalgama de las creencias precolombinas, coloniales y populares. Despreciando la solemnidad y dramatismo con la que se trata a la muerte en su obra repleta de vitalidad que parece complacerse con su cotidianidad. Sus calaveras forman parte del arte popular, siendo así su arte más trascendental que su nombre. La Calavera garbancera, fue retomada años después por Diego Rivera, el grabado representa una burla de los indígenas enriquecidos durante el Porfiriato que despreciaban sus orígenes copiando modas europeas. Este artista contestatario y mordaz creo imágenes críticas como evidencia de la desigualdad social en la época porfiriana, cuestionando su moralidad y su culto por la modernidad.
Comenzó su formación en 1868, cuando ingresó como aprendiz en el taller litográfico de Trinidad Pedroza. Algunas de sus primeras parodias con contenido político fueron publicados en El Jicote, un periódico de oposición al gobierno de Jesús Gómez Portugal. En 1872 se instala en León, Guanajuato, donde se dedica a la litografía comercial y trabajó como profesor de litografía. Su grabado en madera para la ilustración comercial le ofreció la oportunidad plasmar su arte en productos de consumo popular y sus imágenes llegaran a los hogares. En esa misma ciudad contrajo nupcias con María de Jesús Vela en 1875. De 1875 a 1888 continuó colaborando para varios periódicos A finales de 1888 se trasladó a la Ciudad de México, en donde aprendió el oficio de técnicas de grabado en plomo y zinc. Fueron muchos los talleres, imprentas y periódicos en los que trabajó. En su obra, amplia y variada, Posada retrató la vida de su pueblo, criticando los abusos del gobierno y la explotación. Representó el espíritu del pueblo mexicano siendo considerado un artista originario, que sostuvo su obra desde el imaginario popular. Es considerado como el prototipo del artista del pueblo y precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes plásticas, el muralismo. Célebre por su obra, apasionado de la caricatura política, desarrolló nuevas técnicas de impresión, trabajó y fundó periódicos importantes y consolidó la fiesta del día de los muertos. Pese a esto no fue tan reconocido como otros artistas. Después de su muerte comenzó la valoración de su estética como arte popular, y fue gracias al reconocimiento de Diego Rivera, quien le dio gran difusión a su obra. Falleció en enero de 1913.
Juanito Laguna es un niño pobre, plasmado en las obras de Antonio Berni. Y digo niño pobre porque el artista siempre se encargó de remarcar eso: Juanito es un chico pobre, pero ningún pobre chico. Berni retrató a Juanito a fines de los años 50, este niño con múltiples rostros empezó como tema reincidente en su obra. Juanito surge como el primer personaje berniano, inspirado en los cientos de niños de barrios periféricos que existían y aún existen desde los años 30. En esta oportunidad me gustaría centrarme en una obra en particular “la Navidad de Juanito Laguna” (Antonio Berni, 1962). Óleo sobre arpillera 300x200cm. La elección del material no es casual, las fuerzas simbólicas de los elementos escogidos por Berni realzan el mensaje en todas sus obras. La rusticidad de los materiales es esencial para la identidad de la obra. La disposición de las formas, colores y líneas traquetea al ritmo de la materia prima. Tres grandes planos de color dividen la obra, el marrón en la pared, el rojo de la cama y el ocre de la mesa. La composición está dispuesta con una perspectiva óptica; una ilusión de que las cosas sobre la mesa puedan caerse en cualquier momento. Esta perspectiva pone al espectador como parte activa de la obra con un punto de vista subjetivo y vital para empatizar con lo retratado. Todo detalle nos dice que no estamos tratando trivialidades. Los personajes se han congregado alrededor de la mesa, el árbol de Navidad y el pan dulce. Es 24 de diciembre, cada personaje tiene la mirada perdida. La figura femenina da de mamar, su cara expresa una afabilidad que no ha podido menoscabar la dureza de la vida. La abuela sostiene una copa en la alto, esperando el brindis. Su el rostro curtido, rayado, no pierde el ardor del festejo. Juanito junta las migas de pan dulce para dárselas al perro.
Berni forja a Juanito como hijo de un obrero que pasa el tiempo jugando en la calle, entre cartones y chatarra. Son estos mismos materiales los que utiliza para los collages, donde se esfuerza por retratar el entorno, el paisaje, los rincones de las villas con depósitos desbordantes de basuras. Es un arquetipo de esta realidad, un emblema para sacudir la conciencia. “Yo andaba haciendo apuntes por las barriadas y advertí que no me alcanzaba la pintura en sí para alcanzar la intensidad expresiva que buscaba. Así que empecé a juntar de la calle lo que encontraba y lo iba incorporando a la tela”. Juanito es el niño pobre de las grandes urbes latinoamericanas. Representa a lxs chicxs que habitan entre chapa y cartón. Que este diciembre no seamos indiferentes a otras realidades. La situación de exclusión es una realidad que va en aumento, al contrario de artistas como Antonio Berni que hacían de su obra una denuncia social y no un desparramo de su ego. Juanito es una enorme poesía que juega, viaja, ama a su mascota, saluda a los astronautas, persigue se emociona con las mariposas y barriletes. Para este Juanito como para tantxs otrxs, también llega la navidad.
La televisión siempre fue un portal de gran potencial artístico. Pero su objetivo comercial ¿ha desbaratado las posibilidades de hacer de esta un nexo entre el arte y la gente? Hay más de una manera de definir el arte y la cultura, y muchas más maneras de comprenderlas. Se puede pensar el arte y la cultura desde las costumbres, comportamientos y valores de una sociedad, así como la representación de los mismos. La industria audiovisual no es distinta a la industria de los juguetes, ropa o martillos. Pero la decisión de producir muñecas gordas o flacas, morenas o rubias, juguetes afables o violentos, son modos de instaurar preceptos y significados. La t.v., también presenta la imagen que deseamos dar, comunica pertenencia y aspiraciones. Por tanto, como dice Daniel Mato (2008), «no hay industrias de las que se pueda decir que son culturales per se, ni que sean más culturales que otras». Todas las industrias son idóneas para ser pensadas desde un aspecto cultural. Si lo pensamos desde los significados que lo acompañan.
Fueron muchos los intentos por hacer de la televisión otro medio para promulgar la cultura de manera popular. En 1968 el alemán Gerry Schum (Colonia, 1938-Düsseldorf, 1973) fundó su Galería Televisiva en Düsseldorf. Schum fue un camarógrafo, cineasta y productor de video alemán. Fue el iniciador y productor de una galería de televisión que se emitió en la t.v. alemana alrededor de 1970. Schum es considerado el fundador del término Land Art. La idea de Schum era desarrollar obras de arte ideadas concretamente para los medios audiovisuales, utilizando las características técnicas del medio y dejando de lado el formato tradicional y democratizar las formas de distribución del arte para que llegara a un público masivo.
La televisión, conocido en su época de oro como el cuarto poder, hoy está perdiendo popularidad. No podemos negar que tiene una influencia relevante en nuestras vidas. ¿qué queda del arte en la televisión? Y no hablamos de ficción o música, si no de todos los otros programas que ocupan lugar en el aire sin entrar en la calificación de expresión artística. Incluso las publicidades, los chimentos, los concursos, los sorteos: reflejaban anhelos, necesidades, decisiones de consumo, criterios estéticos, valores, votos y creencias. Existe una televisión cultural, pero llevamos décadas de programación que muestra “la realidad” cuando son producciones más performáticas que realistas. Y el problema no está en el modo en el cual se presenten, si no lo que transmiten. El vertiginoso ritmo de los escándalos televisivos, motivo tanto de memes como de juicios y valores morales cual si fueran reales, sin pensar son una especie de experimento social/artístico y no la vida real. Lo performático se hace presente de modos curiosos. Pero no olvidemos que la televisión que reniega de su origen artístico y cultural, reparte cachetadas culturales como quien escupe migajas de pan duro. Esta lectura nos deja en vilo. ¿Es, entonces, esto arte?
Los artistas suelen ser tildados de locos por pasionales, despojados de prejuicios, dispuestos a experimentar más allá de lo establecido, obsesos, herméticos e inflexibles; cayendo en el estereotipo del artista desquiciado que sufre por su arte. Los artistas son mucho más que esos seres excesivos e insanos o degenerados. Si bien “la locura” atraviesa la historia del arte y la estética, cuando algo se hace incomprensible para el resto, se lo tilda de chiflado, excéntrico, desequilibrado.
Pensemos entonces en cómo se vincula al arte con la locura. El arte es terapéutico independientemente de la salud mental del artista. Ayuda a destrabar el bloqueo emocional, es sanador y reconstructivo. Pero esta no es la función del arte. Depresión, miedos, melancolía o desesperación pueden ser combustibles para generar arte al igual que el amor, la felicidad y la belleza. Esto implica al arte como herramienta, no como cura. No le quita mérito, basta señalar que no hay soluciones mágicas. Los síntomas y trastornos psíquicos son tan reales como los físicos y hay que tomarlos como tal, recurrir a una ayuda profesional.
Por otro lado, la idea popular de que los artistas son irreverentes, asociando la genialidad con la locura, está más ligada al ir contra las normas, rompiendo esquemas. La realidad es que muchos artistas tienen una sensibilidad emergente y el contaste trabajo artístico hace que este mundo emocional e íntimo aflore al mundo social. Cuando un artista expone su obra, expone una porción de su alma, deja al descubierto los procesos internos que movilizan y aquejan en lo más profundo de su ser. Una sociedad cubierta de prejuicios que carameliza de apariencias la realidad se perpleja, fascina y paraliza frente a aquellos que escupen su arte manchando la alfombra.
Hay artistas que vivieron la realidad de una enfermedad mental como Edvard Munch, uno de los máximos exponentes del expresionismo y autor de “El grito”. Su padre sufría de depresión y una de sus hermanas esquizofrenia. Munch era alcohólico y fue hospitalizado después de sufrir un colapso mental a causa de su alcoholismo. Sus obras revelan las beligerancias íntimas del artista que finalmente fue diagnosticado con neurastenia: una condición asociada con la depresión acompañado de una sensación de debilidad, agotamiento, dolores musculares, incapacidad para relajarse, vértigo o sensación de inestabilidad, alteraciones del sueño, etc. Su obra se caracteriza por figuras cuyo sentido de desesperación y angustia son evidentes. Los trazos y colores que Munch usa en sus composiciones a menudo demuestran su propio estado mental. Siendo así recordado como un gran artista y no encasillado por el rótulo de una enfermedad, convirtiéndola en motivación y estímulo. Esto amerita una reflexión a tener en cuenta para quienes padecen cualquier tipo de conflicto emocional. Si grandes artistas pudieron dejar en el mundo obras maravillosa al enfrentarse con sus demonios, nosotros también.
Finalmente llegó la primavera, el supuesto renacer de la vida, inspiración de artistas a través de los tiempos. Pinturas, poemas, sonatas o intrincadas obras literarias; hablan del delicado ser que emerge de la tierra. Imposibles analizarlas todas, centrémonos en los elementos más representativos y estereotipados. ¿de dónde surgen?
Una de las obras más reconocidas es “Alegoría de la primavera”, un cuadro realizado por el pintor Sandro Botticelli (artista renacentista italiano). Su fecha de realización fue entre 1477 y 1482. Esta obra está impregnada de la cultura humanística y neoplatónica de la corte de Lorenzo el Magnífico. Las escuelas neoplatónicas profundizaron las teorías de Platón durante el final de la antigüedad y la edad media. Mientras que la cultura humanística pone al ser humano como el centro de todo lo que existe. El humanismo surge del renacimiento, y Botticelli es parte del espíritu de la época. Esta obra en particular plantea una atmósfera mitológica (rito pagano), rompiendo con la pintura religiosa cristiana de la Edad Media. Existen disputas sobre las referencias que esconde la obra. Algunas teorías sostienen que el dios Mercurio (el personaje situado más a la izquierda) representa a Giuliano de Médici, hermano de Lorenzo el Magnífico, y que la gracia que mira al dios representa a su amante, Simonetta Vespucci.
La figura central representa a Venus, la diosa del amor. Vestida con su túnica blanca y un manto rojo, que levanta su brazo derecho en señal de saludo e invitación. Los personajes comparten un símbolo, las llamas del amor, que aparece en la flecha de Cupido, en el escote del vestido de Venus y en la túnica de Mercurio. Al mismo tiempo, las llamas son el símbolo del martirio de san Lorenzo (fue uno de los siete diáconos regionarios de Roma, ciudad donde fue martirizado en una parrilla). A la derecha se encuentra Céfiro, dios del viento del oeste, en el momento en que rapta a la ninfa Cloris, (vestida con una túnica transparente) Durante el rapto Céfiro se enamora de la ninfa y la convierte en su esposa, instante en el que esta se transforma en Flora, la diosa de las flores y los jardines, (vestida con un traje decorado con flores). Sobre Venus aparece Cupido, que dirige su flecha hacia las tres figuras danzantes, las tres Gracias, diosas del encanto, la belleza y la fertilidad: Castas, voluptuosas y hermosas. En la mitología romana los tres estereotipos de mujer: la virgen, la esposa y la amante. A la izquierda está Mercurio, vestido con un manto rojo engalanado con llamas, casco, daga y sus botas aladas; con el brazo derecho sostiene una varilla con el que ahuyenta unas nubes. Como dios de la razón, Mercurio dirige la mentalidad humana hacia la divinidad. La interpretación más contingente es la que señala en esta representación de un ideal, la ideología de un pensamiento, donde la primavera surge como la imagen de la llegada de la pasión y la contemplación de lo espiritual.
Durante la primera semana del mes de agosto se realiza el homenaje a la Madre Tierra, La
Pachamama Raymi, que significa en castellano “Fiesta de la madre tierra”. La fiesta de la Pachamama es una ceremonia que fortalece y restituye el vínculo entre la humanidad y la madre tierra. Se trata de un ritual que intenta suprimir las fronteras entre la Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, en un vínculo sagrado y ancestral que remite a nuestras culturas originarias andinas. El pueblo ofrece como agradecimiento a la Madre tierra las bendiciones otorgadas a sus cosechas. La gran responsabilidad de ser sus guardianes, debe der aprenderse desde la infancia, como nos dicen nuestras tradiciones milenarias. Lamentablemente, cuando los pueblos originarios deciden respetar a la madre naturaleza, por otro lado, surgen intereses económicos que la destruyen.
El arte también homenajea a la Pachamama, con la firme convicción de ser un vehículo que nos conecta, en este caso, con la naturaleza. Por eso hoy traigo a un artista que dedicó su obra completa a este tema, MIGUEL HACHEN.
Miguel nació en Oberá, Misiones, Argentina y hace tres décadas vive en el Brasil. Estudió artes plásticas en diversas instituciones de Buenos Aires; realizó 18 muestras individuales y más de 30 exposiciones colectivas. Actualmente da talleres de muralismo y arte público, también plasmó innumerables obras murales en instituciones públicas y privadas de varios países. Fue galardonado en 6 oportunidades, escribió diversos artículos sobre artes plásticas y ha publicado un libro de Arte Neoguarani. A través de sus dibujos, cerámicas, pinturas y murales divulgó el estilo estético guaraní que incluye, entre otras cosas, la permanente búsqueda de la Tierra sin mal. En ese territorio místico, que geográficamente abarca cuatro países (Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia), encuentro la inspiración para crear obras en las que expresó su vínculo con la selva, donde nació y me creció, y revelo su afinidad con el pueblo guaraní.
Hachen tiene 30 años realizando murales con este lenguaje plástico llamado neoguaraní.
(región que abarca varios países donde hubo guaraníes como Brasil, Paraguay, Uruguay y en Argentina en Chaco, Corrientes, Misiones, Formosa, entre otros).
Sus obras con formas orgánicas y simbólicas y colores que remiten a las culturas originarias reflejan a la Pachamama como Madre Universo a la cual debemos honrar, de ella dependemos, es el alimento. La Pachamama acuna las altas montañas, los ríos, bosques, los seres que la habitan. “El pintor, músico o escritor que no agregue en sus obras elementos culturales del espacio en que se desenvuelve y del ambiente que lo circunda, creará un arte anodino, superficial. El arte y la identidad cultural son principios indivisibles. No es posible realizar arte ignorando o desdeñando las tradiciones con sus valores formales, intelectuales, morales, espirituales y estéticos.” Miguel Hachen.
Hace ya un tiempo que el humor dejó de ser considerado algo inofensivo. En las últimas décadas es consumido de manera masiva, mientras que los otros géneros actuantes van fluctuando en popularidad. Este humor ha calado de manera profunda en nuestra sociedad. El despido de una artista reconocida fue tendencia en las redes sociales estas últimas semanas. La reversión teatral de una serie que lleva varios años desde su última temporada nació como proyecto. Este programa se estrenó en el 2005 como remake de una serie original que cuenta con diversas adaptaciones. La ficción parodia la vida de una típica familia disfuncional. Una de las actrices del elenco original decidió hacer sugerencias con respecto al guion y como consecuencia fue desvinculada del proyecto. Ya no estamos en 2005, y en los tiempos que corren los avances logrados a través de la lucha de diversos movimientos sociales progresaron en la sociedad, y el humor mutó con ellos. Ya no es admisible la gordofobia, la objetualización, la discriminación, el acoso. A nadie le causa gracias y que esto fuera naturalizado y tomado en broma dejó graves consecuencias en lo más profundo de nuestra psiquis tanto íntima como social. Tengamos en cuenta que la serie original en la cual se basó la versión argentina es una sátira de las series populares de los 80/90, contraposición a las comedias familiares repletas de estereotipos y moralejas irreales. No era común utilizar un humor ácido en series familiares. Es fundamental comprender esto para rescatar el sentido original. La versión argentina se centra en sus rasgos sexistas. El personaje protagónico, un hombre que se la pasa culpando de su vida desgraciada a su mujer que tiene como amiga a una vecina interpretada por la actriz antes nombrada. Este personaje es la contrafigura y tomó mayor relevancia hasta ser un ícono. La artista fue discriminada por sugerir la revisión de los chistes que parecían haber quedado estancados en una sociedad en la cual era aceptable burlarse de quien es diferente a la norma. La artista tan bien supo encarar su papel que construyó a base de sensibilidad y preparación, este personaje que hace 15 ó 20 años era ridiculizado y hoy es referente, bandera de lucha. El humor para tener sentido debe ser incómodo y no quedarse en los viejos moldes. El griterío, insultos, actuaciones exageradas no son lo característico del grotesco, sino el sentido del chiste. Nadie dice que los personajes incorrectos no deban existir, el problema está en qué lugar lo ponemos. Y dijo la misma actriz (en un texto que no debió ser público, que “filtraron” para “exponerla”): el remate es lo que le da sentido al chiste, lo que queda en la gente, lo que se llevan a las almohadas. Por lo tanto, lo más peligroso. Y plantear esto se llama responsabilidad social. Porque la llegada que tiene el humor repercute en miles. Y no podemos quitarle la relevancia a cosas tan profundas como “de qué nos reímos”.
El divisionismo o cromoluminarismo fue el estilo pictórico neoimpresionista, definido por la separación de colores en puntos que interactúan ópticamente. El neo impresionismo señala las raíces del desarrollo de estos preceptos en las artes visuales. Ofreciendo una nueva lectura del color y la línea. Básicamente trata de aplicar con rigor científico las leyes ópticas que los impresionistas aplicaban por intuición. El divisionismo encontró sus comienzos en la obra maestra de Georges Seurat, Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Seurat y sus colegas exploraron maneras para expresar toda luz posible en el lienzo. Por el año 1884 su estilo empezó a tomar forma con una gnosis del impresionismo, pero no estableció su teoría de cromoluminarismo hasta la finalización de La Grande Jatte en 1886.
Así fue que comenzaron a mezclar los colores ópticamente, en vez de ser mezclado en la paleta, o sea en forma de materia, son aplicados para que la mezcla la realice el sistema óptico del espectador. Creyeron que así lograban la luminosidad máxima. Georges Seurat fundó el estilo alrededor de 1884 como cromoluminarismo, basándose en sus propias ideas sobre las teorías científicas de Michel Eugène Chevreul, Ogden Rood y Charles Blanc. El divisionismo desarrolló junto con otro estilo, el puntillismo, el uso de puntos de pintura.
Dentro de las leyes ópticas, la ley de contraste simultáneo plantea que el inmenso y al mismo tiempo delicado contraste que existe entre los colores complementarios. A su vez establece la relatividad de los tonos según la influencia de los demás colores en la composición. Así, la sombra de un objeto se tiñe del color complementario. Las pinceladas se redondearon lentamente hasta reducirse a puntos armónicos de color puro en el puntillismo. Al ser observados a distancia, estos puntos producen la ilusión óptica en la retina, las mezclas buscadas. Los neo impresionistas organizaban sus composiciones de acuerdo a ciertos valores expresivos que le otorgan las líneas, tonos y matices. Según ellos las líneas descendientes, valores oscuros y los colores fríos expresaban tristeza. Por lo contrario, las líneas ascendentes, los valores cálidos, expresaban alegría. Los artistas representaron a conciencia los saberes científicos. Estos preceptos planteaban como elementos fundamentales el uso del color local como el elemento dominante del cuadro (el color local refiere al color verdadero del objeto).
La dirección del sol como fuente de iluminación, los colores amarillos y naranjas representando la acción del sol se intercalarían con colores naturales para emular el efecto del sol directo.
Las sombras eran representadas como azules, rojos y morados para simular oscuridad.
Luz reflejado puede proyectar también, colores reflejados. Lo fundamental es el contraste. Si bien este movimiento parece una comprobación científica, demostró que la ciencia no está exenta del arte, ni el arte totalmente despojado de la rigidez de la ciencia y sus métodos.
El arte suele ser confundido con algo solemne e inalcanzable. Pero la realidad es que el arte y el humor comparten la condición de ser un símbolo de transgresión, reflexión y un grito de libertad. El sentido del humor es una parte elemental de la condición humana, algo instintivo, al igual que el arte. El humor en el arte se manifiesta de manera más obvia en la literatura, el teatro, el cine. Pero en otras disciplinas se hace menos evidente y se lo suele confundir con una falta de respeto, una burla o un desprecio. No hay razón lógica o aparente por la cual lo gracioso deba ser separado del resto del arte. Pero otra vez nos planteamos una disyuntiva. ¿todo humor es arte?
El humor inteligente que provee otra visión merece ser llamado arte, aquel que aporta una crítica humorística, que procesa las situaciones con un desapego y visión perspicaz. ¿Y el resto de estas manifestaciones dejan acaso de cumplir con los requisitos para ser considerados arte? Hay miles de definiciones de arte y sería imposible encasillar todas las manifestaciones artísticas en cada una de ellas. Por eso tomemos como reseña una versión tradicional. Se dice que arte es la actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido. Vamos a pensarlo entonces en la forma de humor más popular hoy en día, el meme. Se conoce como meme a un tipo de contenido que se propaga mediante las redes sociales, que consta de la asociación deliberada de elementos (imagen y texto) en una misma unidad significante, que resulta la representación de un concepto, opinión o situación. Los memes han ganado gran valor como manifestación cultural, ya que no solo ocupan un papel en la sociedad digital como forma de entretenimiento, sino que comunican valores y matrices de opinión. Permiten, por lo tanto, registrar o captar las ideas que se mueven en el imaginario colectivo. En un nivel elemental, los memes tienen como función transmitir un mensaje. Este puede ser una opinión, un concepto o una idea. No es raro que acudan a la ironía. "Hay algo que me gusta defender: hablar de las emociones. Hay muchos aspectos de nuestra vida donde no hablamos de ellas. Los memes se meten en ese mundo y las usan todas. Es como que no da vergüenza", afirma el ilustrador español Ricardo Cavolo. La idea que defienden los principales detractores del meme como cultura es sencilla: nadie se acuerda de un meme de hace diez años. Pero quizás ahí radique su particularidad. "Puede que esta corriente artística no tenga por qué perdurar a lo largo de los siglos, sino que realmente dice mucho de nosotros: consumimos al momento", mantiene Cavolo. Y es que el meme se caracteriza por la espontaneidad con la cual nace frente a una circunstancia, muta y desaparece con la velocidad que requiere estos tiempos fugaces en los que vivimos. Arte fugaz, digital y revulsivo contra las verdades absolutas.
La violencia simbólica se propaga en el lenguaje, en la calle, en la escuela y el arte no es la excepción, si no que replica de manera notoria estos modelos. Y si algo nos forma a lo largo de nuestra vida es nuestro consumo cultural. ¿Entonces esa novela o esa canción pueden moldear nuestra estructura de pensamiento? Si, al igual que un meme o un jingle publicitario. Pero si es tan abundante, ¿por qué es tan sutil? Justamente porque está instalada en nuestra cultura. Al no ser tan evidente como un golpe o un insulto, se la minimiza, se calla, da vergüenza admitir que eso deja marcas. Si no es tan evidente no debe hacer tanto daño ¿verdad? Nada más alejado de la realidad. La violencia simbólica está tan apañada por nuestra idiosincrasia que se cuela en los huesos como el frío dejando huellas irreparables. Y al ser invisibilizada alcanza a muchísimas más personas que guardaran las cicatrices del estigma. Pero entonces ¿qué es la violencia simbólica? Es el tipo de violencia que, a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, iconos o signos transmiten o reproducen la desigualdad, la dominación y discriminación, naturalizando la subordinación de las minorías. Se caracteriza por ser invisible y profunda, implícita u oculta se esconde en la matriz basal de las relaciones.
La violencia simbólica es un concepto instituido por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en la década de los 70. En las ciencias sociales se utiliza para describir una relación social asimétrica donde el "dominador" ejerce violencia indirecta y no físicamente directa en contra de los "dominados", los cuales no la evidencian o son inconscientes de dichas prácticas en su contra.
Naturalizada a tal punto que creemos que las cosas “siempre fueron así” y, por lo tanto, nuestros valores y lugares dentro de la sociedad serían no solo incuestionables, sino también inmutables. Entonces pensemos por un segundo en ese casamiento en el cual cantamos cubiertos por cotillón y papel picado frases que eran una declaración violencia disfrazada. En esos momentos imperceptibles y cotidianos replicamos esta violencia simbólica. El arte académico no se aleja de esto. Podemos ver miles de obras donde la segregación replica. El mismo Luis Alberto Spinetta abrió la polémica sobre Muchacha (Ojos de papel). En un texto que tituló “Desintegración abstracta de la defoliación” no dejó frase de la canción sin deconstruir. Reconoció: sumisión, represión, paternalismo, autoritarismo, opresión y silencio de la "Muchacha". El Flaco hace más de 30 años, mucho antes de que la nuestra sociedad comenzara su deconstrucción, supo reconocer en su propia obra la violencia simbólica. No intento condenar a quién alguna vez manifestó aquello que estaba socialmente aceptado, si no que intento incentivar a quién comienza su camino de deconstrucción. Replicando con el análisis pertinente que ayude a desnudar de estigmas hirientes nuestra sociedad. Desmenuzar la poesía es también construir una sociedad más igualitaria.
A 36 años del estreno de la película de Alejandro Doria “Esperando la Carroza”, escrita por el rumano-uruguayo Jacobo Langsner. Este último febrero se estrenó un documental llamado “Carroceros” de Mariano Frigerio y Denise Urfieg que indaga en el fanatismo tansgeneracional de esta icónica película que Alejandro Doria estrenó en 1985 y que legó frases y personajes inolvidables. Entonces me lleva a pensar por qué hoy en día sigue siendo tan popular y tan actual el grotesco criollo.
El grotesco criollo es un subgénero tragicómico labrado en la Argentina y Uruguay. Se le atribuye su creación al director teatral y dramaturgo Armando Discépolo, con su obra “Mateo”. Encontrando su inspiración en el grotesco italiano y el sainete criollo, el Grotesco Criollo nace como consecuencia de un proceso de reacomodación social, donde las olas migratorias del interior y del exterior del país cambian el paisaje, las costumbres, el olor de las cocinas, el lenguaje, etc. Es en los conventillos donde las familias de distintas procedencias intentarán convivir. En medio de la incomunicación, las desilusiones y el desarraigo, nace un derivado del sainete, tomando características del grotesco italiano, habiendo visto la zarzuela, el vaudevil y las revistas. El término grotesco surge en las “grotta” de Italia, más específicamente en los subterráneos de la Domus Aurea de Nerón (Casa de Oro) un grandioso palacio construido por el emperador Nerón en Roma tras el gran incendio del año 64, donde se encontraron dibujos que fueron considerados “grotteschi”, expresión artística obtenida con formas bizarras y contrahechas. El término refiere a una forma asumida como clásica y por antonomasia la forma grotesca se refería a lo anómalo y quimérico.
Lo grotesco dentro del arte apela a la manifestación libre del espíritu en su vasta libertad de expresión de un mundo titubeante entre la risa y un lagrimón. Donde lo prudente y moderado se muestra casi como un absurdo, y la realidad estremecida nos revela los vaivenes de la realidad. Una vez más el arte nos revela descaradamente el ser y deja en evidencia el deber ser. En este caso se abordan temas reales y cotidianos como la falta de comunicación y la contención familiar y sus profundas consecuencias psicológicas. Situaciones que parecen básicas como la falta de dinero, el abigarramiento, el desamor, la disolución familiar, la corrupción, la humillación, etc. Los personajes interpelan al espectador en sus propias miserias y así a toda la fachada social. La diferencia con la comicidad habitual en el espectáculo tiene que ver con cómo ubican al espectador. Lo cómico suele provocar en su público un sentimiento de superioridad o de complicidad. El grotesco y su enjambre de sentimientos que nos arrastra entre lo cómico y lo trágico, nos impide situarnos en las alquerías seguras y conocidas de la tragedia y la comedia. La risa es ahogada en la angustia y viceversa. Entonces el arte nos revela, en fin, humanos.
Paula Rego (26 de enero de 1935) es una pintora e ilustradora nacida en Lisboa, Portugal. La experiencia femenina combativa tiene a una de sus máximas exponentes en esta artista. Con un estilo cercano a la caricatura, más bien expresionista, Paula Rego creció durante el régimen de Salazar, lo cual fue una primera influencia para sus posteriores personajes, siniestros y dominantes. Allí las libertades personales estaban totalmente canceladas y sus padres emigraron a Inglaterra, por lo que fue criada por sus abuelos. Se reencuentra con sus progenitores a los 7 años y la distancia emocional entre ella y su madre la hace acercarse a la pintura, ya que esta gustaba de su práctica. En la escuela comenzó a tener una educación especializada en artes que le mostró posibilidades y experiencias de vida y libertad. En este gran despertar conoce a quién fue su pareja, que era casado, y tiene la traumática y desoladora experiencia de tener que realizarse varios abortos de manera clandestina como un acto de supervivencia. Esto marcaría para siempre su visión del mundo y su carrera.
Logra el apoyo de su familia y vuelve a Portugal embarazada de su hija mayor con el estigma de ser madre soltera. El padre de su hija decide hacerse cargo tiempo después y esto permite el comienzo de la etapa más prolífera de la artista. Crea cuadros con gran velocidad y en esa obra se ve reflejada la emoción tanto de la maternidad como de ser amante, la sexualidad, el arte y la juventud; temáticas fuertes, eróticas y agresivas. La misma artista relata que la maternidad no encajaba en este mundo considerándola como algo ajeno a ella. Esta obra carece de éxito comercial en gran medida por su carácter político, de resistencia. Lentamente comienza a mechar dentro de su obra cuestiones personales y al incorporar este tipo de dicotomías a sus pinturas cobra mayor relevancia. Realiza una serie de obras (pinturas y grabados) sobre el aborto clandestino y expresa la necesidad de que este sea legal y en el ámbito de la salud pública. Casi veinte años después, en 2007, finalmente se aprobó su legalización en Portugal. El impacto que generó esta obra le dio lucidez a la violencia y el sufrimiento femenino de forma cruda y agresiva. La soledad y el dolor en los rostros de las mujeres obligadas a abortar en la clandestinidad, marginadas, olvidadas y abandonadas. Sus trabajos no están concediendo el espacio al espectador, sino que lo convierte en un voyerista de estas situaciones, generando responsabilidad.
Esta etapa de notoriedad en su arte alcanzó un tema que nos atañe e interpela hoy en día. Su obra nunca carece de crítica a la sociedad conservadora a pesar de que ella misma se reconoce como sumisa ante la estructura familiar tradicional. Nos lleva a sentirnos especialmente identificados y agredidos al mismo tiempo con Paula Rego. Crea metáforas generando disturbios escalofriantes y dolorosos sobre los arquetipos femeninos, tal y como su propia vida.
Martín Chambi Jiménez (1891-1973) fue un fotógrafo peruano de origen quechua. Es considerado precursor de la fotografía de retrato. Reconocido por sus fotos de testimoniales, ha retratado a la población peruana y su herencia cultural. Martín Chambi Jiménez nació en una familia quechua hablantes a finales del siglo XIX. La pobreza y la muerte de su padre hace emigrar a Martín Chambi, con solo 14 años, a buscar trabajo en las multinacionales que explotan las minas de oro de Carabaya, en la selva a orillas del río Inambari. Allí tiene su primer acercamiento con la fotografía, aprendiendo los elementos básicos y rudimentarios de los fotógrafos ingleses de Santo Domingo Mining Co. Gracias a esa experiencia que le resulta fascinante es que decide dedicarse a la fotografía. Decide emigrar en 1908 a la ciudad de Arequipa, donde la fotografía está muy desarrollada y donde se encuentra con fotógrafos que ya tenían un estilo un estilo propio y una técnica avanzada.
Una creciente ola de interés turístico e histórico (investigaciones arqueológicas: la ciudadela de Machu Picchu fue descubierta oficialmente en 1911) fueron claves. Así como la llegada de nuevos medios de transporte. Estos estímulos visuales aportaron a su mirada artística. Chambi fue uno de los protagonistas de la denominada Escuela de Fotografía Cusqueña.
Su obra se puede clasificar en 2 grupos: uno de estilo comercial, que incluía los retratos por encargo, individuales y grupales, fotos de estudio y exteriores. Y otro como representación de su visión más curiosa y artística que incluía registro antropológico, documentalista, retratos andinos y de tradicionales del lugar. Entre estas últimas se distinguen las fotografías tomadas en Cuzco y sus vistas de restos arqueológicos. A las cuales el artista tenía un especial cariño, notable en su persistencia de este tipo de imágenes. Chambi amaba y admiraba la obra de Rembrandt de quien apreciaba particularmente la maestría en el uso de la luz. Martín Chambi no era un fotógrafo más. Pronto destacó como el mejor de Cuzco. “Su destreza técnica era insuperable” apunta Erika Billeter. No solamente era un artista dotado, curioso y amable lo cual le valdría reconocimiento rápidamente. Llegaría el día en que se calificaría su fotografía como “una de las más grandes del siglo XX.” Expuso más de 10 veces a lo largo de su vida tanto en Perú como en el mundo entero. Pero Chambi resulta mucho más relevante, su mirada impoluta hacia su pueblo desprovista de activismos yermos.
“Es arriesgado insistir demasiado en el valor testimonial de sus fotos. Ellas lo tienen, también, pero ellas lo expresan a él tanto como al medio en que vivió y atestiguan (...) que cuando se ponía detrás de una cámara se volvía un gigante, una verdadera fuerza inventora, recreadora de la vida.” Mario Vargas Llosa
Chambi fue un mensajero de sus hermanos y al difundir y divulgar su cultura la consolida. Creando imágenes de semejante belleza que no puedan ser ignoradas.
Benito Quinquela es considerado el pintor de la Boca. Sus pinturas portuarias muestran el movimiento, ánimo y rudeza de la vida diaria. Le tocó crecer y trabajar entre bolsas de carbón y eso rigió su visión artística. Pocos saben cómo comenzó su difícil camino en esta vida.
Benito Juan Martín nació en Buenos Aires 01-03-1890, fue abandonado en la Casa de Niños Expósitos, a los seis años (1896) cuando fue adoptado por Manuel Chinchella y Justina Molina, dueños de una carbonería. Adquirió el apellido de su padre "Chinchella" (Quinquela). “Mi vieja me conquistó en seguida -dicta Quinquela en su autobiografía recogida por Andrés Muñoz (1948)- y desde el primer momento encontró en mí un hijo y un aliado”. Mientras que su padre era un poco distante. En 1904 la familia se mudó a una zona donde era popular la militancia social y política, este parecía ser el camino para construir un futuro mejor. Nacían entonces los sindicatos, los gremios y los centros educativos. Comenzó a participar en la militancia política, allí aprendió y entendió que la participación tiene su rédito. Su padre pensó que si podía trabajar en política también lo podría hacer en el puerto y así fue. Desarrolló esta labor con elogiable energía pese a su contextura física. Nuestro joven Benito empezó a dibujar observando las escenas y colores del puerto, usaba técnicas intuitivas con elementos simples y como carbón sobre madera, luego desechaba sus trabajos para evitar las burlas de sus compañeros. El puerto, los barcos, las grúas, los astilleros, los colores reflejaban en el agua un mundo que él podía plasmar en simples trazos. Ensayó con distintos materiales y temas, pero volvió a su puerto. Fue de la mano de su maestro, Alfredo Lazzari, que tuvo sus primeros conocimientos técnicos en el Conservatorio Pezzini-Stiatessi. En este crecimiento artístico podemos recolectar anécdotas sobre su estancia en Córdoba, su primer taller sobre la carbonería, las peleas con su padre, sus amigos malandrines y sus diversos trabajos. La pintura sólo le permitía subsistir a base de mate y galletas marineras. En esa época vivó en un barco abandonado, fue limpia vidrios y hasta mensajero. En 1910 se presentó en una muestra de todos los alumnos del taller de Alfredo Lazzari. Benito perseguía la utopía de transformar la sociedad desde el arte, hallarle un sentido, una función al arte dentro de la compleja sociedad moderna. Sufrió menosprecios de la élite artística hacia su trabajo. Ante los rechazos para participar en el Salón Nacional, creo el Primer Salón de los Recusados. Dos años después, a los 20 años, realizó su primera exposición en la Sociedad Ligure de Mutuo Socorro y en 1919 consiguió el segundo premio en el Salón Nacional. Entonces comenzó su carrera artística. Su prestigio se acrecentó en gran manera, pero él se mantuvo siempre firme y fiel a su estilo y a sus temas: los puertos, los barcos, el carbón, el trabajo y la vida de aquel barrio que estaba grabado en lo más profundo de su corazón.
Hace apenas unos días se celebró en nuestro país el día de la madre. El origen de esta celebración cambia en cada país. Las primeras galas se remontan a la antigua Grecia, donde honraba a Gea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
Los cristianos transformaron estas celebraciones en un homenaje a la Virgen María. A lo largo de la historia, el arte se encargó de retratar la maternidad en cada contexto. Probablemente en la mayoría de los casos haya un idilio de dulzura y serenidad, una especie de coloquio amoroso que empañe estas escenas. Por suerte el arte no se sienta simplemente a descansar en el trillado elogio y hoy podemos ver imágenes tanto tiernas como furiosas, apresuradas, lentas, crudas, angustiantes, mágicas y necesarias. El celebrar cualquier figura materna que esté nuestras vidas se remonta a muchos siglos atrás, cuando se homenajeaba a la madre como símbolo de fertilidad y vida. Este es el caso de la venus paleolíticas. Estas estatuillas femeninas datadas en el Paleolítico Superior (con el abdomen, la vulva, las nalgas y las mamas extremadamente grandes) eran utilizadas en rituales, para garantizar la supervivencia del clan. En el antiguo Egipto, la fecundidad de la mujer también era de vital importancia.
Se encontraron numerosas esculturas y pinturas que mostraban la gestación, el parto y la lactancia como divinidades. Pero a diferencia de lo que se cree comúnmente estas sociedades prehistóricas era mucho más igualitaria que la sociedad moderna.
Durante siglos la imagen de la maternidad era de carácter religioso. Con el surgimiento de las vanguardias artísticas, las maternidades son retratadas de manera enternecedora, realizadas en mayor parte por autores masculinos. En el siglo XIX, las mujeres van ganando protagonismo en el mundo del arte y comienza una visión más realista. El feminismo reivindica el rol de la mujer y artistas como Frida Kahlo, Remedios Varo, cuestionan esas representaciones como espacios de identidad femenina. Esto conduce a una representación más real y fuerte poniendo en evidencia como formas de arte tradicionales arrinconan el rol de la mujer como madres y únicas cuidadoras. Mientras que crecen los métodos menos ortodoxos como el arte escénico, el arte conceptual, el arte corporal, el cine, etc. Comienzan a divulgar otros tipos de maternidades. Desde entonces han expresado el maternar desde una perspectiva más cruda y reflexiva, rompiendo el mito que idealizaba la experiencia. Una artista que toma este tema a lo largo de su obra de manera destacable fue Louise Bourgeois, junto con otros temas como la sexualidad, el psicoanálisis, el trauma, la memoria, las relaciones familiares. Sus famosas arañas simbolizan la madre. Su trabajo autobiográfico y sublimador funciona como una herramienta para luchar con sus temores. Por este motivo, en los últimos años, las obras realizadas sobre este tema son de lo más diversas, mostrando siempre el intenso y determinante del proceso de la maternidad.
El arte abstracto es una forma de expresión principalmente de las artes plásticas (pintura y escultura) que se diferencia del arte figurativo porque en lugar de representar figuras reconocibles propone un lenguaje propio e independiente de formas, colores y líneas. En otras palabras, el arte abstracto explora las formas que no son una copia de la realidad y proponen obras mucho más libres, cuya interpretación queda a cargo del espectador. Este estilo nació a inicios del siglo XX. El hecho histórico que sin duda cambió el rumbo del arte fue la invención de la cámara fotográfica. El arte ya no necesitaba copiar la realidad. Lejos de volverse obsoleto, el arte cual si fuera un ente se sintió libre de buscar su esencia.
Los primeros pasos por la exploración en lo que luego deriva en la abstracción se le atribuyen a artistas como James McNeill Whistler quien en su pintura Nocturne in Black and Gold: The falling Rocket, («Nocturno en negro y oro: el cohete que cae» 1872) le dio mayor importancia a en la representación visual total de la obra que en la representación de los objetos. Entre los primeros ejecutores o “padres de la abstracción” se encuentran los pintores Vasili Kandinski, Robert Deaunay, Kazmir Málevich, Piet Mondrian, Mark Rothko, Jackson Pollock, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez, Gerhard Richter y Joan Miró. Además los escultores Marcel Duchamp, Aexander Calder y Jean Arp. Los libros de Historia del arte dejaron de lado a Artistas como Hilda Af Klint que en 1906 ya había realizado obras abstractas.
Los abstraccionistas buscaban dejar atrás lo reconocible de las formas y perseguir el “arte puro”. La pintura abstracta es buscar la esencia del color y de la forma. La representación de sentimientos, de sonidos, etc. evocando el uso de los colores, las formas puras o pregnantes y/o líneas de una manera mucho más intuitiva y primaria. Mientras que en el arte figurativo está supeditados a una forma concreta, en la abstracción la esencia es el color y la forma.
Según "Arte Abstracto" de María Estela Raffino, a pesar de que el arte abstracto engloba una cantidad importante de tendencias, propuestas y estilos, pueden resumirse sus características en: - Una gran consciencia de las formas y los colores, utilizados a voluntad para escapar de la realidad concreta. - Las esculturas abstractas se apoyan en el principio de la tridimensionalidad y en la geometría, a veces dándole protagonismo al color. - Las pinturas abstractas proponen un lenguaje propio de forma, color y línea cuyas reglas pertenecen al artista. - Las obras abstractas exigen del espectador que se aproxime a ellas de modo intuitivo, menos tradicional.
El arte abstracto rompió con la necesidad de representar objetos concretos, dando cabida a los pensamientos y las nociones mentales más difusas. Algunas proximidades que el arte abstracto tenía con la música proporcionan un ejemplo de una forma de arte que usa los elementos abstractos del sonido y las divisiones del tiempo.
¿Saber que un artista admirado está vinculado con un caso de abuso, acoso, maltrato o discriminación nos permite seguir admirando su obra? Primero debemos definir qué es eso de separar la obra del artista. Es la posibilidad valorar la obra sin tener en cuenta la persona que la realizó, dejando de lado su ideología social y política y sin hacer una evaluación moral de la misma. Pero entonces de esto se dispara otra pregunta ¿la obra vale por si misma o vale el artista? Pensemos en las películas, libros, series que consumimos. ¿Sería lo mismo un cuadro de Jackson Pollock si no fuera un Pollock?
Pero esta introversión me lleva directamente a reflexionar sobre un término relativamente nuevo, la cultura de la cancelación, el dejar de consumir, seguir, ver o bloquear a alguien.
Ya hace un tiempo empezaron a surgir denuncias hacia personalidades del espectáculo, quienes creyeron que la fama serviría como escudo ante la justicia. Woody Allen, Roman Polanski, Louis-Ferdinand Céline, Michael Jackson, Paul Gauguin son algunos ejemplos. En un mundo donde la cultura de los abusos estaba totalmente naturalizada, el consumidor comienza a comprender que tiene el control de lo que consume.
Durante años consumimos como cultura lo que nos enseñó a odiar nuestros cuerpos, a reírnos del quién es distintx, a ceder frente a la presión social, a pertenecer a cualquier precio, etc. ¿Consumir entonces a un artista sabiendo que es un abusador o que hizo apología a aquello que dañó nuestra mente y alma o decir basta a esta situación? Acá quiero hacer una pausa y distinguir varios conceptos. No es lo mismo cancelar a una artista que cometió un delito que otrx que simplemente expresó su ideología.
Hace poco se planteó un debate con respecto a un pintor francés que fue un consumado pedófilo. Paul Gauguin (1848-1903) pasó los últimos 12 años de su vida en la isla polinesia de Hiva Oa, “cohabitando con niñas y adolescentes, engendrando chicos, y produciendo algunas de sus obras más conocidas” esto se cuestionó a pesar de que Gauguin “revolucionó el retrato”. Pero en una época de alta sensibilidad pública hacia cuestiones de género, raza y colonialismo hay museos que están reevaluando el legado del artista”, Gauguin “ha tenido sexo con chicas adolescentes y llamó 'salvajes' a los polinesios que pintaba”, recuerda un artículo de New York Times.
Lo más interesante me resulta como el público de a poco va comprendiendo que somos los consumidores los que hacemos a la industria y eso conlleva una responsabilidad. Nuestro consumo cultural también nos hace lo que somos y es doloroso cuando alguien que admiramos muestra una faceta que repudiamos. Duele darnos cuenta que esa canción que hasta ayer bailamos y cantamos a los gritos hace apología a un abuso, acoso o peor. Separar la obra del artista también es un tema político y fundamental ya que la sociedad está cambiando lo suficiente como para dejar de encubrir abusadores y eso no puede ser negativo, por más que le pese a la industria.
Imagen: "La alegría de vivir"
Cuadro pintado en 1906 por Henri Matisse.
Título original Le bonheur de vivre.
Cuando hablamos del arte comprometido con lo social, nos referimos a una cruzada emprendida por el artista para colaborar mediante su arte al cambio de conciencia social. El sensibilizar al espectador llamando su atención sobre situaciones disruptivas e impulsando a practicar un pensamiento crítico y que asuma una responsabilidad social. Este término popularizado por los filósofos existencialistas significa amalgamar una proposición filosófica con la práctica de la misma con las consecuencias morales y sociales que implica. De esta forma, el compromiso es inherente a la experiencia artística e incluye el aspecto normativo y fáctico.
Si a vanguardia nos referimos, son obras experimentales que representan un empuje de los límites. En la primera mitad del siglo XX las grandes tensiones entre las potencias europeas generaron una gran persecución política hacia los artistas, gracias a la primera guerra mundial. Los artistas ya se habían dividido entre futuristas entusiasmados con su estilo provocativo, colores osados y pinceladas rápidas; dadaístas abrazados a lo ilógico con un toque cínico y los expresionistas intuitivos, defendiendo la deformación de la realidad para expresar un arte personal. Tras los años 1920 (época plagada de transformaciones y progreso) el arte debía sumarse a la modernidad. En 1930 una Europa ruinosa por los regímenes instaurados convirtió a los artistas en instrumentos propagandísticos. Aunque Mussolini mismo se vanaglorió de no haber entrado nunca a un museo, pudo comprender el poder que tenía el arte y lo utilizó. El colonialismo se mostraba triunfante y hacía énfasis en la subyugación de la mujer, el totalitarismo, la xenofobia y el militarismo, esto fue absorbido por los artistas cooptados por el régimen. Disciplinados, desarrollaron un arte enfocado en exaltar un futuro prometedor y un pasado ficticio. El poder se alimentaba con imágenes fáciles en conflicto con las vanguardias. El intento por ridiculizarlas era parte de una estrategia política donde se adulaba a un público poco conocedor y justificaba el regreso del “pasado glorioso”. Se los trató a los vanguardistas de subversivos. Como ejemplo de la degradación pública, hubo una exposición de “arte degenerado” en la cual se colocó obras de arte y esculturas africanas frente a trabajos terapéuticos de quienes padecían enfermedades mentales y hasta crearon un salón “erótico” donde se expusieron bocetos y apuntes confiscados a los estudiantes de Bellas artes. Así una gran parte de la población se convenció y los artistas en contra del régimen terminaron huyendo a otros países. Resultado de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico contra los que reaccionaron con nuevas corrientes artísticas, cada vez más provocadoras. Pero con el tiempo la historia del arte olvidó fácilmente a los artistas oficiales y se quedó con las vanguardias, confirmando así el fracaso de los regímenes totalitarios en su declarada voluntad de restringir el arte.
Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros el 15 de junio de 1898. Fue un poeta y dramaturgo español. Su gran talento lo convirtió en el prosista de mayor popularidad de la literatura española del siglo xx, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo.
De pequeño sufrió una enfermedad que le impedía correr y jugar como los demás niños, pudo caminar recién a los cuatro años. Probablemente esto afectó su carácter y su agrado por lo creativo. Esas horas de juegos quietos y soledad, alimentaron la imaginación y sensibilidad artística del niño Federico.
En 1909 su familia decide mudarse a Granada. Federico cursó estudios de bachillerato, Filosofía y Letras, Derecho y Música. Entre 1919 y 1928, vivió en la Residencia de Estudiantes, de Madrid donde conoció al pintor Salvador Dalí, al cineasta Luis Buñuel y al poeta Rafael Alberti, entre otros.
Salvador Dalí y Federico García Lorca vivieron una conflictiva historia de amistad, atracción y colaboración artística e intelectual que sigue generando debates y dando lugar a libros y películas. Descripto muchas veces como “un amor erótico y trágico” tal como explicó el propio Dalí en una carta en 1986, la amistad surgió a pesar de una clara disparidad de personalidades, ideas políticas y concepción artística. La fascinación fue mutua y eso quedó plasmado en la correspondencia que intercambiaron ambos y “Los putrefactos”: proyecto de Lorca y Dalí, inconcluso y abandonado, donde se esconden algunos de los aspectos menos conocidos de la relación entre los artistas. Una especie de caricatura de una época. Este proyecto marcó el final de su vínculo, pero a su vez esta obra es fundamental en la identidad de ambos artistas y dejó semillas de lo que se gestaría como parte de su retórica artística en uno y el otro.
La obra apasionada y precisa de Lorca. Su prosa hace temblar el alma microscópica de millones de lectores en el mundo. Sus palabras pueden sonar tajantes y filosas como una daga enterrándose en la piedra o envolverte en las minúsculas partículas del rastro brillante de baba que va dejando un caracol. Lorca logró remontar métrica, rima y ritmo con su hablante lírico de ensueño trágico y rebelde. Su obra entre farsas, comedias, tragedias, poemas, por donde se extiende un dramatismo y el realismo político, inspirado en temas como el amor, la infancia y la muerte. Con su estilo fuerte y sintético, armoniza signos y símbolos, por ejemplo, la luna. A veces representa la muerte, la fecundidad, la esterilidad o la belleza. Sus metáforas antónimas de la realidad y transmiten sentimientos entremezclados, al igual que en la vida misma.
Sus posiciones antifascistas y su fama le convirtieron en una víctima fatal de la Guerra Civil española. Murió asesinado un mes después del golpe de Estado. García Lorca fue acusado de ser espía de los rusos, homosexual y republicano, tres delitos penados con la muerte. Fusilaron a Federico el 19 de agosto y lo enterraron en una fosa común en un olivar cerca de Víznar.
Por Andrea Doglia
Oswaldo Guayasamín (Quito, 1919 - Baltimore, 1999) fue un pintor, dibujante, escultor, grafista y muralista ecuatoriano.
El padre de Oswaldo era un indígena de origen quechua y su madre era mestiza. Oswaldo fue el primero de diez hijos y su condición artística se hace notar desde la infancia. A pesar de la oposición de su padre, ingresa a la Escuela de Bellas Artes de Quito. En su juventud durante una manifestación muere un gran amigo, hecho que marcará su visión. A los 23 años realiza su primera muestra individual. Su obra señala las injusticias de las cuales eran objeto los pueblos originarios, allí conviven el reclamo por una vida mejor y más justa, la historia y esperanza. Este mismo año migra a Méjico y se vuelve alumno de José Clemente Orozco, muralista mejicano. Orozco muestra en su obra gran compromiso a la hora de denunciar las injusticas de las clases marginadas, esto ejerce gran influencia en su estilo pictórico y subraya la importancia de un argumento que acompañe la obra.
Guayasamín entabla amistad con Pablo Neruda, quien lo invita a viajar para poder vivenciar aquellas situaciones que él desea plasmar en sus cuadros. Probablemente de aquí surge también la belleza de aquellos artistas que habitan la miseria y la abrazan, comprometiéndose con sus pinceles. Viaja por América Latina encontrando una sociedad indígena oprimida que vive grandes injusticias debido al sometimiento que durante siglos han ejercido sobre ellos. De este viaje surge una serie de obras Huacayñan, palabra kichwa que significa “El Camino del Llanto”. Cada una de las obras muestra el sufrimiento de los pueblos originarios utilizando una paleta de tonos ocres, tradicionales, morenas como la piel de su pueblo. En su segunda serie pictórica, “la edad de la ira” recuerda a la juventud de artista como luchador social y conmueve a los espectadores que directamente se enfrentan al gran sufrimiento de las guerras, la violencia y la injusticia social. En la tercera serie, “mientras vivo siempre te recuerdo”, Guayasamín dedica su obra a la maternidad secuestrada casi como un grito, una oración a las mujeres que desespera-damente buscan tener en sus brazos a los hijos que les ha arrebatado la violencia. Cambia la paleta oscura por una más clara como tratando de evocar una esperanza.
Ya en su madurez el artista sigue ganando premios y trabaja la pintura mural reflejando la historia de su país y del mundo, como espejos a los grandes recelos de nuestros tiempos. Su obra humanista refleja el dolor y la miseria de la humanidad. El artista nos dice que el arte no es un juego. Su pintura furiosa e irritante señala que todos tenemos sangre indígena, en nuestras venas o en nuestras manos. Reclama nuestra culpa y atención con amor como hacen los grandes pintores, dejando de lado la belleza vacía y cobarde, pintando por y para la gente, la más noble de las actitudes que puede tomar un artista.
La belleza es el resplandor de la verdad, y como que el arte es belleza, sin verdad no hay arte. Antoni Gaudí.
Por Andrea Doglia
Antoni Gaudí (1852-1926) fue un arquitecto español con un talento natural para la comprensión de la geometría y su conjunción con la naturaleza. Se destacó por su impecable técnica, optimización de materiales y el fusionar lo orgánico con lo funcional. Poseía una increíble capacidad de proyectar mentalmente sus obras. Incluso Gaudí incluía sus maquetas en el proceso creativo. Pocas veces hacía planos detallados de sus obras, realizaba una especie de “experimento” y colgaba cadenas de un tablero y a su vez agregaba pequeñas bolsas de arena para simular el peso que debía soportar cada una de estas piezas. Así comprobaba las formas de los arcos que debían tener sus construcciones (parábolas y catenarias).
Contestatario y provocador, en la universidad desafiaba constantemente a sus docentes, que no retaban su ingenio. Fue en el taller de su padre (calderero), donde llevaba años observando la construcción de formas mucho más complejas, que las bases de su conocimiento se forjaron casi de manera autodidacta. Venía de una familia trabajadora, esto condicionó su manera práctica de comprender los materiales. Para conocer a fondo el uso de la materia prima, aprendió diversos oficios con la humildad de quién abre su ventana para dejar que se cuele la luz. En su juventud en Barcelona, conoce los preceptos de Marx y a Engels, teniendo plena conciencia de los conflictos obreros que surgían en la nueva urbe y el capitalismo naciente. En medio de esta situación Gaudí insistía en la utilización de la naturaleza como modelos de arquitectura, la base de la energía del cosmos. Promueve estas ideas, para él la naturaleza es la gran maestra.
Su gran capacidad creativa hace que lo estructural y lo funcional no deje de lado lo decorativo. Amalgaman hasta el más mínimo detalle, integrando trabajos artesanales que él mismo había aprendido a realizar. Incluso introdujo técnicas innovadoras, como su famoso trencadís (cerámica reutilizada). Pero lo más abrumador no son las formas esculturales que te hacen fantasear con recorrer la inmensa columna de un dragón, la cola de una sirena o tejados que parecen a remolinos de merengue en una confitería. Si no que esto fue logrado con la cantidad óptima de material e impecable técnica.
Gaudí realizó la mayoría de su obra en Barcelona. Trágicamente a lo largo de su vida se ve acompañado por la muerte, lo cual le dio una gran fortaleza espiritual. Pero su vida social menguaba. Al salir de su taller fue atropellado por un tranvía. Su aspecto descuidado hizo que lo llevaron a un hospital donde no pudieron darle los cuidados adecuados. Al despertar Gaudí, lo reconocieron y quisieron trasladarlo a otro hospital, pero él se negó, “déjenme aquí, con los pobres”. Falleció por las lecciones que le provocó el accidente poco tiempo después. Sus restos fueron despedidos en un funeral multitudinario. Dejando inconclusa su más grande obra.
Por Andrea Doglia
El arte se inició junto con el hombre. Se podría decir que es una auténtica expresión del ser humano, ya que nace desde su necesidad y su capacidad de crear. Las primeras manifestaciones se remontan al año 40.000 a.C.
El arte primitivo era una forma de relacionarse con el mundo y la imperiosa necesidad de poseer la naturaleza; inmensa e inexplicable, amenazante y pavorosa. Para que el arte exista no basta con que el producto, sino que hizo falta una cuota de fe. Esta expresión era una visión sensible del mundo imaginario o real a través del arte.
Las pinturas más antiguas llamadas parietales o rupestres fueron realizadas en cuevas, donde habitaba el hombre primitivo. Pero me resulta mejor plantearlo como un interrogante, el por qué. Obviamente no eran una decoración o una necesidad de expresión como la que tienen los humanos hoy en día, sino que cumplían una función mágico religiosa. ¿Qué significa esto? Que la realización de los dibujos en piedra, las esculturas, la cerámica y hasta la arquitectura nacieron frente a la imperiosa necesidad de la elevación espiritual. El cultivar sus almas y encomendarse algo superior, algo mágico. Y esa era justamente la función del arte en este período, formaba parte de los rituales realizados por un chamán y líder del clan. Entonces el arte era una expresión de deseo y la realización de la magia a la vez. Y de aquí se desprende todo el análisis de su forma. No solo las pinturas se encontraban en las grutas, sino que solían estar en rincones más recónditos de las mismas, aprovechando el relieve de las piedras para dar sensación de volumen. Se mezclaban las figuras de animales siendo atravesados por lanzas y deidades. Los ocre, pardo, rojo y negro daban forma a las figuras para favorecer la caza.
Mientras que la escultura más antigua data de finales del paleolítico superior y se trata de pequeñas figuras femeninas de forma romboidal, con rasgos humanoides apenas destacados, pero acentuando las caderas y el vientre abultado que seguramente fueron creados para proporcionar fertilidad y así garantizar la supervivencia del clan.
La cerámica aparece ya mucho después, en el período neolítico. Platos y cuencos con decoraciones realizadas por incisión o relieve. Con pinturas en diseños geométricos y espiralados.
Si hablamos de arquitectura, las primeras construcciones corresponden al período neolítico. Se componían de grandes bloques de piedra que variaban entra los dólmenes (construcciones funerarias) y los menhires que eran diedras clavadas verticalmente agrupadas, a veces en línea y otras en círculo. Stonehenge es un monumento de inmensa popularidad. Su diámetro es de poco más de 100 metros y se calcula que haya sido construido entre los años 3100 y 1600 a.C., final del Neolítico y el comienzo de la Edad de Bronce. Su jerarquía se debe a los interrogantes que despierta, especialmente por lo complejo de su arquitectura. Excede los límites de los conocimientos que tenemos hoy en día de esta manifestación artística.
Por Andrea Doglia
La William C es una banda de cumbia fusión oriunda de Hurlingham. Este proyecto comenzó a gestarse en 2016 y recientemente finalizaron su primera gira por la costa atlántica. Latinoamérica baila cumbia, desde la Patagonia hasta el norte de México, es el ritmo más difundido y hace 70 años viene viajando de la mano de lo marginal. Trayendo alegría a aquellos lugares donde es difícil encontrarla. Estos amigos se reunieron con la excusa de hacer un taller de percusión, un día cualquiera alguien llevó una guitarra y comenzaron a sonar las cumbias. Así germinó este proyecto autogestivo y cooperativo. De entre los géneros musicales que se acariciaron en los primeros ensayos, sonaron batucada y candombes pero fue la cumbia la que arrebató sus musas para formar la William C.
La cumbia es un ritmo tradicional colombiano. Sus raíces provienen principalmente de la música indígena y africana, producto del mestizaje cultural. Zamba con un soplo de fusión entre la melancólica flauta indígena y la impetuosa resonancia del tambor africano. Este ritmo popular fue mutando según la cultura local, Hurlingham no fue la excepción. Sumando instrumentos no tradicionales como charango, saxo, trombón y teclado crearon su estilo propio. Pero lo percusivo permaneció fiel a su identidad cumbiera. Con las influencias que aportó cada integrante la William C se agregó ritmo de rock, murga, jazz y rap. El repertorio fue progresando y nacieron sus primeros temas propios, como “la jarra” y “la florcita”. En sus comienzos fueron “el Frente Cumbiero de Villa Alemania” y “Hasta la ouija”. En su primer show el repertorio era tan acotado que tocaron su canción más popular 4 veces e hicieron el resto de sus canciones por segunda vez a pedido del público que no podía dejar de bailar. El primer boceto de su tema original “la jarra” surgió esa misma noche de manera colectiva cuando se preparaban para salir al escenario.
Fue durante este verano que el grupo concretó su primera gira de manera totalmente independiente. Una gacetilla, innumerable cantidad de mails y llamados telefónicos lograron conseguir lugares donde tocar. Entonces se sumó a la banda el sonidista, Martín Yamevo, quien aportó el equipo necesario para la gira. Iniciaron con sólo 4 fechas programadas y terminaron con más de 15 presentaciones en un lapso de 15 días. El público amigo, familia y colaboradores como Vera y Sonia Concilio, Diego Correa y Brian Guigón inspiran a esta banda de cumbia rejuvenecida. Esto no fue casual, una estética cuidada y la temática de sus canciones apuntan a un público diverso que constantemente se multiplica. “Acariciar la fama”, describen los chicos a ese sentimiento cuando salen tocar por la playa, los clubes o las plazas con sus camisas floreadas. “La gente paraba la oreja, levantaba la cabeza y hacía palmas”. El ritmo de fiesta popular, el recuerdo de los paisajes donde voy pintando historias tienen una música de fondo, dicen por ahí que bailando cumbia se amanece.
Por Andrea Doglia
El sábado 16 de noviembre se estrenó en el teatro del Centro Cívico Cosmopolita de Hurlingham la obra teatral “Desde Paso Morales hasta acá” escrita e interpretada por el grupo de teatro comunitario MEREQUETENGUES de Hurlingham. La historia del Pago de las Conchas va realizando un recorrido histórico de nuestra cuidad y su crecimiento desde la creación del Hurlingham Club, fundado en las tierras de John Ravenscroft para encontrarse con sus compatriotas en 1885. Este lugar se llamaría Hurlingham como su club homónimo en Londres y allí situamos el comienzo de nuestra aventura. La gestación de los clubes barriales, los cambios en nuestra arquitectura, urbanismo e industria modificaron la vida de sus pobladores, marcaron un antes y un después en la construcción de nuestra comunidad, donde los protagonistas son siempre los vecinos. Este grupo de actores amateur dirigidos por Mora Gabaroni y Costanza Ferrer comenzó a gestar la obra en el 2014 y cuenta con un elenco de más de 20 artistas, músicos en vivo, una escenografía impecable realizada por los artistas locales Gabriel Sanchez, Julieta Sañudo y Victoria Boccasinni, y la colaboración de un equipo integral de asesores, diseñadores, productores y vecinos.
¿Pero qué es el teatro comunitario? Es una expresión artística realizada desde la comunidad y para la comunidad, donde los vecinos se convierten en responsables de contar su propia historia. La identidad y memoria de la sociedad se plasma en una obra donde nos identificamos con la crónica que es el relato colectivo. Bajo el precepto de que no importa de dónde seas oriundo, la historia te atraviesa y te forma. Esta mirada lejos de los manuales y los museos rompe las barreras a las que estamos acostumbrados. Tanto en el teatro como en la hagiografía de nuestra nación, solemos sentirnos simples espectadores, pero este género teatral nos deja del otro lado: personas de todas las edades se reunen sobre el escenario y se unen como comunidad. Desde una noción inclusiva y participativa del arte, más amplia a la que estamos acostumbrados, brinda la posibilidad de cuestionar de cerca nuestro propio barrio, tomando la licencia de vivirlo desde adentro. Como parte de la voluntad colectiva de comunicarse, el arte es agente de transformación social con la convicción de que el desarollo creativo nos da la oportunidad de mirarnos de otra manera. Es autoconvocado y autogestivo, y su búsqueda estétíca aborda tanto la comedia como la tragedia, lo póetico de lo colectivo. La expresión artística permite desarrollar un verdadero crecimiento personal que a su vez genera modificaciones en la comunidad. La cultura popular es la que gesta la creatividad del pueblo, al contrario de las habituales actividades promovidas por nuestra realidad neoliberal que suelen estimular el individualismo y la competencia. En cada plaza, en cada escuela, club barrial, o centro cultural, los vecinos pueden reunirse y actuar.
Por Andrea Doglia
En estos momentos de confinamiento llegamos a sentirnos aburridos, desa-nimados o apesadumbrados. El arte terapia puede ser una herramienta para desarrollar la creatividad y evadir el tedio. Además de ser una manera positiva de cuidar la salud mental y emocional.
El arte terapia es una alternativa en la que, a diferencia de una tradicional, se emplea como principal método de comunicación la creación artística. El proceso creativo sirve para la exploración de los sentimientos y la resolución de los conflictos.
El proceso creativo ayuda a liberar la expresividad, efectuar cambios y resolver conflictos. A su vez, nos permite desarrollar habilidades, elevar nuestra autoestima y autoconciencia, mejora la comunicación, la flexibilidad cognitiva y la focalización de la atención. Transformando, reviviendo y sublimando experiencias para poder sanarlas. Beneficia la catarsis estimulando las emociones contenidas, por medio del arte. Ayudando a proyectar el mundo interno por un medio tangible. Explorando más allá de lo evidente, ayudando a darse cuenta.
El arte terapéutico no solo es para niños, quienes tienen un lenguaje más limitado para pronunciar sus sentimientos. Expresarse mediante ejercicios artísticos les resulta más natural y liberador. Sabemos entonces de la importancia del proceso artístico en la infancia. Pero qué pasa cuando vamos creciendo. Ya en la adolescencia se comienza a ejercer un control más riguroso de la motricidad y las técnicas desarrolladas, el dibujo se estructura. Va perdiendo esa espontaneidad y particularidad.
En la adultez, la mayoría termina abandonado esta práctica, al menos de un modo habitual.
Sin embargo en los últimos años se comenzó a reivindicar sobre lo terapéutico al momento de colorear.
Una situación de confinamiento y reclusión social como la que hoy atravesamos puede afectar nuestro ánimo. Sobre todo en una entorno donde, a las circunstancias, se le suma el miedo y la incertidumbre. Hay quienes la reclusión les afectan de una manera más profunda. Es necesario prestar atención a quienes sienten con mayor peligrosidad la pandemia. El arte también nos ayuda a observarnos, comprendernos y contenernos los unos a los otros. La estadía dentro de nuestro propio hogar, con la familia nuclear o en soledad nos hace padecer reacciones que se veían atenuadas en otras circunstancias.
El miedo es una sensación natural y hay que validar que esa es una emoción esperable. Hay que estar atento para saber cuándo esto es difíciles de controlar. Y eso parte de un autoconocimiento con respecto a la intensidad de nuestras emociones. Observar y escuchar a conciencia. Situaciones traumáticas e intensas nos llevan a paralizarnos en vez de buscar soluciones. Huir ante una situación de amenaza sería una reacción habitual.
Pero como no es posible hacerlo físicamente, pongámonos frente a la emoción, que nuestra mente viaje. Canalicemos la rabia y el tedio reconociéndonos como almas creativas.
Por Andrea Doglia
Tarsila do Amaral
(1886 - 1973) fue la pintora brasileña más re-presentativa del movimiento modernista de su país, la antropofagia cultural, el cual plantea una corriente del modernismo brasileño a partir de la segunda década del siglo XX.
De la asimilación simbólica, de la cultura occidental, es la incorporación de la otredad, en este caso la cultura del conquistador, a través de la metáfora del comer.
La cultura brasileña, gracias a máxima exponente, Tarsila do Amaral popularizó este movimiento artístico y lo convirtió en patrimonio fundamental de su país. Su excepcional obra, en la que el cubismo se mezcla con imágenes primitivas brasileñas explotando en vivos colores, la han convertido en el principal estandarte del arte brasileño; pero también en un icono popular, gracias a las películas y series de televisión que se han producido acerca de ella.
En su cuadro “Abaporu” de 1928 Tarcila inauguró el Movimiento antropofágico en los artistas plásticos de su país. “Quiero ser la pintora de mi país,” escribió Tarsila en una carta a su familia en 1923.
La artista procedía de una familia perteneciente a una clase social aburguesada que desalentaba a las mujeres a continuar su educación. Brasil era en ese momento un país poscolonial que buscaba su propia identidad.
Tarsila comienza a trabajar en el taller del escultor sueco William Zadig y en los años siguientes estudió dibujo y pintura con el maestro académico Pedro Alexandrino y más tarde con el artista alemán George Elpons. Pero no fue hasta los años 20, cuando emprendió varios viajes entre São Paulo y París, que se sumergió en la vanguardia europea y comenzó a construir una red artística intercontinental, desarrolló técnicas influenciadas por el cubismo. La inquietud por representar a su país y un lenguaje visual prácticamente sin precedentes en pintura y dibujo, convirtiéndose en la pionera del modernismo en Sudamérica.
De vuelta a Brasil formó el llamado Grupo de los Cinco, que defendía las ideas de la Semana de Arte Moderno y se colocó al frente del movimiento modernista en el país. Su objetivo es la liberación de la dependencia intelectual de Europa proveniente de la época de la conquista. Esta forma de vanguardia amalgama lo mejor de las nuevas corrientes artísticas europeas con una mirada sincera a los orígenes brasileños, a la esencia propia de su pueblo. Mezclando elementos tan dispares como el cubismo y el tropicalismo, la pródiga vegetación y los colores vivos y alusivos a la bandera del Brasil. Cargando de simbolismo y fantasía las composiciones de sus obras.
En 1926 realizó su primera exposición individual, en la Galería Percier, en París. Entonces, sus obras adquirieron fuertes características primitivistas y nativistas. En 1933, pasó a desarrollar una pintura más conectada a temas sociales. Continúo trabajando muchos años y nunca dejó de buscar el arte que fuera la voz de su tierra. La liberación alegórica en formas y símbolos pintados por Tarcila.
Por Andrea Doglia
Xul Solar nació el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando (Buenos Aires) y su personalidad polifacética lo distinguió de entre los otros artistas de su época. Este filólogo, políglota, astrólogo, inventor y pintor fue un inquieto y particular artista. Fue en 1913 donde comienza un viaje que cambiaría el rumbo de su vida para siempre. Viajó en un barco de carga hacia Oriente pero terminó desembarcado en un pueblo Mediterráneo. Pasó por Francia, Inglaterra, Alemania e Italia. La primera guerra mundial, su amistad con Emilio Petorutti y muestras pictóricas con artistas reconocidos dieron rumbo a la obra de este artista. En 1924 vuelve a la Argentina y en 1946 se casa con Micaela Cardenas. Allí comenzó a estudiar de manera paciente y silenciosa las religiones y la filosofía, con fuertes inclinaciones hacia la astrología. Su inquietud revela el sentido de la armonía universal y la unidad del cosmos. El curso del universo y la vida humana. El macrocosmos y el microcosmos como núcleo de todo principio religioso. Xul Solar desafía permanente la realidad cotidiana oponiéndose a un mundo limitado. Su profundo amor por su familia y amigos, el semejante, el otro lo unía a los demás, denotaba su bondad y modestia e hizo que todos aquellos que lo conocieron lo describieran como un amigo entrañable, un excéntrico amable. Si bien su pintura fue bien recibida por las críticas no llegó a ser popular entre sus contemporáneos. Estaba por fuera de cualquier límite de calificación. Al examinar un mundo que era aceptado y representaba todo lo que para él era inaceptable, su obra fue el reflejo de un trabajo íntimo. La búsqueda del dominio de su propio mundo espiritual. La no aceptación de los límites de la realidad empírica y las propuestas pictóricas del artista reflejaron la esencia de su obra. No se puede apreciar una obra de Xul Solar sin contemplar su alma. Sus pinturas plagadas de simbología religiosa y palabras significativas. La figura humana misma adquiere un significado simbólico al prefigurar lo que ya existe en la creación. La figura de la serpiente, representación en todas las religiones y filosofías como las fuerzas primitivas, aparece casi obsesivamente en su obra. El color, la transparencia, la línea y la forma no buscan un simple efecto visual si no que tienen una repercusión más honda. Cargadas de un sentido mítico religioso. El artista que trabajó en pequeños formatos, utilizó acuarelas, témpera y muy poco óleos. Si bien su obra conservó siempre ciertas características esenciales. Se manifiesta en 3 períodos que no representan diferencias de contenidos si no de una ruptura con las formas o expresiones anteriores. Como artista fue un poeta visual que utilizó la imagen como fuerza comunicativa. Quiso dar una explicación esotérica a este mundo. El presente absoluto no era para él más que la encarnación del tiempo de vivir del hombre. Falleció en el delta del Tigre el 9 de abril de 1963.
Por Andrea Doglia
La psicología del color es un campo de estudio que está dirigido a analizar el efecto del color en la percepción y la conducta humana. Tiene muchas aplicaciones y seguramente una de las más conocidas sea el marketing.
Desde tiempos inmemorables el arte también a utilizado los colores como elemento simbólico, de referencia o ambientación, así como el diseño, la arquitectura, la moda, la señalética y la publicidad .
El precursor de la psicología del color fue el poeta y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) que en su tratado “Teoría del color”, propuso que el color, depende también de nuestra percepción, en la que se halla involucrado el cerebro y el sentido de la vista. De acuerdo con la teoría de Goethe, lo que vemos de un objeto no depende solamente de la materia; tampoco de la luz, como plantea Newton, sino que incluye a una tercera condición que es percepción del objeto. Así es la subjetividad implícita en esta concepción se comenzó a estudiar y categorizar.
Los colores tienen variadas interpretaciones y significados en cada cultura y contexto. Por ejemplo culturas antiguas hicieron del azul un color relacionado con la divinidad. Los egipcios lo ligaron con la "verdad", por lo tanto con sus dioses. En el Bizancio se lo relacionó con el color propio de Dios. Para Pablo Picasso el color azul estaba ligado íntimamente con la tristeza. Mientras que en la actualidad el color azul se relaciona más con la seriedad, el saber y la veracidad. ¿De aquí surgirá que es el color favorito de los trajes?
El color influye en el estado de ánimo y los creativos dominan hábilmente este campo. Las empresas cuando diseñan sus logros y toman en cuenta los colores que van a emplear, la decoración de un espacio o un empaque influyen directamente en nuestra percepción del mismo y nuestras decisiones de consumo. Dicen por ahí que “si no usas el poder del color en tu vida, él te va a utilizar a vos”. Muchas de las decisiones que tomamos día a día se ven influenciadas por el color. Nuestro cerebro es capaz de asociar y procesar formas y colores en nuestra memoria, es así que cuando vemos innumerables objetos en un color determinado nos remite automáticamente a una emoción.
Vivimos en un mundo lleno de color, pero en el arte la psicología del color no cumple esta función. En el arte remite a los colores de manera más natural, a su origen o procedencia. Basta con observar una obra de Gustav Klimt y los opulentos dorados, una obra de Degas y ese blanco etéreo de los tutus que pareciera hacer flotar con inocencia, virtud y pureza a las pequeñas bailarinas, o el verde natural, sedante y fresco de los jardines de Monet.
El color es parte fundamental de nuestras vidas, no solo habla de las emociones del artista si no que forma parte de un relato mucho más profundo de lo que podemos comprender a simple vista.
“Hay cosas en el color que surgen en mí mientras pinto, cosas grandes e intensas” decía Van Gogh. Y tenía razón.
Por Andrea Doglia
En los primeros días de noviembre el pueblo mexicano tiñe los blancos huesos de colores para honrar a sus antepasados. Diametralmente opuesto al Halloween, esta celebración no habla de jugar con los miedos, sino de volver a reunirse con nuestros antepasados; legado ancestral de la culturas prehispánicas. Ante semejante despliegue de color y emotividad, el arte no podía permanecer indiferente, así nacieron los alebrijes.
El día de muertos se popularizó a partir de la película “Coco” de Disney Pixar. Allí aparecen los alebrijes, criaturas alucinantes que guían y protegen a cada difunto.
El artista a quién se le adjudica su invención es Pedro Linares López, cartonero de oficio. Cuentan que cuando él tenía 30 años, se enfermó y perdió la conciencia cayendo en un profundo sueño que le revelaría unas criaturas extrañas cambiando su destino. Enfermo y sin atención médica, inconsciente, soñaba con un lugar excepcional, un bosque. Sentía que todo estaba en calma, no experimentaba dolor alguno. De repente, los animales se convirtieron en criaturas extrañas, parecían mezclar su morfología entre sí. Don Pedro vio un burro con alas, un gallo con cuernos, un león con cabeza de perro que gritaban al unísono una sola palabra: ¡Alebrijes! Siguió caminando por un sendero, vio a un hombre y le pidió ayuda para salir de allí. El hombre le respondió que él no debía estar ahí todavía y que siguiera caminando. Pedro corrió hasta que quedó frente a una ventana estrecha por la que se escurrió, momento en el que despertó durante su propio velorio. Don Pedro estaba totalmente recuperado y quería compartir con otros lo que había visto en sus sueños, aprovechando su habilidad de cartonero, moldeó esas figuras y las pintó con colores brillantes.
A lo largo de su vida Don Pedro honró las tradiciones que había adquirido de sus ancestros y aportó una invaluable creación al arte mexicano. Realizó numerosas muestras, tanto en México como en el extranjero. Trabajó dieciséis horas diarias hasta un día antes de su muerte, el 26 de enero de 1992, a los 86 años. Hay otra versión de la creación de estas criaturas, el pintor mexicano José Antonio Gómez Rosas, tenía el encargo de realizar telones para un baile de máscaras, y le pidió a Pedro parte del trabajo. Linares le preguntó al pintor cómo hacerlo y este respondió: “toma un Judas y ponle cola y alas de murciélago”. En 1936 Linares comenzó a diseñar figuras extrañas y coloridas con alas, cuernos y colmillos. Pedro Linares recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1990 por su gran trayectoria artística. Desde el año 2007 el Museo de Arte Popular realiza el Desfile de alebrijes monumentales conocido como Noche de los alebrijes.
El paso hacia la muerte es un momento mítico que ha generado temor e incertidumbre por muchos años. La presencia de un espíritu guía frente al último viaje, al igual que en este mundo terrenal, toman la forma de los seres más puros, inocentes y fantásticos, los animales.
.
Por Andrea Doglia
La pintura de Evelyne Joyce McCrea (1905-1987) y el retrato de una joven de la tribu Xhosa. Obra representativa de la cultura africana. El arte, nuevamente testigo innegable de su propio tiempo, nos dejó el retrato de esta mujer con piel de ébano, expresión severa y mirada melancólica.
Isidanga es una palabra tomada de la lengua bantú; significa "castidad". Pero esta obra no era el retrato de una joven que llegaba al matrimonio sin haber tenido contacto sexual previo sino que habla de una mujer fuerte con la pureza de sus convicciones materializadas en una pintura. Muchas culturas otorgan la gran importancia al concepto de virginidad o castidad. Sin embargo la joven mujer africana del retrato acababa de ser madre. Aunque hay quienes comparan este retrato con “la Virgen María” a raíz del título de la obra, la pintura no retoma esa misma idea, sino todo lo contrario, alejándose del concepto púdico. El lazo banco parecido a una corbata que lleva en el cuello, es un ikhubalo, es un amuleto para las madres que amamantan. Claro que no en todas las culturas se considera el concepto de castidad de la misma manera. La mayoría de las culturas occidentalizadas plantean una relación entre religión y sexualidad que implica una moral sexual conservadora. Mientras que hay otra mirada que plantea la castidad como la integridad de las fuerzas de amor y de vida que se han depositado en la protagonista de nuestra obra. En este caso se lo retrata como quién habla de la pureza del alma. Aunque esto pareciera ser más una sensación de la artista que un pensamiento colectivo y/o cultural de sus contemporáneos.
El turbante de tela de lana “sitafu” y su bufanda llamada “ignosha” la identifican como integrante de la tribu Xhosa. Esta tribu, a partir del siglo XIX, fue en gran parte trabajadora de la industria africana, y se involucró prontamente con los movimientos de emancipación en contra de las clases dominantes, integradas en su mayoría por británicos y holandeses. Justamente la artista Evelyne Joyce McCrea escapaba del movimiento barroco holandés y por el clasicismo inglés. Su estilo emulaba los últimos trabajos de Paul Gauguin, quien retrató la cultura nativa Polinesia con admiración y respeto. El enfoque de la artista es análogo. Mc Crear realizó esta pintura entre 1935 y 1936, época signada por una creciente ola de protestas de la población africana que fue reprimida con brutalidad por un gobierno conservador y desalmado. Los liberales de la región se rebelaron contra esto y reflejaron el proceso social en las artes y la literatura. Pinceladas en tonos rojizos, azules y terracotas, con los aloes florecidos de fondo es mucho más de lo que aparenta. Es la mirada de quienes se resistieron a un liberalismo que avaló la discriminación social y la negación de los derechos civiles.
La pintura se encuentra en La Galería Nacional Izico de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Testigo de su pueblo y su historia
Por Andrea Doglia
Mark Zajárovich Shagálov, mejor conocido como Marc Chagall (1887, Bielorrusia, Imperio Ruso - 1985, Francia) fue un artista plástico francés de familia judía lituana, nacido en Bielorrusia. De carácter optimista y sensible. Su estilo es peculiar, plagado de ideas inusuales, ambientes mágicos y mundos misteriosos. Realizó pinturas y obras de diversas disciplinas: cerámica, vitral, grabado e ilustración. Es uno de los precursores del modernismo, sus obras se encuadran en varios estilos modernos, especialmente surrealismo y cubismo. Sin embargo él nunca trabajó la abstracción y logró escapar de las vanguardias. Aunque tiene muchos elementos del cubismo, no se puede clasificar puramente como tal, debido a la temática y la utilización del simbolismo. En palabras del propio artista: "Para los cubistas, una pintura era una superficie cubierta con formas en un cierto orden. Para mí una pintura es una superficie cubierta con representaciones de cosas, donde la lógica y la ilustración no tienen importancia”.
La vida de Chagall fue interpretada más de una vez como una gran historia de amor. Amor hacia la pintura, hacia su mujer, amor hacia sí mismo (ya que él nunca dejó de hacer lo que quería). Su lucha fue incluso contra su familia ya que su madre no quería que él fuese pintor. Su padre era pescador y como judío vivía en un gueto, el cual tenía sus propios requerimientos, entre ellos el trabajo que podía desarrollar. Pero él estaba enamorado de su cultura, nunca renegó de la misma, lo que se reflejó en sus obras pobladas de temática simbólicas, en el uso del color e incluso la perspectiva (utilizando figuras de distintos tamaños) y sus composiciones donde fusiona los elementos de mayor carga emotiva de su niñez, el entorno rural, el origen y diversidad de la vida, con optimismo y entusiasmo. Aun así sus obras escapaban de lo cotidiano y al mismo tiempo lo utilizaba para hablar de cosas mucho más profundas y elevadas. Vivió la Primera y Segunda Guerra Mundial en carne propia, esta última provocó su huida a Estados Unidos en 1941, ya que fue considerado como objetivo nazi, tanto por su origen judío, como por su estilo arte considerado "degenerado" para el régimen alemán. En Estados Unidos se estableció en Nueva York, allí fue reconocido como un grande de la pintura. En la guerra y sus horrores, Chagall se aleja tanto de la realidad con su magia y lírica que es considerado “el más poeta de los pintores”.
Finalmente se convirtió en un pintor de referencia a nivel mundial. Durante su vida exponía sus obras y disfrutaba de una vida cómoda de reconocimiento. En 1948 vuelve definitivamente a Francia donde se asentó en Costa Azul, Niza, y vivió hasta sus últimos días.
Por Andrea Doglia
Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Monfa (1864 -1901), conocido como Toulouse-Lautrec, fue un pintor y cartelista francés, que destacó por la representación de la vida nocturna parisina de finales del siglo XIX.
Nació en el castillo de Albi en el seno de una familia de la nobleza. En su familia, como era habitual en muchas dinastías de la antigua aristocracia, muchos matrimonios se concertaban entre parientes para evitar las divisiones territoriales y la dispersión de la fortuna. Sus progenitores, eran primos en primer grado, la endogamia condicionó su salud. Padeció una enfermedad que afectaba el desarrollo de los huesos, su constitución ósea era débil y entre mayo de 1878 y agosto de 1879 sufrió dos fracturas en los fémures de ambas piernas, que le impidieron crecer más. Fue su salud quién fijó su destino. Al no poder compartir aficiones con su padre y no encajar en los estándares hetero normativos de la época se volcó al arte desde muy temprana edad. Rápidamente encontró también su gusto por la bebida y los excesos. Fue así que estimulado por su tío fue a estudiar a París y allí se despojó de sus raíces aristocráticas y halló su voz propia. Le atraían los cantantes y comediantes, la vida nocturna y le gustaba ridiculizar la hipocresía de los poderosos. La estructura tradicional de los pintores clásicos no conformaba a Toulouse, quién se consideraba un marginado de su propia clase social y de la cuál era evitado constantemente por su aspecto. Lo cuál va forjando la rebeldía de su temperamento aunada a un humor sarcástico. Mofándose de su entorno familiar y su gusto por los excesos y la Belle Époque hacen surgir sus propias ideas sobre futuro de la pintura. A diferencia de los impresionistas Lautrec no pintaba con gran cantidad de material si no que utilizaba una técnica llamada óleo al seco, disolviendo el óleo en gran cantidad de trementina. A menudo pintaba sobre cartón porque le daba miedo que sus pinturas vivieran más que él. En 1884 su padre decide desheredarlo por su fama libertina. Así es como comienza a pintar carteles, método que estaba surgiendo en la época, para promocionar lugares bajos. Él rechaza la técnica habitual de esta época y se inspira en la estampa japonesa con grandes planos de color. T.Lautrec llegó a vender obras y fue reconocido, si bien su popularidad radicó en sus ilustraciones para revistas y carteles publicitarios más que en la pintura. Representó la noche parisina despojada de las convenciones sociales que le permitió sentirse apreciado por su talento y su persona en sí. Con la franca creencia de que el arte podía liberarlo de las condiciones médicas y sociales en las que se veía envuelto, entendía la pintura como un modo de liberación. Sabiendo los riesgos que la fragilidad de su cuerpo y su prolongado alcoholismo, contrae sífilis, que finalmente terminaría con su vida. Tras varias internaciones las condiciones extremas vencen su salud falleciendo en 1901.
Por Andrea Doglia
En esa segunda entrega les dejo un breve análisis de la obra de Toulouse-Lautrec. Dibujos, litografías y óleos que muestran su vida bohemia en París. Nos enfocaremos en los relatos del artista a través de sus obras de este mundo excéntrico que él eligió habitar.
Consciente de su aspecto, se burlaba de sí mismo y de la sociedad aristocrática que lo rechazaba.
Vivió una vida tormentosa hasta que decidió encontrar su propio lugar en el mundo. Sus modelos han llegado a nuestros días gracias a su pintura. Estos personajes marginados y rechazados con quién se sentía hermanado en su marginalidad. Muchos de ellos eran un personaje de día y revelaban su ser por las noches, o viceversa, en este universo personal de felicidad constate y desenfreno, mucho más libre y franco.
Por lo cual Toulouse Lautrec establece una relación íntima con las prostitutas que fueron también sus modelos y va a aportar una mirada humana quienes se adentraba al mundo marginal, de la “felicidad”. Detrás de este mundo de luces, existía un mundo fusco y profundo al que Toulouse no solos se aventuró a entrar si no que lo moró. Allí él se reconocía como un habitante de la fealdad, la marginalidad y la enfermedad. Podía crear belleza desde estos círculos sociales rechazados y dar luz a sus habitantes. La apariencia de las cosas, un libro de John Berger dice: “Henri de Toulouse Lautrec fue la excepción importante a esta tendencia general. Toulouse Lautrec pintó una serie de retratos de prostitutas y personajes de cabaret. Cuando los examinamos, ellos nos examinan a nosotros por mediación del pintor, se establece un reciprocidad social. Lo que nos representa no es un disfraz, como en el caso de retrato oficial, ni tampoco meras criaturas nacidas de la imaginación de pintor. Sus retratos son los únicos del siglo XIX que resultan convincentes y concluyentes. Son los retratos pictóricos en cuya única evidencia podemos creer. No sugiere el estudio del artista, si no su mundo. Un medio específico, social y complejo. Su manera excéntrica creía en la función social de sus retratos. Pintó a los artistas de cabaret por que admiraba sus actuaciones. Pinto a las prostitutas por que reconocía su utilidad.”
Él creía en la humanidad de sus modelos porque creía en la humanidad de lo que todos rechazan sabiendo que la visión oscura es porque se niega su existencia. Nadie quiere saber de este lado oscuro, después de la fiesta. Los bajos fondos de la prostitución y la necesidad. Todos quieren la belleza de arte, pero muy pocos se niegan a habitar el lado oscuro al que nos arriba. Este artista consigue convertirlo en una de las obras más bellas y humanas de la historia. Nos muestra la felicidad, pero podemos ver a alguien que mira a las personas con una profunda compasión. Esta es su gran belleza. Vivió apasionadamente su destrucción, este es su mundo y nos lo regalo íntimamente. Honesto y coherente en su visión de las cosas
Por Andrea Doglia
Siempre pensé en el arte como el lado desobediente de la historia, y aunque la tarea artística suele ser solitaria, al mismo tiempo nos guía al encuentro. Los caminos que trazan cinceles, plumas y melodías nos han conectado. Fueron esas nostalgias, desparramadas y furiosas, las que nos unieron, diría Jaime Roos. La tarea incansable del arte nos revoluciona, nos hace crecer, nos acompaña, nos transporta y nos transforma incansablemente. Este es el caso de una obra de arte literaria “La Margarita” convertida en disco en el año 1994. La maravillosa letra escrita por Mauricio Rosencof y la hermosa música de Jaime Ross han convertido a “La Margarita” en uno de mis discos favoritos. La historia de este libro de poemas nos transporta a un amor de juventud que podría transcurrir en un barrio cualquiera. Se preguntarán el porqué de escribir en el 2019 de un disco que se publicó hace 28 años. En lo personal, esta obra siempre me acarrea a un otoño, como el que ya se vislumbra a la vuelta de la esquina con el olor a barrio, amigos, futbol en la vereda, primeros días de clase. Quise compartirlo para que descubran su música y cierren los ojos, viajen a ese momento en que el mundo podía resumirse a una tarde dorada en la plaza y allí se encuentren con algo que les entibie el alma.
La Margarita fusiona jazz, tango, murga, milonga, candombe y rock con los poemas de Mauricio Rosencof escritos durante su reclusión política en un centro de detención clandestino, junto con otros nueve dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. A fines del '87 Rosencof ofreció a Jaime Roos musicalizar “El regreso del gran Tuleque”, una obra de tono murguero. De aquella usanza Roos regresaría con tres poemas de “Mi amor por la Margarita” musicalizados y así decidió darle voz a esta tierna historia contada en versos creada en un contexto de represión y muerte. Cuenta Rosencof que durante su cautiverio le pedían que escribiera a cambio de favores. “Ordena el sargento que le escriba una carta a la novia”. Así encontré el curro (...) a veces les pedía [a los milicos] que me dejaran la mina del bolígrafo y así escribí Las Margaritas. Costaba trepar los minutos todas las horas, las horas todos los días, los días todas las semanas, las semanas todos los meses, los meses todos los años. La realidad tangible no era vivible, vos no podés vivir sin ver un rostro, sin ver el sol o una estrella, sin hablar con nadie, sin leer un libro, comiendo como comíamos, entonces la realidad vivible era la de la fantasía y los recuerdos. A mí me ayudó que era escritor y en vez de dejar que los fantasmas me atraparan, los atrapaba a ellos en una estructura dramática. Bueno, la Margarita salió así". (Entrevista a M. Rosencof por Luis Bruschtein para el diario Página 12, 1998).
En los tiempos donde la tristeza nos atrapa y parece cubrirlo todo, aparecen los fantasmas. Estos pueden hundirnos o convertirse en musa y creación. Esa es otra forma de revolución, dejar que el arte nos rescate.
Por Andrea Doglia
El arte popular rebalsa de colores las calles del barrio. La vecina saca otra vez la silla a la vereda, toma un mate y sonríe cuando ve pasar algún niñx murguista con su traje de lentejuelas hecho girones. Esta noche ya no va a rezongar por los ruidos, va a convidarle un mate al que saca la basura fuera de horario y va a reír a carcajadas junto con el verdulero de la esquina cuando el hijo de “la de fondo” se pinte la cara y saque de su galera un murmullo de recuerdos para la “doña”. Esas noches en que volvemos a ser barrio gracias al carnaval.
El Carnaval trae al barrio un sistema cultural que resulta dignificante y trascendente pese a sus caracteres bufonescos. De tal modo descubre en esta gran catarsis colectiva un espejo de la condición humana donde se reflejan los signos y símbolos de la fiesta, el juego, el teatro, la manía, la terapia y la crisis presentes en un ritual que, desde el neolítico estaba vinculado con la fecundidad, la vida y la muerte. Como relata el antropólogo Daniel Vidart en su ensayo “Tiempo de carnaval”. Ahora retomemos la escena de la vecina y llevémosla al pasado, cuando los tambores inundaban las calles empedradas de candombes, pericones, cielitos, gauchos, pampas, ombúes, patios coloniales, bailes de salón, entierros y jugadores de bochas. Diversos artistas plásticos han plasmado una y otra vez este espíritu. Es así como estas escenas son evocadas en la obra de Pedro Figari Solari (1861 -1939) pintor, abogado, político, escritor y periodista uruguayo, una de las figuras más destacadas de la pintura latinoamericana, caracterizado por su estilo simple y pincelada resuelta. Con colores que recrean el pasado histórico y social de las tradiciones criollas rioplatenses. Como pintor intuitivo en su gesto y su uso de los colores vivos nos legó maravillosas obras donde se pueden observar la danza y la música en las calles coloniales.
«El alma en la nuca, el vientre altanero / Lejana, lejana la mirada de ensueño, ausente / nostálgicos de su paraíso virginal y lujoso, de fuego esplendente / se agitan convulsos, sensuales, religiosos, brutales, funerario, / en el paroxismo de un anhelo enjundioso, humano y torpe, incomprendido / que los embriaga y exalta, cautiva y domina / y hace presa en su entraña y su mente, su mente oprimida /(...) mientras las negras coquetas se bambolean (...)/ Fragmento de su poema Candombe, París, agosto de 1927.
Es así como en este febrero viajamos en el tiempo a las raíces del carnaval y su inclusión dentro de la cultura popular. Celebración pagana de lo divino, la exuberancia, el derroche que nos regala el arte y el barrio. Cada país, cada provincia, cada ciudad pone un fragmento de su alma y de su historia, unos pocos días al año se disfrazan de esos que somos abrigados al calor de los tambores y repiques para mostrar nuestro arte al mundo resuelto en un corso de barrio con alegría y carnaval.
Por Andrea Doglia
El retrato es un género figurativo nacido a través del deseo de pasar a la posteridad, una representación formal de una persona.
En la edad media se desarrolló un estilo verosímil del aspecto físico de las personas.
La simbología fue preponderante en los retratos oficiales como símbolos de poder, de religiosidad o posición social. El retrato de por si era un lujo de las clases aristocráticas o la burguesía. Pero con el paso de tiempo se popularizó. En el siglo XIX se comenzó a utilizar para recordar el rostro de alguien amado en los medallones de esa época. Más adelante fueron sustituidos por la fotografía, lo cual hizo posible la difusión de las imágenes, incluso hasta convertirse en grandes íconos.
Un retrato es un arte que va más allá de la técnica. La postura y los gestos de la persona que modela para el retrato nos ayudarán a plasmar su personalidad. El lenguaje del rostro hace de reflejo de nuestras emociones y la mímica facial pone a nuestros gestos y ademanes en juego. Estas expresan las situaciones de nuestra vida emocional y nuestro modo de comunicar con el cuerpo. El hacernos un retrato es una forma de exponernos al otro y esto se ha convertido en algo tan común que la mayoría lo hace a diario en las redes sociales. En el siglo XXI, a raíz de la masificación de las nuevas tecnologías se popularizó la selfie, a tal punto que el Diccionario Oxford la consideró la palabra del año 2013.
¿Acaso ha cambiado tan enormemente el sentido del retrato? Para la Psicología, la selfie puede constituir un mecanismo de autoafirmación donde se manifiesta cierta compulsión narcisista en el individuo, mientras que otros estudios afirman que las personas propensas a compartir su propia imagen en las redes sociales de manera constante son las más inseguras. Si bien ningún extremo es bueno, la comunicación personal se está cambiando por la virtual y subir selfies es otra forma de conectar con los demás. “La cantidad de información que aparece en una imagen es significativamente mayor que la que puede haber en un mensaje de texto , explica la doctora Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación de Psicología de los Medios de Comunicación en la Universidad de Búfalo, Nueva York.
Ya sea en la edad media donde el retrato era un documento irrefutable del rango o identidad social del individuo o en la actualidad donde el auto retrato tomo un carácter social verosímil como en aquella época., cambió la simbología, pero no el sentido y función.
El leer los contenidos iconográficos y las alegorías son propias de un momento histórico, social y cultural. El arte sigue funcionando como un eficaz medio de comunicación. ¿Estamos planteando entonces que cada selfie es una obra de arte? No, pero las imágenes, ya sean cinceladas, modeladas o fotografiadas contienen un acopio de pensamientos, sentimientos y percepciones que nos permiten acercarnos al otro más allá de las distancias de espacio y del tiempo.
Por Andrea Doglia
El Nacimiento de Jesús es uno de los principales temas que se conmemoran en el Año Litúrgico Cristiano, uno de los acontecimientos más populares que el arte plástico retrata al servicio de la religión católica. Distintas culturas separadas en tiempo o espacio tiene similitudes y una de ellas es la difusión a través de las obras de arte para condensar creencias sobrenaturales o metafísicas. No se trata de una idea original del catolicismo, el arte siempre se vinculó de manera estrecha con lo espiritual.
En la Biblia se encuentra poca información relativa al Nacimiento de Jesús. San Juan relata al principio de su evangelio como la Virgen María y José iban camino de Belén para cuando se produzco el Nacimiento del Niño. Otras fuentes para los artistas fueron los textos apócrifos que completan la poca información dada en los evangelios sobre el Nacimiento de Jesús. De ahí que los artistas se hayan inspirado abundantemente en estas versiones más detalladas y ampliamente extendidas.
Este tema ha sido retratado de diversas maneras en las artes, en las obras de grandes creadores como Rembrandt, Caravaggio, Tiziano, El Greco, entre otros. Los artistas que han abordado el tema se han popularizado por postales y calendarios.
Pero no siempre fue así. Hubo una época en la cual la magnificencia del estas obras llegaba a conmover al espectador en un profundo sentimiento de fé. En periodo renacentista y barroco de mayor auge, el nacimiento de Jesús permitió a los pintores destacarse con el trata-miento de la luz, ya que se representa habitualmente en una escena nocturna y establecer el cuerpo del Niño Jesús como un foco de luz espiritual. La innumerable cantidad de referencias simbólicas que se pueden observar en estas obras dieron pie al desarrollo de las iconografías que hoy son tan populares. Por ejemplo en el fresco situado en la Capilla Arena, en Italia, se observa en el cielo, encima del techo del pesebre, la Estrella de Belén, que condujo a los Reyes Magos, pero que Giotto pintó como un cometa, con su cabeza y cola. Los estudiosos refieren que lo anterior se debe a que el pintor observó el paso de dicho cometa en su aparición en 1301 por el cielo italiano, escena que le sirvió de modelo para la estrella de Belén.
En el período que va de finales del siglo XVI a inicios del XVII es de destacar la técnica que dan al tema dos pintores: El Veronés y El Greco. Ambos optan por alterar el punto de vista para situarlo en un plano de perspectiva.
En el Neoclasicismo que surgió en el siglo XVIII se retoma el tema con la intención de reflejar los principios intelectuales de la Ilustración en los temas cásicos.
Desde los hombres de las cavernas, pasando por los egipcios, hasta hoy en día el arte y lo espiritual van juntos. Pero la popularidad que alcanzó la festividad navideña se compone de todas las obras visuales creadas con la intención de ilustrar, suplementar y retratar en forma tangible las enseñanzas de esta religión.
Por Andrea Doglia
La ciudad siempre ha sido un problema que ha nos ocupado desde que el humano decidió asentarse formando agrupamientos estables. El inicio del pensamiento urbano se suele situar por los estudiosos en las ciudades ideales de Platón y Aristóteles. Pero la ciudad no es sólo un objeto de estudio, no puede quedar queda reducida a la legislación que asola los lugares de uso público y escinde la convivencia, el ejercer el derecho a ser. Ser artista, y más precisamente, artista callejero.
El arte callejero se define como un conjunto heterogéneo de artistas que ejercen su modo de expresión en la vía pública, creando parte de la identidad cultural. Arte sin patrones, sin pagar entradas. Con esquinas y parques como soporte. Hoy quieren reprimirlo y penalizarlo. Los artistas callejeros se manifestaron frente a la Legislatura de la Ciudad en repudio a la reforma al Código Contravencional que cercena el derecho a trabajar y expresarse libremente en la vía pública.
Enmascarado un una modificación del Código Contravencional que abarca sancionar la violencia y acoso sexual hacia la mujer, proteger del uso del espacio público, evitar ruidos molestos y castigar el acoso cibernético, el oficialismo elevó a la Legislatura porteña un proyecto de reforma donde dicho Código agiliza el trámite de multas y penalidades. Mientras que para algunos estas modificaciones buscan lograr una regulación del espacio público, para artistas se trata de un nuevo ataque a la cultura y el derecho a trabajar y expresarse en la vía pública.
“Mediante esta reforma se reforzaría el accionar de las fuerzas represivas contra los artistas callejeros. Es una medida más del plan de guerra llevado adelante por el Estado contra los trabajadores, de la mano del acuerdo con el FMI”, señalan en un comunicado los artistas callejeros.
Parece que la molestia no la causa el ruido o la libre circulación. Si no el que no se cuente con esta autorización que exigiría el gobierno ¿Lo que molesta es la libre expresión?¿ O que el Estado no se quede con una parte minúscula de los ingresos que puede percibir aquellos que trabajan en la calle?
“A la precaria situación que vivimos los artistas, se le suma la ofensiva del gobierno para cercenar aún más los lugares donde poder trabajar y ejercer un mayor control sobre la calle y el espacio público”, señalan en el comunicado donde expresan también que: De aprobarse esta modificación, el Gobierno porteño podrá considerar ¨ruido molesto¨ cualquier manifestación de música y el arte callejero. Aceptarán denuncias anónimas, “lo que es directamente darle vía libre a las fuerzas represivas para arremeter a su antojo contra los artistas que nos encontremos trabajando en plazas, peatonales o cualquier lugar público”, señalan los artistas callejeros. ¨ En pocas palabras este texto se traduce en la criminalización de la cultura y a la represión lisa y llana de los artistas callejeros y el impedimento de ejercer el derecho a trabajar
Por Andrea Doglia
“A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos. Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós.
Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia. Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla.” (Eduardo Galeano) Tengo la íntima creencia que los objetos de cerámica tienen una vibración en sintonía de quién moldeó la arcilla. No importa que tan industrializado pueda estar el proceso, la mano humana que participa deja residuos de su alma en el barro. Como Dominga y Felicidad, les quiero hablar de ellas y de sus fragmentos.
El pasado 30 de octubre se celebró el día nacional del ceramista Argentino. Fecha que conmemora a lxs obrerxs ceramistas de la fábrica Lozadur, secuestradxs y desaparecidxs. Lozadur era una fábrica cercana a la estación Boulogne, donde trabajaban más de 1200 obreros. En Noviembre de 1977, desafiando a la dictadura militar, la fábrica paró por aumento de salario. Desaparecieron 19 obreros, en su mayoría mujeres, entre ellxs Felicidad y Dominga. Recopilo entonces breves testimonios recogidos en la memoria de quienes fueron familia, amigos, vecinos y compañeros de las hermanas Crespo. He aquí sus fragmentos:
“Les decían guerrilleros, pero solo llamaban a asamblea para pedir un mango más. Dominga y Felicidad trabajaban en la fábrica cuando comenzó la dictadura. Una de ellas había nacido en España, la otra en Buenos Aires. Sus padres se vinieron a Argentina escapando de la miseria y la dictadura de Franco.”
“Marchamos a la filial N°2 en Villa Adelina para pedir la renuncia del secretario general y ahí nos mataron a un compañero, Juan Carlos.” Cuenta Ramón Villanueva en el documental “platos rotos” video realizado por los estudiantes de la ESB 24 de Del Viso, en el marco del programa Jóvenes y Memoria en Noviembre del año 2011.
“Dicen que las chicas estaban en la zona de Campo de Mayo” relata quien fue novio de Dominga. “Como pude investigué lo que había pasado a través de un militar que era un pariente lejano. Pero comenzaron a apre-tarme, igual que al novio de Felicidad. Entonces me fui unos seis meses. Dominga tenía 27 años y yo era dos años menor”. (Entrevista en Página 12, 2009).
Una vecina recuerda que Felicidad y su novio estaban construyendo una casita. “Cuando ella desapareció, el chico apoyó mucho a su familia. Hasta que lo mató la tristeza.”
Recordar a Felicidad Abadía Crespo y Dominga Abadía Crespo es homenajear a la mujer obrera que no se somete ante la adversidad, que enfrenta los momentos más duros. Y si, sólo son fragmentos, pero ese barro rebelde se une con el de los ceramistas de ahora, para seguir creando lucha.
Por Andrea Doglia
Picasso, artista de fama internacional y creador de una de las obras más famosas del mundo: El Guernica. ¿El sufrimiento de su patria inspiró a Picasso para crear su mayor obra? Pintada en 1937 por encargo para cubrir el atrio del Pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de París de ese mismo año, Picasso lo acabó en tan solo 7 semanas, reciclando incluso un lienzo que estaba destinado a un cuadro homenaje por la muerte del torero Joselito.
En plena guerra civil española, el 26 de abril de 1937 un feroz bombardeo de alemanes e italianos aliados del general Franco arrasó con Guernica en el país Vasco. Este ataque fue el primero a gran escala contra una población civil. Si analizamos esta obra en forma tradicional podemos hablar de los grises y la construcción piramidal. O de la fuerte simbología como la referencia taurina representando al fascismo, la madre con su hijo muerto en brazos como en la piedad de Miguel Angel, la mujer que entra por la ventana portadora de una luz como un guiño a la obra Pierre Paul Prud'hon y sus pinturas alegóricas.
Se muestran gran variedad de figuras femeninas representando el dolor y la muerte, referencias amadas por Picasso y que tantas veces incluyó en sus obras. Gustaba incluso de reversionar obras de sus colegas, y ese cuadro no fue a excepción.
El bombardeo ocurrió un día de mercado, el sol bañaba las calles cuando un cimbronazo hizo que los animales alborotados huyeran despavoridos. El horror, la muerte. Todo quedó en ruinas para fragmentarse y teñirse de infinitos grises. Así podría haberse gestando esta magnífica obra, pero no. Nadie cuestiona que esta obra rompe con la idea de heroísmo y no celebra la victoria, muestra piedad y respeto hacia el dolor. Sin embargo fue pintada por encargo. ¿Esto demerita el sentimiento del artista? El cuadro fue encargado por el Gobierno republicano a Picasso. Los comunistas españoles que eran los que gobernaban en nombre de la República a España e hicieron del Guernica un llamado internacional para inspirar a artistas y pensadores, entre ellos el escritor Hemingway quien escribió su famoso libro “por quien redoblan las campanas”. Todos amaron y aman a Picasso por esta obra, pero no fue creada legítimamente desde una postura política.
La capacidad del arte de trascender tiene que ver con la trasmisión del sentir de artista, Picasso pudo reflejar el dolor de un pueblo con maestría porque era un artista genial, pero no porque sentía la obligación social de denuncia. No utilizaba su fama y poder para despertar conciencias si no para demostrar su derroche de talento. Esta pintura es un testimonio y elemento central en la construcción de un alegato contra la violencia. No se le quita mérito a la obra en sí, sino al artista. Las razones de la creación de la obra no fueron legítimas, si no paradójicas. Picasso fue un gran artista, pero esta obra fue una muestra de su talento y no de su arte.
Por Andrea Doglia
En esta segunda parte de les dejo nuevas recomen-daciones fílmicas para los amantes del arte que desean adentrarse en contexto de las grandes obras maestras. No es una simple lista de películas. Es una invitación a comprender un poco más allá de la obra.
6) Sobreviviendo a Picasso/Surviving Picasso (1996)
Dirigida por James Ivory , basada en la polémica biografía de Arianna S.Huffington titulada Picasso: Creador y destructor. Narra la relación que mantuvo Pablo Picasso y Françoise Girot. Muestra como tuvo que soportar maltratos de parte artista. Si bien la película no ahonda en la obra de Picasso, muestra a un hombre despótico como seductor y carismático. Nos ayuda a comprender el porqué de su fama y su reconocimiento internacional más allá de su técnica. Película recomendable para analizar desde innumerables puntos de vista.
7) Los impresionistas/The Impressionists (2006)
Miniserie realizada por la BBC. Muestra la intimidad de la colectividad de pintores impresionistas franceses más reconocidos del siglo XIX, relatando la esencia de la corriente Impresionista. Monet, Bazille, Manet, Degas, Renoir y Cézanne inmersos en su propia realidad lírica.
8) Los Fantasmas de Goya (2006)/ La maja desnuda (1958)/ (1999)
Era infaltable en esta lista alguno de los relatos sobre la tormentosa vida de Goya. Realmente no podía escoger solo uno. Pero eso, recomiendo estas tres películas. Si bien dudo de la exactitud histórica de ambas. Estos relatos muestran a modo de romances los últimos años de la Inquisición española hasta la derrota de la ocupación francesa y la restauración de la monarquía española. Lo mejor es conocer antes la obra de Goya y estos relatos ayudan a comprender su contexto.
9) Carrignton (1995)
Basada en relación entre la pintora Dora Carrington y el escritor Lytton Strachey. L.Carrington fue una pintora surrealista y escritora inglesa nacionalizada mexicana. Ocupó un lugar en los libros de arte más por sus vínculos que por sus obras. No por falta de mérito si no por su controversial vínculo con el amor, a amistad y la sexualidad fuera de su tiempo.
10) Sin límites/ Little ashes (pequeñas cenizas»)/ La muerte de un poeta (2008)
Dirigida por Paul Morrison. Relata la relación del pintor Salvador Dalí y el poeta Federico García Lorca.
La historia comienza cuando ambos, junto a Luis Buñuel, eran estudiantes universitarios y comenzaban a desarrollar sus carreras artísticas en una España conservadora de los años veinte. Conociendo esta bella película digna de retratar el contexto de estos grandes artistas, no comprendo el título que se le dio para el público latino. “Pequeñas cenizas” hace referencia a un hermoso poema escrito por Lorca inspirado, seguramente, por la pasión que sentía por Dalí. Este relato nos deja desenfocarnos en las obras en sí y hace hincapié en su amor, su forma de vida y sus ideas políticas. Antónimos y complementos de dos mentes privilegiadas.
Por Andrea Doglia
Si yo los invitara a ver teatro de marionetas seguramente ustedes imaginaran un viaje por alta mar, con nubes de algodón de azúcar y bosques encantados donde corsarios y bandidos terminan ajusticiados por sus fechorías. Pero lejos de ese precepto naif está la inquietante obra Ilka Schönbein y su teatro físico abundante de mutaciones y objetos.
Ilka Schönbein es una es actriz, mimo, bailarina, titiritera, autora y creadora de máscaras y trajes alemana que reside en Francia. Comenzó su trabajo en Hamburgo con los gestos eurítmicos (Se conoce como euritmia al hecho de moverse de modo armonioso y buscando la belleza. Este movimiento sirve para expresar los estados de ánimo y por ello se transforma en un medio de comunicación) en una de las escuelas del espiritualista y filósofo Rudolf Steiner. Ilka Schönbein conoció a Albrecht Roser, y aprendió junto a él, durante dos años, la manipulación y la fabricación de títeres de hilo. Luego trabajó en varias pequeñas compañías alemanas. Hasta que decidió viajar y realizar espectáculos callejeros. Así creo una tragedia burlesca cuyos personajes germinan de un viejo estuche o de su propio cuerpo. El arte de Ilka Schönbein está profundamente marcado por el recuerdo del holocausto, el nombre yiddish de su compañía es en honor a el sufrimiento de todo un pueblo. El teatro Meschugge, que quiere decir loco (1992), le ha valió varios premios y reconocimientos. Sin embargo no abandona el formato alternativo por brincar a la fama. La convicción se refleja en su obra umbría como un arte que no sirve al patriarcado.
“Roi grenouille” (El rey rana) de 1998, inspirado en “La Princesse et le Crapaud” (La princesa y el sapo) de los hermanos Grimm; “Carne de mi carne”, espectáculo inspirado en “Por qué se cuece el niño en la polenta”, novela parcialmente autobiográfica de Aglaja Veteranyi; “La vieja y la bestia” Son algunos de los títulos oníricos y potentes de sus obras. Aquel que desee acercarse y maravillarse por la obra de Ilka Schönbein y sus metamorfosis los invito a ver los relatos de esta maravillosa artista en internet.
Sus fascinantes relatos narran sobre la turbación amorosa en toda su intensidad, la desesperación, a través de provocativas composiciones que crean su cuerpo y sus títeres. Abandonando todo pudor, cada cosmos de Ilka Schönbein es un retrato de las miserias humanas, que se exponen en las controversiales máscaras. La música melancólica, el color, la composición entera muestra con brava armonía la sombría violencia de mundo donde estamos inmersos. Las múltiples combinaciones de semblantes y prótesis que ha usado en sus espectáculos, el maquillaje lúgubre, el vestuario referente y simbólico es la clave de su mirada como artífice. Los alter egos de Ilka habitan este cuerpo propio y ajeno y nos dejan boquiabiertos frente a semejante despojo de caricias que nos despierta a cachetadas frente a la violencia que encarnamos en los rincones más oscuros e inhóspitos de nuestra sociedad.
Por Andrea Doglia
Los pequeños instantes de claridad absoluta y de certeza que atravesamos en nuestra vida adulta, son muchas veces impulsados por las experiencias prácticas dadas en nuestra infancia. Las perspectivas personales, la suma infinita de subjetividades que nos formaron, fueron atravesadas por esta etapa.
Muchas veces se le resta importancia a la enseñanza de arte en la educación, los procesos que se viven a través de una actividad como el dibujo, la pintura, la escultura, la danza, la música o el teatro llegan a ser vitales para el desarrollo de ser humano. Esto es fundamental en el proceso de aprendizaje: el niño aprende desde temprana edad a apreciar las cosas que lo rodean, a investigar sobre lo que ve, oye o siente, descubre y desarrolla su propio criterio para apreciar tanto producciones propias como ajenas. Este proceso de aprender, crear y apreciar la belleza es sumamente importante.
La educación artística también desarrolla la percepción y la expresión de sus emociones y sentimientos, así como poder distinguir y apreciar de los otros, crear empatía.
Algo tan poderoso y transformador como el arte no se puede definir de una única manera. Definir el concepto de arte es subjetivo, si bien es una manifestación de la actividad humana mediante la cual se plasma una interpretación de la realidad mediante recursos plásticos, sonoros o lingüísticos, el arte se puede explicar desde distintas perspectivas. Pensándolo como una herramienta educativa, está lo más alejado posible de los cuadros que cuelgan en las galerías famosas y se vende por miles de dólares. El arte no es solo propiedad de académicos, adinerados, bellos o eruditos, cuando la verdad de arte, esa capacidad creadora, es tan libre en la infancia que apenas se puede dejar de crear, manifestar, sin que nadie les pida nada. El verdadero arte es el que nos invita a seguir creando ideas, condiciones, momento y reflexiones.
No todo en el arte es objetual, sino que lo objetual es la consecuencia de un proceso creativo y empoderante.
¿Por qué entonces es fundamental el arte en la infancia? El arte estimula la curiosidad por aprender, fomenta el trabajo colectivo, favorece la creatividad y refuerza la autoestima.
Fortalece las ideas, emociones, o cualquier expresión propia de los niños como su conocimiento e interpretación de la cultura, el arte, la política o la historia, desarrollando un pensamiento crítico para la construcción de una identidad social y de un trabajo comprometido para la transformación de la realidad.
Cada arte tiene su lenguaje y modo de producción especifico, pero todas estas disciplinas acercan al niño a las experiencias que generan la conexión emocional necesaria para un aprendizaje significativo. Por eso el arte es una herramienta fundamental para la transformación social y nuestro desarrollo individual en su vida de adultos.
Por Andrea Doglia
Sin duda podemos aprender la historia del arte en libros, enciclopedias y museos. Pero la industria del cine nos ha regalado una forma más dinámica y entretenida de conocer a los grandes artistas. No siempre de manera precisa y con frecuencia romantizando situaciones dramáticas con la típica falsedad Hollywoodence. Dejando de lado las películas más taquilleras con primeras figuras y paisajes idílicos, intento dejar mi lista personal con aquellas películas y/o series que me acercaron de una manera más mundana al contexto de las maravillosas obras de arte. Sosteniendo la creencia personal que a una obra que es valuada fuera de su contexto, no se le hace justicia.
Por lo mismo les dejo la primera parte “filmoteca de las artes Visuales” y en la próxima edición podrán encontrar otras 5 películas que ningún amante de la historia del arte se puede perder.
1) Rembrandt (1936)
Rembrandt es una película británica realizada en 1936 por Alexander Korda y basada en la biografía del pintor. Si bien el film se centra en los aspectos afectivos, personales y financieros del artista, presenta una interesante reflexión sobre la complejidad humana y demuestra que su parte afectiva influyó enormemente en su técnica pictórica
2) Soberbia / The Moon and Sixpence (1943)
La película dirigida por A. Lewin se basa en la novela corta del escritor William Somerset Maugham. En ella se narra la vida del artista Paul Gauguin disimulado en la del protagonista Charles Stricklan. Un dato curioso es que el hijo del pintor, Émile Gauguin, amenazó con demandar a la compañía cinematográfica si utilizaban imagines de las obras originales de su padre en la película ya que consideraba que trataba de igualar al artista con el protagonista.
3) Loving Vincent. (2017)
Esta bellísima película biográfica animada sobre la vida del pintor Vincent Van Gogh, enfocada particularmente en las circunstancias de su muerte, es la primera película animada completamente usando pinturas.
4) Los Amantes de Montparnasse /Montparnasse 19 (1958)
Película francesa dirigida por Jacques Becker que relata la vida del artista italiano Modigliani en París. Si bien es precisa mirar esta película con un ojo crítico, ya que su estilo típico de finales de los 50 tiende a romantizar situaciones de dudosa moral. Este relato muestra como el artista fue rechazado constantemente por sus contemporáneos, viviendo en la miseria, abusando del alcohol y acompañado por la joven burguesa, Jeanne, con quien tiene un romance.
5) El Tormento y el Éxtasis/The Agony and the Ecstasy (1965)
Dirigida Carol Reed se desarrolla durante el Renacimiento italiano cuando el papa Julio II encarga al artista Miguel Ángel (Charlton Heston) los frescos para decorar las bóvedas de la capilla Sixtina
Destacable como retrata las técnicas empleadas para realizar los frescos. Está basada en la novela histórica de Irving Stone “La Agonía y el éxtasis”.
Por Andrea Doglia
Desde el pasado diciembre la ciudad de Hurlingham se convirtió en testigo involuntario de la obra de ARTISTA ACTIVO.
Para los que no los conocen, es un grupo de artistas independientes, autogestivos y autoconvocados, que sensibles ante la impunidad, la represión, el ajuste, la reforma salarial, previsional y educativa, la manipulación de la información y la injusticia, decidieron manifestarse a través el arma y herramienta que los atañe: los diferentes lenguajes artísticos. Artistas plásticxs, músicxs, fotógrafxs, bailarinxs, actorxs y poetas unidos por el concepto del arte como modo de denuncia, elementos de reflexión y transformación social.
El pasado 28 de diciembre, conocido como el día de los inocentes, realizaron una performance en un recorrido que abarcó desde la plaza Ravenscroft, pasando por la estación de Ruben Darío hasta la estación de Hurlingham (corres-pondiente a tren línea San Martín). Se representó con ironía a una cautivadora Heidi brincado alegremente por los prados mientras su compañero, un gato de traje y corbata, promulgaba sus discursos repletos de furcios, mentiras y frases hechas. Al final de cada enunciado solo se podían escuchar carcajadas. Todo parecía una broma “inocente palomita”, las promesas de campaña se convirtieron en sus opuestos. Y los ajustados, arrastrados por el feroz dúo, atrapados en un gigantesco cinturón amarillo que ajusta y ajusta hasta unirnos a todxs en una masa amorfa de gente aferrados a sus pancartas, donde enuncian sus reclamos y esas frases que dan más miedo que risa. Ese pueblo argentino anónimo atrapado en el cinturón, con sus rostros desdibujados tras las máscaras de emoticones sonrientes. Esos ajustados somxs todxs: el anonimato es un primer paso a la universalidad. La presencia de cuerpo en performance y el símbolo de denuncia desenmascaran una única verdad: no soy quien estoy siendo ahora, pero podría haberlo sido al igual que vos, al igual que ustedes.
La performance o “ArtiVismo performático” como obra presenta un concepto que enuncia, denuncia y anuncia. Se centra en el hecho y no en el objeto. Permite hacer un pasaje de lo real de las ideas, a lo real de cuerpo y provocar un impacto volviendo lo oculto en visible. Si bien existe la performance de galerías y escenarios, el artivismo performático se manifiesta okupando el espacio público y en la cotidianeidad. El objetivo consiste en inquirir y poner a prueba a quienes movilizan y caracterizan a una problemática dentro de la vida ciudadana. Las respuestas y reacciones se va dando de forma espontánea alrededor de la creac(c)ión planteada.
Estemos atentos a las nuevas acciones de ARTISTA ACTIVO. Este arte provocativo y realizador puede sorprendernos a la salida del trabajo, cuando hacemos las compras o a la vuelta de la esquina, desviando nuestra mirada del individuo cotidiano y dándonos un shock de arte y cognición.
Por Andrea Doglia
En el marco de lucha feminista que transcurrió en el mes de marzo con el paro del 8M y las marchas multitudinarias en todo el mundo, veremos como a lo largo de la historia las mujeres han sido relegadas al rol de musas, vírgenes, olimpias y reinas. Visualizar a las mujeres artistas nunca fue conveniente para el patriarcado.
Un hecho artístico tan reconocido como la invención de la abstracción según los manuales de arte se la debemos a Wassily Kandinsky. Este es aún tratado como el precursor del arte abstracto y en realidad quien primero comenzó a desarrollar un lenguaje abstracto en su obra fue Hilma Af Klint en una serie de pinturas creadas en 1906. Claro que esto no transcendió ya que H.Klint suspendió su trabajo para asistir a su madre y no pudo retomar la pintura hasta 1912. Para eso entonces su nombre ya había sido borrado de la historia.
La gran cantidad de mujeres artistas y activistas que tuvieron grandes frutos en esta lucha. Mujeres poderosas que sus logros no transcendieron y pasaron a ser nombradas sólo como la mujer de, obviando sus obras geniales y limitándose a convertirlas en material anecdótico. Estos libros y manuales a la hora de hablar de mujeres artistas no se distinguen de cualquier revista farandulera. Poco hablan de técnica, uso del color o testimonio narrativo del arte. Si no los invito a hacer prueba y verán que se sabe más de los turbulentos romances de Frida Kahlo y los engaños de su marido que de la significación y relevancia de su obra. Cuántos de nosotros no conocemos la obra de grandes artistas como Laviña Fontana que consiguió pintar a otras mujeres desnudas a pesar que esa práctica estaba mal vista y su esposo se encargaba de la casa y asistía a su mujer como ayudante. Incluso obtuvo el mecenazgo de los Buoncampagni. O de Leonor Fini, artista argentina perteneciente al surrealismo.
Poco reconocida ya que su vida no estuvo ligada a la de ningún hombre. Rechazaba el surrealismo a pesar de que sus obras pertenecían a este movimiento y no tenía buen vínculo con André Bretón porque decía que este era un misógino. Ya que su obra trató temas como el matriarcado, mujeres andrógenos y lesbianismo, no es casual que sus nombres sean poco familiares. Artistas transgresoras que con sólo escoger el oficio de artífices ya transgredían las normas sociales. Rompiendo cliches de todo tipo.
Se ha popularizado un cartel con la imagen de olimpia con cabeza de gorila la cual dice “¿tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el metropolitano”? que menos del 3% de los artistas en dicho museo son mujeres pero el 85% de los desnudos son femeninos. Claro que algunas mujeres han logrado transcender con su arte, Camille Caudel, Luisa Roldán, Louise Bourgeois solo por nombrar algunas. Pero esta sociedad sigue estando lejos de equiparar la situación de género que ya es de emergencia mundial. Y el arte, expresión sensible y sincera de las almas no está a salvo de eso.
Por Andrea Doglia
El carnaval, esa multitud disfrazada de ninfas y sátiros coronados con pimpollos de vid, con el rostro embadurnado y haciéndose los borrachos. Hoy en día se conservan algunas de las características esenciales de los ritos de los antiguos pueblos. Hace 5.000 años los sumerios se disfrazaban para pedir a los dioses que expulsaran a los malos espíritus y celebraban la fertilidad de sus tierras. En Egipto se realizaba esta celebración en honor al Apis. Los griegos festejaban a Dionisio, donde se ignoraban las clases sociales y todo el mundo era igual: los esclavos se disfrazaban para que sus amos no los pudieran reconocer. Esto llegó a los romanos como celebración a Baco y la costumbre se expandió tomando diversas identidades y caracte-rísticas de cada región.
El fuego siempre fue primordial, y lo que se quema en el final del carnaval es el mismo representado por un objeto simbólico. En el mundo del revés en el que predominaba la locura era natural que la autoridad intentara siempre abolir estos desbordes, tanto en la antigüedad como hoy en día.
En cuanto a los disfraces, la palabra disfraz procede de la voz freza= huella y la partícula negativa /dis/=borrar, quitar huellas. Es decir, el disfraz oculta el rostro de quien lo lleva dando rienda suelta a su verdadero yo.
Hay quienes siguen creyendo que el carnaval es sinónimo de descontrol. Lo sería, pero nos encontramos ante un mundo donde nada funciona como debería: medicamentos que en vez de curarnos nos mantienen vivos para mantener su gran negocio. Políticos que acceden a poder para enriquecerse a sí mismos empobreciendo a la sociedad. Medios de comunicación que en vez de informar mantienen a la gente frente a una farsa. Pero para contrarrestar todo esto está el arte incapaz de mentir. El arte sincero y testimonial, aún cuando no lo pretende. Ahí está la bofetada de colores llamada carnaval. Un artista es también quien ve en la plástica, la música, el teatro o la danza una vía para manifestar sus universos. El carnaval y su organización es un estímulo al talento emergente y a sus diferentes mani-festaciones artísticas. Los festejos de carnaval facilitan una experiencia auténtica y dinámica, que vinculan la manifestación artística con el acontecer diario, la historia barrial, lejos de la formalidad. El arte más cercano al público ávido de nuevas formas de hacer cultura. Estas iniciativas constituyen un medio eficaz para la promoción de derechos y ciudadanía, a la vez que estimulan el desarrollo de capacidades, promo-viendo procesos creativos en todo el barrio.
Les propongo ponerse en pausa en pleno festejo. Apagar el sonido de los tambores y quedarse con los colores y las líneas dibujadas en el aire por los cuerpos en movimiento. La energía de las personas cuando están en multitudes. Ese acto de rebeldía sigue siendo auténtico. Los carnavales no son para divertir a nadie. Son un acto de protesta, un hecho artístico involuntario. Ser feliz y reír es desobediencia.
Que no nos roben el carnaval.
Por Andrea Doglia
“En el régimen neoliberal le explotación ya no se produce como alienación o desrealización de sí mismo, si no como libertad, como autorealización y autooptimatización. Yo me exploto a mí mismo voluntariamente pensando que me estoy autorrealizando.” Byung-Chul Han.
Las relaciones entre el trabajo y el cine se remontan a los primeros tiempos del arte cinematográfico. Si bien el cine como espectáculo hizo que los cineastas buscaran escenarios exóticos y lejanos en el tiempo como una forma más de atraer a los espectadores, son los argumentos lo que permite a los guionistas y directores plantear reflexiones filosóficas y morales atañidas al momento y lugar en el que están viviendo, que adquieren un tinte universal cuando el tema laboral se hace presente. El trabajo, es un organizador social fundamental del sistema en el cual estamos inmersos.
Sin embargo, no debemos olvidar que si bien el cine siempre fue considerado como un arte popular para su disfrute, no fue así para su realización. La mayoría de las producciones son enunciadas desde la perspectiva del poder heteropatriarcal y occidental como vara para medir los valores y dilemas globales, ya que las productoras cinematográficas están en manos burguesas. En los años 20 con la revolución rusa, las películas soviéticas glorificaban la revolución y las masas obreras se convertirían en los protagonistas. A partir de los años 50, el desarrollo de los medios de comunicación y de la industria del cine hizo que se potencie la cultura de masas. En los 60 las cuestiones de la política internacional más reciente adquieren una especial relevancia en los medios de comunicación y todo ese interés se traslada también al cine, es el puntapié inicial para contemplar la gestación de un nuevo género: Arte social y cine como denuncia.
El cine social es un género cinematográfico que emplea el cine como medio para la visibilización de problemática social, donde se incluye tanto a películas documentales como a obras de ficción. Los realizadores que crean el cine social piensan al quehacer audiovisual como una expresión de su compromiso social. Muchas veces se muestra la huelga como una de las armas más potentes en manos de los trabajador@s, pero no el único, el arte también lo es. El cine cuando habla de trabajo, muestra amplios aspectos y facetas de cómo estructura y ordena nuestras vidas. Evidencia cómo naturalizamos la perdida de nuestra identidad, tanto así que confundimos el “trabajo de…” con “soy…”. El cine relata esta y otras problemáticas de una manera tan sencilla que facilita la lectura de estas situaciones y nos invitar a reflexionar con respecto a los derechos laborales y a realizarnos preguntas tan profundas como prácticas. Nos ayuda a formarnos y despertar empatía trayendo el maravilloso relato de lo lejano directamente a nuestras pantallas.
Offline Website Builder